Partida Rol por web

Repentinamente las luces se apagaron y se escuchó alboroto en el salón por unos cuantos segundos que se tornaron en minutos, algo que a los asistentes les sentó como si fueran horas hasta que finalmente las luces se encendieron mostrando a Alexander Fleming muerto sobre la mesa, cosido a puñaladas.

Llevándose una mano al mentón, el Doctor Sigmund Freud se acercó al cuerpo del Doctor Fleming y le pinchó con la pluma en el ojo, un par de veces de hecho antes de volver a sentarse y rascarse la barba mientras repasaba su pequeña libreta en la que iba anotando cosas, quizás relacionadas con la trama, quizás sobre su madre.

Qué inusual... la gente suele levantarse cuando hago eso...

Tras esta reflexión este continuó hablando.

¡Supongo que estará echándose una siesta!

¡Como sea a las votaciones de Líder!

¡Escogedme a uno y que el me diga quienes son Nazis!

Bueno, ahora los traidores con escoger a su líder ya pueden linchar a quien quiera, bien hecho. - dijo en tono sarcástico el señor Santiago. Estaba desganado por aquél resultado, así que no dijo nada más.

Contemplé durante unos segundos el cadáver del ilustre Alexander Fleming antes de negar con la cabeza lentamente. Otro científico que caía ante las garras de los nazis.

-Sí, sí, lo que sea -respondí a Copérnico sin prestarle demasiada atención, pues habían temas más importantes en juego-. Me parece muy curioso que diga que la lastime que sospeche de su compañero, Señorita Noether. Otro argumento más que es en realidad una falacia, o una verdad a medias si quiere: "Solamente por seguir mi línea de pensamiento". Solamente por elogiarla tanto por nada y seguir su línea de pensamiento inexistente. Acompañado con el " insto a toda la gente que eligió la Opción D a cambiarse a la que he elegido yo" se siente casi como si quisieran que la viésemos como una potencial líder... Aunque bueno, entiendo que esa es mi interpretación subjetiva del asunto. -Saqué unas galletas de mi bolsillo y comencé a masticarlas. Me traían recuerdos de la selva-. La opción D sí impide que un individuo abuse del sistema, o al menos que la haga impunemente. Tenga por seguro que si Miguel o Sócrates le entregan a Marie Curie a quién ellos deseen sin tener en cuenta la opinión popular sus cabezas serán las próximas en rodar -aseguré mientras los miraba. Un instante después me percaté de que aquello podría haber sonado como una amenaza, aunque no lo era en absoluto puesto que confiaba en que tanto Miguel como Sócrates respetarían la confianza que se depositaría en ellos-. Con lo cual sí, sí se impide que un individuo se abuse del sistema y estaremos en realidad en una democracia directa con un delegado, más que un representante.

-Y también sí, por supuesto, haber propuesto o votado la opción G definitivamente te convierte un nazi en potencia, si lo quiere llamar así, aunque yo prefiero llamarlo sospechoso. ¿Por qué? Porque es la opción que aunque no es tan evidente como por ejemplo la B de todos modos en principio beneficia de forma total a los nazis. Por cierto, Santiago -dije dirigiéndome al mismo-, me parece curioso que no se haya defendido y en cambio simplemente haya salido con otras historias irrelevantes como con que ahora habrá una dictadura inverosímil mientras deja salir una risa sarcástica como si nada hubiese ocurrido. ¿No quiere estar en el foco de atención acaso? Mi voto informal sobre a quién debería Sócrates o el líder que se defina enviar a saludar a Marie Curie será Santiago Ramón y Cajal, y a menos que algo revelador suceda, mañana será para Emmy Noether.

VOTO A SÓCRATES COMO LÍDER

Tras salir de debajo de la mesa, Rosalind se sacudió la falda con tranquilidad, como quien había estado jugando a las escondidas y había sido atrapado. Por suerte, era una persona que acostumbraba a llevar ropa cómoda.

No tuvo tiempo de contestar antes de que las luces se apagaran, por lo que permaneció en silencio hasta volvieron a encenderse.Y con las luces apareció un nuevo cuerpo. 

- Son unos brutos estos nazis, qué método más burdo y menos científico - afirmó con disgusto al ver las innumerables puñaladas en el cuerpo del señor Fleming.

Viendo que había varios temas a tratar, la científica inglesa abordó cada uno de ellos por turnos.

- Señores - dijo volviéndose hacia Servet y Galileo - me disculparán si no respondo a esa pregunta. Digamos que fui amablemente invitada a una habitación a conversar con una persona de las aquí presentes que ha conseguido ganarse mi confianza. Por precaución, prefiero no divulgar su nombre, pero puedo garantizar que no tuvo nada que ver con los nazis.

Después, centró su atención en los resultados de la votación y las discusiones al respecto.

- Señorita Noether y señor Ramón y Cajal, creo que no se dan cuenta de lo peligroso que podría haber sido haber elegido la opción G. De hecho, cualquier elección de esa rama de votaciones habría sido un gran error. Como ha dicho, señorita Noether, los líderes, a pesar de haberse confirmado su inocencia, pueden ser engañados o manipulados para votar a un inocente. Sin embargo, con la opción G, si los nazis jugaran bien sus cartas podría haber sido un desastre. Recuerde que los votos no se pueden cambiar en esa opción y que algunos de nuestros compañeros, inocentes o no, no están votando. Así que, puestos a elegir, prefiero arriesgarme a perder a un inocente a que los nazis puedan provocar una masacre. Que defiendan tan duramente esa arriesgada opción resulta, ciertamente, sospechoso.

Escribió en un papel el nombre de su elegido y se lo entregó a Freud.

- Puesto que parece que tanto Socrates como el señor Servet están en esto juntos, supongo que no importará votar a uno que a otro.

A Copérnico no le sorprendía demasiado que el muerto a manos de los nazis fuera Alexander Fleming. Al fin y al cabo, aquellos nacionalsocialistas parecían haberla tomado con los científicos desde el día anterior.

-Pues creo que el líder está claro -sentenció el astrónomo, dándole un sorbo más al carajillo-. Podríamos votar a Miguel Servet porque tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando... -"Espero que ahora no piensen de nuevo que soy Cristóbal Colón" se dijo Copérnico para sus adentros-. Pero creo que sería casi poético que nuestro líder fuera el padre de la filosofía occidental, así que mi voto va para el sabio que dijo "Solo sé que no sé nada" y el Oráculo de Delfos reveló que era el hombre más sabio del mundo.

Mi voto va para Sócrates

 Antes de pasar al próximo día, la Srta. Noether pudo notar un comentario del Sr. Servet que mostraba claramente como, incluso entre los presentes que se habían confirmado inocentes, había sospechas sobre su propia integridad:

Aquí no paran de hablar y hablar... y lo único que veo son excusas por parte de la señora Noether... creo que estamos cercando a los nazis, señores

 Eso le preocupaba, puesto que aquel hombre era un posible líder a elegir para los presentes. En síntesis, un posible verdugo para ella. Por lo que la única opción imparcial que quedaba para la matemática era elegir al padre de la filosofía como el líder de todos los científicos.

- Más allá de que no coincida en la elección de este sistema de votación, gozaré de mi derecho a votar. Y así votaré por Socrates para que sea nuestro líder. Puesto que el otro posible candidato ha mostrado una animosidad sobre mi cabeza de magnitudes inconmensurables...

Christoph había sacado una lima y estaba con ella limando sus uñas, no por nada en particular sino por el hecho de que un científico de su calibre debía estar todo el tiempo presentable en todos los sentidos. Habiendo terminado con aquello y después de aclararse la garganta, habló.

—Señor Aribert Heim, aún no ha hecho ninguna declaración con respecto a los hongos. Claro que aunque lo hiciera nada nos aseguraría que no estuviese mintiendo, pero que haya permanecido callado sin decir ni una sola palabra al respecto me resulta algo extraño. En cuanto a Noether y Cajal, si bien no creo que el votar la opción G los convierta automáticamente en nazis, sí que los convierte automáticamente en sospechosos, y aunque hablo por mí creo que hablo por todos cuando digo que si tengo que elegir entre linchar a alguien al azar o a alguien que ha hecho algo relativamente sospechoso mucho me temo que elegiría al segundo una y mil veces.

¿Defenderme? - inquirió. - ¿Por qué rábanos voy a defenderme? ¿Por dar mi opinión? No me gusta la idea de tener un líder porque no confío en nadie plenamente a estas alturas y ninguno de vosotros, bellacos, debería confiar en absolutamente nadie. Porque solo hay unas personas que confíen entre sí, los que saben que son compañeros.

Los que deberíais defenderos sois todos los que habéis votado en contra de la libertad de expresión, los que habéis votado de un régimen autoritario y en contra de la ciencia, el progreso y la igualdad. - levantó un dedo, como si estuviera dando una regañina. - Porque esto ahora mismo parece más el tercer Reich, con Sócrates como el nuevo Hitler, que una caza de nazis. ¿O es que a caso los nazis ya nos han superado en número y estamos aquí malgastando saliva? ¡De ser así, pido mi ejecución inmediata, pues no deseo estrujar mis amadas neuronas futilmente!

-Sócrates es un gran filósofo y no me decepcionará. Al igual que a su seguidor, Platón, estimo mucho sus palabras. Mi voto va para ti.

- Bueno, tenemos un nuevo día por delante y parece que las cosas están bastante claras, siempre es una buena noticia que vayamos avanzando todos a una, aunque esto signifique también una oportunidad para los nazis de alinearse con el grupo y pasar inadvertidos... - señaló Schrödinger mientras caminaba en círculos -. Evidentemente, voto por Sócrates, aunque lo mismo me daría que fuera Servet el líder. 

Talvez nadie lo había notado por tantas cosas que ocurrían, pero Sócrates estaba anotando todo lo que pasaba desde el primer linchamiento. Entonces el señor murió y al otro le crecieron hongos. Pensaba mientras anotaba, evito dar su opinión pero creía que las cosas iban en buen camino, por ahora.

—Sócrates, siendo que algunos de nosotros de hecho esperábamos una votación de cuyos resultados se encargaría de transmitir a Marie Curie el electo líder, pero que por lo visto pocos son quienes nos atrevemos a señalar a quienes creemos más sospechosos, estas votaciones internas posiblemente no tendrán lugar el día de hoy... razón por la cual el linchado quedará a su criterio. Debo, entonces, preguntar: ¿A quién tiene pensado linchar? En caso de que aún no lo tenga decidido... ¿Quiénes son sus candidatos?

Aquella pregunta era de vital importancia, puesto que de no ser respondida y tratada entre todos, lastimosamente para bien o para mal estaría cayendo en la vil dictadura de la cual Emmy Noether había advertido... Christoph anhelaba que no fuese el caso y que, en cambio, pudiesen entre todos y de forma muy democrática y civilizada elegir a quién asesinar, o linchar... Sí, linchar definitivamente sonaba menos malo.

- No sé a dónde quiere ir a parar sacando el tema de los hongos Señor Christoph Helmchen... si lo que quiere es una explicación a aquel suceso, siento no poder complacerle, pues lamentablemente, no tengo respuesta para eso.

Mi suposición, algún tipo de intento de homicidio contra mi persona, tal vez mis cigarrillos hayan sido contaminados, pues es lo único que he tocado con mis propias manos desde que estoy aquí, pero solo es una conjetura.

Respecto a la votación... siendo Sócrates el primero en votarse a sí mismo como culpable en primera instancia, parece lógico que podamos confiar en él.

-Creo que esta de mas decir que Socrates ha de ser. Como ya lo dije ayer. Señor enhorabuena. -Le estrecho la mano a ese gran hombre renacido.

-Por otra parte, eso de elegir al líder esta muy bien, ¿Pero no deberíamos empezar también a hablar de los posibles nazis? Que sea el quien decida no signifique que no podamos hablar del tema y elegir uno en grupo, esperando que la democracia sea licita por el nuevo líder. Vamos digo yo. -Busco un sitio para sentarse y comer.

—¿Que no sabe a dónde quiero ir? —preguntó el asombroso Christoph, extrañado—. Fíjese usted; muere Pasteur, el padre de la microbiología, y desaparece Mendel, un biólogo genetista. Casualmente al mismo tiempo aparece un hombre incubando extraños hongos. Llámeme loco, pero a mí me huele a poca casualidad, aunque bueno, también es cierto que los años oxidan un poco el olfato... —dijo riendo un poco—. En todo caso. Señor Stern, algunos de nosotros ya comentamos nuestros actuales sospechosos, pero sí, lo ideal sería que todos hiciesen lo mismo.

     Joder....- mirando la mesa donde descansaba el cadáver de Fleming - que allí estaban las colitas de camarón - y dicho esto empiezo a mover parte del muerto para poder retirar las que estuvieran manchadas con la sangre del sujeto ... y perder comida... ¡¡ jamas !! ...

     Como sea... parece que nos tenemos que irr apurrando... a este paso no va quedarr nadie vivo para el postre... - levantando la vista para ver al resto quienes ya estaban tirando candidatos y demás asuntos - Y bueno - tomando una de las copas con camarones y aderezo - lo dije ya hace un rato y lo vuelvo a repetir, si logramos que tanto socrates y Servet empaten, tendríamos la posibilidad de eliminarr hasta dos de nuestros candidatos a Nazis, pero hey, si va ser solo socrates tampoco veo problema - caminando hasta uno de los asientos vacíos en donde me echo hasta que pase algo interesante - Solo quiero asegurarme de que alguien no nos intente chafar la idea.

*Much~much* *Much~munch*

-Señor Ramón y Cajal, no tiene mucho sentido lo que dice -A Copérnico le extrañaba en sobremanera que ese hombre estuviera tan exaltado y que comparase al mismísimo Sócrates con Hitler-. Permítame recordarle que si hay dos personas en las que podemos confiar de todas las presentes con Sócrates y Miguel Servet. No porque lo digan ellos ni ninguno de nosotros, sino porque cuando murieron lo confirmó el mismísimo Sigmund Freud. Que puede ser que lo haya pasado por alto, pero sabemos con seguridad que ambos son inocentes.