Partida Rol por web

Bastia gruñía mientras se revolvía contra aquella criatura, llegando a usar las garras para impedir que se liberara y los otros pudieran acabar con ella.

¡Es para hoy! - rugió al ver que sus intentos no lograban nada.

Flogdegnurt cogió la idea y cogiendo una de sus flechas, le quitó la punta y disparó contra la vampira. 

Por un momento parecía que el disparo iba desviado, pero finalmente, gracias a un movimiento equivocado de su objetivo, consiguió impactar. 
 

Bastia agarra con fuerza a la elfa mientras que Ragnar le hunde la improvisada estaca tres veces en el pecho. Una de ellas debe atravesar el corazón limpiamente porque la brinchie se encuentra abrazando un montón de polvo que se desmorona.

Los brinchies lo habían logrado, la vampira ahora era polvo. Norm se sacudió. Le había costado toda su fuerza mental* no sucumbir a aquellos poderes nigrománticos. Recogió y guardó su espada. Tendría que hacer flechas con punta de madera afilada.  

—Maldita muerta viviente. Buen trabajo a todos... Abot, ¿Puedes mirar las heridas de Bastia? Cuando acabes vendaré lo que no puedas curar. 

Ya era rutina después de los combates curar las heridas de la pobre brinche, a la que reabrían los desgarros una y otra vez. 

El arquero recogió el polvo que era la Vampira y lo metió en una bolsa. Luego se puso a examinar lo que quedaba de la casita después de la bola de fuego. 

—Examinemos esto. ¿El profanador de la hoja ese se ha ido traicionándonos, no? Debimos degollarlo y tirarlo en una poza poco profunda. 

No le extrañaba nada. 

Myhal no esta a la vista...

Ragnar estaba agotado, no solo habia combatido sin para en aquella casilla, sino con la sucia perra en su mente, era poderosa y gracias a dios por su entrenamiento de monje de pan interior y lucha interior de los vicios y los 1100 pecados del alma, el podia matar en la mente como en el mundo real ...

Sitio como en uno de esos toques, el carnoso corazon era atravesado y como los ojos de esa perra, pasaron de la lujuria y el deseo de poder a la mas miseriosa muerte, algo que jamas podria haber pasado en su mente, si hubeira tenido alma, tal vez huberia llorado, pero era un vampiro asqueroso carente de alma y piedad, asi que murio como el polvo que era ...

- Creo que se ha muerto ya .. uh uh uh ... ha sido un combate duro con esta maldita elfa asquerosa ... se lo adverti, pero parece que no me creyo JEJEJE-

ragna suelta el palo de madera, y se tumba al lado del monton de polvo, como si estuviera descansando de todo aquello

ragna suelta el palo de madera, y se tumba al lado del monton de polvo, como si estuviera descansando de todo aquello

Varag recogió el palo y se lo puso al cinto. No sabía si habría más criaturas de ese tipo cerca. Le dio una palmada amistosa a Ragnar en la cabeza.

Bien hecho, monje - le dijo. Varag habia intentado ser preciso, sin éxito. El brinchie, le habia arrebatado la estaca y la habia clavado en el pecho de la vampiro una y otra vez, con rabia, sin importarle donde. Al final, uno de los golpes habia conseguido su objetivo. 

Al final, lo unico que importa es la cantidad - le habia dicho Sir Oberwald una vez, explicando los ritos de apareamiento humano en las tabernas. - No hay que ir solo a por una que te gusta. Si dice no, vete a otra, y a otra. Al final, alguna dira que si. 

Por lo visto, llegar al corazon de un vampiro seguía el mismo patrón. Se acerco a Bastia, que estaba tumbada en el suelo respirando con dificultad, y le puso la mano en el hombro con cuidado. La brinchie era espectacular. No solo habia mantenido a la criatura a raya para que el resto acabase con ella. Lo increible era su capacidad para resistir golpes que matarian a cualquiera y seguir adelante, apretando los dientes, ignorando el dolor y perseverando hasta el éxito. Si algún día se retiraba, encontraba un brinchie decente (algo que parecia ser dificil. Los que conocia parecian tener demasiada hombria o demasiada poca) y tenian mini brinchies, seguramente pasase el tramite del parto como quien oye llover. Desde luego, no podia doler mas que lo que resistia lucha si y lucha tambien.

Ahi viene Abot, Bastia - le dijo con suavidad - Aguanta un poco más. Gran trabajo.

El orco se apartó cuando llegó el druida y buscó alrededor a ver si encontraba algun arma para reemplazar el hacha que acababa de romper. Cogió una de las espadas de los zombies y la movió de un lado para otro, probandola.

Busquemos al elfo. - dijo por fin.

[PNJ] Abot se acercó a Bastia, le limpió las heridas con agua e impusó las manos sobre ellas, confiado. Su rostro fue poco a poco poniendose más preocupado, con gotas de sudor en la frente, mientras se esforzaba en cerrar las heridas de la brinchie. Al final, acabó derrumbandose, resollando. Habia conseguido cerrar las heridas, pero apenas. Habia algo maligno en las heridas de los Edhelgurth, que impedía funcionar a sus poderes.

Norm salió fuera a encontrar el rastro del elfo junto con Varag. No era difícil, aunque quizá seguir a un elfo por el bosque era más difícil que a un humano. 

—Mira Varag, creo que se fue por aquí. 

Hacía tiempo que no llamaba a Varag por su nombre, pero el elfo le había desbancado de la lista negra que Norm guardaba en su mente. Una lista por supuesto no escrita. El orco podía ser tonto, testarudo, retrasado, incompetente, sabelotodo, estúpido, culoduro, incompetente y traidor, pero al menos no era un traidor... bueno sí, pero por cerrilidad, no por maldad como el elfo. Había grados en todo. 

Bastia asintió ante las preocupadas palabras de Varag y esperó paciente a que Abot lidiase con aquellas heridas, solamente moviéndose para retirarse las cenizas del rostro.

Lo voy a despellejar vivo. - sentenció Bastia cuando Norm hizo referencia al desaparecido elfo, el cual ya había mostrado indicios de saber lo que había en aquella casa, asomándose al exterior pero siendo incapaz de ver al elfo. - ¿Alguien es capaz de ver dónde se ha escondido esa comadreja?

La magia de Abbot parece totalmente acabada y el viejo apenas logra que la herida de Bastia mejore un poco. Sin embargo la brinchie parece tener mejor pinta que el agotado korintio.

En cuanto han descansado unos minutos el grupo se pone a buscar a Myhal. Varag puede oler el miedo del elfo, pero es Norm quien encuentra un rastro fiable, que el grupo empieza a seguir.

Myhal no ha cubierto demasiado su rastro, parece que corre por el bosque con  muy poco gracia elfica. El grupo no tarda más de 20 minutos en acortar la distancia y encontrar al elfo corriendo unos metros por delante. Al verlos redoble sus esfuerzos, pero viendo que son vanos se da la vuelta y saca sus armas.

- No me engañáis. - dice - Habéis caído bajo el influjo de la vampira, o aún pero nos habréis vendido a todos y traicionado a mi reina Como Protector de la Hoja prefiero morir con dignidad que caer en la vergüenza.

—Por los Ascendidos, no se si es traidor o sumamente estúpido. Bueno, lo de estúpido ya lo sabía. 

Norm no sacó sus armas, simplemente tomó el saquito donde había metido las cenizas de la vampira y sacó unas cuantas. 

—La vampira es esto. Afortunadamente Grendalin supo cómo matarla, era invulnerable a todo salvo a madera en el corazón. Intentó controlar mi mente y de de Ragnar pero le dijimos que se fuera a esparragar  —actividad que en el pueblo de Norm era francamente pesada y te dejaba con un dolor de riñones horrible— Y Ragnar consiguió clavarle una estaca gracias al apoyo de todos. Tú lo que eres es un cobarde o un traidor. Un traidor cobarde, creo ¡Podías haberme dicho que era una vampira antes de que fuera a tratar de dejarla inconsciente!

—Ahora, o sueltas las armas y nos cuentas lo que sabes sobre esa vampira, a la que reconociste nada más verla... o te voy a cortar las manos y nos lo vas a contar, porque lo siguiente serán tus pelotas. 

El goblin no puede ocultar su frustración al ver como la elfa oscura cae inerte apenas un segundo antes de que la flecha que iba destinada a su corazón impacta con su cuerpo atravesándola de lado a lado. Con todo, lo importante era que habían vencido.

-Maldito Ragnar ¡Tú te has adelantado!

Su comentario no pasa de ser una vía para aliviar su frustración. Sin detenerse en ello, participa en la persecución a Myhal. 

Cuando por fin lo encuentran, se planta al lado de Norm con el arco apuntando al elfo. 

-Yo no problema de dar tu muerte digna. Zi tu habla, zi tú útil; yo zolo torturo, ato y llevo a raztraz. Luego entregamoz a reina. Tú elige, "protector de la hoja". 

Aún voy cubierta de la ceniza que dejó esa criatura cuando acabamos con ella. - dice Bastia sacudiéndose un poco de polvo gris del hombro después de que Norm enseñara el saquito. - La duda es si eres un traidor a tu Reina por trabajar con ella o un traidor por cobardía,

Bastia había desenfundado ambas armas y miraba al elfo fijamente.

Aunque empiezo a pensar que es lo primero, ya que sabías lo que había en esa cabaña y no habías informado antes. - el tono de la brinchie era seco, alejado del que había mantenido con Myhal durante el viaje en barco.

Dio un par de pasos hacia él.

La dignidad ya la has perido, Myhal. Varias veces. - escupió al suelo. - Lo de morir lo podemos arreglar rápidamente si no sueltas las armas.

Varag preferiría devolverlo a su gente y que ellos le juzgasen, pero si era realmente un traidor y no simplemente un cobarde, no podían dejarlo suelto. 
 

Te derrotamos junto a veinte de tus hombres con facilidad. Te protegí, solo, cuando una turba quería lincharte. De verdad creías que un vampiro sería capaz de dominarnos? Responde a las preguntas, Protector de la Hoja. No nos obligues a dispensarte el mismo trato que al monstruo. 

Bien está lo que bien acaba. Y la vampira había sido eliminada del todo afortunadamente. Grendalin no había conocido a muchos brinchies en su vida. Pero sin duda estos dos del grupo no debían ser representantes estandar de su raza. Uno era una maquina de matar y de decir lo más inoportuno cuando no debía, y la otra había sobrevido a más muertes en lo poco que la conocía que lo que había visto en sus casi doscientos años. Increíbles ambos.

Iba a ponerse a buscar algo que les sirviesa en la cabaña cuando señalaron la ausencia de Myhal. El escriba sacudió la cabeza. No se lo podía creer, o en el fondo sí que se lo creía, pero lo cierto es que cuando finalmente lo pillaron le costó no incinerarlo allí mismo.

¿En serio? ¿En serio quieres hacerlo así? Ni hablar, no te vas a escapar al dulce abrazo de la muerte tan facilmente. Tú reina va a ver realmente lo que eres, y ya lidiará ella contigo. Ríndete y ahorrate algo de sufrmiento anda. Aprovecha ahora que aún puedes.

Lo cierto es que le costó mucho decir aquello, pero algo le decía que si lo mataban allí y ahora no se enterarían de algo importante que necesitaban saber.

El elfo, rodeado por todo el grupo, tira las armas con rabia.

- Es cierto que conocía la existencia de la vampiresa. Pero no tengo nada de que arrepentirme. Vosotros mismos me pedisteis que os trajera aquí. - confiesa - Os contaré lo que se.

- Tras ser nombrado Protector de la Hoja decidí librar al Reino de toda amenaza, como era mi deber. A diferencia de mis antecesores, explore el bosque antiguo en busca de posibles amenazas. Finalmente dimos con esta cabaña.

- En ella vivía un viejo aldakar, llamado Skerlyn, y su esposa, que no era otra que la vampira Argenta. Nos acogieron con amabilidad y nos intentaron engañar como si no ocurriera nada. Pero casi nada se me escapa. Enseguida me di cuenta del demonio que tenia enfrente.

- Salimos de la casa y fuimos atacados por Argenta. Sin duda no quería dejar testigos de su inmunda existencia. Probablemente habríamos acabado allí mismo con ella, pero apareció su marido. El la convenció de que nos dejará ir en paz, y a nosotros nos pidió silencio.

- Pero yo no podía permitir que una amenaza así anidara en el centro de la Nación Elfica. Espere al día, sabedor de que tendríamos una ventaja decisiva sobre la vampiresa y volvimos a la cabaña dispuestos a acabar con ella. No nos costo mucho encontrar su cuerpo, pero antes de que pudiéramos clavarle una estaca apareció Skerlyn.

Suspira antes de continuar.

- Nos tomo por sorpresa. El viejo no era en absoluto inocente. Era un nigromante poderoso. No hay mucho que decir. Mató a varios de mis hombres a los que levanto como Edhelgurth. Por suerte pude organizar una retirada. Gracias a ello sobrevivimos yo y tres de mis hombres.

- Así fue como descubrí que los Edhelgurth habían vuelto, y nos preparamos para combatirlos.