Partida Rol por web

- Pues no parece que te alegres mucho, parece un drama… - Trató de bromear y arrancarte una sonrisa, Ben seguía tan atento como siempre.

Aunque tu actitud no ayudaba a hablar abiertamente de cualquier cosa, si tender cabos y era un principio, al fin y al cabo después de tantos años uno debía de valorar si la otra persona había cambiado, que pensaba de las cosas.

- Yo también me alegro de verte ¿Quieres tomar algo mientras vienen los demás? Ver a todos después de tanto tiempo supone un poco de shock… - Te ofreció ir a la barra o traerte algo para beber, la situación era un poco incómoda o quizás no.

- Cierto, cierto, sonreí, esto no es un drama, pero como bien dices es un poco... no encontré la palabra. Shock. y sonreí. Casi pude hasta reír un poco.

Poco a poco se fueron un poco los nudos que me ataban: Te veo genial, aunque la barba es... sonreí, es raro verte con barba.

Traté de respirar tranquila y dejar de temblar, poco a poco lo conseguí, agradecí muchísimo a Michael que nos hubiera dejado solos, y también que no hubiera llegado nadie más.

- Tomaré agua, gracias, dije algo cohibida, y en voz baja... no bebo alcohol...  agradeció cuando le acercó el vaso con agua fresquita.

- Y bueno, ¿cómo estás? ¿dónde... no quería parecer una curiosa, pero deseaba saber más sobre él... ¿dónde vives ahora? dice Michael que es el único que se quedó en Derry.

Por su ropa, cosa de la que entendías bastante, aunque informal era ropa cara, muy buena, y pese a su barba su aspecto era saludable y bien cuidado, dirías que parecía un hombre de éxito.

Después de que os sirvieran en la barra del bar para mayor tranquilidad os quedasteis allí, a ti tu agua y Ben pidió una cerveza.

Sonrió por lo de la barba – Chaladuras que le dan a uno… Bien, no me quejo, vivo un poco a caballo entre Londres y Nueva Yory, los fines de semana en el país europeo y entre semana aquí por los proyectos en los que trabajo en la actualidad.

Suspiró suavemente - ¿Y tú donde vives, a que te dedicas?

- ¡Vaya!¡Londres! Siempre he querido ir a Europa... París... Florencia... dije ensimismada. Parece que te va bien, me alegro mucho. bebí un poco de agua y respiré profundamente, yo tengo... tenía una empresa de diseño de ropa, pero ahora, bueno, es complicado sonreí.

Poco a poco iba pasando el nudo de mi garganta y comenzaba a sentirme tan agusto con él como siempre estuve. Ojalá hubiese mantenido el contacto.

- Ben, lo siento. Descubrí las cartas después de la muerte de mi padre, yo... no sabía cómo decirle que pensé que se había olvidado de mí cuando no las recibí. Sonreí aunque bastante triste. Lo siento. Había tantas cosas que quería decirle, contarle, preguntarle... y no sabía bien por dónde empezar.

Ben dio un trago a su cerveza apenas consiguiendo reprimir su sonrisa por lo que había gustado lo de Europa - ¿Complicado? Bueno, espero que todo mejore, si te puedo echar un cable… tengo algunos contactos – Se ofreció Ben.

Cuando le contaste lo de las cartas se quedó pensativo, seguramente sumergido en tiempos pasados, con expresión agridulce se levantó de su taburete y te dio un abrazo, no uno fuerte de colegueo, uno lento y sentido, para luego depositar un beso en tu frente – Está bien, no cargues con esa responsabilidad – Se volvió a sentar en su taburete – Después de todo aquí estamos ¿No? – Sonrió de forma también un poco melancólica

Cuando Ben dijo que tenía contactos sonreí, me imaginé a Ben con un traje elegante negociando con los japoneses que habían ido a mi oficina tan solo hacía unas cuantas horas... me quedé algo pensativa, Perdona, dije cuando me di cuenta que llevaba unos segundos atontada. En teoría mi empresa, acaba de cerrar un buen contrato con una empresa japonesa, pero... sonreí con una mueca como cuando era pequeña, y por alguna extraña razón comencé a retorcer un mechón de pelo como hacía cuando era niña, como cuando conocí a Ben... acabo de tirarlo todo por la borda para venir aquí y mi socio... ex socio... o lo que sea que es ahora (otra mueca) no creo que me lo vaya a poner nada fácil después de dejarle plantado... Jajajjaa reí algo extraña, no sabía por qué pero me salía todo fuera y Ben escuchaba tranquilo, adoraba esa tranquilidad que emanaba en sus ojos...

Cuando Ben me abrazó y me habló con tanta dulzura y paz, no pude evitar recordar aquellos días junto a él... Y al ver su sonrisa algo melacólica me apené un poco... Entonces... Vi nuestras iniciales en el árbol me salió sin pensar, y le hice una mueca entre inocente y pícara, esas que no haces cuando eres niña, sino ya más mayor, pero que no es normal en una adulta ya.

Después salió de mi boca una especia de risita tímida y femenina... Y leí las cartas en el avión mientras venía... no me atrevía a mirarle, pero... Gracias. Ojalá mi padre no las hubiera escondido tan bien... Tenía miedo de continuar esta conversación, pero ahora me había lanzado y no iba a pararme... ¿Tú estás...? se me cortó la voz... y tuve que beber agua, pero ya era adulta, no una niña de 12 años y no iba a permitir que entraran los demás y no pudiera conversar con él por miedo a su respuesta. ¿Estás casado? pregunté de golpe, mientras miraba mi vaso, mirarle era todavía demasiado incómodo.

Ben trataba de ser cortés, pero era Ben y sabías muy bien como era, además de adulto las cosas se ven distinto, la experiencia, cuando alguien trata de ocultar algo…

Después de escucharte atentamente – Pues para lo que necesites, lo digo en serio, quizás no sea el momento de profundizar en el tema pero quizás puedas quedarte con tu parte de la sociedad, conozco algunos abogamos muy buenos que seguro que pueden conseguir que te puedas llevar una buena parte de tu negocio – Realmente no era mala idea, al fin y al cabo la faceta creativa era toda tuya, sólo los números y los negocios era lo que dominabas algo menos.

Pudiste notar como Ben, el Ben adulto se sonrojó por lo que le dijiste del árbol – No se, yo… - Y no supo como terminar, pero sus ojos brillaban, respiró hondo – Oh, no, no estoy casado, supongo que no encontré la persona adecuada y… bueno, o eso creo… ¿Y tú? ¿Estás casada o tienes pareja?

- Lo cierto es que sí voy a necesitar abogados... y no son precisamene mis favoritos... jajajaja... pero ya cuando vuelva me pondré con ello... Además yo soy el alma de la fábrica, sonreí, por tanto saldré adelante seguro, con esa empresa o con otra. Sonreí de nuevo, tratando de parecer segura de mi misma y bebí del vaso. Gracias Ben, lo cierto es que no me vendría mal algo de apoyo... y no solo de contactos dije terminando en un susurro pues había dejado la cabeza cabizbaja mirando el vaso.

Al notar a Ben sonrojarse me volvieron mil recuerdos de cuando le conocí, aquel mensaje que dejó en mi puerta, aquel día agarrados de la mano, las veces que me había abrazado... haciendo que me sintiera segura... Te he echado mucho de menos, hasta ahora no recordaba cuánto... susurré. Cuando contestó a mi pregunta, sentí como se aceleraba mi corazón y quizás temblé un poco, no sabría decir si tardé mucho o poco en contestar yo, pues por un momento creí que todo daba vueltas a mi alrededor y que terminaría desmayándome. Bebí agua y sonreí, alivida, tenía ganas de abrazarle y llorar en su hombro. Me sentía tan feliz, por fin había vuelto a verle y podía estar con él... No, dije simplemente, no tengo.

Me temblaban las manos al mover el vaso de agua ya vacío sobre la barra. Lo miraba asustada, tratando de no mirarle a él, casi me sentía como cuando tenía 12 años y nos quedábamos a solas, sin saber muy bien qué hacer y dónde mirar. Pero ya no éramos niños, ahora esas sensaciones eran más fáciles de controlar, o al menos solían serlo. Esta vez le miré con los ojos vidriosos por la emoción y le abracé con todas mis fuerzas, como si el mundo fuera a terminarse hoy mismo y no hubiera tiempo de más... no sé en qué momento me levanté del taburete, solo sé que miraba el vaso y un instante después lloraba en sus brazos, mientras me apretaba con fuerza. Deseaba quedarme así para siempre, deseaba que el tiempo se detuviese allí, en aquel instante... Deseaba no volver a separarme de aquel jovencito que me mandaba notas de amor y piropeaba mi pelo, además de protegerme frente a cualquier peligro... Entonces sonreí, hacía muchos años que había teñido mi pelo en negro, porque no me gustaba ser pelirroja, nunca nadie excepto Ben había dicho nada bonito sobre mi pelo. Sin embargo, y por eso sonreía, hacía unas semanas que había vuelto a mi color natural, había vuelto a ser la Beverly pelirroja, algo que no gustó a Tom... pero estaba segura que había encantado a Ben, a quien abrazaba ahora con fuerza mientras mi pelo tapaba parte de mi rostro.

Hizo un gesto con la cabeza demostrando seguridad – Eso de los abogados está hecho, por cierto ¿Fabrica? ¿A que te dedicas? – Se interesó por ti.

A Ben le costaba un poco hablare pues era una situación curiosa, intensa, se percibía en el ambiente, sonrió cuando le dijiste que no tenías pareja y comenzó a decir - ¿Estás bi…? – Pero no le dio tiempo pues se encontró con tu abrazo.

Despacio bajó del taburete para abrazarte de forma más adecuada, estrechándote fuerte, pero sin pasarse mientras te acariciaba el pelo y la espalda – Oh Beberly… - El tampoco parecía querer separarse – Te eché mucho de menos, lo pasé mal, pero ya todo quedó atrás, ya no quiero volver a perder el contacto contigo… - Se sinceró mientras os dabais calor mutuamente, depositó un beso en el lóbulo de tu oreja y suspiró – Si todo va bien y terminamos con esto… me gustaría seguir viéndote - Y es que la necesidad de retomar el contacto era mucha...

- Soy diseñadora, tengo una firma de ropa, sonreí algo más tranquila, y también una fábrica que realiza la ropa. Es pequeña y bueno, estoy empezando pero conseguí ayer un buen acuerdo con una firma japonesa. Hice una pequeña mueca de satisfacción, estoy muy orgullosa de ello, me ha costado mucho llegar pero al fin lo conseguí y bueno... le miré casi sorprendida de que pudiera hablar con él como si no hiciera ni un día que nos habíamos visto por última vez. Perdona, no quiero aburrirte con mis historias... saqué la lengua en señal de complicidad.

Al sentir el calor de Ben, su abrazo, su fuerza me reconfortó, dejé de temblar. Sus palabras devolvieron la sonrisa a mi rostro todavía pálido, dejé de llorar. Ben... yo... solo salían débiles susurros de mi boca, pero estaba junto a su oreja y podía escucharlos perfectamente. ¿Puedo quedarme contigo? pregunté mientras me apretaba más y más fuerte a Ben. Dejaría todo absolutamente por quedarme allí con él, en Derry, en los barrens, en la cabaña del árbol... sabía que era imposible, ya no podíamos volver atrás, él ni siquiera vivía allí, pero me daba igual, solo quería quedarme con él, en sus brazos... para siempre.

Sentí su beso en mi oreja y me estremecí, sentí su suspiro en mi cuello y creí que me desmayaría allí mismo, escuché sus palabras y me aparté un poco para mirarle, seguramente mi cara era ahora un poema, llena de lágrimas, los ojos hinchados y una extraña sonrisa entre alivio y melancolía, pero una mirada llena de amor. Obviamente me fue imposible hablar pero asentí con la cabeza, mis brazos que estaban por encima de sus hombros los puse en su pecho, podía sentir su corazón latir fuertemente, apoyé también allí mi cabeza, haciéndome una madejita pequeña, dejando que me envolviera completamente con su cuerpo, allí dentro me sentía tan protegida y amada que decidí no volver a salir nunca más.

Ben no parecía aburrido por saber como te iba y así te lo expresó, pero eso fue antes de tan tierno abrazo – Ya estas conmigo Bev, y no te voy a soltar – Dijo intuyendo lo que necesitabas, su corazón latía fuerte pero su respiración era tranquila, te cobijó con sus brazos dándote la protección y el cariño que necesitabas, acercándote a su pecho sin apretar, acariciando su cabello lentamente.

Perdiste la noción del tiempo y no veías, no sentías nada más que a ti misma y a Ben, como si el resto se hubiese esfumado – Puedes quedarte conmigo, pero quizás deberíamos volver con los demás, no será… agradable el motivo, pero estará bien saber que ha sido de ellos… - Besó de nuevo tu cabeza y espero a ver si te despegabas un poco, que estaba encantado por ello, pero…

Mis lágrimas y sollozos se habían calmado, por lo que comencé a respirar sin tanta dificultad, relajándome cada vez más. Pensé "unos minutos más", como si acabara de sonar el despertador y no tuviera ganas de levantarme, se estaba tan agusto que costaba despegarse. Además... me sentía algo avergonzada por mi comportamiento con Ben todo el rato, entre lloros y abrazos, parecía una cría de 12 años.

Era una sensación extraña, te notas mayor, sabes que lo eres, tienes màs experiencia que lo demuestra, comprendes las cosas, las ves desde otro punto de vista, incluso has analizado la situación mil veces antes de que se produzca, pues era un encuentro planeado, aún así, a pesar de todo eso, me sentía como si tuviera 12 años, con la misma inocencia, la misma sensación de inseguridad y el mismo miedo al futuro que entonces... Era sin duda una situación muy extraña.

Me aparté un poco, sin mirarle a la cara, pasé mis manos por mi cara, tratando de adecentarme un poco para ir a ver a los demás, también arreglé mi pelo: Cierto, qué desconsiderada... Vayamos a saludar al resto, tengo muchas ganas de verles.
 

Ben esperó a que te pudieses tranquilizar un poco y mientras tanto te prestó un pañuelo limpio – Está bien, tómate tu tiempo, podrán esperar unos minutos más.

Ya más calmada y pudiendo disimilar un poco que habías llorado volvisteis a la sala, había cierto bullicio en el interior, ahora había más gente.

Un hombre de pelo castaño con gafas

Otro más rúbio también con gafas

Aún faltaban dos ¿Pero sabrías quien era quien?

- Gracias, le dije aceptando el pañuelo, me limpié y respiré profundamente para animarme. Después, simplemente me dejé guiar por Ben para volver a la sala con los demás.

Sonreí al ver a los dos hombres, ¿Eddie? ¿Bill? ¿Sois vosotros? ¡Cuánto me alegro de veros! dije emocionada y acercándome a ellos para abrazarles.

Evidentemente ellos lo tenían más fácil para saber quien eras

- Béverly… Cu cuanto tiempo – Ese tartamudeo era inconfundible, el primero de ellos era Bill, se acercó para abrazarte durante unos instantes.

- Es curi o oso, dejé de tar tar tamudear hace años y ha sido volver aquí y… ha vuelto, junto con gran parte de los recuerdos que había olvidado

El otro hombre esperó tu turno de abrazos – Sin duda a la persona que más deseo abrazar, Beverly Mash - Su voz seguía siendo dulce y su aspecto un tanto flojucho

Y también te abrazó, palmeando ligeramente tu espalda, en el ambiente predominaban las sonrisas agridulces, la añoranza, aquellos meses tan intensos vividos por todos.

- ¡Cielos! ¡Habéis cambiado mucho! ¡Os he confundido! dije entre divertida y avergonzada. ¡Oh Bill! ¡Cuánto me alegro de verte! le abracé emocionada y feliz de verle. ¡Ciertamente yo también me siento como si tuviera 12 años! ¡Tranquilo! dije revolviéndole el pelo.

Después me acerqué a Eddie, sonreí ante su comentario y abrí los brazos en señal de espera, a lo que él respondió acercándose y abrazándome con fuerza, incluso palmeando mi espalda.

- ¡El pequeño Eddie! ¡Cielos! Estás genial. Yo también me alegro mucho de verte. Recordé la forma en que se conocieron, cuando el pequeño estaba en pleno ataque de asma y sin su medicina. Recordé cómo pateamos a Henry Bowers y sus macarras... ¿Qué habría sido de aquel chico? Y por supuesto recordó el miedo que pasaron en aquel oscuro y húmedo lugar tratando de salvar a los niños de Derry. ¿Por qué ahora volvía de nuevo? Intentó quitarse de la cabeza todo aquello y al menos disfrutar del reencuentro con los chicos.

Las risas comenzaron a predominar en la sala reservada, Bill lucía una bonita sonrisa, y Eddie se rió a carcajadas por lo de pequeño, seguía igual de poquita cosa y en su carácter también parecía no haber cambiado mucho – Tu si que estás bien Bev, igual de guapa que siempre.

En plena algarabía os distéis cuenta de que había alguien apoyado en el marco de la puerta.

- ¿Qué tal? ¡Veamos quien está arrugado, quien se ha quedado calvo y a quien le han crecido alas!

Si, ese tipo de bromas… No era difícil de adivinar, Richie Tozier, igual de bromista como siempre, definitivamente muchas cosas no habían cambiado.

Sonreí a Eddie mientras todos mirábamos a la puerta para ver entrar a Richie. Aunque le dediqué una mueca al nuevo incorporado, pues nunca me gustaron sus bromitas. Me alegré de que no pudiera meterse con Ben, de hecho Ben estaba genial, guapo y elegante, nada que ver con el niño gordito y tímido.

Quería contestar a Richie como había hecho muchas veces ya, pero hoy estaba demasiado sensible para pensar en una buena contestación mordaz como nos gustaba, pues al final, era una especie de desafío verbal. Y aprendí a disfrutar de aquellos juegos también.

Richie bromeó con Michael – Uh… Tú tan morenito como siempre… - Y le dio un abrazo

Ben se estaba fijando en Bill ahora que parecía haber palidecido - ¿Estás bien?

- Y.. Yo… Le he visto hoy, al payaso, le he visto… - Acertó a decir el hombre tartamudeando.

- Yo también le he visto – Dice Michael - quiere meternos miedo, pero sigo diciendo lo mismo después de tantos años, si lo hace es porque nos teme

- ¿Y Stan? – Pregunta Eddie - ¿No has conseguido hablar con él?

Michael le responde - Si, si, pero lo noté un poco raro, no se si vendrá – Y tratando de pasar el momento que se había vuelto un poco tenso dio una palmada y prosiguió - ¿Porqué no nos sentamos y vamos pidiendo la cena? Se nos va a hacer bastante tarde y no quiero perderme ninguna de vuestras historias