Partida Rol por web

Mitsuki notó como el joven dio un paso atrás antes de quedarse quieto observándola. Al acercarse también percibió que era mayor de lo que ella había estimado en un principio, aunque no mucho más.

- Ehm, ¿puedo ayudarle en algo? -preguntó el joven cuando estaban a unos dos metros de distancia, aparentemente inseguro de cómo reaccionar.

La mujer se detuvo en seco, cesando el infernal sonido chirriante del carrito, y negó con la cabeza. Apenas se le podía ver la cara entre las sombras de la capucha y aquellas gafas tan grandes. Luego se señaló a sí misma para luego señalar al joven mientras ladeaba la cabeza con curiosidad, claramente tratando de expresar algo.

Por la calle se escuchan la sirenas de bomberos, ambulancias y policia. Si miras por la ventana ves como los transeuntes se preguntan que esta sucediendo con tanto ajetreo.

Llegas puntual a la cita. El parque a estas horas del mediodía esta poco transitado. Tan solo pasean personas que lo cruzan como atajo u ptras que se van a comer al restaurante que hay en un lateral, el cual lleva poco tiempo abierto. Sin duda es el parque mas grande de la ciudad, y el lago tiene bastante extension al respecto, con su forma serpenteante y con varios puentes que lo atraviesan. El chiringuito es pequeño, y esta situado cerca de una punta del lago. Se dedica a servir comida rapida, como simples cosas para picar, asi algunas bebidas como refrescos. Detras suyo en la orilla esta el puesto para alquilar barcas.

La terraza está practicamente vacía con dos mesas ocupadas. En una mesa esta una mujer sola, con una traje rosado, de pelo castaño suelto. Bajos sus pies hay una caja con cuelgue, la cual parece ser del tipo que contienen camaras fotograficas. La ves apuntando cosas en una libreta, no te ha visto, y encima de la mesa tiene un gin tonic. Una mujer entrada en los 30.

En la otra mesa hay una chica joven de pelo largo y moreno que mira de forma fija en tu dirección, aunque tambien observa otros puntos del parque. Viste con un sombrero de lana fino, asi como un jersei blanco. Bastante informal, como disimulando su rostro. Se aprecia su tez seria. Su edad rondaría los 25. y su figura es esbelta y alta. Ella esta bebiendo un refresco de cola, junto a unos tokiyaki encima de la mesa, los cuales come con regusto, saboreandolos bien.

Las dos mujeres solas en sus mesas parecen esperar a alguien, pero tu no sabes quien es la persona que te contacto. Es la duda que se te forma, pero cual podria ser ella? En estos momentos por los alrededores no hay nadie paseando, tan solo alguna barca alejada por el lago. Algunas palomas revolotean cerca buscando comida entre las migas del suelo.

Aquella chica le resultaba familiar, sobre todo el nombre. Entonces, al ver la foto en la que se la veía junto a una moto Hikaru terminó por conectar recuerdos en su mente. -Curiosa coincidencia...- Murmuró para si. Hurricane Honey y Lady Hurricane tenían demasiadas cosas en común como para haber sido el único en darse cuenta de las similitudes.

Pero poco tiempo tuvo para pensar más en el tema. Enseguida una sirenas y el revuelo de la gente distrajeron a Hikaru, dejando sus conclusiones para más tarde. Aquello parecía ser algo más que una simple urgencia, así que dejó el periódico sobre la mesa y se apresuró a bajar a la calle para ver qué estaba ocurriendo. 

Me acerco a la mujer del traje rosa. Por su apariencia y la caja que porta, Gabriel piensa que podría tratarse de una periodista que trabaja para un periódico o cadena de televisión. Aún así, el hecho de que pueda darle información sobre la droga forte, le hace acercarse a ella y preguntar.

- Disculpe señorita, pero ando bastante despistado... Había quedado en este lugar con una mujer que quería darme "una información"... ¿Es usted esa mujer?

Kaito miró a la chica aún más sorprendido.

- Ehh, vale ¿no puedes hablar? Claro que no, si no ya lo habrías hecho, es una pregunta tonta...

Después observó que la chica había negado con la cabeza, y luego señalado a ella misma y a él.

- Mmm, vale, me estás diciendo que no necesitas ayuda. Y luego... tú y yo. No, espera. Tú... ¿a mí? ¿me estás preguntando si puedes ayudarme tú a mí?

Se sentía un poco incómodo comunicándose de aquella forma, y aún más haciendo suposiciones que pudiesen estar erróneas. Normalmente sus supuestos se los guardaba para sí mismo.

Mitsuki no asintió a la primera pregunta, era innecesario y además el propio joven se contestó a sí mismo, pero sí asintió a la segunda.

Aquel joven parecía medio dormido aún y ella se iba arrepintiendo cada vez más de haberse parado a "hablar" con él. Si no hubiera sido porque había acertado con lo que ella trataba de decir, ya se hubiese marchado.

Bajas a la calle corriendo suponiendo que ha pasado algo cerca. Los transeuntes se quedan mirando que ha pasado al ver la cantidad de vehiculos con urgencia que pasan. Los vehiculos parecen dirigirse a esa zona. A unas manzanas, unas 7 u 8 de tu localizacion hacia el este ves salir humo negro hacia el cielo. La gente se va preguntando que ha sucedido. 

Mira, mira, le decia un hombre a una mujer que estaba a su lado. Ha habido una explosion cerca. Le ensañaba el movil con una imagen.

No puede ser, una explosion de gas? Que será de nosotros? Le respondia quedando absorta ante la imagen.

Al ver que ella asentía, el joven trató de responder a su pregunta silenciosa. Claro que la respuesta era algo... complicado

- Pues... la verdad, no sé cómo podrías ayudarme. A menos que sepas de algún lugar relativamente seguro donde pueda pasar la próxima noche.

Miró bien una segunda vez a la chica.

- ...claro que, puede que tengas otras cosas más importantes que hacer. No te preocupes, de ser así, no importa.

Si, si, si sientese señor Kauffman. Le había llamado para una entrevista. Estoy haciendo un reportaje sobre la vida de un detective, y he escuchado bastante de usted en el cuerpo de policía.

Te responde invitando a sentarte. Se la ve algo atareada y sin saber que busca en ese momento. Abre su bolso y empieza a remenearlo. El estres parece patente. Encima de su mesa tambien esta su movil, bloqueado en ese momento.

Yo me llamo Chiaki Enno, encantada Shizuka. Que tipo de trabajo buscas? Aqui hace tiempo que no cogemos ayudantes. Aunque esto tan grande... lo estoy cuidando sola. Te responde.

Mitsuki se quedó mirando al joven con la cabeza ladeada, evaluándole. Parecía relativamente tranquilo, por lo que no parecía estar ocultándose de un peligro inminente... tampoco parecía tener un plan en mente, simplemente estar alejado de elementos indeseados, aislado en sí mismo... su forma de buscar cobijo le recordaba enormemente a ella misma... llevaba muchos años durmiendo en lugares relativamente seguros.

Aquella actitud... era demasiado semejante... aunque mucho más perdido que ella, por supuesto.

Le miró de arriba a abajo. ¿Podría ser que él fuese aquel a quien estaba buscando? De cualquier forma, aquel joven olía a pista. Y si no, lo más posible era que aquel a quien buscaba no apareciera hasta la noche.

Sin dar señales al joven, agarró el carrito con ambas manos y comenzó a caminar de nuevo. Unos pasos más adelante se detuvo, cerca de la pared de uno de los edificios, y sacó un trozo de tubería del carro. Miró de refilón al joven antes de verificar con calma que no había nadie cerca mientras se movía al espacio entre el carro y el muro.

Cuando estuvo segura de que estaban solos, incrustó la tubería en el hueco de la tapa de alcantarilla y la abrió de un solo movimiento, casi sin hacer ruido. Luego, se quedó quieta, mirando en silencio al hombre desconocido.

Diario de Bitácora – Fecha Estelar 21486/46

“Abrigando la esperanza de no ser el último de mi especie, he decidido mantener mi Diario de Bitácora activo y hacer informes periódicos sobre mis vivencias en este planeta. Quizás en el futuro vuelva a reunirme con los míos, y toda la información que adquiera seguro que es de mucha utilidad para los xenobiólogos imperiales.

Los sistemas de navegación quedaron inutilizados en cuanto me aproximé a la atmósfera al colisionar con una maraña de satélites de baja altitud, por lo que tuve que maniobrar a ciegas. Esto hizo que terminara estrellándome en una zona costera en vez de en algún núcleo urbano, pero quizás haya sido lo mejor: sin conocer el nivel de desarrollo de los nativos, la aparición de una civilización superior con capacidad de navegación sublumínica desestabilizaría sus creencias, y el Culto Imperial prohíbe terminantemente influir en otras especies sin las contramedidas adecuadas.

La cápsula Bretón ha quedado completamente inutilizada, pero he considerado adecuado ocultar los restos en un conjunto de cuevas cercanas por si tengo la oportunidad de realizar reparaciones. Exploraré los alrededores en busca de los nativos. He decidido llevarme conmigo el uniforme de navegación de mi reloj y el sistema traductor automático integrado. Las armas quedaron hechas añicos en el accidente, así que tengo que ser muy cauto con mis palabras y acciones.”

Diario de Bitácora – Fecha Estelar 21486/46-b

“Mensaje de prueba. Parece que el sistema de autoguardado falla.”

Diario de Bitácora – Fecha Estelar 21486/47

“Los ciclos de luz y oscuridad de este planeta son extremadamente rápidos, y sin conocer la fauna local, considero poco práctico seguir explorando. Decidí activar la única sonda terrestre que ha quedado en funcionamiento para recopilar información durante ese tiempo, y he podido comprobar que la atmósfera es respirable, si bien los niveles de oxígeno y dióxido de carbono son diferentes que en Rigil. También la gravedad es distinta, probablemente por la ausencia de un sol gemelo que contrarreste la fuerza de atracción de su única estrella.

Me siento más pesado, y necesito más tiempo para adaptarme a este aire.”

Diario de Bitácora – Fecha Estelar 21486/48

“He encontrado fauna local. Hasta desarrollar un informe, he preferido no acercarme a ella. La vegetación es muy parecida a la de Rigil, aunque la paleta cromática es más variada, probablemente porque esta región no ha sido sometida a terraformación. ¿No es peligroso un crecimiento tan descontrolado?

Empiezan a escasear las raciones de proteínas.

La sensación de pesadez está desapareciendo y ya respiro con menor dificultad. La gravedad de este planeta (aproximadamente 9,81 m/s²), hace que sea más rápido al desplazarme, y puedo cubrir mayor distancia de un salto. También mi aguante y fuerza física han aumentado, probablemente debido a una regeneración forzosa de mis tejidos blandos. No he notado aumento en la musculatura.

La sonda ha desaparecido y no responde a mis intentos de contactar.”

Diario de Bitácora – Fecha Estelar 21486/52

“Demasiados días sin actualizar, pero ha sido un bombardeo constante de nueva información y me ha resultado imposible asimilarla toda a la vez.

He encontrado a los nativos. Y que me encierren si no son la viva imagen de un Rigiliano. Sus cuerpos son más bastos y fornidos, pero podrían pasar perfectamente por miembros del Imperio. Esto me ha hecho pensar en los rumores de hace tiempo sobre experimentos de colonización en planetas menores. ¿Será este uno de ellos? Su civilización está muy avanzada, aunque aún no han alcanzado la Hegemonía y están divididos en distintos clanes o “países”, pero aun así me sorprende su grado de desarrollo. Aún les faltan muchos aeones para llegar al nivel del Imperio. La curiosidad me llevó a sustraer unos ropajes de estilo local que estaban colgados al aire para poder observarlos de cerca. Me fascinaba poder caminar entre ellos sin levantar sospechas.

También mi cuerpo ha seguido cambiando. Mis niveles de fuerza son muy elevados, y ahora soy capaz de generar a voluntad una especie de campo energético y proyectarlo. Es similar a las armas de luz de los Protorianos, aunque no es tan manipulable. Probablemente es debido a la radiación de su sol amarillo que ha hecho que mis células epiteliales muten. Es una sensación increíble. Las modificaciones corporales que he sufrido me recuerdan a los Primus Imperiales, los guardianes protectores de Su Majestad. ¡Cuántas veces no soñábamos en la Academia en llegar a ser uno de los elegidos! Ahora todo esto ha quedado atrás.

Me he visto obligado a robar alimento como si fuera un vulgar ratero, y no me siento orgulloso de ello. Pero su sistema monetario está basado en piezas de metal y papel a los que no tengo acceso, y el nativo con el que he intentado comunicarme no aceptaba un pago más adelante.

El traductor funciona con dificultades, necesito entrar en contacto con los nativos para activarlo, y parecen sentirse incómodos en espacios cercanos. No me ayuda a pasar desapercibido."

Diario de Bitácora – Fecha Estelar 21486/53

“El idioma local se llama japonés, y si bien hay otros idiomas y subvariantes, parece un estándar. Eso me ayuda a aprender más sobre las costumbres locales. El núcleo urbano donde me encuentro responde al nombre de Shibuya, si bien hay otra civilización mucho mayor a una cierta distancia. Prefiero mantenerme aquí y usar Shibuya como entorno controlado hasta dominar bien mis relaciones con los nativos.”

Malakhai Kor, antiguo piloto de las Fuerzas de Defensa del Imperio Centauri, condecorado en dos ocasiones por su dedicación y empeño, ahora no era más que un vagabundo, y probablemente el último de su especie. Y sin embargo, no se permitía sumirse en la miseria. Estaba en un planeta desconocido, lleno de costumbres nuevas y nuevas experiencias. Aún tenía muchas preguntas que necesitaban respuestas, sobre todo en relación al destino final del planeta Rigil y los suyos, pero para poder llegar a ellas primero necesitaba instalarse en la ciudad. Encontrar una manera de adquirir moneda local mediante trabajos físicos sería lo más adecuado.

Mientras vagaba por una zona de viviendas de estructura cuadrangular que a todas luces parecía destinada a la crianza de núcleos familiares, vio una gran cantidad de vehículos terrestres que se dirigían al mismo punto. La velocidad que llevaban, excesiva en relación a los demás que había visto, el conjunto temático de colores y luces, y las señales acústicas, captó su atención. Quizás eran las fuerzas del orden locales, y tenía curiosidad por saber cómo funcionaban.

Envuelto en sus ropas robadas, corrió hacia la calle aledaña para saber qué sucedía.

Sin perder tiempo, Hikaru corrió hacia el origen de aquella nube de humo negro que se levantaba. Sabía que debía ser cauto al aparecer como Arma, pero no podía quedarse sin hacer nada si con ello podía ayudar. Por el momento tenía que llegar hasta el punto en conflicto.