Partida Rol por web

Shaphira dio un respingo al percatarse del estado de la ciudad. Esa ciudad en la que días antes había hecho su vida como cualquiera de los presentes, tanto vivos como..lo que coño fueran.

Corrió todo lo que pudo, siguiendo al trajeado para ir lo antes posible a un sitio seguro, si es que en esos momentos existía alguno todavía. Por supuesto mantuvo el dedo en el gatillo del arma y no quitó el ojo de encima del coche que arrasaba a los zombis, deseando que los susodichos no se dieran cuenta de su presencia.

Tomó del brazo a Ernest mientras corría para que no se quedara atrás.

El grupo decide separarse, ya que los demás quieren ir por el camino más corto y vosotros os empeñáis en ir por el más largo pero más seguro, a primera vista. Entráis por la primera callejuela, que es tan estrecha que tenéis que hacer una fila los cuatro para llegar. El viejo señor se pone esta vez delante.- Dejadme, tengo un machete, así no haremos ruido si hay algún inconveniente.- a lo lejos veis cómo un zombie deambula aún lejos, al final de la callejuela. Entra y sale de ella, es algo más bien cómico. De repente comenzáis a escuchar los gritos de lo que parece ser una mujer pidiendo ayuda.- AYUDAAAA SOCORRO, ¿ALGUIEN ME OYE?.- El zombie que está lejos sale corriendo hacia vosotros... pero se desvía por otra callejuela que está conectada a la vuestra, y lo perdéis de vista.

Esa callejuela está casi al final, y es igual de estrecha que la que estáis cruzando.

Una parte de Maikel dudó. No lo admitiría, pero había dudado. ¿Quién lo llamaba a hacerse el héroe si ni siquiera podía salir él mismo del embrollo en el que estaba en ese momento? Pero tal vez alguna enseñanza sobre la caballerosidad, o la solidaridad, hizo que cambiara de parecer rápidamente.

-¡Vamos!- instó Maikel apenas levantando la voz para llamar la atención.

Ya no estaba al frente y tendría que esperar a que el viejo se moviera... y cuando miró hacia atrás se dio cuenta que sólo la policía y la porrista habían salido con él. 

Si fuera otro el contexto estaría muy feliz... se permitió pensar con diversión, efímera, pero diversión al fin.

Esa era una de las cualidades de Maikel, poder encontrarle algo de luz a cada momento.

Cindy no se creyó lo que veía al salir, y mucho menos se quedó tranquila al ver que el grupo se dividía. Dado que Shaphira había salido corriendo con Maikel y era la que más fe le inspiraba... La siguió. Se encontraba huyendo de zombies con gente con la que nunca habría imaginado ni si quiera hablar.

Cuando oyó los gritos dio un respingo y se sobresaltó. Observó al panorama y dijo:

-Osea, no ¿En serio?.- Decir eso casi susurrando hizo que la voz le chirriara un poquito. Tras esto lanzó un largo suspiro y siguió a aquel loco con traje.

Dar un grito en esa situación podía ser peligroso, pero Maikel lo dio, seguramente para llamar la atención de los zombies. El viejo, cogiendo el machete con las dos manos temblorosas avanzó a paso rápido hasta la callejuela por la que se había desviado el zombie, pues había que pasarla para llegar al final de la calle. Entonces su rostro cambió.- Corred.- dijo en voz baja, con los ojos como platos. Una señora pedía auxilio desde una ventana con barrotes, por lo que estaba encerrada. Los zombies se amontonaban en la puerta... eran una docena. Y ahora unos 5 se dirigían hacia vosotros, por el grito de Maikel. Corrían a gran velocidad.

La cagué... 

La mirada de Maikel, cuando se posó en lo que venía hacia ellos, se perdió por un momento. ¿Qué harían? 

Piensa rápido, Maikel, ¡piensa rápido o te comen!

Ya no quería emitir sonido. ¿Y si por decir cualquier cosa ahora lo escuchaban más aún? El viejo parecía estar dispuesto a morir por ellos, y en ese momento no quería discutir. Ahora era tiempo de correr hacia otro lugar. Continuar por el callejón parecía la única vía posible...

Una punzada le atravesó el pecho al oír la voz de aquella mujer, pidiendo ayuda.

No puedes dejarla ahí...Morirá de un modo u otro y su muerte caerá sobre tu conciencia, nena.

Odiaba esa estúpida vocecita interior que aparecía en su cabeza en los momentos más oportunos.

Apuntó con su arma a aquel zombie que corriía hacia ellos, pero gracias a Dios no tuvo que usarla, pues se desvió del camino, metiéndose por otra callejuela.

Ni si quiera le había dado tiempo a dar un suspiro de alivio cuando al trajeado se le ocurrió la maravillosa idea de alzar la voz. 

Mierda. -Murmuró tan bajo que era casi difícil de oír hasta para ella.

La pelirroja fulminó con la mirada al trajeado, gesticulando con los labios un "Cierra la boca."

¡Que buena idea! ¡Gritemos para que esas cosas nos jodan el culo!

El grito del hombre había alertado a los zombies y el viejo Ernest, sacrificándose por el resto, avanzó hacia ellos.

Shaphira quiso agarrarle para que no lo hiciera, pero fue demasiado tarde. Era su decisión.

Con una mueca de angustia corrió tras Maikel nuevamente, intentando no pensar en las dos personas que estaba abandonando frente a su final.

Cindy tenía una actitud bastante atlética, pero estar huyendo de gente muerta que quería comérsela la estaba terminando por agotar.

-Osea, por favor, busquemos un maldito lugar para escondernos y pensar algo, estar corriendo aqui solo aumenta la probabilidad de que muramos y, por faaaavor, no quiero eso ni loca.

La animadora miró a Saphira, resopló de nuevo como una niña malhumorada y echó a correr.

El viejo optó por correr también, pues si bien eran 5 pronto podrían ser 10. Todos corrieron y se salvaron, excepto Maikel, que fue agarrado por un zombie que salió de imprevisto del portal de una casa. Ahora él se encontraba un poco más alejado del grupo, a unos tres metros, y a punto de ser mordido por el zombie que le había agarrado, y los que se iban a apuntar luego al festín.

¿Cómo no podría sorprenderse cuando el zombie salió de la nada frente suyo? Sí, lo hizo. Intentó esquivarlo, pero al hacerlo se chocó con toda la inercia que llevaba contra un poste probablemente de la luz. Se quedó sin aire un momento e intentó ubicarse. Lo que vio no fue alentador. El zombie ya estaba sobre él por lo que intentó interponer su improvisada lanza, pero aún estaba mareado y apenas pudo ponerla como barrera... pero la fuerza no le duraría por siempre.

Con ambas manos sostenía la lanza, viendo como la criatura (ya no se podía llamar humano) intentaba morderlo. Con las piernas intentaba alejarlo...

¡Vamos que no puede vencerte esto! ¡Vamos! se alentaba a sí mismo con cierta desesperación al ver que más se acercaban a él.

Maikel le da con todo lo que puede, hasta que al final le empuja con los pies y puede gatear, incorporarse y salir corriendo. Los demás se han quedado mirando cómo Maikel era atrapado sin hacer nada. Cuando Maikel llega hay varios zombies persiguiendo al grupo, de cerca.

El decoro y la elegancia de antaño había quedado atrás... muy atrás. La maldita criatura lo había hecho arrastrarse para poder escapar pero lo cierto era que no se sentía mal por eso. Maikel sabía cuándo adaptarse, y en ese momento había que hacerlo o morir. Tan simple como eso.

Sin mediar palabra alguna, les hizo señas para que corrieran, no era momento para ver un espectáculo...

Emitió un mudo jadeo de alivio al ver que Maikel se reincorporaba al grupo.

Se había zafado tan rápido que ni siquiera le había dado tiempo apuntar con la pistola para terminar de un tiro con el zombi..

Pero por desgracia había alertado a otros más, así que siguió corriendo como alma que llevaba el diablo.

Cindy soltó un suave: "Osea, no me jo..." Cuando Maikel fue atrapado por el zombie, pero su rápida liberación la sorprendió aún más. Quizá el hombre trajeado iba a ayudarlas a salvarse después de todo. Vio que todos salían corriendo y se limitó a imitarlos. Estar rodeada de aquellas criaturas hacía que los nervios de Cindy estuvieran a flor de piel.

-¿Có... Cómo vamos a salir de esta? Lo veo super negro...- Jadeó.

Seguís corriendo varias calles más hasta que dejáis de escuchar a los zombies, cuyos gruñidos se pierden entre las calles. Entonces llegáis a una especie de plazuela también pertrechada con obstáculos que hacen de trincheras. La única salida que tiene es al fondo, cruzándola. Está rodeada de pisos, algunos ya deteriorados. Las trincheras están repartidas a lo largo de la plaza, y parece haber algunos cuerpos y armas repartidos entre las trincheras, tumbados de diferentes formas.

Me dejo caer en el suelo y jadeo.- uff, no pensaba que pudiera correr tanto...

Maikel estaba acostumbrado a correr... pero observando mujeres y sus esbeltos cuerpos, no siendo perseguido por cadáveres reanimados sedientos de sangre y carne humana. No, eso era definitivamente nuevo. Frenó cerca del viejo y agachó el cuerpo poniendo las manos sobre las rodillas y queriendo normalizar la respiración.

-Buena carrera, Ernest, muy... buena carrera- dijo con una leve sonrisa para luego erguirse otra vez y mirar alrededor -Qué tenemos aquí...-

Su vista quería recorrer todo. No quería que nada se le pasara por alto, como cuando planeaba alguna compra de alguna empresa o algún cierre de sucursal: intentaba no dejar nada al azar.

-Unas buenas armas nos vendrían bien...- dijo al instante de ver las armas desperdigadas.

Lo único que le daba mala espina eran los cuerpos. ¿Y si se levantaban justo cuando quería tomar el rifle de asalto y las municiones? Sería un riesgo que tendría que correr...

Solo se dió el lujo de parar para recuperar el aliento cuando parecían haber despistado al peligro.
La pelirroja se había llevado una mano al pecho, donde su corazón todavía latía desbocado por la carrerita. Estaba acostumbrada al ejercicio físico e incluso a correr por su vida o la de otro, pero no a huir desesperadamente de un grupo de zombis.
En esos momentos debería estar almorzando con su compañero de patrulla un delicioso café de achicoria y un par de beignets... sin embargo ahí estaba, escudriñando todo el lugar con la mirada, en busca de un arma. Tan solo daba un par de pasos de vez en cuando.

Mejor asegurarse de que no hay peligro antes de acercarse demasiado.