Partida Rol por web

-¿Hablar? ¿Acaso pertenezco a ese grupo de confianza que teníais desde el primer día? Dime Yannick ¿Hubieras creído mis palabras si hubiera admitido mi poder al regresar a Domino? No, seguramente me hubierais matado sin querer creerme, pues no formaba parte de ese grupo de confianza. Era mejor, mas eficiente, que yo mismo lo hiciera todo y ayudaros desde un segundo plano en lo máximo posible.-Sus palabras eran duras como sus gestos.

-Y así como lo planee a resultado. Pero no contaba conque el General reuniera tanta gente en tan poco tiempo. Por eso cambie de parecer respecto a él y lo mantengo. Alguien que se oculta detrás de vosotros, y me obliga a mostrarme al resto, mientras el sigue callado, es un peligro. Temo no porque se habrá el sello, si no porque quiera usar el poder aquí reunido para sus propios propósitos. Y la prioridad de todos debería de ser esa, Acabar con los traidores y con el General. No niego su inocencia, niego sus intenciones. Y sabiendo vuestras intención en esta noche, mas todavía-Seguía con los brazos cruzados, pero sus manos agarraban con fuerzas sus bíceps de donde empezó a sangrar ligeramente, sin duda estaba haciendo un gran esfuerzo por controlarse.

Yannick escucha las palabras de Helmuth, agradeciendo que hable con claridad.

- Todo habría sido distinto si nos hubieses explicado por qué la traías de vuelta. Pero no te lo reprocho, creo que todos nos hubiéramos quedado callados.

- Sobre el General, como dices, puedo garantizar al cien por cien sus intenciones. Se ha encargado de crear un lugar libre de traidores para que podamos hablar con libertad. De ser como piensas, probablemente hubiera tratado de sembrar el caos para aprovecharse, pero no ha sido así.

- Me alegra que podamos hablar. He de decir que no sé cuántos traidores quedan con exactitud, pero que mis mayores sospechas están sobre Escoria y Elizabeth. Además, hay algo que acabo de contar en ese lugar. Me gustaría que Azhariel te lo transmitiera.

-No deberías preocuparte más por Escoria - Digo mirando a Yannick antes de girarme hacia esa chica asquerosa.

-Espero que no le tengas demasiado aprecio a tu cabeza.

En determinado momento, la mirada de Yannick cambia. Deja de lado todo lo que hay alrededor, zanjando el tema de Escoria, y se dirige directamente a Verona rápidamente.

Al llegar a su altura la abraza, sin preguntar, y comienza a besarla una y otra vez en las mejillas, la frente y los labios, lleno de alegría.

- Ha sido Nyb. - le dice entre beso y beso - Es genial. Es genial... Espera que ahora estés mejor.

Mientras vuestras palabras seguían cruzandose la gema que portaba Nybras estallo y un revuelo de niebla inundó el lugar...

Poco a poco la niebla se disipó y tras ella, la tumba central se iluminó dejando ver un nuevo simbolo, que sellaría la sepultura, mientras todo seguía su curso.

A la vista de los demás.

-Sospechad de mí todo lo que queráis, pero os puedo asegurar que mi labor esta noche no será la de acabar con la vida de alguien, ni la de dar mi apoyo a los traidores, si no una muy distinta -es lo que me limité a decir. Hablar más habría sido una pérdida de tiempo, porque nadie me habría escuchado. 

Reflexioné sobre las palabras de Helmuth. Un acto valiente, y que nos ayudaría sin duda, pero se la estaba jugando. Su poder nos puede resultar muy útil para superar a los traidores en número (si es que consigue resucitar a un inocente), pero temo por su vida ahora que ha revelado su verdadera identidad...

Las palabras de Elizabeth no interrumpen la alegría de Yannick. Sin embargo, cuando termina de hablar, se dirige a ella, soltando a Verona. Le costaba recordar en un momento así lo que tenían encima, y más con todas las emociones de ese día. La conversación con Eko, su muerte, la de Nybras después, y ahora esto...

Se apartó unos pasos de Verona y se dirigió a Elizabeth, haciendo un esfuerzo por permanecer serio.

- Te escucho. Háblanos de ese papel, por favor.

-Si mi intuición no me falla... tendréis la oportunidad de comprobarlo esta noche, y además sabréis cómo lo he obtenido. Por el contrario, si tomo la decisión equivocada... Mi error pasará inadvertido. No puedo decir más. No por ahora.

Sabía que hablar a medias tintas me podía costar la vida y las sospechas de todo el mundo (más aún), pero estaba segura de que me la costaría esa noche o la siguiente si revelaba quién era realmente.

Yannick asiente, esperando que continúe hablando. Al ver que no lo hace, decide no cortarse en pedirlo.

- Por favor, sé más clara. - le pide en buen tono - No quiero ofenderte, pero hasta ahora tu intuición no ha ido muy bien. Sería genial que pudieras explicarte.

Yannick, quiero a Nybras de regreso, dicelo...y dale las gracias...

Helmut...lo que no entiendo es como no moriste cuando cayo Dominó...pues bien, tus intenciones no me convencen, son oscuras aunque quieras tildarlas de buenas, el lugar donde triste del que hablar, es un refugio que dudo logres comprender, puesto que estoy segura que si tuvieses el liderazgo de ese lugar...sonrio...Te tentaria el saber que tienes a esas personas bajo tu poder, pero me encargare de que eso acabe y sean libres...

Yannick sonríe ante las palabras de Verona.

- Ya se lo había dicho. - le informa - Le dije que ni tú, ni yo, ni otros que no voy a decir, descansaríamos hasta que estuviera de vuelta. Que aunque tardemos semanas o años, encontraremos la manera.

Entonces se dirige a todos.

- Quería mantenerlo en secreto un poco más, pero lo diré ya: Nybras me ha enlazado a su mente. Ahora yo estoy también en ese lugar, de modo que puedo hablar con los muertos.

- Ella cree que al amanecer todo habrá terminado, y que ya no tendrá oportunidad de volver. Os pido a todos que, si alguien tiene una manera de traerla de vuelta, no se la reserve, por favor. Cada minuto importa.

Después se gira de nuevo hacia Elizabeth, aún esperando su respuesta.

Falta uno Yannick...estoy segura que aun queda un asesino...le mira algo desesperada...ya sabes quien es, lo he dicho desde que amanecio...miro a Kaldreade...el no es de fiar...mi instinto me lo dice...señala a Kaldreade... 

-Dame un poco de tiempo, Yannick. Espera a que amanezca. No quiero revelar aún mi poder para no caer esta noche, pues puede ser muy valioso. Sólo eso. Si mañana sigo aquí, seré sincera. -Quizá estuviese hablando ya más de la cuenta y me estuviese poniendo en el punto de mira... Pero qué remedio. Los traidores estaban casi acabados (o eso pensábamos), y había que correr algún riesgo...

- Es complicado decir esto sin que suene a amenaza, Elizabeth. - dice Yannick, intentando sonar calmado - Pero hay alguien que ha puesto en ti el punto de mira. Si no lo revelas puede ser justamente como no llegues a mañana. Por eso estoy insistiéndote a ti y no a otro.

- Sé que no eres quien nos trae de vuelta. Y esa debería ser la prioridad de los asesinos, o no terminarán nunca. De modo que si hablas será más fácil que sobrevivas que si permaneces callada.

-¿Quién ha puesto en mi el punto de mira, Yannick? Lo siento, pero no creo que aún sea el momento... -¿Acababa de decir que alguien que no era parte de los traidores quería acabar conmigo?

- No puedo contarte eso, Elizabeth, lo siento. - responde Yannick con cierta lástima - No es mi secreto. Yo sólo he querido darte la oportunidad de aclarar las cosas. Si yo estuviera en tu posición, me gustaría que me lo dijeran.

- Pero ya has visto la muerte de Gael, o la de Nybras. Hay quienes pueden acabar con nuestras vidas sin ocultarse en la noche.

Voy a disfrutar mucho cuando os deis cuenta de vuestro error cuando me votéis. Bueno, lo disfrutaré sin duda siempre que tu amado Yannick también me vote. Si no...  - hizo una breve pausa y dejó de mirar a la parejita para mirar a Valfar - siempre tendré al imbécil este para castigar. Aunque castigar con la muerte directa en mi último aliento nunca será del todo satisfactorio, como hacerlo a través de alguien amado...

-Kaldreade, te repito que no es momento para venganzas estúpidas. Si la gente te vota, te jodes, pero si de verdad no eres un traidor como dices, ¿por qué matar a alguien inocente sólo porque te ha votado? ¿De qué puto lado estarías entonces?

También contesté a Yannick.

-Te agradezco el aviso, pero correré ese riesgo. Gracias, de veras.

-¿Debería sentirme intimidado, niño emo? Porque me parece que si esa era tu intención, has fallado. Ya me has matado una vez, y adelante, vuelve a intentarlo, quizás funcione, quizás te lleves una sorpresa, o quizás te estés tirando un farol, sinceramente, me la suda. Pero creía que habías dicho que sobre quien te matase harías recaer una maldición, ahora sin embargo, dicha maldición recaerá sobre mi para que te sientas más feliz, vale, supongo que así dejas bien claro de lado de quién estás, me siento orgulloso de ti, olvidando esa fachada de sentimientos depresivos, esa falsa timidez y esa aparente introversión para mostrar tu faceta egoísta, impulsiva y asesina. Supongo que todos tus ídolos, entiendo que de mierda, estarán también orgullosos de ti, te has vuelto todo un hombrecito, me pregunto si te habrán salido ya pelo en los huevos, y si, de ser así, si ahí también tendrás el flequillo hacia un lado.

- De nada, Elizabeth. - responde Yannick, tranquilo.

Cuando Kaldreade habla sobre él Yannick escucha, pero decide no responder. Después se gira hacia todos una vez más.

- Hay otra cosa que debéis saber. Por azares del destino, o por otros motivos, es Helmuth quien atrapa ahora a la gente en ese lugar triste y frío. Todos los que están allí pueden confirmarlo.