Partida Rol por web

Me había quedado dormida, pero las voces de unos y de otros retumban en mi cabeza hasta el punto de despertarme. Cuando veo el cuerpo de Verona, un grito sale desde lo más profundo de mi ser, esta vez, parece que quienes sean, no han fallado. Aún con el miedo en el cuerpo y sin saber muy bien como me levanto y me acerco lentamente a Yannick - Lo siento - consigo pronunciar aún con el cadáver allí. A pesar de mi naturaleza, eso era algo a lo que aún no me había acostumbrado. Luego miré a Asfaloth quien caminaba nervioso por la estancia intentando encontrar alguna evidencia de lo que allí había ocurrido, pero de reprente noté como se frustraba y se sentaba a mi lado mirando a todos los presentes - Me temo que parece que él tampoco ha encontrado nada útil.

Me despierto y lo primero que veo son los ojos de Valfar. Se puede ser más feliz? Sin embargo sus palabras y el movimiento que veo alrededor me hace poner en alerta. Qué es ese olor? Me giro y veo cerca de mí un espectáculo bastante grotesco. Soy capaz de distinguir el brazo sin carne y la silueta deteriorada de una mujer, pero soy incapaz de distinguirle la cara. Así iba a acabar yo? Acaso tenía que ser yo el que se encontrase en ese estado ayer? Un escalofrío me recorre la espalda. Esto es serio.

Por los comentarios descubro que es Verona. Soy incapaz de sentir lástima por ella, no me caía especialmente bien. De echo me siento aliviado de que no sean ni Escoria ni Nybras, las dos en las que más confiaba. Pero aún así tampoco se merecía eso... Al menos ahora sabemos que no era una de ellos, estaba en mi lista de posibles traidoras.

Me acerco al Yannick, dos simples pasos de distancia. -Lo siento, Yannick. Ni yo ni Raven vimos nada. No te preocupes, lo van a pagar. Nos aseguraremos de ello.

-Valfar, no has fallado a nadie. No puedes protegernos a todos y no sabías a quien iban a atacar. Yo personalmente no la veía como posibles víctimas.-Porqué Verona? Acaso sabía algo o los descubrió de algún modo? Había otros candidatos que a priori parecían más peligrosos para ellos. Me muerdo el labio, pensativo.

Helmuth protector, despertó como el resto y observo con interés la muerte de la mujer, una de las mas habladoras, por poco interesante que fuera su cháchara, yacía muerta. Sin duda a los asesinos no les interesa los habladores, pueden llegar ha decir demasiadas cosas y algunas, ser verdades como puños.

No muy lejos el niño repelente volviendo a meterse con los humanos, muy triste tenia que ser su historia para pensar que eso es un insulto.
-¿Si tanto poder tiene como es que teme a los humanos?

-Bueno Sir, parece que tienes un día mas para estar con nosotros y ayudarnos, dime. Como era tu teoría, ¿Entonces quien ajusticiaron ayer era culpable o inocente?-Su voz era mas suave hoy, menos ruda.

Se desperezo y busco con la mirada a la niña ciega.
-¿Cristei verdad?-Le tendió la mano.-¿Probamos a buscar algo de interés entre los trastos de la anciana Mimi? Puede que tuvieras razón y tenga algo de utilidad para nosotros.-Espero la respuesta de la niña, pero fuera cual fuera el si repasaría las notas de la primera mujer.

Nybras observa cómo Yannick se aleja, cabizbajo. - Vaya, pues parece que sí le ha afectado mucho. - Por su parte, ella se acerca a Gael. Al igual que otros, está muy interesada por saber si en su cuaderno pone algo sobre Verona. Quizá alguna mirada que alguien le hubiera dedicado o algo por el estilo... Cualquier cosa podría ser una pista si los ojos adecuados lo observan. 

Intenta no ponerse demasiado cerca para no agobiarlo y se dirige a él con respeto. - ¿Hay algo en tus notas que pueda ayudarnos? - Le pregunta sencillamente mientras se sienta en una lápida cercana, con Nyx al lado. Ambas miran al hombre expectantes.

La muerte, incluso con esta brutalidad, no le es desconocida a la joven, sin embargo, no puede evitar sentir una ligera lástima hacia los que se muestran más afectados por la visión del cuerpo. Probablemente han vivido desconociendo o negando su naturaleza. Encontrarse con esto de repente... Debe ser aún más duro para ellos.

Kaldreade se despertó, y lo primero que hizo fue cruzar su mirada con Louch, para saber si había pasado algo. Ella torció su cabeza y Kaldreade se levantó para ver, y vio un cadáver calcinado. Verona. No iba a sentir pena por alguien que no conocía lo suficiente, pero no le había incordiado desde que habían llegado, así que en ese sentido si sintió algo de pena que hubiera caído ella y no otros. La discordia, eso es lo que buscan, para facilitarse el trabajo...

Si los culpables se conocen entre si y trabajan conjuntamente, ya me podéis tachar de la lista de sospechosos. Nunca conocí a uno de los nuestros que valiera la pena donde vivía... - entonces hace una pausa y sonríe - ... aunque por el mismo motivo, podría ser un gran candidato a querer acabar con todos. - Kaldreade se encoge de hombros sin perder su sonrisa - Supongo que estamos en el mismo punto que al principio. ¿Que opinas tu, Louch? - finaliza mirando a su lechuza fantasma apoyada en su hombro, que responde con un graznido.

-Sandor tiene razón. No tiene sentido plantearnos que los traidores estén trabajando por separado. Están unidos, y más que nosotros según parece. Se necesitan unos a otros, han de cubrirse y apoyarse entre ellos para poder conseguir su objetivo, o si no nunca lo conseguirían. Creo que deberíamos darlo por hecho.

Poco a poco, Gael consigue reincorporarse. Mientras respira profundamente comienza a hablar.

-"Y cuando cayó la noche, una inocente mas pereció entre los nuestros. Acabar con uno no fue sino un momento de debilidad de aquellos que siguen destruyéndonos. Pero quieren mas. Y quieren, sobre todo, que la atención no centre en aquellos que pensaban serían los destruidos. No debe tratarse, pues, de una vendeta, sino de una elaborada estrategia, un juego de maniquís en el que han destruido uno para que la alerta pase hacia una zona menos peligrosa.

Luego habló, tratando de relajarse, aún disgustado.

-¿Quiénes fueron los que hablaron menos ayer? Pues temo que entre ellos está la clave. Tuvieron que escuchar para planear, y escuchar sin hablar, pues si hubieran hablado podrían haber enfocado esto solo con sus palabras. No. Debió ser alguien que no se involucró ni se involucra demasiado en esto. Necesitamos conocer... Conocer a ese alguien.

Miró entre ellos, intentando recordar, y después pasó a revisar de nuevo las notas.

Dirigió su vista a Kaldreade, tras escuchar sus palabras, y no pudo mas que reír ante ellas. Empezaba a ver las reacciones y palabras de algunos con un toque de gracia.

- Tranquilo hombre, que aquí aparentemente todos somos sospechosos, excepto Azhariel y Valfar a mi parecer. Y por lo que he visto, aparentemente nadie se conoce desde antes de llegar a este lugar. - Se cruzó de brazos, mirando al muchacho. - Así que si, estamos iguales. - Respondió, aunque la pregunta no fuera dirigida a él.

Luego se acerco a Gael, en quién veía quizás al mas razonable del lugar, y quien aparentemente era el único que había aportado alguna información de importancia. 

- Lo que dices puede ser bastante acertado, así como podría no serlo. Pero bueno, ¿qué propones? ¿Qué apuntemos con el dedo a la gente y que acabemos con el más sospechoso? Podrían incluso cambiar su actitud... aunque... Vaya, si que eres un tipo listo. - Sonrío, como si hubiese entendido algo que no se haya dicho de forma explicita, aunque claro, puede que en esos momentos sus ideas volaran.

Si lo que Sandor y tú proponéis es cierto - respondí a Elisabeth - Creo que las personas que sabían la razón por la que estabamos aquí cuando llegamos están directamente en el punto de mira. Yo tampoco os conocía a ninguno antes de llegar, pero me queda claro que todos diréis lo mismo para salvar el pellejo, así con sólo eso no me vale

tras divagar unos instantes las palabras de Elisabeth me hacen salir de mi ensimismamiento....

Creo que que en eso que has dicho tienes toda la razon, es seguro que estan mas unidos que nosotros....

Pero... encarandome ahora al anciano...Gael..... acaso no fue eso que dices llo mismo que yo mencione y que muy habilmente utilizaste para menospreciar mis palabras...

Eso no esta nada bien Gael, si quieres ganarte mi confianza no tendrias que hacer esas cosas, o por lo menos pedir disculpas por hacer eso.

Pero bueno aprobechando el inciso.... si puede ser que los que mas callados andasen, fuese alguno parte de los asesinos, pero no creo que todos esten en el mismo ambito, alguien habria de estar en el meollo del asunto para cotrolar lo que se dice y en que direccion mirar... y no creo andar mal encaminada.

Por lo que ... en quienes estas pensando  dentro  de poco habra que tomar una decision y yo no lo tengo tan claro como otros.

Sonrió levemente, mirando a Escoria a los ojos.

-Tienes razon. Ayer pensaba algo, pero a la luz de los acontecimientos, hoy no me parece tan mala idea. Me disculpo, pero aun así, a estas alturas todos conocéis que me guio por los dictámenes escritos... Y si un diá, las palabras no aparecen en mis páginas, no puedo plantear algo que no he podido deducir... Sin embargo, discúlpame.

Hizo una pequeña reverencia, y siguió con la mirada a los demás, ignorando a Eko deliberadamente, y sabiendo que este lo miraba, sonriendo de lado y dejando que él lo viera, hasta que lo miró a los ojos por solo un segundo.

Aquello habría bastado para confirmar lo que Eko habría supuesto.

Al oir las palabras de Gael, me sentí tocado. -Yo soy uno de los que menos habló hasta ahora, lo admito. ¿Creés que yo soy un asesino?- Enfrenté al hombre. No entendía en qué se basaba para decir esas cosas. -No solo hay que hablar poco para pensar y planear. Mírate a tí por ejemplo.- Dije. -Tú no paras de hablar y escribir un minuto, y no eres exáctamente alguien que piensa poco, ¿me equivoco?-

Yannick observó desde su lápida cómo las conversaciones continuaban y después se reincorporó, ya con la compostura retomada por completo. Vio el cruce de gestos entre Gael y Eko, y durante un instante se sintió fuera de lugar.

- Me gustaría que dijerais en qué estáis pensando. - dice abiertamente - No desconfío de ninguno de vosotros, pero no me da muy buena espina eso que estáis haciendo. ¿Hay algo que deba saber, y me haya perdido? - preguntó.

- Creo que tendríamos que unirnos en nuestros votos para no arriesgar de nuevo la vida de alguien que sea inocente. Si tenéis alguna sospecha, decidla abiertamente. - pidió con tono amable.

- Yo tengo la mía propia, y la siento casi como confirmada, pero no quiero influir en vuestra respuesta.. Os escucho.

Domino despertó asustada ante los gritos y palabras de los que ya habían presenciado el trágico fin de la mujer llamada Verona.
Muchos se habían acercado hasta el cuerpo intercambiando palabras de aliento con el muchacho que parecía ser más cercano a ella.
Quizás fueran novios, pero Domino no lo sabía.
Horrorizada vio los restos de la chica sin emitir más palabra que un entrecortado murmullo.
Tan poco valía la vida de todos para el asesino?
Estaba claro que sí.
Las acusaciones pronto volverían a rondarlos a todos seguramente.
Pero mientras tanto, algunos intercambiaban palabras soeces, otros miradas silenciosa y otros solo el silencio.
Como ella misma.

Alguien había muerto... alguien aparentemente frágil... ¿Que no había llegado tanto con Yannic? Ha... por fin escucho el nombre. Verona...

Escuchaba a unos y a otros cuando la voz de Helmuth la llamó, y aún sin ver su mano, asintió y se levantó - Me parece bien, pero Doko no es un perro policía, así que de poca ayuda podré serte...

En algún momento se tropieza con la mano de él, y a pesar de un vacilamiento inicial, se dejará guiar - Al menos así me haré una mejor idea de la forma de este sitio.

Finalmente añade en un murmullo - ¿Y cual era tu nombre?

De nuevo, mientras el resto parecía dispuesto a investigar o hablar sobre lo acontecido, el suelo de aquel lugar volvió a estremecerse, acompañado nuevamente de un sonido ensordecedor, esta vez como si miles de montañas de arena se dejasen caer hasta el vacío.

A la vez, aquella gema que descansaba junto al cuerpo de Verona, empezó a relucir hasta que un inmenso fulgor estalló, sin dejar rastro de la existencia de aquel cristal, salvo… al igual que la vez anterior, una marca sobre una de las sepulturas que luciría con bordes blanquecinos iluminando parte del lugar.

Ya eran dos las tumbas marcadas, parecía que todo seguiría como ayer, pero entonces algo comenzó a cambiar a vuestro alrededor.

Aquella masa informe en la que se había convertido el cuerpo de Verona, empezó a estremecerse, como aún doliente de su dolor. De las grietas de su piel, un ligero vapor empezó a emanar. Formando una ligera niebla a su alrededor, que rompía entre tonos esmeralda.

Poco a poco intuíais como aquella forma se alzaba del suelo, como sus manos rozaban de nuevo su piel.

Aquella bruma comenzó a desaparecer, y poco a poco visteis el cuerpo de Verona… Aquellas dulces manos, ahora acariciaban su torso mientras abotonaban la camisa que Yannick había dejado sobre ella.

Ahora la niebla dejó ver su rostro y pudisteis ver que ya no quedaban heridas sobre su piel, como si todo aquel oscuro recuerdo tan solo fuese un sueño, que encerraban ahora sus ojos.

Pero parecía que algo había cambiado, sus ojos azulados, ahora parecían haber absorbido toda aquella luz esmeralda de aquella niebla y comprendían un nuevo color que viajaba entre el verde y el color de la propia ceniza en la que se había convertido su piel.

Su cuerpo ya no contenía aquellas grietas que marcaban su piel y su linaje, ahora parecía que su piel era suave y trémula, incluso parecía relucir a la luz del sol.

En sus pies aún quedaba un tumulto de arena que recordaba su dolor, el cual parecía guardar algo especial para ella.

Agachó la mirada y extendió su mano, se alzó incrédula al asir con fuerza un cadena labrada, terminada en ambos extremos por dos pesadas bolas que servían de guía a cualquier movimiento.

No entendía el porqué… pero sabía que aquella cadena era suya… la lio con un ágil movimiento entre sus manos y luego os miró.

Verona estaba de vuelta… puede que algo cambiada pero seguía siendo Verona.

Cuando se acercó a Gael no esperaba escuchar semejante sandez. Su primera percepción de él fue la de un poeta, pero ahora se le antojaba como un político. Gente de letras... que menosprecia a los que no son como ellos, pero cuando hay una lucha real, se cagan en los calzones, y ahí si que necesitan de los que miran por debajo del hombro.

-Sinceramente, Gael, esperaba escuchar una opinión más madura. Según tú hay que crucificar a los que hablan poco porque no se puede hablar y pensar al mismo tiempo. Si ese es tu caso... lo desconozco, pero la mayoría de gente es capaz de hacer más de una cosa a la vez. Supongo que matizas con el "ayer" porque tú mismo has tenido periodos de silencio. Deben disculparse las personas que son de acciones más que de palabras? ah... no... deben morir por ello.

-Y en cuanto a gente que no se implica... es tu opinión. Yo no apunto a nadie porque no sé quienes son. Prefiero no mancharme las manos por error porque quiero salir de aquí con vida, como todos, y equivocarse es disminuir considerablemente esa posibilidad. Yo desconfío más de las frases sibilinas que te introducen una idea en la cabeza para que luego la madures creyendo que es tuya.

-Con Mark te pronunciaste sin tapujos. Yo te creo, no sé por qué, pero ahora te pido, si te parece oportuno, que en vez de fijarte en si habla mucho o poco, si es alto o bajo, rubio o moreno, hombre o mujer o si le huele el sobaco más que al resto, si tienes una sospecha... dila y punto!

Son suficientes palabras? O me acerco al mercado a ver a cuánto está el kilo?

De repente, el suelo se estremeció.

Yannick estaba esperando la respuesta de sus dos compañeros cuando algo comenzó a suceder. Eran muchas las cosas que había visto estos días, y ya era complicado saber en qué creer, pero... ¿una resurrección?

- ¿Verona? - preguntó, confuso, al ver los cambios que ella sufría.

Miró a la gente de alrededor. A aquellos semidemonios con más entendimiento que él sobre la magia. ¿Esto era normal? ¿Realmente era ella, o sólo su cuerpo cambiado? ¿Sería el poder de alguno de los presentes?

-¿Verona? ¿Eres... tú? ¿Cómo has...? -digo, mirando a la resucitada. Extrañamente, me parecía que ahora tenía mejor aspecto que antes de morir. 

Esto se ponía interesante... Quizá ahora pudiese revelarnos algo sobre quién acabó con ella. Quizá pudiese ver algo durante la noche. 

Pero de nuevo mi mente conspiranoica volvió a maquinar todo tipo de posibilidades. Igual que el ataque a Azhariel y la oportuna defensa de Valfar, esto también podría ser un bien preparado montaje para excluir a Verona de la lista de sospechosos.

¿Le estaba dando demasiadas vueltas a las cosas? ¿O quizá mis años entre la humanidad habían tirado por tierra de verdad mi capacidad de confiar en alguien que no sea yo misma o Akerfeltz?

Boquiabierto me quedo mirando la resurrección de la chica, resulta increíble lo que ocurre ante nuestros ojos.
Pero lo que más me asombra de todo es ver como las grietas de su piel desaparecen cómo ahora blande una cadena armada como miembro de otro legado... traición.
- Has abandonado tus orígenes y tu sangre... siento lástima por ti.