Partida Rol por web

Estaba intentando adivinar por que Eileen se había ruborizado de aquella manera, cuando la chica acortó la distancia entre ellas. ¡Y no solo eso! Sino que se había aproximado hacia sus labios. El corazón de Zoey comenzó a latir desbocado y se puso nerviosa. ¿Cuánto hacía que no besaba a Eileen o que no era besada por ella? Y no se refería a un simple beso de buenas noches, que incluso esos eran contados últimamente, si no a uno apasionado, ¡real! Que dijera todo lo que sentían la una por la otra. 

Pero entonces, justo cuando Zoey veía desenfocado debido a la cercanía, Eileen se apartó y la decepción alcanzó a Zoey como un jarro de agua helada. No había manera. Ahora estaba 99,9% convencida de que no habría manera de salvar aquello. Tragó, fijando la vista en el trozo de bollo de chocolate mientras Eileen se disculpaba. Creía saber por qué. Aquella maldita mujer invisible estaba siempre en sus pensamientos. 

- Supongo que mi madre se habrá echado un ligue o algo y quiere presentárnoslo a Angy y a mí.- comentó en respuesta. Intentó sonar entera, pero su voz se quebró en el último de los momentos. Tenía que irse de aquel despacho, alejarse de Eileen. Necesitaba pensar y desahogarse como pudiera. Así pues se levantó.- Te dejo trabajar.- intentó una sonrisa, ¡pero estaba tan dolida y tan decepcionada...!- Que te cunda.

Había esperado que Zoey le girara la cara ante lo que había estado a punto de hacer e incluso que se levantara para poner distancia entre ellas. Por eso, cuando notó como su voz se quebraba, su estómago dio un vuelco, sin ser capaz de entender aquella nota de emoción en su voz. Alargó la mano y la sujetó por la muñeca. Aquel contacto...realmente tuvo que contener las ganas de no tirar de ella y besarla de forma apasionada. Casi sentía deseos de besarla a la fuerza, aunque la rechazara. De obligarla a quererla. Pero en su lugar, la sostuvo así, clavándola en el lugar.

- ¿Estás bien? Hoy te noto...diferente.

Diferente: más cercana, más sensible. Quería escuchar algo que el dijera que podía tener esperanzas. Lo ansiaba, lo deseaba. Algo que le hiciera pensar que lucharía por ella. Las esperanzas que no quería concebir seguían ahí y necesitaba saber si Zoey las iba a pisotear.

¿Que si estaba bien? ¡Claro que no estaba bien! ¡Su novia la iba a dejar! ¡Su novia pensaba en otra chica! ¡Su novia rehuía el contacto con sus labios! ¡SU NOVIA NO LA AMABA! Estaba mal. ¡Por supuesto! Se sentía desdichada, confundida, impotente, ¡triste! Era horrible encontrarse en ese momento tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos. Sintiendo cómo los dedos de Eileen se cerraban en su muñeca. 

Mantuvo unos segundos la mirada en Eileen, sin decir nada. ¡¿Qué podía decir?! Si simplemente dejaba entrever cómo se sentía, aunque fuera una milésima parte, podía ser el fin. Y no se sentía preparada para aquello. No se imaginaba su vida alejada de Eileen. Así que se llenó de valor - o más bien de cobardía- y se obligó a sonreír. Una sonrisa falsa que le molestaba en el rostro. Y contestó:

- Sí. Estoy bien. Solo un poco cansada. Apenas he dormido- durante semanas.- Creo que necesito descansar un poco.

Mira tímidamente hacia la mesita de noche, donde estaban los calzoncillos de alguien del público que me los había arrojado ¿Quién estaría tan loco? Me acerco a ellos y los ojeo para ver si me han dejado algún mensaje en esos calzoncillos. Hubiera pagado por ver el momento en el que me los arrojaban, pero estaba muy distraída cantando y buscando por el publico a alguien que se le pareciera a mi nuevo amorcito. Pero, cuando Jess me entrega el correo dejo de lado los calzoncillos, al parecer usados y cojo las cartas con una sonrisa de oreja a oreja. Si había algo que me chiflaba era que mis admiradores me dijeran lo estupenda que yo era. 

La primera que cojo es, para variar un poco, la blanca. Me extrañaba una carta tan brillante y pura resaltando sobre los sobres rosas pastel y los papeles arrugados. ¿Sería de un admirador muy pulcro? De modo que abro apresuradamente esa carta. 

Finalmente y tras mucho esfuerzo, logró atrapar la maldita bola dorada en medio de aquella agobiante tormenta y con un dolor en su mano derecha que recorría todo su cuerpo. Descendió a toda velocidad hasta las gradas en busca del árbitro para mostrarle la snitch en sus manos, dar por concluido aquello e irse de allí a descansar de aquel sofocante partido. Mientras descendía, se dio cuenta de que ni si quiera sabía si habían ganado o perdido, hasta hace poco ni si quiera sabía si el partido continuaba o se había cancelado y estaba él solo volando en medio de una tormenta.

Zoey, en lugar de responderle, en lugar de decirle la verdad, sonrió de forma artificial. Estaba demasiado enamorada de sus sonrisas como para no darse cuenta de aquello. Así que una vez más, ocultó el doloroso rostro de la verdad y fingió que todo estaba bien y el poco coraje que había podido reunir para hacer aquella pregunta se esfumó como si nunca hubiera existido. Sus dedos se abrieron, soltando su agarre y bajó la mirada.

- De acuerdo... - Zoey se marchaba. Otra vez. Y sentía que ansiaba detenerla pero no sabía cómo. Escuchó cómo abría la puerta mientras sentía los latidos de su corazón palpitando por todo su cuerpo, con los ojos llenándose de lágrimas a su son -. Te... - la puerta se estaba cerrando ya en aquel momento - ...quiero.

Click. Imposible saber si la había escuchado. Volvió a tumbarse en el suelo, cerrando los ojos. Qué bien se lo iba a pasar aquella noche...

Apenas volvieron a intercambiar palabras o miradas entre ellas en lo que quedó de tarde. Se volvieron a encontrar, ya arregladas. Para aquella ocasión, Zoey había elegido un vestido que aún no se había puesto ninguna vez. A Zoey le gustaba vestir elegante y distinguida en muchas ocasiones y no le molestaban los tacones tanto como a Eileen, por ejemplo. Por ello, cuando Eileen se encontró con su novia, ésta llevaba un vestido verde que le llegaba hasta las rodillas, ceñido a la cintura y sin mangas. Se había maquillado levemente y peinado su cabello en una alta coleta lista.

Angelina insistió muy mucho en ir con ellas, por lo que, puntual como un reloj y vestida muy casual - de verdad iba vestida igual que por la mañana gorro incluído- llamó al timbre de la puerta. Al ser brujas no les hacía falta eso de pillar el metro, bus o taxi. Las ventajas de la magia era que podían aparecerse al lado justo del restaurante. Y así lo hicieron. Zoey se colocó en medio y sostuvo la mano tanto de su hermana como de su novia, mirando unos breves segundos las manos unidas de Eileen y la suya, sintiendo mil cosas al mismo tiempo. Después suspiró y se desaparecieron. 

Eran las nueve en punto cuando entraron en el recinto y un camarero les indicaba la mesa. El lugar era muy amplio, elegante, con una luz que invitaba a la relajación, de techos altos, con el típico murmullo de voces hablando al mismo tiempo y el sonar de los cubiertos contra el plato. No había mucha gente como para agobiar. Angelina se agachó para atarse los zapatos - o esa fue su excusa- de manera que ahora Zoey lideraba al trío por detrás del camarero. Fue entonces cuando Zoey paró en seco, a pocos metros de un conjunto de mesas unidas repleta de personas. Se dio la vuelta y se quejó:

Zoey:- ¡Mierda! ¡Mierda!

Chocó contra Eileen en su intento por darse la vuelta de inmediato. Pero tanto ella como los que estaban esperando en la mesa sabían que no tenía escapatoria. Ya les habían visto.

El sobre tenía la dirección de Vilma y su nombre escrito con una pulcra y cursiva letra que la chica conocía muy bien: Katherine. En el interior del sobre solo había una tarjeta de tamaño postal, blanca, con marcos rojos y una elegante letra cursiva:

Katherine Starks

&

Isaac Lahey

Y por detrás tenía escrito:

Nos complace invitarte a nuestra boda, que tendrá lugar el 15 de Julio de este año en nuestra finca a las afueras de Dublín. Nos encantaría que acudieras a tal importante enlace. Avisa cuanto antes tu respuesta y adjunta si vas a ir acompañada.  

Las señas para acudir al enlace estaban en un papel aparte.

Finalmente Kegan logró llegar a las gradas, concretamente donde estaba el comentarista y los administradores del partido. Entregó la snitch y enseguida se pusieron en camino para parar a los demás jugadores. 

La entrenadora del equipo de Kegan le instó a irse directamente a los vestuarios y lo ayudó. Una vez dentro de los vestuarios, con reconfortante calor y sequedad, la entrenadora le tendió una toalla.

Entrenadora:- ¡Bien hecho, chaval! ¡Muy bien hecho! Ahora quítate todo y pégate una buena ducha. ¿Estás herido? ¿Necesitas algo?

- ¡SE CASAN!- Grito y me pongo a brincar en la cama. - ¡Jess, Jess... Mis amigos se casan! ¡Ay madre, que emoción! Cancela lo que tenga para el 15 de Julio, debo asistir a una boda ¿Qué me pongo? Siempre he querido ir a una boda. 

Y debía estar guapa. Kat era prima de Max, Max estaría en la boda... ¿Iría con Meredith? No sabía nada de la chica. Ni siquiera si había salido de San Mungo. Pero de Max... La última vez que hablé con él le dije lo que había hecho y ya no supe más. Supongo que me odia y ya estuve mis días (en realidad meses) lamentándome en la cama con depresión. No me tenía que afectar el tema pero al menos... Que viera lo guapa que estaba y se arrepintiera de lo que había perdido. Éxito y fama ¡Já! 

En cuanto al acompañante... Supongo que pensar en Killian era lo más acertado. Albert seguramente estaría invitado a la boda. De modo que voy hacia el cuarto de mi compañero de piso con la esperanza de que no estuviera en bolas con ningún/a acompañante. 

TOC, TOC, TOC...

Pico a su puerta. 

Se deja poner caras y alguna que otra vez hace el intento de morderle los deditos. Juegan durante un ratito mientras caminan hacia casa. No está muy lejos del hotel... a unos 10 - 15 minutos por el paseo marítimo. Pero con el vaivén de la caminata y el cansancio, Dean cae rendido y el sueño vence. 

Lo arropa un poco más porque por el paseo a esas horas siempre hace fresco. Nada más llegar a casa, va a la habitación de su hijo y coge el pijama que le regalaron Rachel y Jason, con dibujitos marinos. Es uno de los que más le gustan. Va a su habitación y deja a su pequeño en la cama. En nada de tiempo, Dean ja está cambiado y en medio de la cama, rodeado de almohadas hasta que vaya ella. Le da un beso en la frente, lo arropa bien arropado y sale de la habitación, apagando la luz.

Va a la cocina ha hacerse un sandwich para comer. Abre la carta de Katherine y comienza a leer. Se escriben más o menos, regularmente. 

Las horas habían devenido lentamente pero por lo menos Eileen no había permanecido sumida en la inactividad, tumbada en su moqueta. Como siempre, había terminado dedicando horas en hacer las pociones pues era lo que mejor le permitía mantenerse ocupada mientras su mente vagaba. De hecho, sus pensamientos habían estado dando vueltas entorno a dos pociones, la Felixis Felicis y la Amortentia, preguntándose si alguna de las dos supondría una solución real de sus problemas. Al final, cuando el sol empezaba a ocultarse tras los austeros edificios londinenses, Eileen había decidido que si realmente le podían servir de algo luego nunca sabría si todo se había solucionado gracias a dichas pociones o porque así tenía que suceder de modo que lo descartó con un suspiro apenado.

Con bastante desgana, había acabado dirigiéndose a la habitación de invitados, donde guardaba su ropa para guardar las apariencias, y se había quedado mirando el armario con más frustración que interés. Tenía uno o dos vestidos que se había comprado por eso de tener de todo en su armario pero nunca los había utilizado y aquella no sería la ocasión. en su lugar, se puso una blusa negra de manga corta con diminutos topos blancos que le había regalado Zoey haría un año, a sabiendas de que ella nunca se compraría algo así a pesar de que luego pudiera gustarle. Era una de las prendas que había en su armario que Eileen consideraba formales, el problema era que según cómo se sentía demasiado arreglada y, por ende, incómoda, de modo que había acabado poniéndose unas medias, unos pantalones cortos y unos botines. ¿Estaba mona? Sí. ¿Iba apropiada para uno de los restaurantes más pijos? No. Además, oculto bajo su ropa, llevaba el colgante de caldero que le había regalado Zoey y que nunca se quitaba si podía evitarlo.

Su máxima concesión al maquillaje había sido hacerse la ralla negra en la línea de agua y eso ya le había llevado cinco minutos. En otra ocasión le habría pedido ayuda a Zoey pero temía ver muestras de hastío en ella así que se contuvo. En su lugar, se limitó a admirarla en silencio mientras esperaban a Angelina, pensando en lo guapa que estaba con aquel vestido. Además, le encantaba cuando se recogía la melena en una coleta y la ondulación que se le hacía a la altura de la nuca.

Por desgracia, llegó el turno de desaparecerse, momento en que apretó los dientes y se aferró con fuerza a la mano de Zoey. Ojalá no tuviera que hacerlo, porque en aquel momento estaba segura de que eso no contribuía a su causa, pero como siempre, desaparecerse la dejaba mareada. Nada más poner los pies en el restaurante se llevó la mano libre a la boca, rezando para no tener que hacer una carrera apresurada al baño, pero por suerte la náusea cesó.

Ninguna de las dos pareció darse cuenta, o quizás ni siquiera le importó, el ligero mareo de Eileen, pues una buscaba a su madre y la otra fingía atarse los cordones. A la morena eso le olía cada vez más a chamusquina pero no dijo nada, sólo anduvo con una ceja enarcada mientras las miradas de posaban en ella y en la menor de los Whitewood como si fueran de la peor clase de calaña. 

Estaba concentrada en eso cuando escuchó a Zoey maldecir y de pronto se encontró con sus manos en los hombros de la rubia, pues acababa de chocar contra ella. La miró, confundida y recelosa.

- ¿Mierda, qué?

Porque esas palabras no la estaban animando a asistir a aquella reunión familiar, más bien parecían confirmarle lo mala idea que había sido aquello desde el principio.

En el interior del sobre solo había una tarjeta de tamaño postal, blanca, con marcos rojos y una elegante letra cursiva:

Katherine Starks

&

Isaac Lahey

Y por detrás tenía escrito:

Nos complace invitarte a nuestra boda, que tendrá lugar el 15 de Julio de este año en nuestra finca a las afueras de Dublín. Nos encantaría que acudieras a tal importante enlace. Avisa cuanto antes tu respuesta y adjunta si vas a ir acompañada.  

Las señas para acudir al enlace estaban en un papel aparte.

- ¡¿Que qué pasa?!- Zoey parecía bastante molesta y nerviosa.-  Pasa que mi querida hermana- que aún seguía haciendo como que se ataba los cordones- ¡Me ha tendido una trampa! ¿Ves a todos esos que probablemente no estén mirando?

Y era cierto, todos los comensales de aquellas mesas las miraban.

- Son mi familia. ¡Todos! Hasta está mi padre y mi hermano que trabaja en Beauxbatons.

En esos momentos, el padre de Zoey levantaba la mano para llamarles la atención y justo Angelina llegaba hasta las dos chicas de buen humor y como si nada.

Angelina:- ¡Qué hambre! A ver qué se cuece por aquí...

Zoey.- ¡Angy! ¡Eres una maldita traidora! ¡¿Por qué no me has avisado?!

Angelina:- La última vez me dejaste con todos ellos y fue una tortura. Me prometí que me vengaría.

Zoey:- ¡Eso fue hace ocho años!

Angelina:- Mira el lado bueno, Zo. Al menos yo he venido y Eileen también.- comentó de buen humor, como si nada, antes de sonreír aún más ampliamente y dirigirse del todo a la mesa, saludando a sus hermanos y a sus padres.

Zoey la fulminó con la mirada y suspiró aún sin darse la vuelta.

No acababa de entender del todo el mosqueo de Zoey pero lo que sí tenía claro era que ella estaba sufriendo algo similar al pánico escénico al descubrir que toda la familia de la rubia les esperaban ahí.

- Zoey, ¡¿qué hago yo aquí?! - preguntó por lo bajo con la alarma en su voz -. ¡Pero si estáis toda la familia y tu familia no...bueno no lo sabe! ¿O sí? ¡¿Por qué me ha invitado Angelina?!

No, no, no, no se sentía capaz de ir allí ante todos, ya le costaba imaginarse como novia ante semejante reunión poco cordial pero como "amiga" era completamente atroz. Era absurdo y ridículo pero en aquel momento le faltaba nada para dar media vuelta y huir de allí.

Un poco más y se atraganta con el zumo cuando lee la invitación. ¡Se casan! Sabía que Katherine quería hacerlo, pero no imaginaba que tan pronto. Sabe que su relación va viento en popa y que al final es algo que cabría esperar... además, se pueden permitir un evento así.

A ella también le gustaría, pero hay que ahorrar dinero para poder pagar la guardería cuando Dean tenga que ir y también las diferentes actividades en las que podría estar interesado. Y pagar los gastos mensuales, claro. Se acaba su cena y deja la invitación en un lugar seguro. Habrá que comenzar a planearlo todo. ¡Y podrán ir a ver a sus padres! Habla con ellos cada domingo por la mañana por skype, pero no es lo mismo. Pero de alguna forma tenía que hacer que Dean los conociese y fuese familiar con ellos.

Tras acabar la cena, se da una ducha rápida. Se pone su pijama y comprueba que todo esté apagado y cerrado. Entra en su habitación con cuidado de no despertar a su pequeñín y se tumba a su lado, haciendo ella ahora de almohada para que no se escurra. Mañana por la mañana hablará con Lucas y mandará a Pixie con la carta de contestación.

Ver a Eileen cada vez más histérica la estaba poniendo peor. Necesitaba el apoyo de la morena, no sentir que debía mantener el control por la dos. Bajó un poco la cabeza, pero sin apartar la mirada de Eileen.

- ¡No puedes irte, Eileen! ¡Por favor! No puedes dejarme a solas con esa manada de depredadores. ¡No me dejarán en paz!

Angelina lo había pensado bien, porque si Eileen iba sería una cara nueva y las dos hermanas contarían con menos atención. O al menos ese era el supuesto; además, tampoco es que Eileen tuviera mucha elección. ¡Todos las estaban esperando!

Bryan:- ¡Vamos! ¡Vamos! Quiero ver a mi pequeña Zo de cerca. ¿Desde cuándo eres tan tímida?- habló el que estaba presidiendo la mesa.

Zoey cerró los ojos e intentó acompasar su respiración. Miró a Eileen, esperando su respuesta.

Aquello no podía estar pasándole, no así. Siempre había pensado que cuando conociera a la familia de su novia como tal, ella estaría a su lado apoyándola pero ahora se sentía como una maniobra de distracción.

- Joder, Zoey - masculló y fue lo único que dijo para acceder. Eileen no era buena con aquellas cosas, no era buena tratando con desconocidos y menos en aquel ambiente pijo. Algo le decía que a mitad de la cena se iba a marchar enfadada y harta.

Pero trató que no fuera así al principio de la noche. Intentando imbuirse de una falsa seguridad, se dirigió al sitio vacío que había al lado de Angelina y de uno de los hermanos de Zoey, negándose en redondo a sentarse al lado de su padre.

- Hola - por debajo de la mesa le dio un pequeño puntapié a Angelina que ella entendería. Menuda encerrona -. Siento interrumpir la cena en familia...ah...Soy Eileen Morgan, vivo con Zoey y Angelina pensó que sería buena idea que viniera a la cena pero no pensó en mencionar que estaríais todos aquí.

Ella también sabía jugar sucio, pero no iba a esperar tantos años en tomarse su venganza como había esperado la menor de los Whitewood.

Zoey se vio obligada a dar besos a todos. Su madre le dio un cariñoso beso, su padre, al que por lo visto hacía muchísimo que no veía, también, su hermano mayor, Marcus - que parecía bastante estirado- le dio tres besos a la francesa, su hermano James - bien vestido y con buena percha- le dio dos besos cariñosos y parecía el más normal de todos y Zac le dio un fuerte abrazo que la levantó dejándola sin respiración. 

James:- Encantado, Eileen.- le saludó James.- Soy James. Y no te preocupes, Angy suele hacer estas cosas. Es un placer conocerte.

Zac:- Y tanto. Una chica guapa con la que cenar está genial.- dijo este, sentado frente a Eileen, guiñándole un ojo de forma pícara.- Soy Zac. 

Lauren:- Angelina... ¿qué dijimos de las ropas?- comentó con delicadeza pero mirada de regañina.- Quítate al menos el gorro.

Angelina:- Vale...

Bryan:- Estás guapísima, hija. - decía a Zoey que no parecía muy cómoda.-  ¡Y abogada! Te has hecho toda una mujer.

Zoey:- Y tú estás... ¡ te veo bien, papá!- comentó con fingida naturalidad.

Por primera vez había oído la voz de todos los miembros de la familia Whitewood. Por triste que pareciera, estaba incluso más emocionada que asustada por ello, pero claro, seguía sintiéndose irremediablemente deprimida ante el hecho de ser, una vez más, la compañera de piso.

Dio un rápido vistazo a todos, observando algunos puntos parecidos en Zoey en lo que al físico se refería, pero no pudo entretenerse más pues sus compañeros de mesa reclamaban su atención, a pesar de que ella prefería escuchar lo que se decían Zoey y su padre.

- Sobre todo cuando la chica guapa en cuestión se ha vestido tan elegantemente para la ocasión, ¿no? - trató de bromear, consciente de que su indumentaria era cuanto menos inadecuada. Pero, como siempre, Eileen se llevaba mal con los piropos y trataba de restarles importancia.