Partida Rol por web

La espera había acabado, y estaban a un paso de resolver sus dudas, el grupo de semidemonios, primos y hermanos, ahora se encontrarían con su historia y ellos mismos. Domino dejado atrás las abejas y todo lo demás, siguió al gato hasta aquel lugar, caminando con miedo por el pasadillo oscuro hasta que logró ver a aquella anciana, supo que lo era por su cabello cano  iluminado por la ambarina luz de su farol. El gato quedó cerca de ella, acicalándose con la indolencia de todo felino.

- bue.. buenas noches - saludó la chica, quedando de las primeras,  y sujetándose las manos, sentía pequeñas descargas eléctricas en las puntas de sus dedos, estaba demasiado nerviosa, como si estuviera a punto de descubrir una verdad terrible pero liberadora.

Al llegar al final de la escalera y ver como todos se acomodaban alrededor de la anciana, con ese gato de humo observándonos, solo me quedó como opción buscar un lugar en la sala, que me permitiera observar el lugar y el movimiento de la anciana... hace tiempo mi abuelo me enseñó que no debo juzgar el poder de las personas por parecer ancianas o vulnerables, el poder esta dentro de nosotros y se manifiesta en el momento adecuado.

veo en una esquina de la sala un lugar ideal para observar...

-Perfecto, por acá me quedaré por el momento...-

Al llegar a la sala no tengo ningún reparo en quedar en pie en todo el medio, mirando ala anciana con ojos firmes y decididos.

-¿Qué quiere? - Digo con firmeza, no le gustaba que le obligasen a seguir un camino como había ocurrido en la catedral,  y mucho menos sentirse como un títere que no puede decidir nada.

El gato con poderes nos lleva hasta una anciana que se encuentra sentada de espaldas. Esa mujer no está sentada ahí por casualidad, es posible que por fin sean respondidas algunas de nuestras preguntas. Sospecho que ella ya sabe quienes somos y tampoco necesita que nos presentemos uno a uno, así que permanezco callado, esperando a que la anciana se presente. Porqué tarda tanto? Está claro que sabe que estamos aquí.

Me quedo detrás, escuchando cómo se presentan algunos de nosotros intentando permanecer tranquilo, aunque por dentro estoy ansioso por escuchar lo que la mujer tenga que decir.

Junto a Nanuk y Cristie, subimos las escaleras persiguiendo a ese maldito gato. Y al fin se detuvo en una de las estancias de aquel lugar. Una anciana aguardaba allí, de espaldas a nosotros.

Muchos se presentaron y otros mostraron respeto cuando llegamos. Decidí observar aquel lugar

No me gusta nada....todo esto es demasiado- pensé para mí-.

Tras unos segundo de silencio y observación dije:

- Buenas noches señora-

Eko sube las escaleras no con una expresión de curiosidad como antes, si no como una de fastidio. El puto animal estaba jugando con ellos, y Bheka seguía inquieto, sus instintos caninos le decían "Atrapa al gato", más su amo podía reprimir esos deseos, aunque las ganas quedaban.

Al llegar frente a la anciana, se cruzó de brazos, esperando alguna palabra de la mujer.

Subió con todos tras el gato fantasma pensando en la carta de su maestro. El recorrido fue corto. El animal se detuvo cuando encontraron lo que parecía ser una anciana sentada de espaldas a ellos. Nekhbet no dijo nada, tenía la sensación de que las presentaciones por parte de ellos eran innecesarias, pero se había sorprendido con este encuentro. Buscó un buen ángulo y a modo de prevención apuntó a la cabeza de la anciana esperando a que se diera la vuelta.

  Dado el hecho que el próximo camino eran unas escaleras Diarmuid se quedo alejado, esperando que pasen todos apoyandose en algún lugar con los ojos cerrados. No confiaba en ellos bajo ningún concepto y tampoco confiaba en que al estar todos tan juntos sus actos reflejos no vayan a actuar creando una confrentación con alguno, poseía un área de espacio personal que cuida con recelo, algo sumamente característico en él.

  Cuando el último ya paso abre sus ojos y empieza a subir, como siempre a paso lento pero constante.

Apaciguadas, Nybras y Nyx suben los escalones lentamente detrás de la comitiva de semidemonios hasta llegar a una sala donde se encuentra una anciana junto al gato. 

La joven escucha cómo algunos se presentan o piden explicaciones. Ella se limita a escuchar en silencio, con una expresión de curiosidad juguetona en el rostro.

Se apoya sobre una columna al fondo de la sala mientras Nyx se sienta a su lado en el mismo movimiento y levanta las orejas, como esperando algo.

Yannick piensa durante unos instantes no seguir a los demás. No puede quitarse la sensación de que están siendo guiados hacia donde otra persona desea. Se plantea quedarse solo y explorar con más detenimiento el lugar.

Sin embargo, en el último momento decide seguirlos.

Viéndolos a todos con sus animales, y más con la ciega montada sobre el oso, comienza a plantearse si serán más que un circo ambulante. Desde luego, parecen tenerlo todo, desde animales exóticos a jinetes imposibles.

Cuando alcanzan a la mujer mayor acerca unos centímetros la mano a su arma. Nunca había visto nada como aquello, pero tampoco ninguna de las cosas que se le habían presentado desde que el día había comenzado. Sabía que las cosas no eran lo que parecían, y prefería estar preparado.

Le sorprendía la facilidad con la que algunos habían comenzado a hablar. Poco sabía él de legados y todo lo demás, y quizá por eso desconfiaba más que el resto, pero en cualquier caso colaborar con extraños de esa manera, y más sin saber qué clase de trucos podían ocultar, no era algo que le hiciera sentir cómodo.

De todas las cosas que podían aparecer, lo que menos esperaba era un gato. Mucho menos uno incorporeo que se podía hacer humo a su voluntad. Esto cada vez me gustaba menos. Los animales se descontrolaron al verlo, pero luego de un momento, volvieron a recobrar la paz.

Luego de eso, nos pusimos a seguir al gato. Definitivamente estaba ahí para eso, para que fueramos donde iba. No sabía si lo había mandando un aliado o un enemigo, pero por si acaso me mantuve en guardia. En cualquier momento podía aparecer algo más peligrosos que ese animal.

Finalmente llegamos a un cuarto, donde nos esperaba una anciana. Obviamente ella era la que nos trajo hasta aquí, o al menos estaba implicada. Al mismo tiempo, varios de los presentes en el grupo demandaron respuestas. Algunos de manera sutil y otros exigentes. Yo seguí callado por el momento. Una parte de mi me decía que no tenía sentido unir mi voz al griterío, eso solo causaría confusión. Otra parte me decía que debería socializar un poco más con el grupo, que para eso estaba ahí al fin y al cabo.

Finalmente decidí que hablaría, pero no en ese momento. -Más adelante me enteraré de todo.- Pensé.

Siempre alerta de lo que sucedía a mi alrededor, caminaba con calma en la dirección que el gato marcaba. Cuando vi a nuestra anfitriona, me quedé petrificada, jamás podría haberlo imaginado así. La gran Eve ante nosotros, ella nos había traído al lugar.¿Sabría algo de la muerte de mi madre? me preguntaba en mi fuero interno. Quise preguntar, pero simplemente mantuve mi silencio esperando a oír su voz

Todos esperabais tras ella, de forma inquisidora… Como un cortejo dispuesto a despedazar una presa.

Entonces giró su cuerpo y os enseño su rostro, marcado por el paso del tiempo, negado al mundo real, pues sus ojos permanecían blancos a la realidad.

En un primer momento os miró con seriedad, pero luego logró esgrimir una corta sonrisa que se acababa casi al momento de nacer.

El gato salto sobre la mesa, y empezó a miraros… ella sin necesidad de bastón ni de tocar nada a su paso, se situó tras ella evitando incluso un escalón de mármol que había al filo de la mesa.

Una vez allí comenzó a acariciar el gato, mientras ambos parecían miraros… y se dispuso a hablar:

Sería ridículo, decir en estos momentos buenos días. Así que sentiros en vuestra cas… coff coff cofff.

 Una tos violenta hacía doblarse a la anciana sobre su pecho, mientras llevaba un pañuelo a su boca

Algunos minutos pasaron acompañados de una tormentosa melodía, mientras todos permanecíais sin moveros, algunos dudabais si ayudarla. Pero finalmente se repuso, limpiando sus labios, dejando una pequeña estela de sangre sin querer.

Aclaro su voz y siguió como si nada hubiera ocurrido, mientras su voz aún parecía condolida por aquel momento:

Sentiros como en vuestra casa… Luego miro aún con mirada vacía a Valfar y dijo: Yo quisiera que este momento nunca hubiera llegado, pero tiene un tiempo.

Luego mira a Mark y dice: Mi nombre es Michelle Braxton, pero podéis llamarme Mimi… así me llamaban todos. Termina diciendo con cierto pesar mientras una de sus manos se posa sobre un gran libro de pastas antiguas, raído por el tiempo.

Bonito nombre.

Reconoce inclinándose ante ella. Mete la mano en su bolsillo y saca un pañuelo que ofrece a la anciana para limpiar la sangre.

Un placer, Michelle Braxton.

Duda por un segundo, no obstante, se decide a formular en voz alta la pregunta que, de seguro, más de uno está meditando en silencio, sin dejar de mirar en momento alguno los ojos blancos que aquella mujer representan.

¿Qué momento? No tema explayarse.

Sus fieles animales vuelven a colarse bajo las mangas.

Despacio, Cristie desciende hasta el suelo. Una corta palmada contra su pierna es suficiente como para que Doko se ponga a su lado.

No estaba segura de lo que pasaba, pero aquella voz no la reconocía de antes y prefería seguir escuchando antes de formularse ideas.

  Diarmuid fué el último en ingresar al lugar, se paso de izquierda a derecha viendo todo alrededor, libros, cuadros, arte, cualquier cosa para poder seguir intuyendo correctamente. Mientras tanto, palabras provenian de los visitantes del lugar, y de la presente allí.

  La miro fijamente a los ojos, buscando en ellos la verdad absoluta que estoy buscando, pero en cambio lo que encuentro es una lógica en esto. ¿Estabamos en presencia de la guardiana del tiempo?, una sonrisa tétrica es creada nuevamente en el rostro de Diarmuid.

Yannick escuchó las palabras de la anciana. Trató de permanecer en tensión, pero no pudo evitar relajar levemente los músculos. El sonido de las respiraciones de todos, incluyendo las potentes exhalaciones de algunos de los animales, le hacían seguir concentrado.

Se sentía en desventaja. Muchos parecían tener más información que él. No dudaba que sus portes tranquilos serían sólo máscaras, e incluso el tan correcto Zynne seguramente cargaría con la misma tensión, pero la verdad era que lo disimulaba bien.

Esperó sin quitar ojo del gato. La anciana parecía tener algunas respuestas que, aunque no eran las que Yannick había venido a buscar, parecían importantes y urgentes a partes iguales. Contaba que, con ella, eran veintidós los congregados. Mal número, pensó. No creía ser supersticioso, pero había ciertas cosas de las que era inevitable darse cuenta. Tampoco sabían cuánto tiempo llevaría ella allí. ¿Unas horas? ¿Unos días? Desde luego la escena la ha preparado para que pensemos que llegó hace una eternidad...

Kaldreade había permanecido inmutable a la llegada de más de los de su especie, así como los siguientes eventos. Incluso contuvo una sonrisa cuando vio a la gata. Finalmente, cuando la anciana reveló que era algo más que una momia y se presentó, entendió que ya habían llegado a donde debían estar.

Kaldreade... Eve. - tras estas palabras miró a su lechuza fantasma y la señaló. - Louch.

Escuché a la anciana y sin saber por qué su nombre se me hizo familiar. Aun así, era sólo una sensación, probablemente parte de aquella "llamada" que había estado sintiendo y que me había traído hasta aquí.

En realidad no había dicho nada aparte de su nombre, así que seguí callada esperando que dijese de verdad qué deseaba. Obvié las presentaciones: era obvio que ella ya nos conocía, de alguna forma, a todos. Crucé los brazos sobre mi pecho y apoyé mi espalda contra la pared, esperando a que acabase la verborrea. 

Con las manos en los bolsillos y el pecho adelantado, caminaba muy detras del resto, como cansado de seguir a un simple gato, por muy fantasmal que fuera. Por suerte para él la noche empezaba a presentarse interesante al ver como la dueña de aquel humo con forma de gato, se presentaba por fin.

Sin decir una palabra y con las manos fuera, se acerco hasta ella, temerario, para observar si era realmente ciega o no. Tan cerca como le fue posible, antes de hablar por segunda vez.

-Vaya, así que eres parte del gremio de Eve?-Dedujo por tener la compañía de ese animal.-¿Por eso hay tantos aquí? Y que nos puedes decir de nuestro cometido.-Se retiro sabiendo que podría ser molesto para ella y espero su respuesta.

-Aunque los cara de ceniza también son muchos