Partida Rol por web

El capitán mira a Anacteia extrañado de arriba a abajo. Después, os mira a todos y hace un barrido en la sala del comedor antes de contestar.

- Deberíais haberme avisado. Yo mismo os mostraría esas habitaciones. Supongo que no habrás podido entrar a la habitación cerrada, junto a las escaleras... Por otro lado, la habitación de Todoska no es mi camarote. Ese cuarto lo usábamos para transportar "encargos especiales". Pero desde que Todoska está con nosotros partimos la habitación, dejando un camarote para ella y aprovechando el espacio restante para el contrabando. Si, no me miréis así, hasta yo tengo que llevar contrabando alguna que otra vez para ganar dinero y sostener esta bañera que se cae a pedazos. Mis hombres también tienen que comer y cobrar... Mañana a primera hora, os esperaré en la puerta de la bodega y os mostraré dicho lugar. Ahora es tarde, dejadme cenar e irme a descansar, a sido un día agotador. - Concluyó.

- Grundar haber revisado el velamen y los mastiles. No haber encontrado nada extraño. El semiorco se revuelve intranquilo en la silla, esto no gustar nada a Grundar. Enemigo actuar seguro pronto. Deber estar preparados

Después de las palabras con el capitán os vais más tranquilos a las hamacas tras dar buena cuenta de la cena de aquella noche. Descansáis bastante mejor que días anteriores pues a la mañana siguiente el capitán os prometió mostraros cualquier rincón del navío para que buscáseis pistas.

Tras la tranquilidad de la noche, llega la mañana de vuestro quinto día a bordo del barco, y viene con sorpresas. De improviso os despertáis al escuchar crujidos y chasquidos de maderas rotas, además de voces de gente.

- ¡Algo ha atravesado la pared! - Dice alguien. - ¡Cuidado, es peli...Arrrgggggg! - Grita otro al fondo.

Sin pensároslo dos veces cogéis vuestras armas y salís raudos al pasillo a ver que está pasando. Para vuestra sorpresa, un enorme animal similar a un gorila pero con cuatro brazos, gruñe mirando a vosotros, que habéis invadido su campo visual. Es enorme y blanco...

- ¡Simio peligroso! ¡Luchar ahora! - Grita Froug que os acompaña en todo momento. El semiorco apunta con un arco largo compuesto y dispara una flecha que roza la piel del enorme animal, sin causarle ningún daño, aunque enfureciéndole aún más.

Anacteia se despertó sorprendida al oír golpes, ruidos de roturas y gritos de alarma. Mal vestida la joven se levantó y se asomó al pasillo para ver que ocurría. Y entonces lo vio.

¿C-como diablos un gorila así se ha colado en un barco?, se preguntó incrédula mientras observó como el enorme simio de cuatro brazos hacía papilla a un desafortunado marinero.

Una flecha voló cerca de su cabeza en dirección al monstruo. Era Froug que disparó contra el bicho sin gran acierto. La hechicera salió a toda prisa del camarote avanzó hacia el fondo del pasillo, se giró y desde allí conjuró contra el monstruo, tratando de ganar unos instantes para ella y el resto de la tripulación.

A duras penas, el enorme simio aguantó como pudo el hechizo de Anacteia, pese a ser un animal enorme y aparentemente estúpido. Fijó sus ojos en el mestizo del arco, quién le había rozado con una de sus flechas. Abrió fuertemente los brazos y se acercó al mismo, aprovechando para atacar con dos de sus garras, centrando las otras dos en el clérigo que tenía justo al lado, mientras gruñía. Parecía que sus adversarios estaban algo atontados por haberse levantado tan de golpe, cosa que aprovechó el animal para soltar los cuatro mamporros correspondientes que repartió a aquellos dos infelices que se cruzaron en su camino.

 - ¡Uarrhhhh! - Gritaba.

"Esta cosa nos supera en cuerpo a cuerpo!" dice SHAUN MICHAELS, quien emite un halo de energia curativa... que queda en una miserable pedorreta ¡Es el peor resultado posible!

"Oh venga ya!"

Grundar se vio sorprendido por el ataque de la criiatura y se apartó a un lado. Este bicho ser duro, pensó mientras recitaba una plegaria a Gorum, Gorum que este baston sea el arma para enviar el alma de mis enemigos a tu reino, murmuró el semiorco mientras rodeaba a la criatura lista para golpearla a la menor oportunidad

El pobre Froug, viendo el golpetazo que se había llevado de dos de las zarpas del enorme simio, dió un paso atrás, tratando de alejarse de la enorme criatura. Por fortuna para el, recibió la débil ayuda del poder canalizador del clérigo, que hacer hizo algo, al menos.

Sin demora, volvió a apuntar con una de sus flechas al enorme ser de cuatro brazos que les atacaba. Cuando estuvo listo la dejó escapar y rozó el hombro del animal, que rugió de dolor. Un pequeño arañazo que hizo enfurecer más a la criatura.

Anacteia no se rindió y volvió a conjurar contra el bicho, con la esperanza de que el conjuro lo afectara adecuadamente y diera tiempo a sus compañeros a abatirlo con mayor comodidad.

La magia de Anacteia no surte ningún efecto en la criatura, que parece desatada por el flechazo recibido. Al ver su propia sangra y sentir el dolor, continúa gritando y repartiendo estopa al personal.

- ¡Guuuaaaarrrrggggg! - Gruñe con fuerza.

Dos nuevos zarpazos son recibidos por el clérigo, que no puede hacer nada ante el podería del enorme animal. Grundar recibe sendos ataques, aunque por fortuna puede esquivar uno de ellos, no así el segundo que le dá en todo el estómago.

- ¡Ayudarrrrrrrr! ¡Simio atacarrrrr, ayudaaaaaa! - Gritaba el mestizo mientras preparaba otra de sus flechas.

En esta ocasión, tuvo más fortuna y Froug consiguió atravesar uno de los brazos del enorme simio, que volvió a gritar encolerizado por el daño recibido.

"Otro mas, y no lo cuento!"

Tras eso, SHAUN MIHAELS emprende una retirada.

La maniobra de retirada. Con la intencion de cuidarse contra Ataques de Oportunidad.

GORUUUM, dice Grundar mientras intenta golpear al simio por la espalda pero su golpe es flojo y ni siquiera logra acercarse al simio

La hechicera observa cómo el monstruo parece ser inmune a sus hechizos, así que decide pasar a la acción mediante algo más contundente: daño puro y duro.

- A ver que te parece esto, felpudo con brazos - rezonga mientras articula una serie de palabras arcanas. De inmediata la palma de su mano comienza arder sin quemarla y acto seguido sale un rayo ígneo que se lanza a por el gigantesco simio.