Partida Rol por web

Honor de Gladiador.

C20: Arena de Detritus.

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18/06/2009, 21:32
Petaculos.

- "Veinte por Champiñón y veinte por Bilis." -

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18/06/2009, 21:36
Vocinglero.

- "¡Apuestas cerradas!" -

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18/06/2009, 23:10
[RIP] Babosa.

Al escuchar los gritos pidiendo - ¡MUERTE, MUERTE, MUERTE! - Babosa sonrío como si su predicción se hubiese cumplido, sentado en su taburete mientras seguía bebiendo tranquilo paladeó el sabor de la cerveza en su boca. No se había molestado en levantarse para ver el combate de Lagartija y Bizcochito. Ya sabía el resultado.

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19/06/2009, 18:43
[RIP] Marronoso.

La calurosa bienvenida que el público da al campeón no sirve precisamente para animarme. Las apuestas están claramente en su favor, y, lo que es peor, se por experiencia que mi oponente es un hueso duro de roer.

Como arma ha pedido una ballesta. Yo en cambio tengo mi mangual. Eso quiere decir que, si logro llegar a alcanzarlo cuerpo a cuerpo, no tendrá más que sus puños para atacarme. En cambio, mientras estemos a distancia, lo único que podré hacer será tratar de que no haga blanco sobre mí.

Pocas veces he considerado que tener un tamaño como el mío sea una desventaja en el campo de batalla, pero esta es una de esas ocasiones. Hacer blanco sobre mi es muy sencillo, de modo que tan solo me queda rogar para que al menos no alcance puntos vitales o debilitantes.

Hay dos posibilidades: o echar a correr y tratar de acercarme lo más rápidamente posible, lo cual me impedirá apartarme de la trayectoria de los disparos por la propia inercia del movimiento, o avanzar caminando, lo que me dará una postura más protegida, pero a la vez me dejará durante más tiempo a merced de la puntería del enano. Decido que lo mejor es tomar una posición intermedia: correré mientras me encuentre lo suficientemente lejos como para no presentar un blanco propicio a la ballesta, y caminaré después.

Salgo a correr en cuanto se da la señal de inicio del combate, encomendándome, no a los dioses, si no a la velocidad y fuerza de mis piernas. Llego hasta la mitad de la arena, aproximadamente, y en ese momento noto como, primero uno, y luego otro, dos saetas se me clavan muy cerca de las rodillas.

Mi carrera se ve detenida de manera abrupta. Trato de buscar energía en mi interior, de esa fuente de coraje que fue la que, en tiempos pasados, llevó a los de mi especie a tener la supremacía sobre todas las demás. Intento recuperarme... maldito enano... si se pusiera al alcance de mi mangual...

Un tercer aguijonazo sobre mi hombro. Ni siquiera lo he visto venir. De repente el cielo y las gradas cambian de posición, y el suelo se acerca a velocidad vertiginosa. Todo el paisaje ante mis ojos ahora es cielo azul y nubes blancas. El dolor y la pérdida de sangre me arrastran rápidamente a la inconsciencia, salvándome de las garras de la amargura por tan humillante derrota.

...ni siquiera tuve una oportunidad...

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20/06/2009, 00:47
Petaculos.

Como siempre, seguí los combates atentamente desde la ventana de la Sala de Descanso. Normalmente lo hacía para fijarme en cómo luchaban los demás, para aprender de sus técnicas y sobre todo de sus errores, y por si algún día tenía que enfrentarme a ellos. Pero hoy tenía también otros motivos: al final me decidí a apostar, y además de verdad quería ver si Legionario, el asesino sediento de sangre que me tenía en su lista de enemigos, moría en alguno de sus desafíos a muerte.

Aposté por Champiñon aunque realmente prefería que ganara Marronoso. El dracónido no tenía ninguna posibilidad: nunca tendría Champiñón un objetivo más grande y lento para sus dardos. Acerté.

Y aposté por Bilis, quien no sólo quería que ganara, sino que además estaba bastante seguro de su victoria. Y también acerté.

Sin embargo, la Muerte sonrió a aquél al que más se parecía. Bizcochito, el primer rival de Legionario, perdió su combate contra Lagartija y el público reclamó su vida. "Dora... no lo conseguiste... lo siento". Fue algo que me entristeció, ojalá hubiera sido al revés. Así Legionario evitó el primer desafío, y después el mismo público perdonó a Legionario su derrota. "¡Qué injusto!"

Gracias a las apuestas, al terminar el día era algo más rico. Pero aún no sabía para qué podría querer ese dinero.

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20/06/2009, 01:45
C20: Limonero, Escuela Amarilla.

- "Ay, Petaculos, eres un caso. Entre tus compañeros eres casi tan impopular como Legionario. Y ahora vas y apuestas en contra de uno de tus propios compañeros de Escuela. Sí, has ganado, y que te aproveche el dinero... pero no sabes lo que es el espíritu de equipo, de Escuela." -

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20/06/2009, 03:16
Lagartija.

Hoy es el día en el que el honor es juzgado.

Hoy es el día de la sangre, el día de la arena, el día de la muerte.

El primer combate ya se ha celebrado y el Capa Roja conocido como Champiñón ha demostrado una vez más su superioridad venciendo fácilmente y sin esfuerzo a mi hermano de raza. No en vano es el Campeón de la Arena. Y el clamor del público ante su victoria, que se repite en los ecos que llenan esta mañana gélida, apenas logra alcanzarme dada mi concentración. Mi espíritu está centrado en mi desafío, en mi reto a muerte a la mediana conocida como Bizcochito, la pícara Dora. La calma, la paz se han apoderado de todo mi ser y cuando resuenan las notas que me llaman al combate, salgo a la luz de la Arena, y los vítores de un pueblo que se alimenta de la sangre que ha de derramar mi gladius me ensordecen momentáneamente. Y siguiendo mi viejo ritual, alzo mi espada a modo de saludo a esa horda de carroñeros. Con rostro serio y circunspecto, miro alrededor y el destello refulgente que el sol extrae de mi arma es casi una señal de lo que está por ocurrir.

Sin precipitarme, avanzo desde mi posición y alcanzo a ver el brillo de la daga de mi adversaria cuando ella se mueve. Igual que la lava fluye por las faldas de la Montaña de Fuego cuando ruge, siento que las viejas lecciones se abren paso desde mi interior y me conducen a un estado de frialdad, donde soy capaz de medir mis pasos, mis acciones inmediatas, la estrategia a seguir. Hoy defiendo algo que va más allá de lo exigido por la Arena y sus jornadas de combate.

Y entonces, empieza el todo por el todo. Mi corazón bate con fuerza, la adrenalina riega mi sangre e inunda mis músculos, mi respiración se acelera. Cuento doce zancadas antes de iniciar una carga contra mi adversaria y la primera sangre es mía. Es el cuerpo a cuerpo. Gladius contra daga, mediana contra dracónido. Su contraataque es rápido, felino y su filo se abre paso entre mis escamas al tiempo que siento como mi cerebro se embota. A pesar de ello soy capaz de hacerle frente y mi espada cercena su carne, al tiempo que mi aliento venenoso hace mella en sus pulmones. Está malherida pero su reacción se fulgurante y en un doble ataque de su daga, mi sangre verde baña la arena. Mis heridas son graves pero no lo suficiente. Siento despertar en mí la furia de mis ancestros que hincha los tendones, nervios y músculos de mi brazo, dotándolos de la fuerza necesaria para herirla una vez más antes de refugiarme en la fe de mi mantra curativo. El calor de la Montaña de Fuego crece en mí y la sangre deja de manar, y muchas de mis heridas cicatrizan.

Ataque, esquiva. Contraataque, esquiva. Medimos nuestras respectivas fuerzas, mientras nos tanteamos en ataques breves e infructuosos. El cansancio comienza a hacer mella en mí y como si ella lo presintiera busca un hueco en mi guardia y su hoja halla un profundo camino en mi carne maltrecha. Por un instante veo mi cuerpo sajado y la profunda herida. Mi única oportunidad es aguantar hasta que sus heridas hagan mella en ella. Mi mantra resuena una vez más y por la arcana magia curativa de los de mi clase sé que lo conseguiré.

Los segundos se precipitan, nuestros ataques se multiplican y en un instante todo acaba. Mi gladius busca refugio en su vientre y la mediana cae al suelo escupiendo sangre.

Es el momento en el que el público debe juzgar y su castigo no se hace esperar.

¡MUERTE MUERTE MUERTE MUERTE!

¡MUERTE MUERTE MUERTE MUERTE!

¡MUERTE MUERTE MUERTE MUERTE!

¡MUERTE MUERTE MUERTE MUERTE!

El clamor del pueblo cubre la respiración jadeante de Dora, el borboteo de la sangre que mana. Sus ojos se clavan en los míos, con un silencioso mensaje que solo yo sé interpretar. Con un movimiento fugaz pongo fin a su sufrimiento, mientras murmuro mi despedida. Que Kord te acoja en su seno.

Me arrodillo a su lado, cojo su diminuto cuerpo entre mis brazos y entono una oración que nadie ya puede escuchar, salvo los dioses, por su alma. Me levanto y abandono en silencio la Arena.

Hoy es el día en que los dioses han juzgado el honor y lo han considerado de su agrado.

 

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20/06/2009, 11:27
[RIP] Bizcochito.

El primer combate del día estaba terminando, con Babelín como campeón de nuevo, mientras el pobre Marranoso caía ante él de nuevo. El enorme ser, siempre dispuesto para la batalla y que tan sólo vivía para pelear, no tenía demasiada suerte en su lucha contra el mediano, pero al menos, salía vivo del combate para seguir intentándolo. No dudaba en que así iba a ser, aunque esperaba que el día que lo venciera también el mediano pudiera continuar con vida, que aunque iba un poco a lo suyo, no era mala persona y tenía derecho a disfrutar de la “ libertad “ recién ganada.
Las bailarinas hacían sus bailes en mitad de la arena, ya no me quedaba apenas tiempo y después de estos últimos días, en los que por mi estado de ánimo había sido incapaz hasta de salir de la posada, no estaba ni mucho menos preparada para el combate que se avecinaba. Diría que me me presenté a la arena porque le había dicho a Lagartija que lo haría, pero en el caso de haberlo podido elegir, no sé si en verdad lo habría hecho, creo que sí, pero esas cosas no se saben con certeza hasta que no ocurren.
Salí a la arena, e intenté hacerlo de forma digna, no como había hecho muchas otras veces que únicamente hubiera faltado que me echara a llorar. La dureza de carácter, es algo que se forja a raíz de los acontecimientos, y yo, había conseguido al menos que no se me notara que aborrecía tener que matar a sangre fría como hacíamos cada vez que combatíamos a muerte. Era una auténtica salvajada de la que formábamos parte y aún teniendo la libertad, parecía imposible escapar de ella.
Saludé al público con las manos cuando se abrió mi puerta y con  una de mis mejores sonrisas, totalmente fingida, eso por supuesto, pero tan cegados estaban por el espectáculo que no parecía que ninguno fuera a percatarse de ello.
Allí estaba. Justo en la otra punta de la arena, podía ver a dracónido que me había citado hoy aquí, a hablar con la muerte a cerca de si me acogería hoy o no en su seno. Para él, todo lo que había sucedido era un problema de honor, algo que me molesté en mancillar. Para mí, una broma, quizás de mal gusto, pero tan sólo una broma sin malicia. Aún así, por considerarlo el amigo que le he considerado desde que salí de la escuela azul, si tenía que dejar de respirar prefería que el honor y la gloria de una víctima más se la llevara él, más que cualquier otro.
El combate comenzó y a pesar de que golpe tras golpe conseguíamos acertar el uno en el otro, el poder de autocuración que poseía mi adversario, hacia que mis golpes fueran prácticamente inútiles.  Buscaba el mejor punto entre sus escamas para clavar mi daga, haciendo un grave herida, que instantes después había sanado sin explicación ( al menos sin explicación lógica para alguien de mi raza). Golpe tras golpe, mi vida se apagaba y mis fuerzas menguaban a la vez que la sangre comenzaba a brotar con fuerza de mis heridas.
Llegó el momento en el que no pude más. Mi cuerpo cayó al suelo, sintiéndome como una muñeca de trapo a la que atravesaba un dolor atroz. Acataría el veredicto que tanto odiaba cuando hacía que tus manos se llenaran de sangre de un compañero, de un amigo o de simplemente alguien a quien ya nunca tendrás la oportunidad de conocer tras clavar tu arma en su corazón. Acabar con una vida no es algo sencillo, pero aquí, debías a prenderlo o fallecer en el intento.
El público, los mismos que me aplaudían en los otros combates, había decidido que ya era mi hora de abandonar este mundo, clamaban por mi muerte y así sería.
La pregunta que tendría todo el mundo, es qué se nota cuando mueres. Pues la respuesta es calma. El dolor que sientes en ese momento cesa, haciéndote sentir ligera como una pluma. Te sientes liberado. En mi caso, una liberación absoluta al saber que no tendría que volver a enfrentarme a nadie en la arena y que el juego de matar para sobrevivir había llegado a su fin. Al conseguir salir de la escuela amarilla, pensé que quizás mi vida volvería a la normalidad, que tendría oportunidad de rehacer mi vida y volver a ser feliz. Tan sólo me engañaba a mi misma. No quería ver que todo lo que había sucedido no me hubiera permitido volver a ser feliz nunca, nunca hasta ahora.
Recordé a mis compañeros cuando la oscuridad se cernía sobre mí, tanto los que seguían vivos como aquellos que fuimos dejando por el camino, pero las imágenes se sucedían demasiado rápido en mi cabeza, pasaban veloces ante mis ojos, hasta que la oscuridad lo ocupó todo por completo.

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21/06/2009, 10:45
Angel.

A Angel lo habían llevado allí, a aquella sala de descanso roja para observar y eso es lo que hizo, apartado, iba observando con ojos calculadores cada combate que sucedía en la arena. Sobretodo de aquellos dos que había visto en sus entrenamientos, los dos medianos.
Vió como Champiñón vencía sin dificultad a aquel engendro extraño para ambos luego salir con vida de la arena.
Tras ello combatieron dos gladiadiadores que el eran totalmente desconocidos, aún así se quedó con el nombre de la tal Bilis que recordaba que había hecho una breve visita a su sala de descanso antes de los combates.
En el combate de después, mucho más igualado ya que ambos luchadores se enzarsaban cuerpo a cuerpo, salió vencedor otro engendro. Esta vez sí se acabó con la vida del perdedor, a petición del público.
En el último combate, en el cual poco le importaban los participantes, le sorprendió mucho que al perdedor, lejos de el público pedir que muriese, pideron que se le perdonara. ¿Porqué?

Un brillo de desconcierto iluminó sus dorados ojos, el público era la clave para la supervivencia.
Su impasible rostro no mostro el profundo Asco que le invadió de saber que aquella Basura maloliente, que aquellas subcriaturas que se pudrían lentamente desde el mismo momento en que nacían hasta el momento de su muerte eran la clave de su destino.

Maldijo en silencio mientras esperaba que se lo llevaran a su habitación de un momento a otro.

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21/06/2009, 14:33
Bilis.

Llegó el día del combate, el combate a muerte que yo misma había buscado, y me sentía en paz. No me afectó la frialdad de Champiñón cuando me escoltaron a la sala de los Capas Rojas, ni el mutismo del eladrin. En cuanto a Dora….la pequeña mediana amigable que tan extrañamente había traicionado la confianza de Lagartija. Me quedaba sin duda mucho para entender las complejidades de las relaciones.

Asistí casi sin verlo al combate entre Champiñón y Marronoso. Estaba sentenciado de antemano. La única vez que el Campeón pudo ser vencido fue porque luchó contra dos de nosotros a la vez.  Intuía que el dracónido poco podría hacer contra los devastadores ataques a distancia del mediano. Luego vino el primer combate a muerte. Lagartija contra Dora.  Uno de los dos moriría hoy si no lo salvaba el público. Por primera vez Dora luchaba cuerpo a cuerpo cambiando el arco por la daga. Sus ataques fueron certeros pero no suficientes antes la extraordinaria capacidad de curación del dracónido.  Hacia la mitad del combate, tuve la certeza de que Lagartija se haría con la victoria. Y así fue. Y la suerte de la mediana se acabó en esta tarde de inverno cuando el público le volvió la espalda y la condenó a muerte.

 

Y ahora es mi turno. Salgo a fría luz invernal que ilumina la arena. A enfrentarme a la muerte que yo misma he elegido, encarnada en la figura del humano sediento de sangre apodado Legionario. Ya no hay dudas, ni desesperación, solo claridad en mi mente y frialdad en mi alma, y en algún sitio dentro de mi, contraído y escondido pulsando para salir, todo el furor de mi herencia demoníaca.  Los sonidos de la Arena desaparecen y sólo oigo mi respiración pausada; y sólo veo la figura del humano que será mi verdugo o mi víctima.

Avanzo decidida sabiendo lo que he de hacer. No tarda mi oponente en acercarse lo suficiente, y cuando lo hace no dudo. Siento mi sangre arder y la furia desatarse y correr por mis venas, concentrada en un río de fuego líquido que le impacta. Y casi sin ser consciente, mi rabia se condensa en un nuevo ataque de fuego. Exaltación, poder…sensaciones que ya conozco bien y que me impulsan. Por un instante, me dejo llevar por el frenesí de la lucha, por la alegría siniestra de la ira, escasos segundos en los que mi oponente, a pesar de sus heridas carga contra mi. Lo tengo encima preparado para asestarme uno de sus poderosos golpes.  Pero los Dioses  se muestran benévolos conmigo y su ataque no me alcanza. Sus ataques se suceden hiriéndome levemente. Quizás Bella tenga razón y algún dios en algún sitio ha decidido que debo seguir viviendo. Quién sabe. Pero lo cierto es que, mientras esquivo los golpes del humano, descubro, con una lucidez que creía haber perdido, que  no deseo morir. No ahí, ni de esa forma para regocijo y entretenimiento de la chusma. Siento un estallido de odio. No, no voy a morir – pienso – mientras lanzo toda mi cólera en un último ataque ígneo.

El humano se tambalea y cae a mis pies, quemado por mis hechizos. Oigo como a lo lejos el clamor de la multitud. Poco me importa que me aclamen o me abucheen. He derrotado al  humano, como derrotaré en el futuro a esa raza innoble. Pero para eso debo vivir, debo vivir y seguir con mi propósito.

La chusma pide clemencia. Las palabras del gobernador me sacan de ensimismamiento. Reojo el hacha que he ganado, por un breve instante tengo la tentación de cortarle la cabeza a mi adversario con ella. No, Skara – me digo – no malgastes tus oportunidades. Vive para vengarte de todos ellos en el futuro.

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21/06/2009, 22:10
[RIP] Champiñón.

 Aun con la ardiente mirada de la bruja en mi pensamiento, salgo a la arena, la cual está fría, al respirar sale de mi boca el vapor como si fuese humo de pipa, umm... hace mucho tiempo que no pruebo el tabaco.

 

El Gigante, el ancestral dracónido se deja ver en la arena, el clamor del público está a mi favor, desde luego, la victoria está proxima, más proxima quedó cuando, por el ímpetu de marronoso, deja a mi puntería sus órganos vitales, con dos sendos virotes, dejo sus piernas lisiadas, sin posibilidad de correr, al filo de la derrota, no tardaría otro virote en clavarse en su hombro. El dracónido cae el suelo, y los curanderos se lo llevan.

 

Vuelvo a la sala de de descanso, al mismo tiempo, al mismo tiempo que bailarinas danzan para satisfaccer de otro modo al público de las gradas, un publico sediento de sangre.

 

Bizcochito sale a la arena, es el primer combate como compañeros, pero la relación no era especialmente buena, me parecía que Dora podría acabar con el Dracónido facilmente, fue un error, el combate se volvió una agonía para Dora, pero también para mí. Desde luego, no tenía la menor idea de por que se procupaba por ella, en definitiva, todos los medianos son familia, y  no estabamos especialmente unidos. Por otro lado, Lagartija, mi mejor compañero de la escuela, el que me ayudó a ganar y el que me enseñó... Lagartija contra Bizcochito, eran los únicos luchadores con los que me había relacionado. El final, para mi inesperado, acabó por entristecerme como nunca lo había hecho desde mucho tiempo atrás, cuando aun era pequeño y lloraba por todo. Dora ya no está, y eso me aturde.

 

¿Por qué a muerte, por qué ellos dos? Nunca lo sabré, ya que preguntar no sirve para nada.

 

 

Bilis, mi proxima rival, con un potencial asombroso, una bruja que invoca los poderes del mismisimo infierno para matar...

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22/06/2009, 02:01
Legionario.
Desde su posición Legionario vio los combates sin inmutarse, sabía que Champiñón iba a vencerme había comprobado su potencial en la prueba del rey de la colina, y así fue, dañó ágilmente y eficazmente con su ballesta, al segundo combate le prestó algo mas de atención, en un principio creía que la mediana se impondría, pero el  reptil resultó ser mas de lo que ella esperaba y consiguió una gran victoria, y para algo que podría haber sido sorpresa para cualquiera, menos para Legionario, el público reclamo la vida de la famosa mediana, Legionario sabía como se las gastaba ese tipo de gente, un día te idolatran, pero en cuanto están sedientos de sangre, reclaman ese sacrificio, por un momento sintió lástima por esa criatura, pues ante todo odiaba esas injusticias...
 
El había matado a unos hombres, pero todo tenía una explicación..." Si, todo la tiene, solo hay que buscarla..." Desde su posición vio como llegaba su turno, luchaba a muerte contra la Teifling, un ser que no le acababa de agradar, ya tuvo en ese momento algún tipo de presentimiento extraño, pero lo dejó pasar, normalmente cuando le sucedía sabía que debía hacer, pero en ese momento sin saber por que, sabía con casi absoluta certeza que pasaría una prueba de la cual algo debía aprender.
 
Había estado pensando en su combate entre baile y distracciones de los combates anteriores, y ahora se recriminaba el no prestar atención a algún combate que su contrincante había echo con anterioridad, Legionario estaba en posición para salir, y el portón se abrió para que ese saliera, en cuanto pisó la arena no tardaron en escucharse los abucheos del público, era de esperar y eso lo sabía de antemano Legionario, por ello no les prestó la mas mínima atención, su vista estaba fijada en la salida de su adversaria.
 
Bilis comenzó a moverse, y Legionario desde su posición y con mirada de desconfianza adelanta unos pasos, la ve extraña, como si estuviera pero si estar, Legionario siempre había sentido aprensión a ese tipo de cosas, y eso le hacía recelar, quizá era un error pero no podía evitarlo, odiaba y desconfiaba de todo aquello que no lograba entender...
 
Sin esperarlo la hija del infierno lanza una maldición a Legionario mirándole directamente a los ojos, este se estremece sin saber por que, pero seguro de que la cosa había empezado muy mal para él, de repente hechizo de fuego y una especie de lava caen encima de su cuerpo, haciéndole graves daños, Legionario se había visto sorprendido por el echo de tener recelo de lo desconocido, y sabía que lo pagaría muy caro, aún así no dejaría de luchar, pues lo llevaba en la sangre, y se debía ir al infierno, en ese momento sabía que estaba muy cerca, o así lo sentía.
 
Mientras estaba en llamas, ya fuera causa de la maldita bruja o a causa de los dolores que le causaba el fuego junto a la maldición, a Legionario le pareció ver un gran demonio astado que lo llamaba, estaba seguro de que estaba delirando, de una cosa estaba seguro desde la distancia no tenía nada que hacer, y su adversaria no tenía ninguna intención de acercarse, aún la veía extraña y aún tenía fuego por el cuerpo, con un esfuerzo logró hacer que las llamas se disipasen, y tal vez por valentía o por frustración se lanzó a por ella con todas sus ganas, pudo llegar hasta ella, pero las heridas y el cansancio y los hechos ocurrido lograron hacer mella en el humano haciendo que errase el golpe que tenía preparado, aún así logró mantener la distancia con ese ser despreciable, ahora que estaba a tiro de piedra no la perdería, aunque estaba seguro que la vida se le iba desvaneciendo...
 
La teifling seguía con sus trucos y Legionario malherido casi de muerte solo tenía una oportunidad, preparó su mejor técnica y golpe, si lograse acertarle dar tal vez tuviera alguna oportunidad, pero su estado era tan deplorable que apenas la rozó, aún se pudo defender algo y lograr golpear a su adversaria, pero el destino lo había elegido para abandonar esa dimensión terrenal, y la teifling no desaprovechó la oportunidad acabando con las energías del humano sin contemplaciones, Legionario yacía en suelo de la arena esperando el golpe de gracia, rememorando tiempos mejores, en los que era un joven apuesto que ingresaba en las filas de la legión, cuantos sueños, cuantos planes de futuro, todo eso había acabado, era la primera vez que sentía que su alma lo dejaba, apenas oyó como el público pedía clemencia ya se había desmayado, estaba en un plácido sueño de descanso esperando el fuego del infierno a que lo recogiera, pero el calor que sintió no procedía del infierno, lo que sentía era bondad, un calor que restablecía, era un calor nunca sentido, bondadoso y lleno de plenitud y honestidad... "De donde procede, es esto..."
 
 
Bella hacía su primera intervención en el cuerpo de Legionario...
 
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22/06/2009, 08:18
Arena.

- Tras los combates de la Jornada, los luchadores esperan a que se vacíen las gradas.

- Una vez el lugar se ha despejado, los luchadores amarillos regresan a la Escuela Amarilla junto al Instructor Amarillo, Limonero y los Guardias.

- Lagartija, tras recibir primeros auxilios, se dirige a su casa a descansar.

- Champiñón se marcha a su posada, dispuesto a descansar un día al menos.

- Angel se queda solo hasta que lo llevan a su celda a dormir.

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22/06/2009, 08:22
CALENDARIO.

TRANSCURRE EL RESTO DEL DIA DE LA SANGRE Y TAMBIÉN EL DIA DEL SOL SIGUIENTE.

CUARTA LUNA DE BANE 4480:

POR LA MAÑANA.

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22/06/2009, 08:23
Arena.

- El día del Sol pasó plácidamente. Nadie tenía ganas de entrenar y los guaridas y demás personal estaban de resaca.

- Un nuevo gélido día ha amanecido y hoy Angel sabe que sí le tocará entrenarse.

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22/06/2009, 09:53
Angel.

Angel había visto el nivel físico que lucían todos aquellos luchadores y sabía que en ese aspecto el estaba muy por debajo. Sí, mágicamente estaba mucho más preparado -sin obviar el poder que emanaba de su pecho- que ellos, pero no solo podía depender de la mágia. El Eladrín quería ser tan fuerte para ganar a aquellas subcrituras incluso en su propio juego, y eso le llevaría mucho tiempo y esfuerzo.

Se impacientó esperando que alguien le abriera la puerta de su jaula, así que la forzó facilmente y se puso a entrenar copiando los ejercicios que había visto hacer a otros luchadores. Correr, abdominales, flexiones, arrastrar peso y repetir todos los ejercicios de espada contra aquellos muñecos.

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22/06/2009, 13:41
C20: Azuzabestias Pularr.

- "¡Vaya! Si que tienes energías esta mañana. He ido a buscarte, pero al parecer anoche el guardia se dejó tu celda abierta. ¿Has desayunado ya?"

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22/06/2009, 14:12
Angel.

El Eladrín negó con la cabeza al escuchar la pregunta, comunicarse con las subrazas en silencion se le hacía más digno, más llevadero.

Aún así su estómago casi aullaba de hambre, negar la evidencia no hubiera sido demasiado inteligente.
Además Angel tenía que admitir, que la comida que servían, tan distinta a la de su hogar, le gustaba.

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22/06/2009, 17:32
C20: Azuzabestias Pularr.

- "Pues pásate por el comedor de abajo y come algo. Hay gachas de avena y té caliente. Se supone que hoy o mañana vamos a tener visita oficial del Gobernador Provincial de Perditia, así que la Arena ha de estar presentable. Y eso te incluye a ti, tienes acceso a la sala de aseo de la Sala de Descanso Roja. Allí te hemos dejado ropas de entrenamiento nuevas. Después del desayuno aséate y adecéntate bien y ponte las ropas nuevas." -

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22/06/2009, 19:09
Angel.

El Eladrín comió tranquilamente, disfrutando de la comida y la soledad... cuando hubo acabado el plato fue a labarse y cambiarse a la sala de aseo de la habitación desde la cual había observado los combates y la muerte de la mediana.

Allí se limpió y arregló, se arregló rapidamente el pelo en una coleta con una fina hebra de seda roja y luego se vistió con aquellas nuevas ropas, mucho más cómodas que las anteriores además de que tenían mucho más estilo. Le encantó los detalles ribeteados de rojo de la ropa y, sobretodo, aquella capa roja.
Sonrió para sí mismo, si había dos escuelas, estaba claro que la otra -la amarilla- eran aquellos que no habían querido pagar tan irrisorio precio por el.
Le habían insultado y él iba a hacer que se arrepintieran todos ellos de el día que eligieron no comprarlo.

Se puso aquella especie de uniforme de Capa Roja, luego se quedó pensando... Soy un Capa Roja
Le gustaba como sonaba, sí, le gustaba, decidió el Eladrín mientras observaba entre sus manos aquella capa cuyos pliegues caían hacia el suelo como sangre.

Al momento se dirigía a entrenar a la arena otra vez, sintiendose un poco más en casa.