Partida Rol por web

La bestia que surge de las aguas no está sola, hay varios monstruos al acecho con una única idea tatuada en sus frentes, ¡devorar a los aventureros de Jumanji!

Su tamaño es más grande que Winterina. El cetáceo usa su cola para golpear a una de las bestias, acertando en plena cabezota. Las otras, se dirigen para atacar tanto al barco como a la delfina. (no sabéis el número, como poco contáis media docena de cabezas dentadas). 

-Maldición, otro peligro más...-Eve frunce los labios, enfurecida con este juego de dificultad imprecisa y cambiante ¿Cómo iban a enfrentar a esa criatura? Alza la vista y ve que Lara y Mr. Bean no tienen nada fácil bajar para unirse a ellos y tal vez no podrían contar con ellos para esta batalla. 

-¡Ismael, suelta un bote para Nina y Michael!- le apremia señalándole las embarcaciones de la cubierta, mientras se dirigía en busca de los arpones aunque sabía que el pequeño y torpe cuerpo de la periodista no podría manejarlos adecuadamente...

-Capitán eh...¿qué hago con esto? -pregunta Adéle porque ahora que lo tenía en la mano, el arpón le parecía un palillo en comparación con la criatura.

!Eve piensa en el call of duty y focaliza donde quieres disparar, la esencia del disparo es la misma, un proyectil y un objetivo!. Grito en respuesta a Eve para responder mientras corro a los cañones pasando por los botes para soltar uno antes.

—Bastoncillos de azúcar, confeti y ositos de gominola —maldijo, la boca abierta, el corazón palpitándole.

No había sido una buena estudiante de ciencias naturales, pero aquello era un dinosaurio. Un enorme y hambriento dinosaurio seguido de sus compinches. Estaba segura de que no era un animal herbívoro. Miró a los cielos, alzó el puño. No sabía contra qué o contra quien. ¡Aquello era injusto! ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Utilizar el arco y las flechas? ¿Las pistolas? ¿Meterse en el agua y nadar? No podía nadar más rápido que los monstruos…¿O sí?

¿Qué había dicho el Oráculo? Chorlito. No, aparte. Usa la fuerza de la razón, no la fuerza razonablemente usada. No, algo así. Tenía que pensar. La bestia estaba en su elemento, eran más. Les darían caza. Así de sencillo. Se imaginó a Beanny nadando entre las aguas, siendo acosado por esos monstruos. Se le revolvió el estómago.

—¿Aún quieres saltar?

Ella había pensado que, si les acercaban un bote…pero esas cosas lo volcarían. Se preocupó por la delfina. Ella parecía ser su aliada en todo eso. Y los piratas. Estaba segura que esos cañones serían ideales para impactar en algo tan esquivo como esos monstruos. Y entonces ¿Qué?

—Oh, Beanny. O nos metemos en el agua y nadamos, o nos quedamos aquí mirando.

Quizás pudieran acercar el barco. Quizás pudieran saltar a cubierta. Pero el capitán nunca acercaría la embarcación a las rocas. No sería ¿Sensato? Eso había sido inteligente. ¿Qué más cosas inteligentes podía pensar? Veamos. Su avatar tenía un Némesis; dinosaurios. No era la primera vez que se topaba con uno. Al menos su cuerpo.

Empezó a estirar. Brazos, piernas, tensó las rodillas, giró el cuello, hizo crujir sus nudillos. Estaba calentando, porque sí que tenía que meterse en el agua, lo haría en su mejor estado.

—Si llegamos al barco, podremos alejarnos de aquí, Beanny. Pero no podemos hacerlo. Tenemos que usar la sesera, Beanny. Hay que llegar al barco y salir pitando. No eres tan rápido. Puedes meterte en el agua y pedir ayuda a la delfina. Ella te llevará. Lo hará…cuando me meta en el agua y sirva de cebo. Oh, no te preocupes, ya he tenido un montón de brutos detrás de mí, no me pasará nada —se encogió de hombros —. Cuando llegues al barco, os acercáis, me tiráis una soga y me salváis. Un plan sin fisuras.

No tenía fisuras, tenía brechas, zanjas, trincheras.

—¿Se te ocurre algo mejor?

Oh, porfi, porfi, porfi, porfi, que se le ocurra algo mejor.

Es que no podia tener tranquilidad por cinco minutos seguidos? No hacía dos minutos estaba luchando con un indio en el agua. Sin embargo, tenía que ayudar a sus amigos, de modo

- Winterina, mis amigos están allí. Son cruciales para ayudar a salvar Jumanji. Por favor, ¡Vamos en su búsqueda! –

Jonathan soltó un bote en su carrera. Vale. Splash!! y ahora qué. Cargó el cañón aprisa y apuntó, no seria difícil, había muchos monstruos que se los querían comer.

-¿CÓMO QUE QUÉ HACES, PRIMER OFICIAL? ESTO. -Cornelius pilló otro arpón, y en plan campeón olímpico de lanzamiento de jabalina, arrojó el arpón, que atravesó el ojo de una de esas bestias hasta su cerebro y la hundió el el río, más muerta que viva. Y con sangre. Muy realista. Así que la bella chiquilla hizo lo mismo, lanzar su palillo con todas sus fuerzas y sus gracias. Que fueron más gracias que otra cosa, un arpón se fue para allí, el otro para allá, sin rozar a ninguna de las graciosas bestias. 

Distinto y mejor le fue a Ismael. El primer cañonazo se cargó a un bicho antediluviano, reventándole la cabeza. El segundo entró por debajo de la cabeza a otro más. Explosiones y más explosiones. El agua salpicaba en todas direcciones, y algunos de los monstruos golpearon contra el barco o incluso mordieron y chasquearon las mandíbulas. El velero resistió los embates, sin embargo se resintió, hubo un crujido, y a estribor la madera del cascarón sufrió una brecha. 

Lara no sabía mucho de estas bestias, o con los nervios se le había olvidado casi todo. Que tenían muchos dientes y eran unos asesinos muy capaces. Y miraba y observaba, sin decidirse. El mismo capitán pata palo le pegó un grito, a ella y a Indy- QUÉ CLASE DE AVENTUREROS SOIS, HARAGANES MOCOSOS. TENÉIS ARMAS, POR BELCEBÚ Y EL MAR DEL CONFÍN DEL MUNDO, USADLAS.

Y es que Indy andaba ocupado en no caerse de su mascota, que volaba sobre las aguas alejándose de la zona conflictiva, con dos de las bestias mordiendo casi la cola del cetáceo. No convenció a la chica delfín, que no daba media vuelta ni de casualidad, saltando y sumergiéndose y emergiendo de nuevo sobre las aguas, esquivando y evitando con su velocidad las dentelladas que la amenazaban a su espalda.

Lo más curioso del todo, fue que el bote se puso a navegar él solito, entre las aguas agitadas y los cachodinosaurios aquellos, en dirección al promontorio. ¿Lograría llegar entre tanto masticacarnes?

De repente lo vi, a lo lejos, avanzando hacia el barco y la delfina a gran velocidad. ¡Un cucudrulus precámbricus! Una bestia de otra era, de otro mundo. Lo señalé con el brazo, temblando violentamente. Por un poco no me meo encima. Lara me preguntaba que si íbamos a saltar y mi respuesta fue:

-"No, nonono nono nonooooooo." Dije negando también con la cabeza.

La batalla empezó. Cañonazos, coletazos, dentelladas, gritos y arponazos por doquier. La quintaesencia del combate marino. Detrás nuestra, la grieta se cerró, dejándonos a Lara y a mi en una mala situación. No sabía qué hacer, ni qué decir. Y aunque hubiera dicho algo, ¿me habría entendido Lara? Cuando ésta iba a saltar, para ejecutar su plan, la agarré fuertemente. La retuve y le señalé el bote que se iba acercando poco a poco al risco. Si se aproximaba lo suficiente, podríamos saltar encima. ¡El destino era caprichoso! Le hice gestos a mi compañera para que se relajara y esperara unos instantes y cuando vi que el bote estaba abajo, le dije que ahora sí podíamos saltar. Me tapé con una mano la nariz y con la otra me agarré las rodillas, ya que en el aire me doblé como un muñeco.

-"¡Alehop!" Grité mientras saltaba a la embarcación.

Un CHOF sonó al lado del bote y éste se balanceó por la ondas creadas al hundirse mi cuerpo en el agua. ¡Había caído fuera! Rápidamente intenté bracear para salir a la superficie y subirme a la barca. El agua estaba helada, muyyy fría.

Las cosas no estaban saliendo demasiado bien para Bastian, en la piel de Indy, no lograba dominarlo, no le salían las cosas. Quizás era él, que era demasiado calculador. No quería gastar las balas, o quería darle un uso correspondiente.

- Fuera de aquí, maldita bestia. – Le apunto al bicho y disparo – Blam!
- ¡Ven aquí, Indy necesita un cinturón nuevo! Y tu, pequeña, tengo amigos que rescatar. De ellos depende el futuro de Jumanji, asi que dejate de tonterías ¡Y vamos!-

El buscareliquias aventurero, despierta y desenfunda. Y tal como lo hace descarrejó un tiro a la bestia que más se acerca a la delfina, una Winterina que no te escucha, que no está dispuesta a dar media vuelta, ni por amigos, ni por tiradas, ni por el acicate de tu sugerente insistencia.

Solo emerger el dinosaurio desde las simas profundas del río,  Indy le acierta en su cabezota, salpicando sangre y sesos en derredor contaminando el cauce del río. Quedaba otro más, y un amigo que se le une, dos colosos de leyenda, en persecución de la estela del cetáceo.

Saltar era una locura. Aún con la barca cerca. ¿Y si se torcían un tobillo? Soltó una risilla estúpida, ella preocupada por sus tobillos cuando esas cosas podían partirla por la mitad de un solo bocado. Tobillos de bailarina de ballet le había dicho una vez un profesor de música.  No lo veía muy claro. Intentó decírselo a Beanny. Pero ya había saltado.

—¡Beanny!

Fuera de la balsa, en el agua. Esas cosas podían acercarse y...saltó, sin miedo, decidida. Un giro perfecto, un descenso sublime. Diez de diez, un poco justo para ella, mal aterrizaje pero firme. Miró a las aguas. Alguien estaba montando una buena masacre.

—¡Beanny, dame la mano!

Tiraría de él para sacarlo del agua cuanto antes. Lo dejó sobre la cubierta de la barca.

—¡No vuelvas a hacer eso! ¿¡Me oyes?! ¡Tengo el corazón en vilo por tu culpa! ¿A quién tratabas de impresionar?

Los harpones habían funcionado. Sacó una flecha de su carcaj y la colocó en el arco. Si se acercaban lo suficiente. Tensó la cuerda, la pluma de la flecha acarició sus labios...

—¿Vas a remar?

Seguíria la estela de los montruos, eblas agua,tratado de leer sus intenciones. Y si se acercaban, todos iban a ver que clase de tiradora era. Incluida ella.

Mr Bean saltó, un tipo valiente, arriesgado, la clase de héroe que se necesitaba en Jumanji. El botecito no había llegado todavía, y el inglés se zambulló bien entero en las heladas y revoltosas aguas. Al poco, algo, alguien, una diosa, cayó de los cielos, una vuelta sobre sí misma y, flexionando ambas piernas, ajusta su salta para caer sobre el interior de la barquita, que, poquito a poco, llega hasta la islita en medio del río. Como si el asunto de los monstruos no fuese con ella.

Alehop! y Benny arriba de un buen tirón. Después de eso, el bote continua su periplo, río turbulento abajo, a lo suyo, con una infinita suerte, o atemorizados los bichos por los dos pasajeros, o porque la programación de esa pantalla era así. 

¡Zum! Silba la flecha. Se hundió en el centro del cráneo de un malote. Uno menos.

¡Zum! Silba la segunda. En mitad de la cabeza de otro malote. Ya son dos menos.

El botecito continuaba arrastrado con vida propia por la corriente del río, alejándose de la Roca LLorona y del barco pirata, siguiendo los pasos de la delfina Winterina y de su jinete, Indy. 

Adéle tenía de todo menos suerte con los arpones, ya sabía que esto no era una buena idea dado su deplorable físico pero era mejor que no hacer nada. Bastante tenía si no se acababa clavando uno en el pie, la verdad. Suspira de alivio cuando ve que Nina y Michael están a salvo o casi en la barca y entonces se le ocurre una idea.

Deja los arpones porque, viendo su escasa habilidad con ellos, tenía más posibilidades de acertarle a un amigo que a un enemigo y se dirige a la popa del barco donde encuentra una gruesa soga, la asegura atándola a un mástil y luego arroja el resto de la misma por la borda con todas su fuerzas en dirección a la barca de sus amigos, esperando que ésta flote por la superficie del agua.

-¡COGED LA CUERDA Y ATADLA AL BOTE! ¡ASÍ OS LLEVAREMOS A REMOLQUE PASE LO QUE PASE!- anuncia Eve apoyando las manos en la baranda para inclinarse al vociferar esperando así que su voz les llegara mejor a sus amigos.

La suerte estaba de mi lado, la fortuna atesorada por la bruja se acerca un poco mas con cada acierto de mis cañones. Desde mi posición apenas puedo ver que es de todos mis compañeros pero sin dudar la pobre delfina esta siendo perseguida por dos dinosaurios grandes, lastima que que indy no se lo coman, pero la delfina me gusta mucho mas que su jinete...

Apunto a las bestias que atacan a la delfina y disparo.

Una mano me agarró y me subió con fuerza al bote. Era Lara, mi salvadora, mi heroína. Calado y tiritando, miré a mi alrededor. Los monstruos seguían atacando a la delfina y mis compañeros disparando con lo que tuvieran a los bichos. Una soga apareció de pronto por el aire, procedente del barco y cayó a cierta distancia. Adéle se asomó a la baranda y nos gritó que la cogiéramos para que el barco nos arrastrara. Miré a ver si había algún remo en el fondo del bote y casualmente sí lo había. Cogí dos y los puse en su sitio. Empecé a remar hacia la soga, dado que ya sabía remar. Lo había hecho antes en la canoa. Lógicamente, daba vueltas en el mismo sitio. Señalé a Lara la soga que flotaba en el agua y que se mecía por las olas.

-"Gruururim puloololo kiuko." Le dije serio.

El agua rezumaba de mi pelo y me caía por la cara. En mis ojos anidaba el miedo, de tantas cosas que nos habían pasado en tan poco tiempo. Remaba frenéticamente... y erráticamente. Lo único que quería era llegar a la cubierta del barco y sentirme a salvo.

-GRAN CAÑONERO TE NOMBRARÉ, DON CABALLERO ARTILLERO, JAJAJAJA -Grita el capitán pirata a Jonathan. Se envalentona y dispara, esta vez es un fallo, demasiada distancia, zumbó la bola y se perdió en lontananza. Más acierto tuvo contra una bestia marina cercana, a la que destripó en varios trozos. A su lado, inteligente pero debilucha, Adèle lucha con la soga. Lo suyo es el pensamiento intelectual, la sensibilidad de la escritora, no las manualidades de un grumete. Apunto está de caerse por la borda su cuerpecito, aunque logra lanzar a pocos metros la cuerda. El capi sale en su auxilio y la sujeta , y luego tira más lejos la maroma.

Mas...demasiado cerca queda de la borda, ¡ÑAMM! Un monster asesino lo agarra entre sus fauces y ¡CRACK! , el espinazo del capitán pirata partido. Visto y no visto, lo arrastra consigo a las profundidades abisales del río...glu glu glu...HASTA LA VISTA BELLA PRIMER OFICIAL, JAJAJAJA. UN PIRATA NUNCA MUERE, RECUÉRDALO, HAHAHAHA.

BANG BANG, se escucha más allá, Indy abriendo fuego a sus perseguidores, se carga a otro más de un certero disparo, y deja herido a segundo bicharraco, QUE MUERDE A WINTERINA y se lleva entre sus colmillos puntiagudos jirones de piel y carne. Una mancha de sangre se extendió en derredor, la criatura bestial que resta con vida se sumerge, preparando un nuevo ataque. La delfina, chillando de dolor, zarandeó a su jinete, brincó hacia delante y alto, impulsada por el mordisco recibido, el doctor Jones fue lanzado hacia el aire, cayó dando una voltereta y fuero a parar de nuevo a sentarse en el lomo de la delfina, solo que esta vez al revés, en dirección contraria a la marcha. El morro del caballo de río penetró las aguas y se sumergió con Indy sujetándose como podía.

-¡Mi cuerpo, mi cuerpo, mis piernas, mis brazos, los necesito! ¡Adèle, haz algo! -se escucha gritar a Ramsey, desesperado en su casita de tela.

Y el bote que sigue a su rollo, y Mr Bean lo mismo, a su propio rollo y estilo, y la amazona Lara buscando otra flecha. Remaban sin alcanzar la cuerda, que la barquita continuaba acelerando y navegando siguiendo el curso del río, alejándose del barco, dando vueltas, girando, gracias a la habilidad sin par de Mr Bean, lo mismo que un neumático en los rápidos.

¡Rápidos! ¿Es ese el fragor estruendoso que se oye más adelante? 

Y entonces surge...el boss final de pantalla...Donde sus colegas no pueden hacer nada contra el barco pirata, la inmensa mole monstruosa se eleva desde las aguas en toda su rotundidad y tamaño gigantesco, golpeando, volteando el velero y enviándolo dando la vuelta contra los árboles y rocas de la orilla. Ismael y Eve volaron por aquí y por allá, rodaron, se golpearon, sus cuerpos muñecos entre maderas y ferros. Finalmente ruedan y se pegan la gran hostia en los arbustos junto a la ribera, el barco dando tumbos a un lado, ellos dos al otro.

Y, sobre los dos héroes, aturdidos en la playa, la amenaza total.