Dragón Plateado se encontraba sentado con la mano en la barbilla explicandose que sucedió realmente frente a sus ojos. - Estoy seguro de lo que vi, aquí realmente hay algo raro... No me gusta como huele el ambiente.
Al levantarse Montaña yo caigo de culo al suelo debido a que estaba sobre su pecho aún.
¡Auch!
Replico, mientras llevo una mano hacia la parte baja de mi espalda a causa del impacto. Miro a Verde un poco extrañado ante su calma, sin embargo, pronto recuerdo mi propia frialdad y decido centrarme en lo que me rodea a la par que me levanto y miro a todo el mundo.
Me alegra tu salud, Cobre, así como me alegra que nuestros ojos se hayan equivocado al darte por muerto, así tendremos otro hermano para combatir. Sin embargo, eso significa que los traidores están aquí, entre nosotros. Y eso... Eso no me gusta.
Digo, fríamente, mirando a todos uno por uno, intentando vislumbrar algo en ellos. Finalmente suspiro, dándome por vencido por ahora.
La confusión en ese cónclave era mas que patente una de sus cabezas lo supo desde el primer momento en que llego, que no podrían salir hasta hallar a los culpables y por desgracia para el Bicefalo estaba entre ellos. La segunda cabeza observaba como Cobre mostrando su gran fortaleza estaba entre ellos y ni siquiera recordaba ataque alguno.
-Esto lleva mas halla de lo que nos dijeron-Dijo la derecha.
-Es cierto, esos traidores y asesinos no solo quieren nuestra riqueza, sino no estarían con nosotros intentando acabar con nosotros.
-Es evidente que no contaban con la dureza de las escamas de Cobre, pero habrá que irse con cuidado de aquí en adelante, no solo el sino todos nosotros.
-Tiene razón, pero el problema es: Si nadie ha visto nada como elegir o saber quien es...
-El culpable, de tal infamia.
Ahí que averiguarlo hermanos y pronto...
Debemos dar luz a este asunto y de eso me encargaré yo... para eso manejo los truenos y rayos...
No os preocupeis ya sabreis de lo que me refiero...
Mi cara miraba escudriñando a todos mis compañeros esperando alguna respuesta ilógica...
Observo cómo Laia evita responder a mi pregunta acerca de si se encontraba, o no, bien, de modo que desvío la mirada, comprendiendo que al parecer la lastimé más de lo esperado. Apreto los puños por la pura rabia, pero levanto la cabeza mientras con una sonrisa tranquila vuelvo a hablar.
¿A qué te refieres?
Pregunto, con cierta frialdad y un ligero matiz de curiosidad. Miro hacia Bicéfalo y Selva.
Ese es el problema, no podemos ejecutar a alguien sin pruebas, y sin que haya ningún muerto. No lo veo... Lógico. Si de mí dependiese, no ejecutaríamos a nadie hasta reunir las pruebas, pero... Esto es un consejo.
Mi voz suena algo decaída con las últimas palabras, murmurando muy bajo y apenas audible.
La decisión de una mayoría no siempre es la correcta.
- Y segun tu, que debemos hacer?
Dije mirando a blanco
Se me había olvidado responder a Adonai me vuelvo hacia él y le digo:
Tranquilo... mi piiel es ferrea como el trueno... el frio no me afecta... ni a mi ni a mis congerenes azules... espero que tras este cónclave nuestras razas se hermanen aún más ...
Plateado se acerca al Dragón Azul, la mira con una cara interrogante, una ceja levantada ya que se encontraba en su forma humana y le dice.
- Laia a que te refieres exactamente con eso? Sabes algo que nosotros no...? Dice mirandola fijamente.
No... hermano argento no se nada... pero te juro que haré lo imposible por desenmascarar a los culpables...
Miro a a todos los reunidos y les digo:
Nos han enviado aquí para terminar con un problema... al igual que nuestro hermano Blanco no quiero mancharme las manos de sangre hermana... pero si encontrar a los culpables... no se como podemos hacer esto... pero nos han enviado para encontrar al traidor o traidores y debemos hacerlo..
Plateado asiente ante las palabras de la Azul. - Coparto tus palabras hermana, y las aplaudo. Nadie quiere llegar a ese punto, pero si realmente este traidor que tanto hablan se encuentra entre nosotros, mis garras no se molestarán en ser teñidas del color de la sangre de ese que nos dió la espalda.
Miro a Laia, Latón y mi brillante hermano. Asiento lentamente mientras sonrío ténue al saber que no había dañado a Laia por accidente. Me decido a incorporarme en la conversación.
Seguro que ninguno de nosotros estará molesto en cazar al vil, o los viles, traidor o traidores, como se ha barajado por aquí, sin embargo... -y mis ojos se clavan en Latón- Debemos de ser más astutos que él o ellos. Matar cegados por la rabia y sin pruebas ni similares no nos hará mucho mejor que nuestro enemigo.
Me encojo de hombros.
Igualmente, si alguien tiene algún sospechoso... Y quiere decirlo, quizá pueda resultar convincente. No por mi parte, ya digo. Y mis garras, aunque pequeñas, no se mancillarán en un ataque irracional contra vosotros.
Sonrío, como si mi convicción fuese más que suficiente para mí.
dragón marino parece despertar, tras haberse quedado dormido entre tanta chachara, -matar? matar'??? de me despisto un momento y ya nos hemos vuelto todos locos a aplicar las antiguas tradiciones? ¿no saldrá nadie vivo hasta que que no hayan fallecido los viles?
la idea de sangre me hace rejuvenecer, jeje
pero vaya insensatez...
en cualquier caso los que mucho hablan se delatan solos, por otro lado los que no hablan aportan tan poco que lo mismo da que estén muertos...
disculpad el abandono de los últimos días me fue imposible acceder
Miro al dragón marino
----Ese comentario no ha tenido gracia.-digo rompiendo mi silencio
Hago caso omiso del revuelo que se ha montado y suspiro, pensando en el milagro de cobre.
¿Como qué me delato?
Pregunto, mirando con ingenuidad a Marino. Niego con la cabeza.
Lamento si mi hablar... Molesta. No acostumbro a tener compañía y, al fin y al cabo, soy jóven. Sin embargo, hablaré en la justa medida si es lo que deseáis, venerable.
Inclino levemente mi cabeza y guardo silencio, con media sonrisa, su comentario sobre la sangre me ha parecido tan particular como curioso. Miro de reojo a Hueso, pues al fin y al cabo, en verdad no estamos para bromear.
Muchos hablaban unos menos que otros pues parecían menos acostumbrados a hablar. Pero había uno entre todos que aun ni se había pronunciado, al menos este día, ya no recordaba todas las voces del día anterior.
-Bronce, tu aun ni siquiera has mostrado interés en este echo cual es la razon.
-Que tu silencio sea absoluto, nos inquieta.
-Al igual que la cobardía desmesurada de Montaña, pero apenas le conozco pero al menos sabemos su opinión.
-Cual es la tuya, no creo que seas mudo y si lo eres aun puedes usar la mente. Habla pues no tiene cabida alguien que se mantenga callado.
-¿No es así Negro?
Bicefalo pregunto a negro pues fue el primero en llegar al cónclave.
-Sí, querido amigo bicéfalo - digo asintiendo, pero sin ganas de intervenir.
Os pongo como anotación que el jugador que llevaba a Bronce ha tenido que ser sustituido,por eso no estaba hablando ^^
disculpadme,teneis razón, a veces los silencios dicen más que las palabras...
pero soy anciano y fuera de los mares, mi vista se nubla, por lo que apenas os veo, y solo os conozco en vuestras palabras.
vuelvo en mi pose meditabunda de mirada perdida, y al poco continuo: por lo que veo, cada cual tiene aquí sus recursos para sobrevivir, me alegro de que gracias a ello cobre siga entre los nuestros, hueso se pueda ofender de mis comentarios, y blanco se crea bajo alguna sospecha.