Partida Rol por web

Cuando cruzó el portal hacia Malatea vió durante unos instantes al Rey de la Cacería Salvaje, estirando su gigantesco brazo hacia él, hacia su pecho, reclamando lo que era suyo. Sus jinetes y sus siervos volaban en aquella oscuridad, todos dirigiéndose hacia el. Notó durante un momento el frío tacto de la muerte cuando apareció en Malatea, sudando y nervioso, mirando hacia todos lados por si aquellos espectros habían cruzado con él.
Pero no fué así, en Malatea solo le esperaba la espera de un nuevo combate. Pasó su tiempo ensimismado, cavilando sobre su futuro, si es que lo tenía, si es que lo quería.
Apenas prestó atención a los combates que se sucedían en aquella cruz de arena.
Llegó su turno y el combate fué tan rápido como siempre.
Varias flechas se clavaron en su hombro antes de que su oponenente estuviera a su alcance, y cuando lo estuvo... nada. El poder no surgió de su cuerpo, creyó sentir en su interior la gutural risa del Rey de la Cacería Salvaje.
No había nada que hacer ya, aquella había sido su única oportunidad. Cerro los ojos y abrió los brazos, abrazando su derrota, esperando la muerte. El impacto de dos flechas clavandose simultaneamente en su cuerpo lo lanzó hacia atrás. Su brazo colgaba de la plataforma de arena donde la sangre y su capa roja hondeaban al son del agua.
La derrota pudo costarle la vida, pero el público, seguramente conmovido por la etérea belleza de aquel ser, gritaron cleméncia.
El duro castigo que su rival le había inflingido debió de acabar con su vida, pero Angel pese a su aspecto era realmente fuerte, como comprobaron los médicos de Malatea cuando empezaron a operarlo.
La operación duró horas y Angel aún no había despertado de la misma. Cuando lo hiciera -que lo haría- Angel sería Libre. Al menos tan libre como alguien buscado por El Rey de la Cacería Salvaje pudiera ser.

Para que usaría esta libertad, el tiempo lo diría.

- "¡Pero menuda bestia parda, oigan! ¡Ese Legionario es un bruto! ¡Un animal! Menuda paliza me ha dado y mira que le coloqué buenos golpes. Pero nada, que no caía.

Yo de esta me retiro. No quiero saber nada más de combates. De ahora en adelante seré un "honrado" comerciante..." -

- "Gran Maestro, ¿cómo está viendo esta Primera Ronda de combates? Como habrá podido ver, los luchadores detritianos tienen mucho que decir en este Campeonato, pese a que inicialmente no partieran como favoritos." -

- "Está claro que en los últimos tiempos, la ciudad contaminada de Detritus está produciendo luchadores como antes no se veían.

Bilis, por ejemplo, tiene un potencial destructivo asombroso.

Champiñón, aunque esté dentro del manido estereotipo de pícaro mediano, es un luchador a tener en cuenta, especialmente como vigente Campeón de Detritus.

Por otro lado, luchadores como Lagartija o Legionario tal vez estén a la altura de algunos de los guerreros de Malatea.

Sin embargo, pese a la amenaza detritiana, confío plenamente en mis luchadores. Enterrador es el Campeón de Malatea y lleva la violencia en la sangre. Follaniños ha ascendido recientemente a la categoría de Manchurrón. Dudo que los inferiores combatientes de Detritus sean capaces de derrotar a los favoritos de la Escuela del Halcón Negro.

Incluso mi luchador más novato, Humos, gana combates con indiscutible elegancia. No me cabe la menor duda de que el Campeón será un luchador de mi Escuela." -

CUARTO SOL DE TIAMAT 4480:

POR LA MAÑANA.

- "¡¡¡HAGAN SUS APUESTAS, HAGAN SUS APUESTAS!!!" -

El dia del ultimo combate ya esta aquí.

Hoy han pasado varias cosas que me han desconcertado porque se han salido de lo habitual y me han pillado desprevenida. Cuando han dicho contra quienes luchabamos resulta que el contrincante de más rango elige el lugar en el que se realiza el combate. Mi contrincante es Guarrilla, es de Malatea. Así que antes de darme cuenta, a todos los que nos ha tocado luchar allí nos han cogido y hemos partido.

Justo cuando saliamos el Instructor me ha besado en la frente y me ha deseado suerte. Se que lo ha dicho de verdad. Y he tenido el tiempo justo para despedirme de Heresunge. El me ha deseado suerte tambien y con las prisas yo solo he podido agradecérselo y le he prometido que nos veremos pronto. Aquí en Detritus, allí en Malatea o donde nuestros dioses quieran si perdemos los combates.

Durante el viaje a Malatea no he tenido tiempo de pensar mucho, salvo que allí no me conoce nadie y si ya es dificil ganar en donde te conocen....lo voy a tener complicado. Pero no estoy nerviosa, sera lo que Moradin desee.

Mientras otros luchan y yo espero mi turno, busco un lugar por el que ver la Arena. Y de nuevo me encuentro con una sorpresa. Cuadro grandes cuadrados de agua se disponen en ella. Pregunto y me dicen que tienen unos tres metros de profundidad. Si me caigo en ellos, lo tendre mas difícil aun, por no decir que me quedaré casi sin posibilidades de victoria directamente. Esta Arena es mucho mas complicada que Detritus.

Vienen a buscarme, es mi turno. Al salir a la Arena me ensordecen los gritos del publico aclamando a Guarrilla. Esta enfrente mia y su mirada me dice que va a ser un combate duro. La distancia entre ambas va disminuyendo y rápidamente cae sobre mi, hincandome su arma en el estomago y retorciendola con odio, odio que veo reflejado en sus ojos a escasos centimetros de los mios. Conforme consigo recuperar la respiracion y articular palabra entre el dolor, invoco al Guardian que raudo hace su aparicion junto a mi. Cuando el tiene a Guarrilla cerca e intenta atacarla el publico malateano grita enfadado. Nunca habia escuchado tantas cosas, ni a tanta gente, en mi contra. Al principio no sé que pensar ni que hacer ante eso, cosa que mi contrincante aprovecha para volver a hundir su arma en mi carne y el Guardian falla uno tras otro sus golpes.

A partir de ahí, vamos a turnos, intentando cada una conseguir la victoria. Una y otra vez tengo que curarme, las heridas son grandes y profundas, pero no dañan nada vital y consigo curarlas lo suficiente como para seguir luchando.

No se cuando tiempo estuve en el Arena, lo que si tengo grabado es el último golpe del Guardian. Recuerdo a su hacha bajar a por Guarrilla, yo tome impulso con mi gladius para herirla mientras reculaba del golpe del Guardian, pero no estaba retrocediendo. El golpe del Guardian le habia hecho mucho daño. Cayó a la Arena para no levantarse más. Una mirada del Guardian me hizo darme cuenta y a duras penas pude parar el golpe. Herirla estando en el suelo hubiera sido fatal para mi. Pero lo conseguí.

Los malateanos se levantaron pidiendo a gritos clemencia para su luchadora. Bajé mi gladius contenta por no tener que matarla. Y contenta por haber ganado.

De camino hacia nuestra sala, alguien me paró, no recuerdo quien, pero recuerdo bien lo que me dijo “Ahora eres liberta, ¡enhorabuena enana!” Me quede paralizada en el sitio y solo podia pensar en una palabra, un nombre. Varian. Por solo un combate no ha vivido esto. Aunque ahora el no es liberto, es libre. Una sonrisa aflora a mis labios.

Ahora estoy sentada en la sala de descanso que nos han asignado a los de Detritus. Hasta mi proximo combate tengo un poco de tiempo que estoy ocupando en lo que quiero, en lo único que me da paz y alegria. Estoy pidiendole a Moradin que guarde a Heresunge, que le haga salir vivo de sus combates para que pueda volver a la tierra que lo vio nacer como un dracónido libre. Estoy pidiendo que nadie mas muera en la Arena, ni en Malatea ni en Detritus. Que el publico se apiade de todos los luchadores que pierdan y que no se arrebaten mas vidas sin sentido. Que toda esta esta locura termine ya.

Los Vocingleros tocan la pandereta con gatos subidos a los hombros.

- "¡¡Vamos, vamos, apuesten ahora!!" -

Salgo a la Arena. Un público desconocido. En la mano una daga. Mi cuerpo desprotegido. Fue como mi primer combate en Detritus, pero hoy tenía más experiencia, mucha más. Sabía lo que tenía que hace para ganar el combate, pero no sabía si podría hacerlo.

Cuando se abrieron las puertas de la sala de descanso avancé rápidamente hacia mi adversario, dando la oportunidad de dar el primer golpe, provocándole, pero después empecé a moverme junto a las fosas. Surtió efecto y salió detrás mía. No pude esquivarle, pero sí devolverle el golpe, alejarme y provocarle otra vez.

Y otra vez consiguió cargar contra mí. Era fuerte. No podía seguir así mucho tiempo.

En un instante me concentré y me preparé para lanzarle la daga aunque estaba en cuerpo a cuerpo. En ese momento intentó golpearle pero estaba preparado y además de alcanzarle con mi golpe más poderoso le hice caer al agua.

Y no salió del agua hasta que yo mismo lo saqué cuando dejó de moverse.

Lo había conseguido. Había ganado un combate frente a un adversario muy superior, al mismísimo Campeón de Malatea. Pero eso no me libraba de mi siguiente compromiso en la Arena. Ese combate sería mucho más difícil.

- "Otro contrincante, otra muerte. Creo que nunca le encontraré el gusto a esto. Aunque esas dos mil de oro solucionarán mi economía durante un tiempo..." -

- "¡Agh! ¿Cómo he podido ser derrotado por una simple Escupitajo? ¡Encima la maldita enana se ha llevado mi arco! Me siento deshonrado. Creo que ha llegado la hora de dejar las tierras de los humanos durante una década o dos." -

- "Hoy he matado al último de la Escuela Pelícano. O, lo que es lo mismo, la Escuela Pelícano ha sido destruida por mi mano... ¡Cuán poderoso me siento!

La alegría es aún mayor al saber que mañana volveré a matar a un luchador Amarillo. Lagartija, encomiéndate a tus antepasados. Tu fin se acerca..." -

- "¿Pero cómo ha sido esto posible? ¡Pero qué despropósito! No entiendo como Enterrador, el mayor de mis luchadores, ha podido ser derrotado por ese elfo novato... Es imposible.

Ahora mis últimas esperanzas reposan en Follaniños... Y tal vez en Humos. No Humos no, ese noble jactancioso no sabe todavía lo que es sufrir y esforzarse..." -

De nuevo en la Arena de Malatea y delante mia un elfo con un arco. Ya se en mis propias carnes el daño que un arco puede hacer, lo supe en mi primer combate en la Arena de Detritus, aun recuerdo el daño que me inflingieron todas las flechas que mordieron mi carne. Y de nuevo, un arco.
Dan la señal de comenzar el combate y antes de poder dar el primer paso escucho un silbido muy bien conocido y un segundo despues siento como el frio metal de la flecha penetra en mi estomago. Grito de dolor y de sorpresa, Pimpollo no ha perdido el tiempo.

Pero yo tampoco voy a intentar perderlo y, conforme recupero la respiracion me decido por acortar espacio. Ahora solo el tiene ventaja. Corro hacia el todo lo que pueden mis cortas piernas y en pocos segundos estoy a su lado. El no es tonto y rapidamente me esquiva y vuelve a poner tierra de por medio. Tanta que no puedo alcanzarlo. Quieta junto a mi Guardian, viendo como carga una nueva flecha, miro para todos lados. Solo tengo un sitio en el que puedo intentar evitar que esa flecha no me alcance...Y sin dudarlo me tiro en el suelo detras del Guardian. Alli estoy esquivando unas pocas flechas, sintiendo como se me clavan en la espalda las siguientes. Hasta que se hace el silencio y levanto la mirada. No tiene flechas, se le han terminado.

El se acerca hacia mi, yo me levanto y me dispongo a luchar. A mi lado el Guardian blande su hacha y los tres nos enzarzamos en una pelea horrible. Los gritos del publico hacen que me duelan los oidos, todos quieren que Pimpollo gane. El elfo me ataca cada vez con mas ahinco, yo cada vez me siento mas debil, hasta que se que no aguantare mucho mas. Veo como Pimpollo sonrie y levanta su puño hacia mi. Se que no podre con un golpe mas Moradin, ayudame. Le prometi a Heresunge y al Intructor que volveria... En ese momento veo como Pimpollo falla su puñetazo y tengo delante de mi su costado al descubierto. Y unos momentos mas tarde me proclaman campeona del combate.

Mientras que parpadeo intentando hacerme a la idea, veo en el suelo el arco, el primer arma que me hirio en Detritus. Hoy es mi primer combate como liberta y lo he ganado...y en ese momento recuerdo que tal vez pueda pedir ese arma.....

Detras mia se cierra las puertas de la sala de descanso que nos han asignado a los de la Escuela Amarilla. Estoy sola, todos los demas estan combatiendo o viendo como combaten, pero yo no puedo. Estoy cansada, muy cansada... Me acerco a la chimenea que hay en la sala, casi consumida al no haber nadie para cuidarla, con el arco abrazado entre mis bracitos llenos de heridas y de sangre mia y de Pimpollo. Me arrodillo en el suelo y con una ramita comienzo a mover los rescoldos hasta que un par de lenguas de fuego comienzan a brillar de nuevo entre los carbones al rojo vivo.

Moradin, aqui tienes a tu sierva, viva un combate mas. Te doy las gracias por ayudarme hoy y por mantener con vida a Pimpollo. Te ofrezco este arma como simbolo de la primera vez que mi sangre se derramo en combate. Te ofrezco el arma del primer enemigo contra el que he luchado como liberta, a un paso de conseguir salir de aqui.... Te ofrezco este arma a la memoria de Varian... Dos lagrimas se derramaban por mis mejillas durante la oracion, mis manos acariciaban el arco sobre mis rodillas. Un par de veces se pudo ver brillar una debil luz azul a mi alrededor.

Lentamente, cogi el arco con mis dos manos levantandolo un poco hacia el cielo, alli, detras de aquellas paredes llenas de hollin y suciedad, y lentamente lo deposite sobre el fuego.

Gracias Moradin...gracias...

Durante los siguientes minutos las llamas se avivaron y me calentaron la cara y el cuerpo. Alli, de rodillas delante del fuego, cerre los ojos y segui rezando agarrando con mis manos el medallon de mi Dios, hasta que de nuevo el frio de la tarde me invadio. Abri los ojos para ver que solo quedaba una pequeña montaña de ceniza de lo que habia sido aquel hermoso arco. El fuego ya no brillaba y un suave olor a madera quemada inundaba la sala.

PRIMERA LUNA DE AVANDRA 4480:

POR LA MAÑANA.

- "HOY SE JUEGAN LOS CUARTOS DE FINAL. ¡¡HAGAN SUS APUESTAS, HAGAN SUS APUESTAS!! ¡UNO A UNO!" -

Salí a la Arena con un objetivo claro: conseguir el arco que me daría la victoria, y con ella la supervivencia, en los combates que faltaban.

Pero... la enana que ahora tenía el derecho a usar el arco, arrebatado a un arquero que había luchado con la mayor ineptitud, no lo estaba usando.

"¿Por qué? ¿Qué está pasando?"

Tenía pocas posibilidades, lo sabía, ni siquiera me había animado a apostar por mí mismo. Ya había luchado contra ella cuando no tenía a ese Guardián espiritual, y fue una victoria ajustada. Ahora, difícilmente sobreviviría... Conocía bien sus sanaciones y su  capacidad de aguante. Y había visto a su Guardián defenderla.

Pero ya había decidido que no huiría, que no me achantaría.

En cuando comenzó el combate me abalancé sobre ella para tomar una posición ventajosa que me permitiera arrojarla al agua como al Enterrador, sin que el Guardián me molestara. Conseguí la posición pero fracasé al subestimar la terquedad enana. Jamás conseguiría hacer que cayera.

Entonces comenzó un baile en el que trataba de esquivar los ataques de ambos y sufría incluso más que en mis carnes sus golpes, en mi moral las recuperaciones de la enana. Mientras, intentaba lanzar los míos a sabiendas de que sólo tenía una daga, que se la pude lanzar hasta dos veces antes de que la enana me la arrebatara, y que mis golpes con los puños desnudos apenas tenían fuerza alguna.

Para mi propia sorpresa, estando ya agotado y malherido, y luchando con el ánimo de un animal acorralado que no puede huir, me alcé con la victoria en un golpe afortunado.

¿Había prevalecido mi fuerza sobre la suya? ¿Mi voluntad de sobrevivir? ¿Corellion sobre Moradin?

Entretanto el público dio su veredicto: "Clemencia". Me alegré de ello, esta muerte era innecesaria. Pero cambié de opinión en cuanto vi que había destruido el arco, el que necesitaba, el que deseaba, el que había perseguido toda mi vida de gladiador. En realidad, la enana me había derrotado. Me había arrebatado el arco a mí también, pese a haber ganado justamente. ¿Cuál era su motivación para hacerme... esto? ¿La malicia? ¿La venganza por la vez que la derroté? "¡Maldita enana, taimada y cruel, ojalá los dioses me hubieran permitido acabar contigo!"

Apenas conseguí que el Gobernador me entregara a cambio un puñal eladrin, poderoso y de gran valor, pero ni mucho menos era lo que necesitaba. Seguramente, el Gobernador lo recuperara pronto por culpa de esa enana.
 

PRIMER MENSAJERO DE AVANDRA 4480:

POR LA MAÑANA.