Partida Rol por web

Y un día cuando regresas, tu hijo no está.

Hay una nota en su cama.

"Tu hijo está en el jardín conmigo. ¿asustada de no verlo? La hermandad te obligará a obedecer. Si no les das razones para obligarte, sería mejor para todos."

-Oh, sorpresa- pienso con ironía mientras camino hacia los jardines.

Quiero a mi hijo, pero no se si sería capaz de escoger entre él y su padre. No porque no lo quiera, si no porque la muerte de Paul sumiría en el caos el país, y eso haría que mucha más gente muriese. Por no hablar de las repercusiones económicas.

En cuanto veo al niño lo llamo. Me encanta como sonríe al verme e intenta llegar a mi con sus cortos y patosos pasitos. Es un niño precioso. Si tengo qeu sacrificarlo por un bien mayor, se me partirá el corazón.

-Bueno...¿Qué tal ves a la Princesa Katherine como Reina?-

-Has estado aislada así que no te has enterado que escapó de palacio, renegó del rey, cuando pretendió casarla con el Zar. Hay un grupo de peso dispuesto a apoyarla  si se da el caso de...una vacante.-

Está tumbado en el cesped, solo con pantalones, con el niño a su lado jugando con un puñal de madera.

Me siento a su lado y le doy un suave mordisco en el cuello. Después cojo a Varsya en brazos.

-Ven aquí pequeño- le digo al niño, quitándole el arma de juguete de las manos. Ya tendrá tiempo de usar ese tipo de cosas.

-¿Y crees que será mejor Reina que Paul?. No es tan inteligente, no está bien preparada, carece de diplomacia... A no ser que lo que querais es una Reina pelele a la que manejar. ¿Eres consciente de lo que se desencadenará al matarlo?. Los hijos de la Reina reclamarán el trono y todos lo que se nieguen a que los gobierne una mujer se unirán bajo su estandarte. Y espero que no pienses en matarlos, porque entonces todos mirarían a Varsya, y estaría en peligro-

-Menos mal que es muy pequeño para saber de qué estamos hablando- pienso mientras hago cosquillas a mi niño.

-Subestimas mucho a Katherine. Y el ¿amor? te ciega sobre Paul. Es un tirano, simplemente sabe lavarse la cara. Katherine...simplemente su adoración por el sexo no deja tiempo a que la gente vea lo interesante y culta que es.-

-Menuda monjita estás hecha tú....con un hijo y mordiendome al llegar...-

Río ante sus ocurrencias.

-Te dije que no sería una buena monja, ¿recuerdas?. El convento es aburrido, menos de lo que esperaba, pero aburrido al fin y al cabo- digo haciéndole carantoñas al niño -no me ciega ningún amor, Jean, siempre he sido objetiva en cuanto a las políticas de Paul. La única vez que no estuve de acuerdo fue con el matrimonio de Katherine, y te recuerdo que intenté hacerle cambiar de opinión. Fue estúpido casarla con el Zar pudiendo hacer uniones mucho más convenientes. Fue una estupidez, y ahora la está pagando. Muy cara, por lo que dices. En cuando a la Princesa, nunca he visto nada extraordinario en ella, a parte de su cuerpo-

-Y por lo que sé has visto menos de su cuerpo de lo que en realidad podías.-

Levanta una mano y acude una chica...es Samara.

Falló su exámen y es castigada a servir. Observas como por sus piernas, caen multitud de hilos de sangre por los cilicios que lleva en ambas, además de tener que ir descalza. Las ojeras de su cara indican más castigos.

Suelto una alegre carcajada ante su comentario.

-Eso, es cierto. Es bella, pero no me atrae especialmente. Y aún no me había repudiado. Imagínate que Paul se hubiese enterado... creo que casarnos a alguna con el Zar es lo menos retorcido que se le hubiese ocurrido- contesto.

Miro a Samara con un rastro de compasión. El examen fue realmente duro, y se que se esfuerza en los entrenamientos. No todo el mundo tiene las mismas condiciones o físico. Deberían aprovecha a esta gente para trabajos de otro tipo, no forzarles a algo que no van a poder hacer nunca.

Y casi sin darme cuenta pasa otro año.

Los entrenamientos son duros, pero consigo destacar en artes marciales, y me pongo al nivel de mi maestra. Como siempre, mis condiciones físicas me ayudan a progresar con rapidez. Combino las artes marciales con abundante comida y bailes. No quiero parecer demasiado musculada, ni perder parte de las curvas que gané durante el embarazo. Eso me haría parecer sospechosa... y  mucho menos atractiva.

Me miro en el espejo, desnuda. La buena dieta y el ejercicio me han dado un físico que luce bien casi cualquier vestido. Y mi rasgos han perdido inocencia, pasando a dar a mi rostro un aire más misterioso. Los cambios son normales, han pasado más de dos años desde que me marché de la Corte.

Acabo de vestirme, despierto y visto a Varsya y lo cojo de la mano para ir a desayunar al comedor.

Tras comer eres llamada al despacho de la superiora. Sin preambulos, te da un pergamino.

-Hay una fiesta de máscaras venecianas en la casa del Duque de Archstone. Cuelate en ella y seduce al rey. Deberás además robar el colgante de esmeralda de la Duquesa. En el pergamino tienes el pase para poder salir del monasterio.-

Eso es raro, nunca has visto guardias o vigilancia...

-Si, señora- contesto -iré a cambiarme y partiré-

No me explayo mucho más, la Superiora es mujer de pocas palabras. Acudo a mi cuarto intranquila, me pone muy nerviosa tener que acostarme con Paul otra vez. No se si podré hacerlo. Al menos voy sobre seguro, ya lo he seducido una vez. Sin embargo, la gente cambia.

-Vamos, céntrate. No puede haber cambiado tanto en dos años. Sabes qué tipo de perfumes prefiere, las joyas que le disgustan...- pienso.

Me dirijo al cuarto de la ropa y empiezo a rebuscar entre los vestidos. La Orden tiene tantos bienes que escandalizarían al más rico de los nobles: vestidos, joyas, zapatos, máscaras... Me pruebo varios hasta que me decido por una en tonos blacos y dorados, con una máscara gatuna.

Cuando termino, me miro en un espejo de cuerpo entero. Lo que más me preocupa es el pelo. Lo sigo llevando como siempre, largo, rizado y rubio. Y no puedo hacer nada por ocultarlo. Me peino con un sencillo recorrido, voy a coger un caballo a las cuadras, y salgo con mi pase hacia la fiesta.

Eres detenida por un grupo de mujeres que aparece de la nada....son increibles. Pero te dejan paso cuando les entregas el pergamino. Te dan una nota que hay dentro.

No comprometas a la órden. No dejes que el rey te vea la cara. Haz que te desee, que sus amantes le parezcan insulsas, pero que no sepa quien eres.

MS.

Llegas a las cercanis de la fiesta, que es por la noche.

Suspiro con impaciecia al darme cuenta de que tengo que buscar la forma de entrar. Este tipo de tonterías si que comprometen a la orden, son una pérdida de tiempo.

-No necesito una invitación, necesito entrar dentro-

Dejo atado el caballo en los alrededores, y empiezo a obvservar la casa. Como siempre, hay un gran trasiego. Me deslizo entre las sombras y busco una ventana abierta cerca de un árbol, una que tenga las luces apagadas. Siempre hay una así. Si no, la vida de las hijas de los nobles sería un infierno. 

Cuando estoy al lado, protegida por las sombras del árbol, la fuerzo y entro.

-Voilá. Ahora sólo necesito pensar como seducir a Paul sin que se note que ya lo he hecho ya-

*no me jodas.... mierda de sistema...

Te han visto entrar, lo sabes. Pero claro, ya estás dentro, tendrán que encontrarte, con un poco de suerte no han visto más que algo entrar por la ventana.

Te mezclas con la gente en el salón principal....y ahi está, el rey, presidiendo la mesa.

Ves guardias moverse, pero uno de ellos pasa por tu lado sin saber muy bien que busca.

Aprovecho la confusión para asearme, ponerme la máscara, el vestido y hacer que una criada me ayude a abrocharme. Los delices son frecuentes en este tipo de fiestas, y es normal que las invitadas necesiten ayuda para volver a vestirse. Le doy las gracias con una sonrisay me encamino hacia el lugar de reunión.

A pesar de los años, me siento como en casa. Me he criado en este ambiente, confiestas, bailes y nobleza.

-Paul- pienso en cuanto lo veo, sintiendo un vuelco en el estómago. Miro hacia el suelo unos segundos, suspirando para recuperar el aplomo.

Entonces comienzo mi danza. Bailo con agilidad y gracia, charlo con varios invitados presentándome con un nombre falso, bebo, río... cada vez más cerca del rey. Cierro un círculo que espero que me lleve de nuevo a su cama.

Espero con paciencia a que se levante y decida mezclarse con la gente. Mientras tanto, me limito a lucirme. Por suerte mi atuendo me ayudará a eso.

Bailas y bailas...cuando ya casi crees que no se va a dignar a bailar...lo hace.

En uno de los cambios de pareja, te lo encuentras frente a ti. Quizá te pega a él algo más de la cuenta.

-¿Estáis bien mi señora?¿Debo llamar a un médico? La caida desde el cielo ha debido ser dura, pues solo podéis ser un Ángel.-

Al fondo de la sala, ves marcharse a la duquesa, muy acaramelada con alguien que no es el duque.

Tomo nota de lo que hace la Duquesa. No lleva el collar esta noche, por lo que estará en sus aposentos. Si se ausenta con alguien, espero que duerma en otro cuarto. Me aprieto algo más la máscara y preparo el pelo de tal forma que se deshaga el peinado con un ligero y estudiado movimiento de cabeza. Será un buen efento.

Me muerdo el labio cuando tengo su cuerpo tan cerca, demasiado cerca. Eso es bueno, favorece mis planes.

-Al menos podría tener la decencia de envejecer mal, pero no. Maldito sea-pienso mientras me mantengo cerca de él, marcando un poco más los pasos para agudizar los movimientos de mis ahora generosos pechos. Doy un estudiado giro que deja caer una cascada de rizos rubios y me encuentro de nuevo frente a él. Ninguno de los dos ha perdido el ritmo.

-Sois muy amable Majestad, pero me temo que no es el Cielo de donde procedo- dijo con una alegre carcajada.