Partida Rol por web

La resurrección de Tabitha y la aparición de los otros dos me mosquea. No les voy a quitar el ojo de encima, por si son como los que ya nos hemos encontrado en La Ciudadela.

No podía creer lo que había pasado, hace un rato sentía como me había atravesado un rayo de luz y ahora mi cuerpo estaba casi en perfecto estado, estaba solo/a y me adentré en la cueva en busca de aquellas personas con las que llegué.

No muy lejos se encontraban ellos y por lo que pude ver parecía que algo les estaba ocurriendo, esta vez intentaré que no me pillen por sorpresa lo del enclave.

Hola amigos, soy yo, estoy bien no se como pero estoy bien ¿Qué ha pasado?

"esto si es una sorpresa" miro de arriba abajo a la supermutante, desde luego parece ella, pero hubiera jurado que estaba muerta

-bienvenida de vuelta al mundo de los vivos Tabitha, no se como ha podido ser pero me alegro de tenerte de vuelta-

Luego me dirijo a los otros recién llegados -y bienvenidos también. Soy la doctora Madison Li, ¿sois de la Hermandad del Acero? si sois vosotros los que habéis curado a Tabitha me encantaría saber como, es un truco muy bueno para un medico-

Mientras habláis, un sonido extraño parece provenir del otro lado de la puerta de metal.

Un sonido de garras arrastradas sobre el metal.

Eso que había allí detrás no parecía ser humano.

Os girastéis un momento para mirar la puerta y justo encima de ella pudistéis ver algo extraño... era una garra, que podía ser un poco más grande que la mano de un superbehemoth, pero no mucho. Sus dedos huesudos acababan en punta, en unas garrasd e hueso amarillentas que podrían desgarrar cualquier tipo de armadura, por no hablar de la carne desnuda de un superviviente...

Red tragó saliva.

Había visto ese tipo de garra en alguna parte...

Era la garra de un Sanguinario.

Al ver a la tal Tabitha salir de la nada, el Elder se dirige a ella.

-¿Se encuentra bien?- y luego se dirigió al resto- ¿qué ha pasado aquí?

Pero un ruido le hace preocuparse por algo que parece aún más peligroso.

-¿Y ahora qué?

El monstruo no había atacado, pero quizá era cuestión. Aunque por otro lado, seguramente estaba enfado por haber invadido su territorio.

Al ver la enorme garra, comienzo a retroceder lentamente, con la espalda pegada a la pared, para poder mantener un ojo tanto en la puerta como en la ruta que estoy siguiendo para alejarme de ella.

Cross había acompañado al Elder Mcnamara hasta la cueva en que se suponía, encontrarían al grupo que buscaban. Sin emabrgo, las personas que allí habían distaban mucho de ser lo que esperaba encontrarse. Incluyendo al anciano Pete.

Cross le devolvió el saludo, y estaba a punto de contestar a sus preguntas con más preguntas cuando aquel ruido desgarró el silencio anunciando la presencia de uno de los seres más peligrosos que se podían ver en aquellas tierras devastadas.

¡Todos a cubierto! exclamó Cross lanzándose a correr hacia el interior de la gruta para poner distancia entre él y la criatura monstruosa. Acto seguido, el paladín alzó su brazo derecho, preparando la carga del mortífero rayo láser que siempre le acompañaba como una extensión de su propio cuerpo...

Los recién llegados no eran como me los esperaba, parecían de la Hermandad del Acero, era lógico pensar que el Elder Lyons nos enviaría refuerzos viendo lo que había por aquí, pero sus preguntas no cuadraban, y con lo activo que estaba el Enclave tampoco era cuestión de fiarse de cualquiera a la primera

-a nosotros nos envio el Elder Lyons, el padre de Sarah- digo señalándola -¿y a ustedes...?-

Mi pregunta queda interrumpida por la súbita aparición de la mas colosal garra que he tenido el disgusto de ver en mi vida

Pálida sujeto con fuerza mi pistola y pego mi espalda a la pared -¿planes?- pregunto a nadie en particular, no muy segura de que disparar a esa cosa sea una buena idea

Mientras saludaba de nuevo a mis compañeros, dos "guerreros" aparecieron y uno de ellos me pregunto por mi estado, Si estoy perfectamente, aunque no puedo explicar como es posible lo que me ha sucedido.

Un sonido brusco hizo darme la vuelta y un enorme monstruo apareció justo detrás de nosotros, me posicione junto al viejo Pete y su pico, saque me Supertrineo y le dije, Será mejor que no se separe de mí, si consiguiera llegar hasta aquí yo me ocupare de eso, la garra del sanguinario era un buen trofeo a modo de collar, nadie tendría un adorno igual, jejeje.

Muchas cosas sucedieron, dos tipos aparecieron de repente, Tabitha había vuelto a la vida... y un nuevo peligro aparecía ante ellos.

¡Tabitha! Me alegro de que estés viva, pero ¿no sabes como ha sucedido? Es realmente extraño... Aunque ultimamente, todo es bastante extraño.

Saludos, soy Sarah Lyons, de la hermandad de acero - les dijo a los recién llegados - Un placer ver a mas compañeros de la hermandad por aquí. Y lamento que no haya tiempo para mas presentaciones pero debemos estar atentos a ese monstruo... - añadió mientras agarraba con fuerza su arma.

El bicho o lo que sea que haya detrás de la puerta, no parece poder con ella. Por más que sentís que la araña, la aporrea o le da cabezazos la puerta no parece ceder. Y según habéis visto, no creeis que un simple sanguinario pueda romper esa puerta... y también suponéis que esa puerta está allí para eso... para evitar que salgan... o también es posible que esos enemigos estén custodiando algo. Así que, más que los ruidos, poco más escucháis.

¿Qué habrá detrás de esa puerta?

Al ver que el ser que está detrás de la puerta no parece ser capaz de abrirla, dejo escapar un suspiro de alivio. Después me quito el sombrero y dándome un poco de aire con el digo.

Ya estoy mayor para estas situaciones. Apoyo el mando del pico en el suelo y me sujeto a su cabeza metálica mientras miro durante un buen rato hacia la puerta. Si me lo permitís, voy a salir un momento a respirar, los jóvenes podéis decidir mientras tanto si intentamos derribar esa puerta o no. 

Tras decir esto, me quito el petate y lo abro para meter el pico dentro. Después avanzo hacia la entrada de la cueva arrastrando el petate detrás de mi.

Al llegar a la entrada de la cueva, si como espero nadie me sigue, recojo la polvora que hay y la guardo en una vieja cantimplora para poder trasportarla más cómodamente.

Cross se relajó tan sólo un ápice cuando comprobó que aquella cosa no parecía capaz de destrozar la puerta y atacarles. Pero sólo un poco. El paladín posó su mirada escrutinadora sobre cada uno de los presentes, deteniéndose mucho más en unos que en otros. Parecía a punto de desvelar algo, pero en el último momento cambió de tema.

Aún es pronto.

Sarah Lyons, es un honor conocerla. repuso entonces ante la presentación de su colega Vuestro padre, el Elder Lyons, nos ha enviado a buscarla, temeroso de su seguridad.  Soy el Paladín Cross, y él es el Elder McNamara. ¿Puede alguien explicarnos qué diablos ocurre aquí y qué oculta esa puerta?

Cross actuaba con seguridad, con la altivez propia de alguien que pasa mucho tiempo a solas deambulando por aquel mundo dejado de la mano de Dios, en tareas impuestas por los antiguos de la Hermandad. No se le daba bien la gente, y se le notaba.

DIA 6

Pete se retiró durante unos segundos a tomar el aire, mientras los demás charlaban delante de la puerta, que aún seguía siendo aporreada por lo que sea que haya allí detrás. El monstruo del otro lado no parece cansarse, y no se ha detenido ni un segundo en sus golpes y arañazos. Parece realmente incansable. Y esa puerta, con ese panel de seguridad, es lo único que separa a los supervivientes de lo que sea que haya allí detrás.

Mientras haciais las presentaciones, todos vistéis como el Elder McNamara se llevó la mano al pecho. Sarah recordaba muy bien esa sensación... ella misma la había vivido hace varios días... pero no el Elder... El antiguo líder de la Hermandad se llevó la mano al pecho, apretándosela fuerte contra el corazón y cayó de rodillas. Por un segundo, pareció cerrar los ojos, pero tras esos segundos que parecian eternos, se repuso, respirando entrecortadamente... pero aún vivo.

El Enclave aún está haciendo de las suyas en algún lugar...

¡Elder Mcnamara! gritó Cross echando a correr hacia su superior en la órden ¿qué os ocurre?

Todo era demasiado extraño, demasiado sospechoso. Si no recibía pronto una explicación satisfactoria, elñ paladín Cross tendría que adelantar su trabajo, y comenzar con las capturas...

Los golpes de aquel ser me estaban irritando, apretaba con fuerza mi mano sobre el supertrineo. ¿Como no pare tendré que terminar yo contigo, me decía mientras observaba la puerta.

Una de las últimas incorporaciones sintió un fuerte e intenso dolor en el pecho, o eso parecía. Su acompañante enseguida se preocupo por Elder McNamara.

No creo que fuera nada grave pero mi primer impulso fue hablar con la doctora: Señora médico debería mirar que le ocurre.

Casi sin aliento, el Elder se levantó y comenzó a hablar con una voz cansada.

-Creo que me han intentado matar- tosió un par de veces antes de continuar- aquí hay una amenaza mayor que la de ese monstruo- señaló la puerta- hay un asesino. Y debemos encontrarlo

Miró con cierta desconfianza a los que estaban allí. Al menos uno de ellos pertenecía al Enclave en secreto, y quería acabar con ellos. Por suerte, el Elder había escapado de la muerte. Pero quizá otros no podrían, tenían que encontrar al causante antes de que atacara a otro.

¿Elder? ¿Se encuentra usted bien? Me temo que ha vuelto a ocurrir...

A mi me sucedió lo mismo recientemente, es cosa del Enclave. Pero no es tan sencillo como dices, el causante o causantes no tienen porque estar aquí. Parece que han desarrollado algún tipo de técnica para matar a distancia, por decirlo de alguna forma. Eso no descarta que entre nosotros se encuentre uno de sus miembros, claro está, pero lo pone todo mas difícil.

Por eso debemos detenerles como sea.

¿Y que vamos a hacer con ese monstruo de detrás de la puerta? O nos enfrentamos a el o salimos de esta cueva ¿Que opináis?

Un nuevo ataque, y parece idéntico al anterior

-¿también se ha roto su Pipboy?- pregunto mientras voy preparando el botiquín

-túmbese un momento mientras me ocupo de esto. Y sobre miembros del conclave yo no descarto ninguna posibilidad. Me parece evidente que Sarah y usted no deben ser del Enclave ya que han recibido sus ataques. Pero aparte de eso solo confio plenamente en mi misma por motivos obvios, y tal vez en Tabitha-