Partida Rol por web

El también rie.

Dos bailes, con multiples cambios de pareja después, vez como Paul se marcha al jardín.

La pareja que te tocaba, es apartada sin disimulo, con un empujón, cosa que lo cabrea visiblemente. Pero algo le hace palidecer y desistir.

El hombre que ahora baila contogo, no lo conoces. Notas no obstante que es peligroso. Muy peligroso, lo sabes simplemente por la agilidad de sus movimientos y la autoridad de sus pasos.

Una voz rasgada, ronca y rasposa, la palabra no es desagradable si no extraña, te habla al oido cuando el hombre se inclina.

-Perdonadme, dama, pero debo registraros. El rey quiere veros en el jardin.-

Sin mayor disimulo te soba entera, a conciencia, pero no notas en ningum momento que su exceso de celo se deba a la lujuria. Cualquier otro habria pasado las manos y apretado tus pechos tantas veces como el, pero no se habria mantenido indiferente.

Sigo bailando un poco más. El intercambio de parejas me ayuda a sobrellevar mi reencuentro con Paul, y a centrarme en la misión. Sintiéndolo por Jean, sigo sin ver motivos para asesinarlo, pero tampoco es algo que tenga que hacer esta noche.

Cuando interrumpen a mi pareja y me cachean, dejo hacer al hombre sin interrumpirle ni mostrarme ofendida.

-¡Cómo han mejorado las medidas de seguridad!. Antes esto no pasaba. Además es estúpido, cualquiera de las mujeres de nuestra Orden prodría matarlo con las manos desnudas- pienso mientras espero con paciencia a que termine.

-No se preocupe, entiendo que es por seguridad del Monarca- contesto en tono cortés.

En cuanto termina empiezo a caminar por los jardines. Camino con calma, de forma elegante. Supongo que el hombre que me ha registrado ha sabido leer mis aptitudes a través de los fluídos movimientos de mi cuerpo, pero lo que no ha podido ver es como he moldeado mi cuerpo para disimularlo. No pareco ni la mitad de fuerte y ágil que soy. Y eso es bueno.

Avanzas por el jardin...cuando de pronto unas manos fuertes te arrastran a un lado, sorprendiendote....o eso le haces creer.

-Mi dulce dama, ¿Cómo os he de llamar?-

Aún lleva su máscara de zorro negra. Mantiene su cuerpo pegado, mucho al tuyo.

Doy un pequeño y fingido grito asustado, que termino con una risa.

-Me temo que esta es una noche de misterios y máscaras, mi señor, una noche sin nombres. Dama estará bien-susurro manteniendo su cuerpo pegado al mío.

Deslizo una de mis manos justo encima de su vientre. Es el típico juego de "me gustaría apartarte, pero al final no lo hago y aprovecho para tocarte", casi tan viejo como las cortesanas.

-Maldita sea, ¿cómo ha hecho para no engordar?. Es bastantes años mayor que yo, y estos años sólo le han dado canas y unas pocas arrugas. Y todo eso le da una apariencia demasiado interesante-

Notas como poco a poco sus manos se van acercando a tu máscara.

-Para nada...el rey debe conocer a la amante del rey.-

Escuchas como hay más gente por los jardines.

Sonrío de forma pícara.

-Soy Lady Helena, mi señor, si tanto interés teneis en conocer mi nombre esta noche- susurro atenta a las voces. En caso de emergencia, siempre puedo inventar alguna triquiñuela.

Entrelazo las manos del Rey con las mías, y hago que la baje mientras me acerco a su cuello para morderlo suavemente.

-Os veo con prisa por despojarme de mi disfraz, pero esto aún es un baile de máscaras-

-Lo es...pero mi palabra es ley, puede dejar de serlo...-

Sin embargo, te obedece, sus manos dejan tu mascara y se dedican a tu cuerpo...afanosamente.

Casi puedes ver la cara de la superiora...lo debes seducir, no has recibido orden de nada mas...y de nada menos...¿y follar es seducir?

Lo abrazo un instante, subiendo la mano hasta su nuca, acariciando su espalda, disfrutando de su olor...

-Esto, es un disparate. Me acostaré con él y tendré orgasmos y querré decirle quien soy. O no. Pero es mejor no correr ese riesgo- pienso frustrada por el control que tiene sobre mi -debería aborrecerlo después de lo que pasó. La próxima vez que lo tenga entre mis piernas recordaré al Zar,y seguro que se me pasan las tonterías-

Me quedo quieta unos segundos, como petrificada.

-Teneis... teneis razón. Vos sois el Rey y yo no debería estar aquí. Disculpadme Majestad- digo con lágrimas de arrepentimiento en los ojos.

Agilmente me libro de su abrazo y salgo huyendo hacia las boces.

-Y ahora, conociéndolo, le apetecerá jugar. Se interesaré por mi, preguntará quien soy para invitarme a la Corte... por Dios, ¿qué sentido tiene hacer los mismo casi cuatro años después?. El mismo hombre, el mismo juego... Ahora, a por el colgante-

Camino mezclada con los nobles del jadín, hasta que estoy lo bastante cerca como para poder alejarme sin levantar sospechas. Directamente, me dirijo a la puerta de servicio. Ya dentro, escucho detrás de las puertas hasta que escucho ruido tras una de ella. La abro de un golpe.

-¿Por qué el servicio...?- digo interrumpiéndome poniendo gesto sorprendido ante la escena.

-Esto es un escándalo, una verguenza. Salga de aquí- le digo airada al hombre -llévame ahora mismo al cuarto de la Duquesa, tengo que estar allí lo antes posible. Tenemos... una reunión privada- ordeno a la chica.

-Pe..pero la duquesa está allí con...bueno, acompañada. No se la debe molestar.

Va acomodando sus ropas y con ello se repone de la impresión, recobra un poco la compostura.

-¿Y vos quien sois?

Notas en su mirada que o la convences bien o llamará a la guardia.

Miro a la criada con una mezcla de suficiencia y desprecio, mientras aprieto los puños como si estuviese muy enfadada.

-Soy Lady Helena. Si, la Duquesa está acompañada, y quiere más compañía. Esa compañía soy yo. Tu verás si quieres interponerte en sus deseos- contesto -te aconsejo que me lleves ahora mismo-

Está claro que realmente no quiere problemas, por lo que te guía hasta la habitación...aunque tampoco parece muy convencida de que haga lo correcto....por lo que te deja allí...es decir, no llama a la puerta como deberia.

Y allí estás, ante a puerta de la duquesa.

Lo curioso es que si que hay ruidos dentro.

Me bajo un poco el escote del vestido, me arreglo el pelo y agarro el pomo de la puerta. Le guiño un ojo a la criada antes de entrar.

-Ya puedes volver a lo que estabas haciendo- susurro antes de abrir la puerta.

La abro muy poco, lo justo para colarme. Miro a los amantes con una sonrisa pícara.

-Me han dicho que podríais querer compañía-

La pimera impresión es acojornarse ambos.

La segunada en cambio, el hombre joven que se encuentra con la cabeza casi entre las piernas de la Duquesa, sonríe, obviamente creyendo que la Duquesa lo premia con una bella puta.

En cambio la Duquesa reacciona mal. No es de extrañar, después de todo no eres un hombre.

-¡Largo de aquí estúpida!-

-Oh, lo siento, me habían dicho que... perdonad- digo saliendo avergonzada.

-Excelente, ahora ya se donde está, sólo tengo que esperar a que se dure-

Busco un cuarto libre, y me escondo en él hasta que reine el silencio en la mansión.

El tiempo pasa lento y monótono, pero nada peor que lo que has tenido que soportar en los entrenamientos, finalmente todo queda en silencio.

En ese tiempo, ya que te has escondido en el cuarto de un niño, aunque ahora vacío, no has parado de pensar en tu hijo.

Seguro que el el obispo lo pervierte....

Pese a mis intentos por no pensar en Varsya, el pequeño siempre está ahí. Sobre todo porque puede que tenga que renunciar a él, y se que me odiaré por ello.

Suspiro y me decido a ir a por el colar. Por suerte me he convertido en una experta y silenciosa ladrona.

-Quieta, ¿a donde vas?. Tómatelo con calma- me regaño a mi misma.

Espero un poco más, y entro en el cuarto a por el collar.

Delante de la puerta hay un ayua de cámara dormido en su silla, no se entera cuando pasas y entras.

Sigilosa pasas por delante de la cama, con dos personas dormidas en su interior, y abres el cajón-cristalera, que chirria evemente.

Alguen se mueve un poco en la cama, la duquesa, por la voz. Se está incorporando un poco.

-¿Cariño? ¿Qué hacéis ahi? Venid a mi lado a dormir...- parece adormilada, por suerte al dar unos golpecitos en la cama, no lo hace sobre su marido, asi que ni este se despierta ni ella se da cuenta de que su "cariño" ya está ahí...-

-Menuda idiota... al menos deberías ser más discreta poniéndole los cuernos a su marido- pienso mientras tomo entre mis manos el ansiado collar -y con esto, he cumplido esta noche-

Salgo igual de silenciosa que he entrado. Me alejo caminando por los pasillos, oculta como una sombra, hasta que por fin salgo de la mansión y me interno en el bosque, en busca de mi montura.

Una vez entre los árboles, me libro de la máscara que me oprime después de tantas horas. Sin más, regreso al convento.

Cuando te dispones a marcharte un leve carraspeo te detiene, aunque no ves a nadie a tu alrrededor.

De pronto, sientes como alguien cae a tu espalda, su cuerpo se pega al tuyo y sus manos aprisionan tus manos a tu espalda.

-Shh...calmaos.- susurra en tu oido -Sé quién sois, Lady Eileen.- Al notar como te tensas al escuchar eso, y posteriormente te relajas indicando que no vas a hacer nada, sus manos aprisionan tus senos con verdaderas ansias, al tiempo que su lengua viscosa recorre tu cuello. Casi parece que te vaya a arrancar el corsé, pero no lo hace. Puedes notar la dureza de su miembro en tu espalda, sus jadeos en tu nuca...Está claro que desea poseerte, muchisimo.- Tendreis noticias mias, mi señora.-

Se desvanece tan misteriosamente como apareció. Y lo mas extraño de todo, es que aún no te habías quitado la máscara.

Cuando regresas al monasterio, está bastante silencioso. Lo primero que haces es ir a la habitación de Brianna, la encargada de cuidar a tu hijo...allí la encuentras a ella, sola, llorando, cuando te ve entrar, se pone más nerviosa aún.

Llego mucho más relajada hasta el caballo, contenta de terminar con la misión. Pero algo me pone alerta. Aguanto con paciencia los manoseos del hombre, hasta que decide irse.

-Lo que me faltaba, un hombre obsesionado por mi. A saber qué cerdo enfermo...- pienso de mal  humor. No me gusta que me toque gente que no me gsuta.

Regreso al convento y voy a ver a mi pequeño. Miro con gesto serio a la criada.

-Deja de llorar y habla- digo en tono tranquilo.