Partida Rol por web

Eres astuta, eso está claro y la verdad es que no tienes dificultad alguna de lidiar con ese aroma ya que el Salvio Hexia no solo te protege creando una pequeña cúpula transparente, sino que puedes revelar los maleficios que hay a tu alrededor en un juego de colores que pese a lo bonito, dan impresión. Fácilmente son como unos diez tonos diferentes, lo que te da a entender sobre el funcionamiento del laberinto y la genialidad de los magos que lo han creado. 

Pero todo aquello resta importancia cuando en ese mismo pasillo, de nuevo los caminos se cambian y la Copa está allí brillando intensamente a la espera de que alguien pueda cogerla. Sólo que en medio de tu objetivo, ya sin que te afecte de momento el aroma ni las maldiciones circundantes, es el sonido de la varita al evocar un conjuro lo que te alerta. 

Visna está intentando hacer algo parecido, cruzando las paredes de la misma manera que tu. 

¿Habrá visto la copa?

La decisión al parecer está tomada en ambas partes, de alguna manera esta pequeña conversación hace que de repente el Laberinto haga de las suyas y las paredes se mueva cambiando hacia diversas direcciones. Pero ninguna muestra lo que Hiro ha visto, aquel centro con la Copa del Torneo allí resplandeciente en el centro del mismo. Los minutos siguen allí, latentes mientras se consumen uno tras otro, Amelie no puede avanzar porque se abren y se cierran demasiado rápido como para que ella pueda optar por uno. 

Finalmente uno se abre y la salida queda definitiva, pasan los minutos y nada, sigue allí dando la impresión de que no habrá más cambios y la duda en ambos es la siguiente:

¿Será el camino directo hacia el Triunfo?

Amelie ya lo tenía decidido, así que sale corriendo en esa dirección y para su sorpresa descubre algo más, pero dependerá de ella al asomarse decidir el informar a Hiro o no. Salvo que él también se dirija hacia el mismo lado, ambos descubrirán lo mismo. 

Te asomas con todo el miedo que hay en ti, a costa de que el asiático quiera atacarte con tal de pillar la copa y lo que descubres al desviar la mirada hacia la izquierda por puro instinto, es la Copa al final de aquel pasillo de cemento, el famoso centro del Laberinto. Pero no eres la única que lo ha visto, sino que también Lorelei lo hace ya que ella se encuentra allí conjurando algo con la varita por el juego de luces que se refleja. 

Aunque también lo ha visto. 

Ahora una segunda persona aparece y ha descubierto la copa, es Amelie. De momento no ha avanzado, se ven las dos en aquel lugar y toca hacer algo. Más aún sabiendo que Visna está demasiado cerca y no se sabe si Hiro también lo está. 

Pensó en su hermano al notar el aroma que impregnaba el ambiente, y solamente se le ocurrió una solución, sería como respirar debajo del agua, solamente que en aquel laberinto

Caput Vullae

Notaba como aquel hechizo le recubría y le permitía respirar, dejando un poco de lado aquel aroma. Miró a Lorelei y lo dudó por un momento, pero apretó la varita, tomó aire, e hizo lo que se suponía que debía hacer mientras corría hacia ella

Impedimenta

Lanzó para intentar acabar con el hechizo que la bruja se había echado sobre ella

Mi mirada se cruzó con la de Visna justo a tiempo para ver cómo su varita se alzaba en mi dirección y cómo la palabra escapaba sus labios. Compañera, amiga y enemiga. Era inevitable. Todos sabíamos para qué estabamos ahí, y pasara lo que pasara, ninguno nos lo podíamos tener en cuenta. Habíamos aceptado participar hasta la última consecuencia. Lo que ella no podía saber era que me había preparado.

El escudo que había conjurado sobre mi misma cumplió su propósito, bloqueando su impedimenta con un resplandor. Y fue ese momento de confusión el que aproveché para, determinadamente, alzar mi propia varita hacia ella. Si hubiera dicho que lo sentía, estaría mintiendo, pero no era nada personal. Era el precio de la victoria.

—¡DESMAIUS! —Bramé con el fuego ardiendo en mi mirada.

Independientemente del resultado del hechizo, ya no podía permitirme detenerme. La copa estaba ahí, delante. Estamos todos demasiado cerca. La duda es el final.

Así que, después de lanzar el conjuro, empecé a correr en dirección a la copa, lanzando miradas alerta a mis lados para evitar una sorpresa en el último momento. Solo va a ganar el primero en agarrarla. ¡Sólo necesito un poco más!

Los minutos a la espera de que se abriera el siguiente camino tenían ansiosa y nerviosa a la francesa, atenta a su rival, hasta que los pasillos permitieron de nuevo continuar avanzando. Mientras Hiro se quedaba allí, esperando, Amelie se echó de nuevo a correr. Sonrió al ver que su decisión daba frutos, pero vio que no era la única que se encontraba tan cerca de la victoria. Lorelei también había llegado, y movía su varita, aunque la rubia no podía estar segura de por qué. ¿Habría alguna barrera o trampa que no estaba viendo?

Dudó unos instantes, pero no lo pensó más, lanzándose en dirección de la copa, esperando que si era más rápida, pudiera ganarle la mano a la estudiante de Hogwarts.

Hiro se mordió el labio. El laberinto cambiaba, pero el pasillo no aparecía. No podía quedarse ahí. Si perdía por esperar, no se lo perdonaría jamás. Tras mirar una vez en la dirección que debería estar la copa, corrió en dirección a Amelie que, por alguna razón, se había detenido.

¿A quién se le ocurre meter dementores aquí? Dijo, mientras avanzaba hacia la francesa, que parecía estar más asustada que él.

Amelie se echa a correr, claramente ha visto algo que tú no y cuando logras asomarte, allí está aquel extenso pasillo donde en el fondo está la Copa del Torneo. Ella lo ha visto, pero no es la única ya que en medio de aquel alboroto de reacciones, está Lorelei y Visna enfrentadas. Una se encuentra envuelta en una especie de cúpula a la que le rebotan los hechizos (La pelirroja) y la otra, magistralmente ha defendido con astucia el ataque que la alumna de Hogwarts le ha conjurando. 

Había comenzado la joven de Durmstrang con ese enfrentamiento, y ahora ambas quieren lo mismo. Igual que Amelie y tú. 

La copa está allí, esperando por su dueño mientras surgen situaciones en aquel pasillo que marcara el destino del futuro ganador del Torneo de los Tres Magos. Por un lado es Amelie que asomada desde el pasillo lateral, justo en una bifurcación que se ha abierto hace realmente nada, decide salir corriendo hacia su objetivo a sabiendas de que el trayecto es largo. 

Lorelei aún con su protección que la mantiene indemne, recibe un ataque de Visna que es bloqueado y cuando inicia la carrera también, intenta conjurar un impedimenta que rápidamente es bloqueado por aquel protego de la chica del Norte. A simple vista se observa que no será fácil derribar a Visna, pero tampoco Lorelei estando emparejadas a la hora de recibir un ataque. Se han cuidado las espaldas. 

Pero esto no es nada, ahora en medio de la carrera para alcanzar aquello, donde esto podría decirse que es una prueba de velocidad en un pasillo extenso, aparece Hiro que comienza a enterarse de todo y debe tomar una decisión antes de que no sea demasiado tarde. 

Con un protego de última hora, y tal vez con un golpe de suerte, Visna consigue reflejar el desmaius de Lorelei, lanzándolo hacia el estrellado cielo. Y al igual que hacía a diario con sus compañeros de Durmstrang, ella comienza a tomar velocidad lanzándose detrás de Lorelei, pero sin intención de agarrarla, o echarla del camino, si no de tomar la suficiente velocidad para adelantarla, y tomar esa dichosa copa la primera

Memorias de su pasado vuelven a ella, cuando sus compañeros le hacian ver que no valía nada, y que no sería nadie siendo alguien que a nivel físico no podía estar a la altura, y de cómo ella, con trabajo y constancia, había llegado a superarlos a todos, a cambio de exigirse a sí misma más de lo que debería con tal de ser aceptada.

Ya no había tiempo para la magia, sus piernas se movían con fuerza, y era lo único en lo que podía confiar, pero... ¿Confiaba ella en su fuerza física lo suficiente como para llegar y tomar esa copa?

Era la recta final, y los cuatro tenían la copa a la vista. Incluso Hiro parecía al final haberse cansado de esperar y había llegado detrás de la francesa. Amelie, sin embargo, no fue consciente de eso, ni siquiera de la voz aunque la percibió muy lejos. Se había decidido a lanzarse a por todas, y en eso se enfocó, estirando su  brazo delante de ella para poder ser la primera en tomarla por el asa y alzarse con la victoria.

Sólo tenía que ser más rápida que cualquiera.

Una pequeña sonrisa llegó a mis labios cuando Visna consiguió cubrirse del hechizo que había lanzado en su dirección. No esperaba menos. Ninguno de nosotros iba a dejar que un simple hechizo lo detuviera a estas alturas. Y era normal, porque...

¡Estaba ahí! Esta vez sin trucos, sin espejismos. Era el trofeo de verdad, al alcance del más rápido.

Estaba segura de que el Salvio Hexia todavía podría aguantar un poco más, así que lo único que quedaba era ser la más rápida. Ya no era una cuestión de magia, si no también de físico. ¡Quien tuviera una poción velsotit a mano! Apreté los labios, agarré con mas fuerza mi varita, e intenté exprimir con todavía menos reparo a mis piernas, pidiéndo ayuda a todo lo que llevaba dentro para alcanzar aquella copa. Era ahora o nunca.

Dentro de mi había algo mucho, mucho más fuerte que yo. Algo que, pasara lo que pasara, no podía tomar el control. Pero si alguna vez había necesitado que ese algo me cediera un poco de su energía, era en ese momento. Con todo lo que he sufrido por tu culpa, me lo debes. Me debes esto. ¡Me lo debes! ¡Dame la fuerza que necesito! ¡Venga, solo un poco más!