Partida Rol por web

^{AÑO 2020 - HOGWARTS}

Son muchos años esperando a que llegue el momento, durante generaciones se ha creído que tras el incidente del último Torneo no se iba a organizar nunca más. Pero un día surgió la idea nuevamente y los Directores de los Colegios de Magia más importante del mundo se reunieron con la intención de hacer un simple planteo, uno que a cargo de Peter Hamilton actual encargado del Colegio Inglés, no dudó en proponer. En su afán de recuperar las viejas costumbres y la misma necesidad de unir más que separar, se decide la posibilidad de realizarlo con todos los cuidados correspondientes. 

La decisión les ha llevado muchísimas semanas de encuentros nocturnos, ya no sólo estaba Hogwarts, Durmstrang y Beauxbatons, sino que se unen al ruedo Ilvermorny y Mahoutokoro. Más que nada con la intención de abrir puertas a conocerse y aprender de otros Institutos que a día de hoy están a la altura de los más conocidos. Finalmente tras decidir que hacer, la mayoría de los presentes se ponen de acuerdo y organizan aquel Torneo de los Tres magos. 

Hoy es el día, luego de tanta sospechas y anhelos, estamos aquí. Hogwarts lleva semanas preparando sus instalaciones para recibir a los demás concursantes y también se han realizado pruebas internas para contar con los mejores alumnos que dejarán su nombre en el cáliz de fuego. El ambiente ahora mismo es felicidad e incertidumbre, nadie puede obviar lo sucedido, pero también es un buen momento para intentarlo ya que son años sin la presencia de Voldemort u otro mago tenebroso que aceche al afamado Colegio de Magia y Hechicería. 

Ya son las 18hs de un día que intenta finalizar con todo el furor del Torneo, la llegada de los demás Institutos se hizo esperar todo este tiempo hasta que de repente aparece desde las profundidades del Lago Negro un enorme Drakkar con las banderas e insignias de Durmstrang siendo los primeros en pisar suelo británico. 

Los segundos te invitan a dirigir la mirada hacia el cielo lleno de nubes, evidenciando entre tenues colores un carruaje de color negro con ribetes dorados que en pleno vuelo es llevado por seis hermosos pegasos que en su andar vertiginoso sorprende a todos los alumnos de Hogwarts que contemplan desde las ventanas. Beauxbatons hace acto de presencia, impregnado en su estilo tan femenino y único.

Pero esto no es nada en comparación a lo que está por suceder, ya que desde el extremo opuesto de aquel cielo tan misterioso, surge la inminente presencia de un dragón sobrevolando las montañas. El tamaño de la criatura mágica es impresionante, más aún cuando el color blanquecino de sus escamas y el detalle de llevar sobre su lomo un carruaje de color marfil, lo convierten en un show único para todos los presentes. La imagen que refleja es imponente, feroz y también nos da a entender que por primera vez en el Torneo de los Tres Magos, Mahoutokoro también se persona en este lugar. 

Lleno de orgullo por su proeza tras haber convencido a los demás Directores para realizar aquel Torneo, aguarda en la entrada principal del Castillo con una sonrisa que a estas alturas es imposible de olvidar. A su costado se encuentra el grupo de alumnos elegidos para pasar la prueba del Cáliz y el cuerpo docente que dispuesto a dar un gran recibimiento, se muestran ansiosos, impacientes y algo nerviosos. 

Un banquete especial les aguarda a los invitados y un Gran Salón que aguarda en silencio para iniciar lo que sería la Gala de Bienvenida y la presentación de distintos Institutos de Magia. 

Hogwarts los recibe con los brazos abiertos... 

—Bienvenidos, amigos, colegas—dice a medida que van llegando. —Les agradezco la confianza, al fin de cuentas no hemos perdido el sentimiento que nos une a todos luego de tanto tiempo. 

Tras ser la primera en descender del carruaje, Celine Briand Directora de Beauxbatons hace acto de presencia con su estilo único, refinado y lleno de glamour. Iniciando el camino, poco a poco van descendiendo sus alumnos siendo la candidata que representará al Colegio Francés la que acompaña a la mujer a su lado mientras las jovencitas con su andar muy delicado, danzan y deleitan a los presentes ataviadas con su bonito uniforme azul. 

El grupo de alumnas se adelantan en dirección al Gran Salón, quedando atrás Celina y Amelie para ser recibidas tras el pequeño show que este Colegio tiene para ofrecer. 

—Mi querido Peter, gracias a ti por esto—responde la mujer al extender su mano y recibir el dulce beso del Director de Hogwarts.

De repente y a paso muy firme, aunque un poco apurado, se persona Durmstrang a través de un compás bastante militar y estricto. Su Director les ofrece alguna que otra orden para que los muchachos se adelanten y ofrezcan un pequeño show donde refleja la frialdad de las tierras del Norte y la severa disciplina que reciben siendo es el estandarte de aquel Instituto. 

Serio como es habitual en él, saluda con un gesto al Director de Hogwarts y le ofrece un beso a Celine mientras que lo acompaña su alumna favorita llamada Visna y es la que representará al Colegio en el Torneo. Está seguro de que el Cáliz la eligirá. 

Luego de descender de aquel magnífico dragón, quien se presenta ahora es el último Colegio de Magia Mahoutokoro. Su Directora Suki Minoru es acompañada por su alumno favorito Hito Susuki mientras el resto de los alumnos que han viajado con ella, también ofrecen un pequeño show único que representa la delicadeza y arte de aquel lugar. 

Ella al acercarse a los presentes, saluda a través de una reverencia y aguarda paciente a que todos tomen asiento para así hacerlo después. 

El viaje en barco había sido largo e intenso, y al salir a la superficie Visna se había tenido que quitar una capa de ropa 

Pensaba que los escoceses pasaban más frío, pero está temperatura es casi veraniega.

El acceso al colegio fue espectacular, comparado con el pequeño terreno que tenía Drumstrang, le fascinó en cierto modo, este año podría explorar un poco el edificio en cuanto sacase un poco de tiempo para ella.

El espectáculo habia sido digno de ver, y Visna apenas notaba como aquel ejercicio no la había extenuado ni un ápice, pese a haber llevado uno de los papeles principales en la misma, hace años no habría podido terminar aquella exigente danza, pero después de todo lo entrenado, no iba a ser así.

Iba junto al lado de Markus ambos llevando un porte digno y marcando el paso con pisadas seguras, había venido a Hogwarts para el concurso de magos, quería ser elegida para participar y ganarlo; es más, si ella participaba iba a ganarlo, estaba segura de ella, y si tenía suerte, los elementos estarían a su favor.

Miró al resto de los alumnos, intentando ver a alguien de algún otro colegio que llamase su atención, conocía lo suficientemente bien a los de su colegio.

En un momento ve a su hermano menor*, el cual había crecido ya bastante, y aún estaba un poco acalorado por la danza inicial, pero su miraba estaba cargada de unos ojos llenos de ilusión, y ella casi instintivamente dulcificó el rostro un poco al hacer contacto visual con él; el viaje en barco y el verano juntos había sido tiempo más que de sobra como para crearse muchas ideas y expectativas acerca del concurso.

Había sido una noche terrible.

Pero el día había llegado. Estaba despeinada -más de lo habitual- y no había sortilegio que fuera capaz de disimular las profundas ojeras que se hundían en mi piel, ¡Pero el día por fin había llegado! Y anda que no había dado de qué hablar, sobre todo sobre cómo iban a ser nuestros queridos visitantes. Se había dicho de todo, y se había apostado de todo también. Ah, y eso sin contar todos esos Romeos y Julietas que se habían puesto a fantasear con las historias de amor imposible que querían vivir.

A mi todo eso, para qué mentirnos, me trae sin cuidado. La gente de otros colegios sería igual o sería diferente, y las historias de amor imposible se las cedo a quien las quiera, porque a mi me gustan más las cosas que sí son posibles. Lo que sí que era importante, lo que de verdad me clavaba agujas de anticipación en el pecho, era que el día señalaba el pistoletazo de salida al Torneo de los Tres Magos.

¿Hace falta que lo diga? Tenía toda la intención de apuntarme. Por eso estaba ahí, claro. En pie con todos los otros que se habían atrevido. Algunos amigos míos, otros algo así como conocidos, y otros francamente idiotas que preferiría no tener que ver, pero que había sido castigada con soportar. Aunque, ante todo, ahora eran competidores. Para que uno gane, el resto tiene que perder.

Y eso se extendía a todos aquellos recién llegados. Habían puesto el listón alto. Muy alto. Sus presentaciones eran encantadoras, y también eran un mensaje muy claro de lo que eran capaces. ¡Muy bien! ¡Pues Hogwarts no iba a ser menos! Con esa resolución, crucé los brazos sobre el pecho y alcé ligeramente la barbilla, mientras esperaba a que la ceremonia continuara.

Aunque había un detalle que me había parecido curioso. Cada uno de los directores extranjeros había tenido a un alumno a su lado, como si estuvieran señalandolos como favoritoss sobre el resto, casi como si fuera seguro que serían los elegidos o algo así. Sentí una pizca de envidia, porque en Hogwarts no estaba tan claro: Sí, la mayoría de los Gryffindor estaban seguros de que el Cáliz me elegiría a mi, pero no iba a ser la única que lo intentara, y cada una de las otras tres casas también tenían su propio campeón.

Reprimí un gruñido. El día en que el Cáliz anunciara a los elegidos no podía llegar suficiente rápido... Y eso que todavía ni había llegado el momento de presentar nuestro nombre.

Amelie Cotillard había descendido del carruaje con elegancia, cual Diosa que bajando del Olimpo se decide a visitar a los mortales. Su mirada intensa y llamativa, que podía cautivar con tan sólo un sutil parpadeo, contrastaba con la dulzura y timidez que mostraban sus labios, en una pequeña sonrisa casi discreta y misteriosa, cómo si supiera un secreto que nadie más conocía.

Avanzando junto a la Directora Briand, la rubia miraba con su rostro alzado y pasos de bailarina todo aquel paisaje, sintiendo curiosidad aunque un toque de disgusto por lo poco artístico del castillo. Sus torres le parecieron poco simétricas, y según su opinión les faltaba un poco de color. Gracias a Morgana no tendrían que dormir allí dentro, no creía que pudiera haber un sitio acogedor en aquel edificio.

La francesa avanzó por el pasillo entre las mesas, erguida, mirando sutilmente a los rostros de aquellos que les veían pasar con absoluto deleite, y hasta dedicó algún saludo mínimo con su cabeza hacia alguno de los alumnos con los quienes cruzara la mirada, disfrutando de la reacción que aquel gesto causaba en luego en la mesa. Finalmente, llegaron hasta el director de Hogwarts, y realizó una elegante reverencia tomando el borde de su falda e inclinándose hacia él, hasta volver a tomar posición junto a su Directora.

Con las manos al frente, enlazadas entre ellas, observó la presentación de las otras dos escuelas, dando un muy leve aplauso al finalizar cada una de ellas, y luego centró su atención una vez más al anfitrión de la noche, preguntándose cuanto tendrían que estar en ese lugar antes de poder comenzar de verdad.

La escuela de Hiro Susuki, Mahoutokoro, fue la última en llegar, probablemente porque era la que más había viajado. Sin embargo, su entrada fue la más espectacular sin duda. El majestuoso dragón, más antiguo incluso que el propio colegio, eclipsó, a ojos de Hiro, las entradas de los otros dos colegios. Miró con indiferencia el barco de los nórdicos y suspiró con hastío al ver los pegasos de los franceses. Se esperaba más. Si esto es lo que traen al torneo, empiezo a preguntarme si de verdad ha merecido la pena venir.

Descendió con gracilidad del dragón y se colocó al lado derecho de su directora, varios pasos por detrás. Era una falta de respeto imperdonable ponerse a la altura de la mismísima directora de la escuela, lo que ponía de manifiesto la falta de modales de los alumnos de Beauxbatons y de Durmstrang. Me lo esperaba de los bárbaros nórdicos, pero no de la escuela francesa. Pensó, decepcionado.

La mirada de Hiro estaba fija al frente y en ningún momento se desvió de su destino. Consiguió ver por el rabillo del ojo las representación de Durmstrang y tuvo que reprimir una mueca de disgusto. ¿Trucos baratos con fuego? Incluso los muggles habían aprendido a hacer uso de ellos hacía años. Muggles del continente asiático, por supuesto. ¿De eso os enorgullecéis?

La actuación de las chicas francesas no fue nada mejor. Superficial. Solo faltaba que estuviesen desnudas para hacer aquello más embarazoso. Continuó andando con la vista fija en el frente mientras a su lado sus compañeros ejecutaban su grácil y elegante coreografía. Mucho más sofisticada y elegante que la de Durmstrang y con mucho más fondo y significado que la de Beauxbatons. A ver si aprendéis para cuando vuelva como director de Mahoutokoro.

Llegó a la altura del director de Hogwarts, dos pasos por detrás de su directora y realizó una reverencia típica de su tierra antes de dirigirse a su sitio y sentarse, justo antes de su directora. Como debía ser. Comencemos.

Una vez todos reunidos y ubicados en sus respectivos lugares, donde en la mesa de los Profesores se encuentran los Directores que tardíamente se van uniendo a la velada luego de intercambiar unas palabras con los suyos y el resto de los alumnos se ubican en una mesa especial para comenzar con el banquete de bienvenida. Pero como es de esperar las palabras de Peter Hamilton, son las esperadas en este momento y con un gesto muy propio de él, avanza hasta el atril como tantas veces lo ha hecho Dumbledore y rompe su propio silencio. 

—Bienvenidos, alumnos, Directores. Es un placer y una alegría enorme el saber que una nueva etapa está por comenzar ahora mismo tras recuperar el Torneo de los Tres Magos—inicia.—Tenemos mucho de que aprender y creo que esta es una hermosa oportunidad para poner a prueba el coraje, la astucia y la inteligencia de nuestros alumnos. Conocer al verdadero mago o bruja que allí muy escondido en su interior está. 

Las palabras del Director suenan agradables, el silencio es notable y se nota que todo el mundo le presta atención. No obstante continúa, no piensa alargarlo demasiado. 

—Una vez termine la gala, el cáliz de fuego se encontrará aquí en el centro del Gran Salón. Cada concursante dejará su papel con el nombre escrito y se decidirá quien representará a los respectivos colegios. Está claro que ningún menor de 16 años podrá participar, así que evitemos los conjuros creativos o las pócimas multijugos—aclara y desvía la mirada hacia los Gryffindor. —Sólo cuatro magos, cuatro posibilidades. No lo olviden. 

Tras decir aquello los contempla con suma atención y ofrece una pequeña espera de minutos, expectante. 

—Mañana comienzan los juegos, les aconsejo que descansen temprano y espero que nuestros invitados encuentren la comodidad y la calidez de nuestro hogar. No olviden que hablamos de tres pruebas y adelantarse a ellas podría ser una ventaja considerable en el rendimiento de la misma—dice.—Día a día estarán al tanto de todo, ahora sólo toca esperar y postularse. 

Piensa algunas cuestiones que no dice, pero agrega algo más. 

—Buenas noches—se despide. 

En medio del amontonamiento de alumnos en plena cena de Gala, el Director de Hogwarts se acerca a ti con la intención de susurrar algunas palabras desde la cercanía. 

—Eres la única que merece ese lugar, no te preocupes por los demás—aclara Peter y sonríe. 

Es consciente del alboroto, cada casa tenía a su favorito y él solo ha permitido que tú te sientes con los otros alumnos que posiblemente participen en el Torneo. Todos tenían a su alumno, él no podía ser menos. 

—Mi dulce niña, demuestra a la plebe que somos mejores que esto—aconseja Celine. 

En ese momento donde deja un beso sobre tu mejilla y se retira para continuar conversando con el Profesor de Hogwarts. Claramente la mesa de Profesores será un ida y vuelta de muchas cuestiones. 

Está claro que tú presencia causa admiración, no por nada recibes muchas miradas, gestos y algún que otro saludo de los alumnos de Hogwarts. Aunque claro, es normal con tanto despliegue de belleza que manifiestas. 

Markus es un hombre hosco, de pocas palabras pero leal como nadie. No le importa las apariencias o la imagen que debe ofrecer su colegio ante nadie, es consciente de que Durmstrang es lo mejor y nadie es capaz de llevarle la contraria. 

Por esa razón se acerca a ti, te mira a los ojos y susurra:

—Ya sabes que hacer.

​​​​

—Estamos por encima, somos la sabiduría y la astucia. Hiro, sé que serás el mejor. Mahoutokoro te venera—confiesa la mujer y tras hacer una reverencia, se retira a la mesa también tras el discurso de Peter. 

Ahora mismo los cuatro se encuentran en una mesa para degustar de la comida y conocerse un poco más. Curiosamente sus directores han optado por elegir un representante, su favorito y por esa razón hay cierto murmullo en torno a la joven de Gryffindor ya que no era la única representante de Hogwarts pero por alguna razón Peter Hamilton la ha puesto allí. 

En la mesa pueden encontrar todo tipo de platillos, variados en cultura y apariencia. Al parecer los elfos domésticos del Colegio Británico se ha esmerado para agraciar a todos los presentes y darles una velada única. 

La rubia escuchó las palabras de su Directora con respeto y su suave sonrisa, antes de dirigirse a la mesa que al parecer habían asignado para los cuatro más representativos de sus escuelas. Con movimiento elegante, la alumna de Beuxbatton hizo una pequeña inclinación ante los otros tres alumnos. -Bonne nuit.- Saludó, quitándose delicadamente el sobrero azul de su cabeza y colocándolo junto a ella en su asiento.

-Je m'apelle Amelie. Amelie Cotillard.- Saludó, entendiendo su mano hacia cada uno de ellos. -Es un placeg y un honog conocegos.- La joven tomó asiento entonces, mirándolos con gran curiosidad.

Con el papel dentro de su bolsillo en cuanto Markus se lo indica mete la mano en el bolsillo para comprobar que aún seguía allí, e intentando que su pulso no temblase por el nerviosismo le asiente a su director. Era un mero formalismo el que tendrían que esperar para poder echar su nombre en cáliz, y con suerte, ser elegida.

Se sentó en la mesa en la que estaban más jóvenes de su edad, parecía que, al igual que ella, eran los favoritos de cada centro.

Fue echándose comida en el plato, bastante para ser cierto, pero no le preocupaba, al final iba a quemarlo.

Hola. Le dice a la francesa y a los demás. Yo soy Visna Hansen. Un placer. 

Se echa un poco más de comida de aspecto totalmente nuevo para ella. Aunque mostraba seguridad y firmeza en sus gestos, sentía cierta tensión. Las relaciones sociales no eran su fuerte, y mucho menos con personas que parecían tan dispares a ella.

Y además pensarán que soy un mago tenebroso, o alguien relacionado con ellos. Pensó para sí mientras se metía un trozo de comida en la boca. Con que esto son los Haggis que les gustan tanto a los escoceses... No están nada mal, la verdad

Lentamente las luces de los candelabros van aligerando su tono con la intención de ofrecer un ambiente más cálido y misterioso ya que el Director de Hogwarts es quien a través de un interesante movimiento de varita, coloca el cáliz de fuego en el centro del Gran Salón mientras los participantes aguardan impacientes en los alrededores del lugar. Tras las explicaciones de Peter, estará activo durante toda la noche y al ser un objeto encantado, se reduce drásticamente la posibilidad de intentar engañarlo. 

Cada Director de los respectivos Colegios de Magia y Hechicería que participan del evento se encuentran allí observando la situación mientras el encantamiento ejecutado por Hamilton cobra vida al reflejarse un juego de luces azuladas, runas y un remarcado círculo que encierra al completo aquel cáliz con su llama azul. Una vez termina con ello, realiza una reverencia hacia los presentes y se pierde entre las sombras que ahora más atenuadas en los rincones del Gran Salón, confunden la dirección de sus pasos. 

La mesa donde han cenado ahora se encuentra impoluta y libre de platillos, desapareciendo todo rastro de lo disfrutado entre el mismo grupo. Algunos alumnos de Hogwarts se aventuran tímidamente a colocar el papel escrito con su nombre y se refleja el incremento de la llama a medida que va recibiendo. Todo Gryffindor comienza a pronunciar el nombre de la joven pelirroja en clara señal de apoyo. 

Pese a que los Slytherin, Ravenclaw y Hufflepuff tiene sus candidatos. No obstante las jóvenes de Beauxbatons permanecen en su lugar esperando a que Amelie haga lo propio mientras su Directora disfruta del espectáculo e intercambia alguna que otra palabra con el Director de Durmstrang. En cambio Suki permanece pendiente de su alumno y la reacción del cáliz, manteniendo la calma y la seriedad del momento, quizás un poco sorprendida de que el Director de Hogwarts no esté allí. 

Mi mirada se detuvo sobre la del director, y sus palabras tuvieron un efecto inmediato sobre mi. Mis ojos se abrieron como platos y mi pecho se hinchó de orgullo, dejando que las nubes grises que habían sembrado la duda en mi dejaran paso a un sol brillante. Asentí con la cabeza, segura, con una expresión que prometía que no lo decepcionaría, y acepté de brazos abiertos mi lugar.

Si la reputación de Hogwarts iba a depender de mi... ¡Entonces iba a dejarlo en buen lugar!

Y ahí quedé yo, elevada sobre el resto de alumnos de Hogwarts como la representante que se merecía compartir mesa con los elegidos de los otros colegios. Eso significaba que a la práctica era la anfitriona, así que imponía una ciertas expectativas sobre mi.

—¡Un placer! Y bienvenidos, claro. Yo me llamo Lorelei, ¿Qué os está pareciendo Hogwarts? ¿Cumple vuestras expectativas? —sonreí amigablemente, sin ninguna verguenza— Si tenéis alguna pregunta, podéis preguntarme sin miedo.

Después de decir eso, decidí cumplir con mi segunda obligación: Comer. Quería dar lo mejor de mi misma, y las últimas noches habían sido difíciles para mi, así que tenía que recuperarme. No me corté ni un poco en ese sentido. Llené mi plato tanto como lo habría llenado si estuviera rodeada de mis compañeros de Gryffindor, y eso es mucho.