Partida Rol por web

Ben respondió a tu mirada y a tus palabras, era agradable que después de tantos años y seguíais como si la relación siguiese intacta, al menos en espíritu, aún no os habíais soltado la mano en este rato.

- Quizás esas luces necesiten de un recipiente en el que estar y sin eso se… disipa, no se… son cosas difíciles de entender

- Necesito una copa – Interviene Richie que ahora parecía el más “acalorado” del grupo, al que le costaba asimilar un poco todo esto

- Tengo cervezas en la nevera ¿Alguien quiere una? – Michael se dirige hacia ella para abrirla y…

Lo que allí aparece os deja helados, es la cabeza de una persona, pero la cabeza abre los ojos y comienza a hablar.

- Siento llegar tarde, pero veamos quien está aquí… Bi, bi, Bill ¿Qué haces aquí? Richie, tienes mucho éxito, nadie lo habría sospechado, Beb, tu padre no está nada contento con que te hayas dejado a tu socio ¿O debería decir amante? Bueno chicos, finalmente lo he conseguido, ahora estoy en las luces mortíferas ¿Y sabéis una cosa? Es verdad lo que dicen, todos flotan aquí abajo…

Cuando Michael consigue reaccionar cierra la nevera de un portazo, entonces se escuchan truenos, comienza a llover… ¡¡Dentro del salón!! Se rompen los cristales de las ventanas y comienza a soplar un fuerte viento.

- ¡Rápido, cojámonos todos de la mano…! – Interviene Ben, la tuya ya la tiene, con la otra agarra la de Michael y el resto se une.

Me gustaba tener todavía mi mano envuelta en la suya, era difícil describirlo, la gente suele decir: es como si nunca nos hubiesemos separado. Y así me sentía ahora.

Michael ofreció unas cervezas, había mucho aún que hablar, pero necesitábamos un trago para poder pasar aquella sensación tan extraña y triste, pues Stan ya no vendría.

O eso pensaba yo, pues luego me quedé pálida y sin aliento al ver la cabeza de Stan en la nevera hablandonos.

Tras sus palabras sentí mucha rabia y apretando las manos de Ben y Eddie grité:  No lo conseguirás. Ni podrás asustarnos ni vencernos. Acabaremos contigo de una vez por todas. VETEE AL INFIERNO DE UNA VEZ Y NO VUELVAS!!!!

Le echaste valentía y arrojo y… entre todos funcionó, las manos unidas y la fe en que “Eso” no os podía derrotar funcionó y todos aquellas cosas extrañas dejaron de suceder hasta quedar todo en calma, como si no hubiese pasado nada de no ser por los desperfectos.

El momento de tensión pasó, Ben por fin soltó la otra mano, pero no la tuya y te abrazó para reconfortarte – Parece que vuelve con ganas de guerra pero no podrá con nosotros ¿Estás bien Bev? – Se interesó por ti.

Michael comenzó a recoger los cristales y Eddie comenzó a ayudarle en silencio.

El silencio llegó, solo roto por el ruido de cristales rotos, yo me abracé a Ben y cerré los ojos. No sabía cuánto podría durar aquello y no sabía cuánto podríamos aguantar todos. El que más y el que menos tenía su vida y sus propios fantasmas.

Suspiré y miré a Ben alejándome un poco de su pecho para hablarle: Estoy bien, Ben, gracias. ¿Y tú? Era normal que se preocupara por mí, siempre lo había hecho, pero también ocurría a la inversa, solo que la mayoría de veces daba por hecho que estaría bien, y más ahora, era un hombre hecho y derecho y aparentaba al menos hacia fuera, seguridad y fuerza. Aún así, yo siempre pensaba también en él.

- ¿Yo? Bien, al menos sabiendo que tu también lo estas… - Si se preocupaba mucho por ti, y eso te hacía sentir especial cuando estabas cerca suyo, pues sabía sentirte protegida y… quizás algo más.

Una vez los cristeles recogidos y limpio fuisteis a una pequeña sala donde al menos no entrara el viento de la calle, al poco apareció de nuevo Michael con unas linternas y unos cascos como de obrero o minero.

- No necesito eso, yo… yo no voy a bajar de nuevo a las alcantarillas – Se le notaba un poco nervioso y Michael no insistió.

Eddie saco… vaya, aun tenía un inhalador, más moderno que cuando erais niños, pero un inhalador al fin y al cabo, dijo – Sé que es agua con sabor a medicina, pero lo necesito… - Aún se avergonzaba por ello.

Miré a Ben, y le sonreí. Después me alejé para acercarme a Eddie: Nadie te juzgará cariño, somos amigos, miró al resto. Nadie obligará a nadie a bajar. Pero cuantos más seamos y más unidos, más fuertes estaremos.

Abracé parcialmente a Eddie, sonriéndole y miré al resto, ahora hay que hacerlo también por Stan. dije decidida. Esto tiene que acabar hoy.

Cogí un casco y una linterna, además de ponerme la chaqueta. Entonces me di cuenta que no iba vestida apropiadamente. Me miré y tras una mueca, pregunté a Michael: ¿No tendrás por ahí unos pantalones tejanos para dejarme verdad cielo? dije haciendo una reverencia con mi vestido que sacó a todos una sonrisa. A menos que sea buena idea que mis piernas despisten al payaso diabólico mientras vosotros le atizáis bien fuerte.

Todos reimos, al menos descargamos algo de tensión. Realmente tenía unas piernas esbeltas y bonitas, aunque era algo de lo que ni siquiera me fijaba a menudo. Pero sería mucho más cómodo llevar otra ropa.

En verdad si tranquilizaste al grupo, la asustadiza Bev había dado un buen cambio con los años, seguramente habías decidido hacer frente a la vida y a lo que se te pusiera por delante, la vida te había hecho luchar y saber valorar las cosas de otra forma.

Eddie te besó en la mejilla y Michael tomó la palabra – Me gusta ese entusiasmo, pero permíteme que os ponga en antecedentes, creo que es bueno estar informados.

Sacó unos periódicos de la caja de cartón y comenzó a repartirlos entre vosotros, no tardaste en darte cuenta, era el periódico local de Derry de hace treinta años, pequeñas noticias de desapariciones y accidentes, como si se quisiera que lo que ocurrió pasara desapercibido.

- Ahora ya se que recordáis que pasó aquí hace treinta años, hubo una ola de asesinatos, mutilaciones y desapariciones, todo el mundo tenía miedo, pero nadie hizo nada hasta que fuimos a por “Eso”

- Lo primero que debéis saber es que si contáis hacia atrás, cada treinta años coincide con algún periodo de desastres en la historia de Derry, En 1960 el incendio del club Backsport, en 1930 aquella explosión en la acería, en 1900 la masacre en el arroyo de Drage, y podríamos continuar…

Sonreí a Eddie y le apreté la mano. Después me senté en uno de los sillones y me puse a mirar lo que Michael nos entregaba, me sentía fuerte y decidida, pero lo cierto es que aunque luchamos contra "Eso" ya una vez, no entendía qué era.

Mientras Michael nos hablaba, más me desconcertaba: ¿A tanto tiempo se remonta? ¿Cómo puede ser? ¿A qué nos enfrentamos realmente? En aquel momento creía que era una payaso malvado, pero ahora... estaba algo confusa y pensé en voz alta.

- Nadie sabe a cuanto se remonta, parece ser que a los orígenes de la ciudad, al menos a las primeras cosas que hay documentadas – Te respondió Michael, otros te imitaron buscando sitio para sentarse como para asimilar mejor las cosas.

- No se lo que es exactamente, pero se que estuvimos a punto de matarlo y que podremos hacerlo, han pasado 30 años y los desastres han comenzado de nuevo, de momento ya he contado 6, varios desapariciones sin dejar rastro, pero quería estar seguro antes de llamar a nadie, y estuve seguro cuando encontré una cosa en el lugar del último crimen, algo que no debía de estar allí

De la caja de cartón sacó una foto que os enseñó a todo, era del hermano pequeño de Bill, Georgy…

Bill apartó la mirada como si la foto fuese a cobrar vida como aquella otra vez cuando niños.

Ben se sentó en el reposa brazos del sillón en el que tu lo hiciste y dijo en voz alta – La gente, los ciudadanos de aquí… Se comportan como si nunca hubiese sucedido, los adultos no ven y no quieren ver nada, es como una enfermedad…Nadie de aquí quiere hacer nada, ni la policía

- Entonces me alegro de haber venido y, a pesar de ser adulta, de no haberlo olvidado. Esta vez terminemos el trabajo. suspiró poniendo su mano casi incoscientemente sobre la de Ben. Aunque... no tengo claro cómo. Aquella vez... trató de recordar pero apenas veía en su mente plata y tirachinas, humo y alcantarillas...

Mientras pensaba aferró la mano más fuerte y trató de recordar, aunque era doloroso, así que no cerró los ojos para no recordar demasiado, como manteniendo una barrera de protección.

Henri se acerca al hogar que hay en esta sala más pequeña y enciende un fuego para calentar un poco la habitación, o para que os sintierais más reconfortados.

- ¿Cómo lo haremos? Como lo hicimos, no a los métodos en si, sino con fe, nos encontramos aquel verano y ahí reside nuestra fortaleza, de cualquier otra forma “Eso” nos abría cogido uno a uno

Movió unos leños con las tenazas para el fuego - ¿Porqué ninguno de nosotros ha tenido niños? Es más, los seis que salisteis de esta ciudad habéis tenido éxito, habéis triunfado ¿Quizás para manteneros lejos de aquí? No lo se…

El fuego comenzó a calentar la habitación y Ben comenzó a acariciar con el pulgar el dorso de tu mano que no soltó, su mano era fuerte y no le molestaron tus apretones.

- Y te dejamos al cargo de esto, me siento como un traidor por ello - Dijo Ben con sinceridad

Mientras Michael hablaba, le miraba y sentía el calor y la fuerza de Ben. Al parecer ninguno habíamos tenido hijos, y todos habíamos triunfado, no lo sabía, de hecho no sabía nada de nadie, y ahora Stan... pobre... me hizo sentir mucha nostalgia de aquel verano.

- Quizás debamos unir de nuevo nuestros lazos, ahora la distancia y el tiempo los ha podido debilitar, apenas sé nada de vosotros... realmente hablaba con el corazón en la mano, sentía que les había echado tanto de menos que ahora me salía todo el dolor que contuve durante años.

Escuché a Ben, yo también me sentía mal por haber dejado solo a Michael allí. Yo no tuve más remedio que marcharme, pero eso no es excusa, nunca volví para veros ni os llamé... ni siquiera os escribí... dije apenada.

- Aprovechemos ahora para reforzarnos, que cada uno diga a qué se dedica ahora, dónde vive y qué es lo que más le gusta, además, que diga un recuerdo de aquel verano. Empiezo yo, dije levantándome y sonriendo, Acabo de dejar plantado a mi novio y socio de una empresa textil, soy diseñadora y en cuanto vuelva tomaré las riendas de mi empresa y le mandaré al cuerno. Vivo en Chicago. Me encanta despertarme con una idea en la cabeza, coger un poco de helado y salir a mi terraza, sentarme mientras veo las estrellas y dibujar lo que tenía en mente. Eso me relaja y consigo mis mejores ideas siempre... mientras hablaba miraba a todos mis amigos. Recuerdo el día que fuimos todos al cine al ver la película del hombre lobo... y terminamos tirando las palomitas y la bebida a los de abajo, que terminó siendo Henry y sus matones... Jajajaja, nos tocó salir corriendo de allí... fue divertido... reí algo nostálgica mientras miraba a todos. Aquel día pasamos también bastante miedo por si Henry y sus matones venían tras nosotros, pero cuando pasa el tiempo siempre ves la parte positiva de las cosas que te han pasado y además comparadas con otras posteriores no fue para tanto, por lo que el recuerdo se deforma un poco y se convierte en algo diferente, no dejaba de pensar en la nota que dejó Ben y los momentos que pasamos juntos, pero no quería recordar aquello ante todos, era algo más privado entre Ben y yo.

- No es culpa de nadie, decidieron vuestros padres por vosotros, el destino quiso que me tocara a mi quedarme… Y cuando crecí me quedé porque quise – Afirmó Michael.

Y prosiguió Eddie – Yo creo que te quedaste porque tenías que hacerlo, no se que pasará cuando salga el sol, pero te agradezco lo que has hecho por nosotros.

Se dirigió a ti – Que susto, por un momento pensé que querías que nos rajáramos las manos de nuevo para firmar con sangre…

Todos sonrieron por lo que contaste y Eddie fue el siguiente en hablar – Soy banquero, siempre se me dieron bien los números y a mi madre no me importó que me pasara horas y horas haciendo problemas así que acabé de economista, en cuanto a lo de pequeños… Siempre recordaré aquel día que le planté cara a mi madre, cuando habló mal de vosotros, me sentí fuerte para defenderos no iba a renunciar a pasar las horas con vosotros, aunque estuvo sin hablarme durante todo un día jajaja

Si, el ambiente se iba relajando y seguramente ibas consiguiendo tus propósitos