Partida Rol por web

Con precaución, vigilando cada rincón y cada sombra, nos vamos acercando. Las armas preparadas y la esperanza de no ser quien venía a ver. Sé que no era muy común disparar a un técnico, pero tampoco era raro, y podían pasar miles de cosas para que se diese el caso.

La adrenalina hace que sienta el corazón latiendo en mis sienes, en pocas situaciones he estado bajo esa tensión, es preferible saber que te enfrentas a un peligro que meterte de cabeza en una "aventura".

 Avancé en silencio, indicando a mi paquete que se mantuviera detrás de mi en completo silencio, tal y como le había indicado, mientras yo me movía de manera sigilosa, mezclándome con las sombras, para ver el panorama y poder actuar en consecuencia, con el menor riesgo posible...

Una pena haber venido para nada espetó la mujer e hizo un gesto a sus colegas del camión que comenzaron a cerrar el toldo del camión. Vamos.

Tras lo cual se alejo sin esperar más respuestas

La señora manda... dijo el hombre encogiendose de hombros con un gesto de resignación Si te acuerdas de algo dinos lo, valdrá la pena. La 2º parte la dijo alejándose tras la mujer

Serpenteasteis entre las calles llenas de basura y ratas y algún que otro vagabundo que enmudecía a la par que empalidecía al veros pasar.

Al fín llegasteis a un cruce donde había un rastro de sangre que condicía hasta un callejón lateral donde visteis un hombre en el suelo al que le estaban descuartizando para sacarle un implante del pecho, cada vez que el segundo hombre tiraba de la placa metáliza del pecho, el cadáver se movía dando la impresión que siguiera vivo, pero era imposible que nadie pudiera seguir vivo mientras le hacían aquello.

Alrededor del cadáver había un gran charco de sangre y el propio vencedor de la trifulca que debéis haber oido antes esta a su vez empapado de sangre hasta las cejas. A su lado está una escopeta de dos cañones y tiene un machete enorme sujeto a la pierna, el por su parte parece algo mayor, con el pelo blanco y escaso en la zona de la coronilla, viste una gabardina sucia y raída y pantalones de kevlar que hacen imaginarse que lleve algún chaleco antibalas.

Observo cómo el hombre descuartiza a su víctima. Es repugnante pero no es la primera vez que veo cosas semejantes, incluso en ocasiones he hecho cosas parecidas, aunque no tan bestias como la que tenemos delante.

Ya no podemos hacer nada por el desgraciado que se encuentra en el suelo con el pecho abierto en canal. Sin duda un mal final para alguien que seguramente no lo merecía.

Le hago señas a Deathstroke para alejarnos sin hacer ruido.

Les saludé mientras si marchaban.

¿Avisarles? ¡Si ni siquiera sabia su nombre!

Bueno, que más da... ahora tenia que buscar algo de hardware..

 Observo de manera imperturbable la escena y luego sigo a mi patrón, sin hacer ruido, le sigo. Podía aprovechar que estaba distraído para acercarme por detrás y decapitar al carnicero con un golpe de espada, para quedarnos con todo, pero quien paga manda...

Irse podía no parecer tan facil como parecía, si ese tipo os descubría acechandole no se lo tomaría demasiado bien y no le culparíais, pues parecíais dos personas mal intencionadas a punto de perpetrar algo que a él no le gustaría que hicierais.

Sabes donde encontrarle, pocos pueden  entrar en el campamento y el camión y los hombres son los de un comerciante llamado Henry Blanchard, el tipo con el que hablaste no era él, pero si ha venido en ese camión trabaja con él.

¿Vas de compras pues? ¿A donde? ¿A por que?

Excelente.

Mi idea es buscar alguien por el campamento que sea capaz de ponerme el dispositivo de control de vehículo. También quiero avisar a Morimasa de que Henry Blanchard anda detrás del distribuidor que se llevo y que ha mandado a unos tipos por aquí para conseguirlo.

También quiero comprarme una moto propia, un fusil y un par de cuchillos más, jeje. Pero lo primero es el hardware.

Mi plan es comprarlo todo dentro del campamento, a gente de mi familia, aunque me salga un poco mas caro.

Miro como el sujeto intenta rudimentariamente arrancar el implante, debe estar bien colocado porque le cuesta. Me quedo rígido al ver que de repente alza la cabeza buscando alrededor por si alguien pudiese importunarlo. Por un momento creo que sus ojos se han quedado fijos en mí. Me muevo como a cámara lenta buscando algo de cobertura, mientras mi mano se aferra a la pistola dispuesta a disparar si hay peligro.

El campamento rebosaba de actividad y hubo gran decepción cuando el trueque se interrumpió y empezaron a recoger las cosas. Aún así había habido unos minutos de zoco y se podía sentir un sentimiento parecido a la mañana de navidad en el ambiente.

Os comenzasteis a alejar y tras unos pasos pareció que el carnicero oyera o presintiera algo, alzó la cabeza tratando de escuchar mejor, sin saber muy bien que era lo que sentía

Al alzar la cabeza pudisteis ver que era un viejete de rostro arrugado, barba blanca y con grandes entradas, su pelo sucio estaba enmarañado y sus dientes amarillentos se mostraban tras una boca rodeada de una frondosa barba, vestía algo de protección, parecía kevlar o algún tejido denso para parar las balas. 

No tardó mucho en ver que lo observaban y echó mano al arma...

Mierda, sabe que estamos aquí y no parece que tenga muchas ganas de resolver esto dialogando. Veo casi a cámara lenta como se abalanza sobre su arma, lo peor es que mis movimientos son aún más lentos. Trato de protegerme tras algo de cobertura como un coche o el pilar de un edificio. la pistola también hace acto de presencia y actúa como en otras ocasiones. Esperando que al ser dos blancos, dude y se piense a qué blanco disparar, lo suficiente para que nosotros peguemos primero.

 Era hora de los tiros, saqué mi Subfusil, mientras me ponía a cubierto, manteniendo la distancia con la escopeta, y comencé a disparar...

Todo parecía estar entre el destripador y el mercenario, parecieron sacar las armas a la vez y se dispararon el uno al otro al mismo tiempo, la tensión detonó en un enorme estruendo por ambas partes que acabo en menos de un segundo.

El mercenario acabo en el suelo con un enorme boquete en el kevlar que protegía su pecho, por el se veían muchas heridas sangrantes diminutas y agrupadas. La vista se le nublanba de dolor. Mientras el carnicero cayó tras un contenedor tras recibir las balas del mercenario, Felipe no podía discernir desde donde estaba si seguía con vida.

Felipe reaccionó después de los dos hombres que se dispararon mutuamente por acto reflejo sin darse tiempo a alcanzar cobertura ninguno de los dos.

El olor a pólvora y la humareda de las detonaciones flotaba en el aire pero Felipe no podía disparar a quien no veía, había caído al suelo detrás de uno de los contenedores .