Partida Rol por web

Mientras caminaba sentía el eco resonante de mis pisadas jugar con el viento en su macabro vals, perfecta armonía de los dos, arremolinando el polvo en dispersas espirales que se perdían tras varios segundos dibujando fantasmagóricas imágenes que quedaban prendidas en mi mente; una historia pasada aquí o allá, vestigios de  lo que fue en otro tiempo, lo que me llevaba a recapitular un poco. Mi estado de ánimo no ayudaba mucho, sintiéndome abatida por lo que había sucedido, indudablemente agradecía los gestos de Leon siendo además el único con quien había hablado lo suficiente pero tampoco había escapado mi atención su gesto de fastidio a mi persona cuando  en la barra yo había insistido en conocer los nombres de todos, también debía agradecerle a Alexander su intento, aunque no coincidía con el sobre no mostrar las habilidades de nuestros Stands. Si debíamos ayudarnos debíamos saber las ventajas y debilidades entre todos. Luego estaba el hecho de aquella esfera que me habia pegado en la cintura, como si fuera una cartuchera, sin duda tendría una doble función además de la habilidad explosiva seguramente funcionaba como localizador. Eso ultimo no sabía cómo tomármelo, agradecida pero me frustraba que me vieran como el eslabón más débil; aunque probablemente si lo fuese. Sonreí un poco, ciertamente eran unos chicos bipolares, quizá debía explicarme con Kouhei, tal vez no fue su culpa; de ninguno de los dos, tal vez yo misma me exprese mal y eso llevo a la tergiversación.

“Bendita manía de excusar a todos siempre”. (minutos 1:38 a 2:07 XD) Puede escuchar un segundo pensamiento, el mío propio sin pertenecerme, y supe que era Shoting Star. Sonreí, volviendo a ser la chica feliz de siempre al deslizar mis dedos en los anaqueles acariciando el polvo del tiempo detenido. Solo había sido un malentendido y nada más. A cada instante, siguiendo cada momento, de aquella predecible soledad podía sentir fantasmas a mí alrededor. “Es solo sugestión.” Pensé, concentrándome nuevamente en mi misión, espantando con el dorso de la mano algunos rebeldes cabellos, deshaciendo el sortilegio momentáneamente vislumbrando una vida feliz y activa de vecinos sonrientes en un mercado sumamente atareado, el sol brillando en una calurosa mañana y las risas vespertinas de niños corriendo.

Sin embargo el presente se pintaba de un gris oscuro, sombras y oscuro vacío. Apoyando una rodilla en tierra y los codos en la otra observe atentamente el costal de manzanas un poco pensativa. Ciertamente esperaba encontrar algún alimento enlatado pero nunca la más remota posibilidad de manzanas verdes que no estuviesen secas o podridas a estas alturas. ¿Aquello era un juego?

La oscuridad no me asustaba podía sentir que la luz me acompañaría adonde fuera que mis pies me llevaran, yo traería la luz y paz a aquellos fantasmas atrapados en el pasado. De reojo un vistazo al interior de la tienda arrojaba respuestas a mis preguntas.

No debía haber electricidad en aquel lugar por lo que dudaba que el refrigerador funcionara.  Si las manzanas no eran un señuelo, lo mismo envenenadas o en su defecto algo parecido para debilitarnos, entonces serian prueba que el pueblo no estaba tan abandonado como parecía.

Levante un brazo al erguirme sintiendo la absoluta certeza de lo que hacía, instándome, mientras que Shooting Star emulaba la pose, un sinfín de diminutas virutas, laminillas más ligeras que plumas, salieron despedidas de mi mano. Una fina lluvia de luciérnagas dispersas iluminando el local, para nada explosivo o dinámico  sino que tan sutil emulaba una psicodélica ensoñación y al mismo tiempo permitia iluminacion en la zona.

Un increíble gesto de ira se había apoderado del aristócrata en tiempos equivocados. Su ceja se arqueo a límites incómodos, mientras sus ojos pareciesen que salieran de sus cuencas. Las venas de su frente se dilataron a tal punto que iban a explotar. Apretó los puños mientras sus huesos crujían de la fuerza empleada. Todo esto, mientras la presión del ambiente aumentaba exponencialmente. ¿Le había molestado tanto la respuesta de Gabriel? Se mordió el labio hasta que empezó a fluir de este un flujo de sangre, liquido carmesí que parecía, era la ira que contenía su cuerpo. Fluía incesantemente hasta manchar sus finos ropajes. Apretó los dientes hasta que rechinaban como una puerta y de repente, se calmo. Toda la ira que había mostrado se esfumo dando paso a un tranquilo gesto de desprecio elitista. Observo con ojos de repudio a Gabriel, pero sin rastro de la ira que había sentido hacia un momento. Tras esto, saco de su bolsillo derecho un pañuelo de seda que deslizo sobre sus labios, limpiando la sangre en el acto. Aclaro su voz y siguió.

-Es una total lastima….He de admitir que la susodicha Lanza no es tan eficiente al elegir corazones puros…Pero al menos trae perros de cacería.-Hablaba casi como si hubiera olvidado su ira reciente.- Dime muchacho rebelde ¿Te saciaría una recompensa si me ayudases a limpiar una plaga que invade el paraíso? Los exterminadores no siempre son ortodoxos…pero se llevan una buena parte.

Tras su parloteo molesto, con una irritante superioridad en su tono, chasqueo sus dedos mientras recostaba su codo en su mano derecha, que yacía estirada y pegada en su abdomen verticalmente. Con el sonido de sus dedos, toda la pesadez del ambiente se desvaneció. Tras el, una cortina de sombras lleno todo el edificio sin dejar un rincón limpio. Se había apoderado de la iglesia una poderosa capa de oscuridad que cubría las paredes. Y en menos de un segundo, todas las sombras cayeron y se acumularon en la espalda de Dorian.

-Ahora, ¿Aceptas mi propuesta, que a su vez es propuesta de nuestro anfitrión celestial? Para soltar nudos, mi nombre es Dorian Abaddon.

La escenita de ira desmedida del peliblanco hace alzar una ceja a Gabriel en un gesto de incredulidad ante la terrible teatralidad del hombre, a la par que su perenne media sonrisa socarrona se acentúa. Por unos momentos considera la posibilidad de que esto no sea un juego y realmente se haya visto envuelto en alguna clase de Juicio Final estrambótico por sabe Dios qué causas. Como buen escéptico que es, mantiene la posibilidad abierta en su mente.

Y de hecho la posibilidad gana enteros por segundos con el espectáculo de luces que se monta el caballero tras su discurso presuntuoso. Por un momento Gabriel siente de nuevo ese extraño miedo que no es capaz de definir del todo. Y lo saborea, lo paladea, pues esta vez sabe dulce.

- Imagino que ese truco era para asustarme y hacerme obediente. Sin embargo - sonríe mientras comienza a acercase a él - El hecho de que tengas tal poder y aún así reclames mi ayuda solo puede significar dos cosas: me necesitas o estás obligado a ello por tu superior. En cualquiera de los dos casos, tú que tanto me desprecias, con todo tu poder, debes acudir a mí, el "perro", kekekeke...

Gabriel queda muy cerca de Dorian, de pie con las manos en los bolsillos. Doblando la espalda se inclina hacia adelante, acercado mucho su rostro al de él, antes de concluir:

- Sois vosotros quienes me habéis traído. Guárdate tu juicio moral para ti si tanto te importa... keke... Haré vuestra voluntad y tomaré vuestra recompensa, no porque me importe vuestro nuevo mundo... Solo por una razón.

En un instante, las tortuosas miradas que rodeaban a Alexander se intensificaron, penetrando con la eficacia de un taladro en el. ¡Venían de todas partes! Atacaban  con su vista sin acercarse físicamente, merodeando en las sombras y acechando como una manada de depredadores.  En uno de los inhóspitos callejones, una silueta oscura se erigió de ninguna parte, siendo acompañada por muchas más sombras similares que salían de su escondrijo. Las miradas…las tortuosas miradas, provenían de aquellas sombras.

El aspecto de aquellos mirones se revelaba vehemente. La capa de sombras caía lentamente y revelaba el aspecto de los acechadores. Una intrincada revelación se cernió en Alexander al verlos…Cada uno era igual en aspecto. Almenos ocho personas completamente idénticas lo observaban con instinto de un perturbado asesino. Aquellos entes hostiles tenían el aspecto de un joven que, pareciese, no superaba los diecinueve años. Llevaba un abrigo de cuero rojizo bordado, con tiras desprendibles en sus hombros  y almenos cuatro bolsillos en el área del abdomen. Un oscuro Vaquero adornaba sus piernas, con pies cubiertos con botas urbanas desgastadas. Aquel, llevaba guantes de cuero duro en sus manos y lentes de aviador sujetos en su cabeza, descansando en su frente sin cubrir su ojos.

Un pequeño pelotón de iguales avanzaba hostilmente hacia Alexander, quien estaba preparado para llegar de un brinco hacia el campanario gracias a la poderosa habilidad de su Stand. ¿Era prudente escapar del ejército de copias? No daban la impresión de ser muy corpulentos, ¿Pero qué secreto podría esconder el posible Stand enemigo?. Avanzaban con una sonrisa maquiavélica mientras tronaban sus nudillos, sin decir una sola palabra.

Una vez doy mi gran salto, pude sentir con mayor intensidad esas miradas, como si me analizaran mi alma de manera fria y psicotica... ¿¡Que demonios es este sentimiento?! Es como si no fuera un solo enemigo, ¿O acaso sera uno solo con multiples formas y habilidades? ¿Los Stands se pueden manifestar de muchas maneras, cierto? Si, es logico, por lo cual... Ya veo. -Las miradas provenian de ese callejon, eh...

Pero para mi sorpresa, no era lo que esperaba... Todas esas miradas, al parecer, tenian una sola apariencia. Ocho personas, de las cuales seguramente todas sean Stands, la apariencia fue en lo primero que me fije al observarlos. En los bolsillos podria ocultar algun secreto de su Stand, una habilidad o algo, es lo unico que pienso de su apariencia, ya que es imposible que tengan demasiada fuerza fisica... ¿O acaso estare haciendo una mala suposicion? No puedo saber a ciencia cierta cuales son sus habilidades, es una completa molestia... Pero si puedo saber algo con certeza... -Que situacion mas bizarra... 

Sin dudarlo un segundo, hago aparecer a Fade to Black haciendo un muro gravitacional, aquel que intentara pasarlo se veria atrapado bajo una fuerza gravitacional tremendamente fuerte, que seria la gravedad de la tierra multiplicada 4 veces... Incluso, si aumento esto, un cuerpo humano normal no podria soportar esto, su pero aumentaria, su presion arterial cambiaria, su corazon tendria que trabajar mas duro y con mucha mas presion... Incluso, hasta los ligamentos sufririan, pero, estas cosas son Stands y solo me funcionara para ganar tiempo para llegar al campanario, buscar a la persona que grito, y encontrar al usuario... Quizas asi, pueda sacarle respuestas, y partirle la cara, en un solo proceso.

Una vez creado el muro extenso de gravedad para inmovilizar su avance, afecto mi gravedad como si el centro del campanario me estuviera atrayendo de manera rapida, y llegar directamente alli a toda prisa... Una vez en el campanario, observar el panorama de esas copias y prepararme para una pelea, pero en el dado caso de que no pasen, avanzar hacia la iglesia en busca del grito.

Gracias al acto de Jocelyne, la inhóspita y abandonada pescadería se ilumino, acogiendo el brillo vespertino y exiliando la oscuridad. Ahora sería más seguro explorar aquel sitio, que pareciese mucho más espacioso que la gran mayoría de tiendas cercanas, Al aclararse el sitio, no había realmente mucho que ver. Cajones de madera vacios tirados por doquier, algunos hechos añicos, junto con jaulas de acero que posiblemente fueran usadas para transportar pescado. Al fondo del amplio espacio y justo en la mitad, un enorme mueble de madera en forma de arco e inclinado levemente como una rampa, con divisiones en su superficie y rastros absolutos de humedad. A su derecha, una puerta de congelador enorme descansaba entreabierta, con machas de oxido que la carcomían. A la izquierda, una puerta de madera pintada de rojo daba a la parte trasera de la tienda, donde seguramente llegaran camiones cargados de pez fresco para vender. El detalle más curioso yacía en una de las tantas jaulas de acero oxidado, pero esta estaba más cerca del refrigerador.

Esta tenía en la mitad de su cara superior, un agujero, casi como si he hubiera evaporado por arte de magia, además de que en su interior había un polvo grisáceo justo debajo del hueco. ¿Había sido efecto del tiempo? Imposible, si fuera así aun habría barras de metal oxidado dentro de sí, y toda la jaula estaría hundida. Fuera de aquel curioso detalle, no habría más que hacer si no explorar el refrigerador.

Lo único que podía pensar, o al menos atribuirle, al hecho de aquel polvo grisáceo decorar el suelo de la inusual jaula era que las varillas de acero habían sido calcinadas, o  en su defecto algo parecido, deshechas. Incineradas de adentro hacia afuera por alguna fuerza misteriosa, por algún prisionero que algún momento ocupo el espacio dentro de aquella jaula.

Trague en seco pensativa, observando el destello iluminado que componía lo que acababa descubrir era parte de mi propio poder latente, y sin embargo aunque inusitado era algo que ya sabía sucedería con certeza, algo que de cierto modo sabía que podría hacer;  así que un poder explosivo que destruía varas de acero no me sorprendía.  Como tampoco esferas explosivas de localización, o habilidades que pulverizaban botellas de cristales.

-¿Qué fue lo que trataron de contener aquí?

Me pronuncie en un murmullo.  ¿Habría sido alguien como nosotros, algún reclutado a la fuerza o algo más peligroso? ¿Le pertenecerían las manzanas? ¿Estaría aquí todavía?  Tome una de las manzanas del costal tras lo cual  mis pasos me llevaron hasta la jaula, adentrándome en la estancia, acortando la distancia hasta el refrigerador entreabierto que parecía el lugar más lógico para explorar nuevamente. El destello, como nebulosas vivas, tomo la forma acuosa de una aurora boreal, antes de explotar nuevamente en el característico centelleo de incontables diamantes a mi paso.

Extendí la diestra empujando, con cautela, la pesada puerta que conformaba la entrada al refrigerador de mariscos y pescados, sobre mi cabeza la nebulosa extendiéndose adentro del hasta ahora insondable abismo de la nevera iluminando su contenido. 

Tras las palabras directas del confiado Gabriel, Dorian retrocedió y por un momento, un gesto intimidado se apoderó de su rostro. Sus ojos se alteraron en pánico por un instante. Sumándole a esto, sus piernas vaciaron un instante, casi perdiendo su equilibrio. Se reincorporó de un brinco erigiéndose para recuperar la altura que había perdido y tratar de no demostrar su creciente cobardía. Suspiro levemente y se volvió ante Gabriel para su pesadez. 

-¡Q-que no se te suban los humos mocoso rebelde! Me harté totalmente de ti, pero sigue siendo jugoso tu potencial. Preferiría que lidiaras con otro mediador, no tengo la paciencia para volver a ver tu asquerosa anarquía.- Hablase como alguien colapsado en su mente, frustrado y desesperado por recuperar su dignidad.-¡Katsu! Llama a Arion, dile que tenemos un nuevo perro de cacería... ¡Lo quiero aquí inmediatamente! Que no se atreva a tardar, pues yo me largo a mis aposentos. 

Dorian le hablaba al vacío, fijando su mirada hacia una esquina sombría detrás de Gabriel. Al acto, un extraño movimiento se activaba a las espaldas del astuto rubio. Un eco de voz se esparció por toda la parroquia, acompañado por una risa malévola. Este eco decía con un tono intrincado: *Como digas... *. Al sentir aquel murmurro, Gabriel logro voltearse de un giro para tratar de ver al mensajero, pero solo logro visualizar una silueta en rojo carmesí borrosa, que se desvaneció en un parpadeo. 

Dorian se dirigió hacia una columna de la parroquia, escondiéndose tras su lado no visible para Gabriel. Un leve polvo dorado salía por los lados, cayendo con la velocidad de una pluma. Un rayo de luz salio despedido y reflejándose en el rostro de Dorian. El humillado aristócrata avanzo entrando en la pared, casi como si esta le consumiera. En un momento Dorian había sido consumido por el concreto sin dejar rastro de si. Fue justo cuándo se desvaneció, que una nueva presencia se mostraba saliendo por un punto ciego de la parroquia. 

Jocelyne ahora se adentraba en lo desconocido nuevamente, embarcandose ahora en el abandonado refrigerador. Al atravesar el umbral mientras se iluminaba por el poder de su Stand, sintió un repulsivo olor a pescado podrido. El interior estaba más caliente que afuera, reforzando el olor. Bajo por escaleras metálicas afectadas por el óxido, que resonaban con cada paso que daba. Al adentrarse más a fondo, vio un espacio amplio con paredes recubiertas por placas metálicas, mesas del mismo material con divisiones idénticas a la del piso de arriba. Además, garfios que colgaban del techo donde antaño habían peces. 

El sitio se veía completamente abandonado, con paredes destrozadas por el tiempo, olores que mareaban y habría completa oscuridad de no ser por las luciérnagas que invadían el lugar. De no ser por estas, un detalle muy curioso habría pasado desapercibido. Había un agujero en la pared más lejana. 

Un enorme hueco atravesaba la pared, con bordes curvados y mal hechos. Se notaba en estos, que no había sido hecho por herramientas pesadas. Casi parecía que se habia desvanecido parte por parte. Este llevaba a una abertura que parecía una cueva artíficial y su final parecía lejano. Pero antes de poder adentrarse en este, una silueta familiar apareció en la espalda de Jocelyne, con un peculiar sonido familiar. 

No fue suficiente el tiempo necesario para explorar la desolada abertura, aquellas grietas carcomidas por fuerzas misteriosas que se alzaban silenciosas ante mis ojos  ofreciendo respuestas al final del túnel, eso quería creer. Sin embargo ahora con un salto  toda cautela arrojada a la nada, volteaba en un intento rápido cuerpo y rostro a mis espaldas. El sonido, hacia  la figura familiar que  no dejaba de sobresaltarme, en un suspiro ahogado suprimido en mis labios, levaba el brazo arrojando la manzana hacia la ofensiva presencia que asaltaba mi tranquilidad. Shooting Star emulando mi pose, como fiel reflejo mágico, aunque milagrosamente nada escapo de su brazo por el momento, no como las luciérnagas que fulguraron por unos segundos sensitivas a cada uno de mis movimientos y por consiguiente al poder latente entre los dedos de mi Stand.

No lograba precisar exactamente quién o qué me visitaba, pero mi subconsciente lo localizaba irrefutablemente como algo o alguien conocido y eso solo incrementaba la alarma. No fue suficiente el tiempo que, como la manzana verde, se escapaba entre mis dedos volando, desatinado proyectil buscando hacer blanco. Ahora con la espalda presa en la pared del fondo en el congelador, a un lado del agujero que simulaba como cueva artificial, lista me encontraba para desaparecer en las fauces de la caverna con un giro corporal si mi visitante resultaba ser alguien no bien recibido.

Tras las sombras, una singular persona aparecía. A primera vista, risos blancos con tonos de rojo pálido cubrían su cabeza. Un curioso aspecto era su semblante, pues parecía bastante joven o almenos eso podría aparentar. Ojos grandes y blancos que parecían desbordarse constantemente, junto con pálida piel blanca. Un abrigo verdoso lo cubría, y caminaba despacio sin perder la vista en Gabriel. 

Había algo inquietante en aquella persona, pues no pestañeaba casi y su aspecto parecía andrajoso. A la par que sonreía avanzaba, con un gesto de diversión. 

Para el malestar de Alexander su salto no había funcionado como el hubiera esperado. Al intentar llegar al campanario de un brinco, un muro invisible se interpuso en su trayectoria. Chocó contra aire solidificado, que parecía más duro que cualquier aleación de metal existente. Al estrellarse contra este, cayó en picada al suelo, quedando a merced del enemigo. Pero, mientras caía, logró divisar en uno de los tejados a una persona. Solo pudo observar que llevaba una bufanda de un rosa pálido que caía cubriendo el hombro de lo que parecía una mujer. 

Al caer Alexander sin pena ni gloria, las hostiles copias se abalanzaron sobre el al ver un punto ciego, aprovechando su caída como animales de cacería. Pero ahora habían aumentado de número en dos cifras, siendo ahora diez copias idénticas tratando de noquearlo por su superioridad numérica. En el tumulto, un eco se esparció por las calles. No provenía de alguna de las copias, más bien se había originado en el tejado. Una dulce y vil voz femenina le hablaba a Alexander. 

-¡No será fácil escapar del jurado!... 

¡¿Un muro invisible?! Pude sentir como mi rostro chocaba contra esa barrera de manera poco amigable, fue algo que definitivamente no estaba en mis planes... ¿Existiran limites en toda el area? Quizas esta no sea la unica barrera, quizas en los alrededores tambien hayan limites de este estilo en lugares que no podamos entrar por el momento... Tsk. ¡Esto no es agradable!

Incluso eso, al observar como esa mujer me observaba desde el tejado de esa manera, posiblemente me haya hecho sentir mas enojado aun, aunque claro, estoy intentando recuperarme de semejante golpe que he recibido directamente, al no estar consciente de mi entorno. -No me ha parecido gracioso eso... -Dije al intentar levantarme y observar como las copias se habian multiplicado, ahora son diez y me superan increiblemente... Pero, logre confirmar algo. -Asi que tu eres la usuaria de Stand de estas cosas, eh... -Al estar levantado y observar como se lanzaban hacia mi para molerme a golpes, con mi mano derecha me arreglo un poco mi cabello, asi como me preparo. -Tengo muchas cosas que preguntarte, señorita, y quisiera hacerlo de la manera amable, ya que la verdad... -Inhalo de manera profunda y larga, cuando de la nada aparece Fade to Black. -¡PORQUE LA VERDAD, ESTOY MUY CABREADO EN ESTOS MOMENTOS, Y QUIERO PARTIRLE LA CARA A ALGUIEN! -Dije de manera caotica y llena de rabia, desde que me he levantado, he estado molesto y ahora que suceda esto, es el colmo. Yo no soy una persona salvaje, mas esta situacion, me esta desesperando. Levantando mi mano derecha para señalar a las copias que se acercaban a mi, hago que Fade to Black aumente la gravedad alrededor de sus puños multiplicando la fuerza G cuatro veces, y haciendo que alrededor de su cuerpo, la gravedad fluya hacia el exterior, creando un campo de fuerza gravitatorio, para evitar daños e iniciar la fiesta: MOLER A GOLPES A TODO AQUEL QUE SE ACERQUE.
 

La reacción asustadiza de Dorian divierte en sumo grado a Gabriel, que se ríe a carcajadas mientras el misterioso cobarde hace su salida teatral. La llegada del siguiente elemento, no menos dramático y variopinto, le mantiene de buen humor, aunque su instinto le avisa de que con este no va a ser tan fácil bromear. 

- Kekekeke... tú pareces más problemático que el cordero con piel de lobo que acaba de marcharse - dice Gabriel con una sonrisa, estudiando al chico.

-¿Este tipo será el nuevo cazador?...¡HAHAHA! Por favor, no me digan que trajeron a cualquiera que eligió la lanza...

El humor y la burla, reacciones mucho más interactivas y humanas que la pedantería arrogante de Dorian, agradan a Gabriel, que lejos de tomarse a mal las palabras del recién llegado asiente riéndose también:

- Pues eso parece colega, habéis cogido al perfecto inútil kekekeke... No se a que te refieres con eso del Stand, colega. Pero déjame adivinar: me lo vas a enseñar a tortas, ¿a que sí? - dice abriendo los brazos, como invitándole. O el dolor no le importa o se está pegando un farol, difícil de decir. Pero lo que sí es fácil ver es que sus ojos están tremendamente despiertos y que estudian a Arion con detalle. - Pareces del tipo que no tiene problema alguno en usar la violencia. No necesitas apariencias como ese otro sujeto, porque al fin y al cabo ¿a quién coño le importan las apariencias? A lo débiles y a los teatreros. Tú prefieres dejar tu firma con hechos, no con vacías impresiones, ¿me equivoco? Ropas ajadas, pero no es por falta de lujos, pues es obvio que vuestro patrón puede proveer lo que necesitéis. Debe ser entonces por costumbre, y probablemente, por rebeldía. Te niegas a ponerte un uniforme, quieres seguir siendo libre, aunque algo esté mal tener la libertad de decidirlo si eso es lo que quieres... La mirada perdida sugiere confianza en tu fuerza, maestría en tu campo, cualquiera sea este, kekeke... No necesitas prestar atención porque eres más fuerte que quien te pueda amenazar. Sin embargo tu apariencia física no es demasiado impresionante... O bien tienes algún arma o alguna clase de truco... imagino que debe ser ese Stand del que hablas. Y dado que el otro sujeto parecía tener también alguna clase de truco, un juego de luces y sombras, deduzco que es probable que haya... implicaciones sobrenaturales en todo esto.

La parrafada sale de manera uniforme de los labios de Gabriel, pues dice lo que va pensando según realiza observaciones. Su mente es sin duda alguna muy ágil, y abierta, pues parece dispuesto a creer en todas estas locuras que menciona.

Abría los ojos completamente sorprendido por la escena del compañero muerto, frunciendo el ceño, suspirando.

-Sin escalpelo ni forceps ni nada no puedo hacer una autopsia, necesitaría llevarlo a una morgue.

-¡Nyehehehehe! ¡Amo! ¡No diga tonterías! ¡Yo puedo saber muuuuucho con solo eso, observe!-

Dijo la calavera mientras se bajaba del hombro del pelibrlanco, lo que hizo que este claramente tuviera un fuerte escalofrío del asco cuando esta se acercó al cuerpo sin vida del fumador y el ojo que colgaba miraba fijamente.

-Lullaby..-

Los susurros del stand empezaron a penetrar en el interior del fumador y tras esto se levantó con aquellos largos tentáculos para acercar la putrefacta oreja hacia el cadaver. Se podía ver como este movía los labios lentamente como si estuviera susurrando algo a la calavera y esta asentía incluso como si estuviera dando conversación.

-Ajá... Si... Te escucho... ¿No me digas? Cuenta, cuenta...-

No tenía el animo de ingresar a la habitación, lo veía innecesario debido a que no tenía las capacidades de un detective o las habilidades para saber que es lo que había sucedido, aun así podía percatarse donde se encontraba cada uno de los "marcados" que llevaban consigo parte de su habilidad, se mantuvo desde fuera observando lo que estaba pasando a dentro, llevaba los brazos cruzados y se apoyaba en la baranda con un rostro tranquilo, de vez en cuando miraba hacia alrededor para darse cuenta si es que algo sucedía a su alrededor. Estaba meditando los limites de su habilidad y si la idea que le había surgido en un inicio era lo suficientemente buena como para lograr lo que tenía en mente.

Al notar como Edward parecía estar acercandose a lo que quedaba del cadaver, al menos lo que podía ver desde fuera y los angulos que alcanzaba a lograr, notaba como su criatura se acercaba al cuerpo y parecía mover los tentaculos de manera asquerosa, hizo un gesto de molestía y desvió levemente la mirada.