Partida Rol por web

Me muerdo el labio para contener mi ansiedad hasta que siento el sabor salado de la sangre en la lengua. El dolor me ayuda a recuperar el control sobre mí misma, y aunque sigo temblando, dejo de resistirme. Mi mirada se dirige a las llaves que en el forcejeo se han estrellado contra el suelo, y después hacia Duncan en una súplica silenciosa.

Mi corazón late con tal fuerza que me duele, y la desesperación va haciendo mella en mi ánimo. Solo puedo pensar en que abran la puerta de una vez.

Tras unos minutos de espera la respuesta no se produce, nadie se asoma o se mueve dentro de la tienda y menos aún abre la puerta.
Duncan no es capaz de detectar el menor signo de movimiento en el interior, algo aparentemente sencillo ante el silencio y las escasas distracciones del lugar.
Intentando controlar su temblor Yu-ri desbloquea la cerradura, en cuanto se abre la puerta un palmo un hedor procedente del interior os golpea como si de vapor ardiente se tratase. El olor es una mezcla de putrefacción y carne quemada, agradecéis que vuestros estómagos estén vacíos.

A medida que se abre la puerta la luz descubre el interior. Aparentemente todo está en perfecto estado.
Los estantes que forman pasillos no superan el metro y medio de altura, seguramente para ver a los clientes en todo momento. La caja está junto a la puerta, en una esquina, y la tienda se extiende rectangularmente. Al fondo se puede ver una puerta que conduce al almacén y otra que lleva un pequeño aseo.

Revistas, comida, bebidas, droguería y productos de limpieza. Cada pasillo contiene multitud de productos variados, muchos de ellos importados de diversas zonas de Asia.

Tras un reconocimiento rápido buscáis supervivientes, pero no hay nadie en la tienda. La intermitente linea de sangre sigue su curso hasta el almacén, cuya puerta está cerrada y no necesita llave.
Como antes, no se oyen ruidos procedentes de allí, el silencio solo se ve interrumpido por el leve zumbido de los refrigeradores.

Entro con cuidado a la tienda, buscando signos de gente o movimiento. No parece haber nadie dentro y, por el rabillo del ojo veo en las estanterías muchas cosas que nos pueden resultar útiles. Sin embargo, aún no es momento de revisar nada; seguimos sin saber si este lugar es seguro y por ahora no hemos visto ningún rastro de los padres de Yu-ri.

Al acercarnos al almacén, nos fijamos en un pequeño reguero de sangre que se dirige al interior. Llamo la atención de Anne para que se acerque mientras sujeto a Yu-ri por el brazo para evitar que salga corriendo otra vez.

- Espera - le digo con voz tranquila. O eso intento, porque yo mismo estoy bastante preocupado. - No sabemos qué ha pasado aquí, así que deja que exploremos eso con calma mientras tú esperas aquí.

Observo la puerta con desconfianza sin tener muy claro si Anne tendrá intención de entrar. Seguramente la mujer prefiera irse de aquí corriendo, pero no creo que Yu-ri esté dispuesta a marcharse sin una respuesta sobre qué les ha ocurrido a sus padres. Yo no lo haría, después de todo. De repente, se me ocurre una idea.

- ¿Tus padres tienen sistema de seguridad en la tienda? - Le pregunto mirando al techo en busca de alguna cámara. Si estaba activo tal vez podamos acceder a los vídeos de vigilancia sin tener que entrar en el almacén. Sin embargo, no veo ninguna oficina donde pueda estar alojado el servidor. ¿Tal vez detrás del mostrador?

-Cuidado Duncan-dijo la chica señalando la linea de sangre que iba hacia el almacén. Pistola en mano, avanzó lentamente hacia allí intentando escuchar si había alguien a otro lado. Lo cual no sabía si la aliviaba o la aterraba.

No... siempre les digo que se lo pongan pero cuesta mucho dinero y como viven encima de l... - las palabras se me atragantan, pero no cedo al impulso de gritar, llorar y salir corriendo. Solo un sentimiento de angustia y urgencia - Por favor ... - digo mirando al almacén - por favor... podría haber alguien herido...

Sin forcejear ni resistirme, avanzo hacia el almacén, sin correr pero sin detenerme. 

Intento sujetar a Yu-ri del brazo, aunque no se puede decir que yo sea un hombre fuerte, así que probablemente consiga soltarse si lo intenta.

- Espeeera - insisto en un susurro. - Deja que Anne y yo vayamos antes - le digo mostrándole la barra que llevo en la otra mano. Huelga decir que me fío mucho más de la pistola de la mujer antes que de mí golpeando con eso, pero intento mostrar cierta confianza para que Yu-ri no se asuste ni preocupe más de lo debido. - Si alguno de esos psicópatas se ha colado aquí después de que se fueran tus padres, será mejor que estemos preparados...

No quiero plantear ninguna otra opción, aunque seguro que están pasando por la cabeza de la chica en estos momentos: qué pasará si se han colado antes de que se fueran, o, peor aún, si sus padres se han visto afectados por ese maldito polvo azul. En el primero de esos casos, será mejor que no entre en el almacén hasta que no sepamos qué vamos a encontrar. En el segundo... Bueno, mejor no planteárselo, pero sólo podemos esperar que la habitación esté vacía.

Tirando un poco hacia atrás de Yu-ri para que se quede detrás de mí, avanzo hacia el almacén haciéndole un gesto con la cabeza a Anne mientras agarro con fuerza mi improvisada arma.

No me resisto. En realidad temo ir primera. Temo abrir la puerta, temo lo que pueda haber al otro lado. He visto cosas terribles en mi trabajo, pero hasta que no te ocurre a ti misma no llegas a entender realmente lo que sufren los familiares mientras esperan las noticias del médico de urgencias.

No me quedo quieta, pero avanzo un paso por detrás de Duncan, sin apartar los ojos de la puerta, como si no hubiese nada mas en el mundo que esa puerta, y lo que nos oculta.

Lentamente, con una mezcla desigual de miedo y cautela, os acercáis a la puerta del almacén. La gotas de sangre seca llevan hasta allí marcando un camino que nunca puede presagiar algo bueno.

Tras el gesto de Duncan, que se aferra a su barra como si de un seguro de vida se tratase, Anne abre la puerta muy despacio. En cuanto el aire del almacén se mezcla con el del exterior os golpea un hedor insoportable, el olor se intensifica drasticamente a medida que la puerta se abre.

La escasa luz de la calle muestra un cuerpo inerte. Por su posición se apoyó en la puerta y terminó cayendo. El goteo de sangre se convierte en un pequeño charco seco y oscuro.
Por su aspecto es evidente que el presunto cadáver, a falta de confirmación, se trata de un motorista. Viste una chaqueta de cuero y aún lleva puesto un casco negro.

Pero lo que llama poderosamente vuestra atención es su avanzado estado de descomposición. Tan solo se podéis ver sus manos pero la piel ha comenzando a agrietarse y la deshidratación y putrefacción son considerables.
La sangre goteaba de su mano, sin embargo la herida está en el hombro. Una profunda laceración ha abierto cuero y piel con facilidad, mostrando una herida abierta que ahora incluso muestra necrosis.

Yu-ri parece tranquilizarte parcialmente al comprobar que no se trata de ninguno de sus familiares, aunque la presencia de un cadáver no puede dejar a nadie tranquilo.

El resto del pequeño almacén está intacto. Tan solo hay algunos productos de limpieza para mantener la tienda y una estantería con los productos con mas venta o mas caros.

La mujer entró con la pistola en alto pero no tardó en bajarla y taparse la nariz con el otro brazo en cuanto vio lo que había allí. 

-Parece que esto está vacio-dijo un poco mas tranquila ahora que había visto que no había nada vivo allí-no se quien es este tipo, pero si no es familia tuya deberíamos sacarlo de aquí. Lo que nos faltaba ahora son ratas en el sitio donde nos quedaremos a dormir. Quizás podamos aguantar aquí algunos días hasta que llegue ayuda-dijo sin mucha convicción.

Doy un paso hacia el cadáver para asegurarme de que no lo reconozco. Me doy cuenta de que estaba aguantando la respiración. Libero el aire de mis pulmones y me vuelvo sin pensarlo hacia Duncan, dejándome llevar por las emociones del momento, le abrazo mientras le doy las gracias una y otra vez. Al cabo de un momento le suelto, y con la mirada en el suelo, avergonzada por mi arranque de efusividad, doy un paso atrás.

- Lo... lo siento... es solo.... solo que... - me detengo mientras busco algo que decir, pero en realidad no tengo palabras - Lo siento.

Tras esa última disculpa, me doy la vuelta y me dirijo al pequeño baño de servicio que se encuentra en el almacén. Tengo que lavarme la cara, quizá mirarme al espejo para ver que sigo aquí, que esto no es una pesadilla. Pero en realidad lo único que necesito es un momento sola con mis pensamientos. 

Tuerzo el gesto al ver el cuerpo y, sobre todo, al recibir el olor que despide que hace que reprima una arcada. Casi no tengo tiempo de reponerme antes de que Yu-ri se acerque a mí y me abrace.

- No... No hay de qué - respondo en un susurro cuando me da las gracias.

Se separa avergonzada, pero por mi parte sólo se encuentra con una sonrisa de simpatía. Puedo entender cómo se siente, o eso creo, por lo que no me molesta su momentaneo ataque de efusividad. Desgraciadamente, es probable que, cuando se libre del alivio que le puede producir no ver a sus padres, el nerviosismo por desconocer su destino volverá a aparecer. "Sue...", inevitablemente mis pensamientos vuelan hacia mi familia, a miles de kilómetros de distancia.

Bruscamente, me vuelvo hacia Anne, volviendo a enfocar la mirada que por un momento había dejado perdida en el vacío. Por algún motivo la mujer me hace poner los pies en la tierra con su aplastante frialdad, aunque sea eso mismo lo que la hace apartarse del resto.

- Está bien - le digo. - Ayúdame a sacar el cuerpo de aquí - digo mientras empujo ligeramente el cadáver con la barra, como si temiera que pudiera levantarse como en un videojuego de zombies.

Mientras Yu-ri intenta asumir la realidad en el baño Anne y Duncan intenta sacar el cuerpo de la tienda a fin de evitar visitas indeseadas.
En cuanto lo cogen descubren que el estado de putrefacción es mucho mas avanzado de lo normal, el cuerpo literalmente se parte en dos al tirar del torso y las piernas apenas quedan sujetas por la ropa.

Con sumo cuidado arrastráis el cuerpo hasta la calle, tras comprobar que no hay nadie ni nada a la vista cruzáis la calle con el cadáver y lo dejáis a las puertas de un banco.

Os tomáis unos segundos para recuperar el aliento, el motorista pesa bastante, y observáis una vez mas vuestro entorno desolado. Cero ruido, cero actividad. Una ciudad que otrora mostraba un transito de vehículos y personas e incluso de aviones ahora es mas silencioso que el mas abandonado erial.
Habéis comprobado que no sois los únicos supervivientes, pero aún así debería haber mucha mas gente viva. No pueden haber muerto todos y es difícil que hayan logrado evacuar a tantos habitantes en tan solo una noche.

Sea como sea ahora tenéis un pequeño refugio, con agua y comida para bastante tiempo. Aunque algo en vuestro interior os dice que puede que eso no sea suficiente.

-¿Que vamos a hacer?-preguntó como si hablara para si misma a Duncan mientras miraba hacia la puerta del baño donde estaba Yu-ri- Esa chica no va a encontrar a sus padres y no se cuanto tiempo podremos permanecer aqui-dijo en voz baja para asegurarse de que no la oía-¿Crees que estaremos seguros aquí?

Observo desconcertado el cuerpo del motorista. No soy un experto en biología pero los padres de Yu-ri debían estar trabajando aquí ayer mismo y no parece muy probable que tuvieran un cadaver en su almacén, así que este cuerpo se ha descompuesto mucho, muchísimo más deprisa de lo normal.

Pese a todo, Anne y yo conseguimos sacarlo de la tienda aguantando la respiración para no vomitar por el olor. Miro a la mujer con seriedad mientras me pregunta qué hacer. ¡Como si yo lo supiera!

- Bueno, si sus padres siguen vivos - y normales, pienso sin llegar a añadirlo - probablemente la estén buscando y antes o después vendrán aquí. - Mi respuesta optimista contrasta con la negatividad de Anne, pero es posible que de esta forma entre ambos consigamos mantener un equilibrio que nos deje salir de esta situación sin volvernos completamente locos. - De todas formas, salvo que conozcas un lugar mejor, este es un buen sitio para quedarse. Por si acaso, prepararía unas mochilas con cosas importantes que llevarnos, por si nos toca salir de aquí a toda prisa, pero mientras no sea así, intentaría aprovechar el refugio que nos pueda proporcionar este almacén.

Al preguntar sobre un lugar mejor, automáticamente pienso en Fairbanks. La estación de seguimiento está bastante aislada y protegida, además de contar con reservas de comida y agua suficientes para que todo el personal pueda pasar varias semanas allí si se quedan aislados por la nieve, pero están a cientos de kilómetros de aquí.

- De todas formas, es algo que deberíamos decidir los tres. Vamos dentro a ver cómo está Yu-ri y echemos un ojo con calma a este lugar a ver si tienen algo que podamos utilizar. Es probable que tuviesen una radio por aquí y me gustaría hacer un barrido de frecuencia a ver si hay alguien emitiendo... - Por ahora, la idea de que se haya organizado una operación de rescate sigue siendo para mí la opción más probable. O la segunda, ya que hasta el momento no hemos visto a nadie. Pero si han declarado cuarentena en la ciudad, como probablemente haría yo si estuviese al cargo, habrá puestos médicos y de control en la salida. Sea como sea, la policía o el ejército probablemente tengan que estar comunicándose entre ellos y, si hay una radio, no debería ser difícil interceptar esas comunicaciones para saber qué está ocurriendo.

El agua borra los surcos oscuros que mis lagrimas mezcladas con el rímel han dejado en mis mejillas. Cuando aparto las manos de mi rostro me encuentro a mi misma devolviéndome la mirada desde el espejo, una mirada crítica y acusadora, pero más que otra cosa es una mirada avergonzada.

¿Que estás haciendo?  No eres una niña.

Es cierto, no soy una niña. Ellos no están aquí, y no sé donde pueden estar. Tengo que dejar de pensar en mi misma, y pensar en hacer algo útil.

Levanto mi mirada al espejo de nuevo, y me niego a apartarla. Me limpio los escasos restos del llanto y me recojo el pelo antes de salir del baño. Me vuelvo hacia la puerta y mi mano se detiene en el pomo durante un instante. Cojo aire, y salgo para encontrarme con Duncan y Anne, ambos esperándome. Lo primero que veo es que el cadáver no está, y les dirijo una mirada de agradecimiento antes de hablar.

- ¿Que hacemos ahora? Tenemos provisiones y quizá... - me detengo un instante para coger aire antes de continuar. - ... podemos buscar a otras personas, tienen que haber mas, quizá escondidos como nosotros, y quizá necesiten ayuda.

-Si están escondidos mejor para ello, y eso mismo será lo mejor para nosotros-le respondió Anne- Mira tienes que descansar. Anoche no pegamos ojo ninguno, lo mejor será que hoy hagamos guardia y tratemos de descansar. Mañana veremos que hacer-dijo desviando el tema.

Asiento ante el comentario de Anna.

- Sí, podemos quedarnos aquí por hoy - comento. - Hay provisiones y parece un lugar tranquilo. Además, si tus padres están bien, antes o después vendrán por aquí, ¿no? - le digo a Yu-ri. - Si cerramos bien todas las entradas, deberíamos estar seguros.

Por primera vez desde que entramos, me relajo lo suficiente para mirar con atención el contenido de los almacenes, en busca de aparatos electrónicos que pudieran vender aquí.

- Yu-ri, ¿tus padres tienen alguna radio? ¿Vendían walkie-talkies o algo así? - le pregunto a la chica - Podría utilizarlos para tratar de localizar a alguien sin salir de aquí; patrullas de rescate u otros supervivientes...

- ¿Estás bien? - añado en voz más baja cuando me acerco a ella, con cierto tono de preocupación. Por algún motivo me da la impresión de que se sincerará mejor conmigo que si Anne nos escucha con la seriedad de la que ha hecho gala hasta el momento, aunque desde que llegamos aquí parece estar algo más relajada también ella.

Asiento ante las palabras de Anne. Tiene razón, yo estuve prácticamente inconsciente debido al cansancio, pero es probable que ninguno de ellos durmiese. Ambos muestran signos claros de agotamiento, tanto físico como mental, necesitan reposo. En realidad yo también lo necesito, aunque una sensación de urgencia haga que, la idea de que estamos dejando pasar el tiempo sin ayudar a otros, no abandone mi cabeza.

Es Duncan quien aparta esa sensación de mi cabeza al darme otra cosa en la que pensar. Dudo un instante, mientras miro las estanterías llenas de productos que me rodean. Una sensación de nostalgia me invade al recordar mi infancia entre estas cuatro paredes, pero me obligo a eliminar esos recuerdos de mi cabeza antes de que la nostalgia se convierta en amargura. Sacudo un poco la cabeza, como si se tratase de una de esas pizarras infantiles que puedes borrar agitándola un poco.

- No estoy segura, pero daré un vistazo a ver que puedo encontrar.

Tras recorrer las estanterías con la vista, vuelvo mis ojos de nuevo hacia él para descubrir que ha avanzado hasta estar lo suficientemente cerca como para hablarme en voz baja. No puedo evitar bajar la cabeza hacia el suelo, un acto reflejo fruto de la timidez más que otra cosa.

- Si... yo... lo siento... lo de antes... es decir... - las palabras dejan mis labios como una cascada de murmullos confusos. 

Me encojo ligeramente de hombros con una sonrisa.

- No pasa nada - le contesto con naturalidad. - Después de todo, estamos todos juntos en esto.

Sin añadir nada más, me separo un poco de Yu-ri y me acerco al mostrador. Si sus padres tenían una radio, es probable que esté por aquí, para escucharla mientras están trabajando si no hay clientes.

- Si encontramos un receptor de radio podría tratar de localizar alguna señal. Un walkie tiene la ventaja de que además puede emitir ondas, aunque si queremos aumentar su alcance habría que modificarlo para darle más potencia, y si no quiero romper nada necesitaría dormir un poco antes - digo, mostrándome muy de acuerdo con todo lo que han estado comentando hasta ahora. Sin embargo, el pensar en algo de trabajo interesante que hacer me relaje un poco, olvidándome por un instante del horror que hay ahí fuera. De hecho, sólo pensar en trastear con algún juguete electrónico hace que mi estómago me recuerde que llevamos horas sin comer, dado que antes ni siquiera pude pensar en probar los caramelos que nos ofreció Yu-ri.

- Antes de descansar también nos vendría bien comer algo... - comento. - Aunque me temo que no tengo efectivo para pagar por la comida que cojamos a tus padres, y las tarjetas de crédito no funcionan. - Añado sonrojándome ligeramente bajo la barba. De alguna forma parece ridículo que me preocupe por eso, pero hace menos de un día jamás se me habría pasado por la cabeza coger comida de un almacén sin pagarla.

Tras explorar los escasos pasillos de la tienda comprobáis que no venden ningún tipo de aparato eléctrico, a excepción de los productos de limpieza y algo de prensa el resto de estantes contienen alimentación. Hay comida suficiente para sobrevivir semanas, aunque la inanición no parece que pueda ser un problema para la supervivencia.

Detrás del mostrador encontráis un bate de aluminio, no es que haya muchos atracos en la ciudad pero sin duda un arma disuade a muchos clientes problemáticos.
Además de dinero en la sencilla caja registradora también hay un viejo discman conectado a un cable que sale de la pared. Parece que su función es reproducir un hilo musical, aunque no hay ningún disco dentro.

No hay radios ni sistemas de comunicaciones, el teléfono móvil de los padres de Yu-ri no está bajo el mostrador por lo que posiblemente lo hayan llevado consigo allá donde se hayan marchado.

Después de tapar todas las ventanas os disponéis a descansar, establecéis turnos de vigía y os acomodáis como podéis en el suelo. Antes de dormir coméis y bebéis, lo cual sumado al agotamiento facilita que no tardéis en caer sumidos en un profundo sueño.

El día avanza sin noticias del exterior, la ciudad sigue en completo silencio hasta que al final de la tarde se escucha una especie de trueno en la lejanía. En apenas un par de segundos la tienda entera retumba y los cristales tiemblan violentamente.
Desconocéis donde pero en algún lugar de la ciudad se ha producido una potente explosión, apenas queda una hora de luz antes de que comience una nueva y larga noche en Anchorage.