Partida Rol por web

El granjero se levanta y viene hacia nosotros, le miro con una desafiante mirada, si viene a buscar problemas, juro por los dioses que los va a encontrar. A mitad de camino, decide pensárselo y se vuelve. La canción de Eothred parece disipar un poco la tensión, y tras repartir las guardias me voy a dormir.

Los rayos tenues del sol se alzan tímidos en el horizonte, el relente de la noche ha cubierto el prado de una finísima capa de hielo, y los restos agónicos de la hoguera aun humean discretamente. Me pongo en pie, y comienzo a recoger, cuanto antes lleguemos a Edoras mejor.

Tras una breve marcha a caballo, vislumbramos la grandeza de Edoras, elevada en una colina desde la que corona la llanura, la domina y la somete. La ciudad parece un hormiguero, la gente anda de aquí para alla, cargando bultos, cubos de agua, heno. Las calles rebosan de personas y caballos, el bullicio y la algarabía se presenta por doquier.

Galadan propone ir a una taberna. Justamente en eso mismo estaba pensando yo:

-Vayamos a Casa de Cepa, es la mejor posada de Edoras. Y con soltura me coloco a la cabeza de nuestro pequeño grupo para guiarlos a la posada. Si por el camino me encontrase alguna cara conocida no dudaría en para unos instantes y preguntarle cómo están las cosas, los ánimos y que cosas importantes han pasado desde mi ausencia.

Llegamos a Edoras y un extraño halo de misterio envuelve la ciudad, normalmente tranquila ahora parece un hervidero de gente que va de un lado a otro raudos como el viento del oeste

Aldor propone ir a la casa de cepa, la mejor posada de Edoras, no hay sitio más acogedor y en el que sirvan mejor comida, exceptuando el propio hogar

-Vayamos pues, no está muy lejos de aqui

Dije mientras observaba a mi alrededor contemplando a las personas por si acaso veía a algún conocido, justo en ese momento un anciano se acerca a mi caballo y me saluda, me dice que se alegra de mi regreso ya que mi padre está desbordado en la herrería y le vendría bien la ayuda de su joven hijo

-Ire a verle en cuanto deje el caballo y coma algo en la Casa de Cepa

Le dije mientras continuaba la marcha con mis compañeros

- ¡Me has leído la mente, Aldor! - Heruwyn alcanza al jinete y camina a su lado - Seguro que en la taberna se comenta qué es lo que se cuece. Si no os importa, tomaré un pequeño desvío. Ha sido un placer compartir el camino con vosotros. A más ver.

La emoción, casi impaciencia, de Heruwyn es notable. No sólo por el ambiente y la incertidumbre sobre el llamamiento del rey. Estaba en casa y hacía mucho tiempo que no veía a su padre. La persona que era y las oportunidades que la vida le había brindado, a pesar de las inmensas dificultades, se lo debía a él. La relación entre ambos siempre había sido muy especial.

La escudera camina entre las casas de Edoras rumbo a la casa de su padre. Quizás él pueda sacarla de dudas.

Aunque la noche comienza tensa, después de la canción los ánimos se relajan y tras repartir los turnos de vigilancia, nunca está de más tomar precauciones, podemos descansar tranquilos.

Temprano nos preparamos para partir, todos mis compañeros tienen caballos excepto yo pero Harot, mostrando una gran generosidad por su parte, se ofrece a llevarme en su montura y tras unas horas de marcha llegamos a nuestro destino.

A lo lejos puedo ver la capital de Rohan, la primera impresión es de perplejidad ¿cómo los hombre pueden construir murallas y ciudades tan grandes?
No se parece a nada que hay en mi tierra, acostumbrado a las pequeñas aldeas con un puñado de casas, Edoras me parece lo más fascinante que he visto en mucho tiempo.

Veo en los rostros de mis compañeros la alegría reflejada por llegar por fin a su ciudad y cuando escucho la propuesta de ir a una taberna me parece una buena idea.

-Aldor, según tengo de doloridas mis posaderas por la caminata a caballos cualquier lugar donde me pueda sentar en un banco y tomarme una cerveza me parecerá un palacio.Y suelto una risotada.

Eothred ha cabalgado bien con sus compañeros. El viaje no ha tenido más. Sin embargo, al acercarse a Edoras y verel tejado resplandeciente de Meduseld, asi como los túmulos blancos cubiertos de simbelmine, parece que se haya vuelto un niño de nuevo. Casi se cae del caballo cuando el primer rayo de sol ha golpeado el tejado de la rsidencia de los reyes de rohan, y ha ido mirandolo todo con ojos como platos. Está claro que nunca ha visto una ciudad tan grande como Edoras. Esto debe ser la ciudad más grande del mundo! piensa para si mismo. Se encuentra acongojado y orgulloso de su tierra a un nivel épico al mismo tiempo. No sabe a qué se debe la presencia de tanta gente, y qué va a proponer el nuevo rey, pero en estos momentos se encuentra henchido de orgullo de ser un rohirrim y no quiere más que mostrar su valía. 

Aun con la boca a medio cerrar, acompaña a sus nuevos compañeros hacia una taberna donde se coge una jarra digna de un joven que no sabe lo que es la resaca (aun).

Tras despedirte de tus compañeros, cambias de rumbo y adentrándote entre las callejuelas de la ciudad te diriges hacia tu hogar. Una vez que has llegado, llevas a tu fiel compañero equino hacia el establo e ingresas a tu casa, encontrando a tu madre concentrada en la preparación de la comida y a tu padre sentado junto al fuego, vestido con su cota de malla y afilando su espada. Al verte entrar, ambos se giran rápidamente hacia ti y mientras que tu madre deja lo que estaba haciendo y corre a abrazarte, tu padre se pone de pie.

-Hija ¿cuándo has llegado? -te pregunta con sorpresa Horngrim- Creía que estabas en los Vados del Isen…

Una vez que tu madre ha terminado, tu padre da unas largas zancadas y también te da un fuerte abrazo.

Como era de esperarse, tu madre no tarda en llevarte a los tirones hacia la mesa y en el tiempo que tardas en dejar tus armas y sentarte, ya tienes delante de ti una numerosa serie de platos de diferente tipo que sin lugar a dudas tardarías una semana en poder comerlos todos. Mientras comes y bebes algo, tu padre se sienta frente a ti y comienza a preguntarte sobre todo lo que has hecho desde la última vez que los viste. Una vez que os habéis puesto al día con los asuntos familiares, le preguntas a tu padre sobre lo que ocurre en Edoras y este comienza a explicarte.

-Como de seguro te imaginarás, todo esto se debe a los Mariscales -te responde Horngrim- Desde los tiempos de Fengel que Éogar y Cenric pelean entre ellos e incluso ahora que tenemos un nuevo rey, uno mejor, no solo continúan con su enemistad sino que ésta ha pasado también a sus seguidores, los cuales se matan por cualquier disputa absurda. Sin ir más lejos, el pasado año un sobrino de Cenric mató a un primo de Éogar en una pelea por la mano de una mujer. La familia de Éogar dijo que fue asesinato mientras que la de Cenric argumentó que fue en defensa propia ya que su pariente fue atacado por el otro y por lo tanto se negaron a pagar el wergeld*. Además, para evitar cualquier represalia, el sobrino de Cenric se escondió y nadie lo volvió a ver -te relata tu padre- Sin embargo, hace menos de una semana unos jinetes del Folde Oeste lo encontraron en el camino y lo mataron, además la mujer que fue la causa de toda esta disputa se terminó casando con un miembro de la familia de Éogar. Como era de esperarse, el señor del Folde Oeste le ofreció una compensación a Cenric por la muerte de su sobrino pero este la rechazó y dijo que solo la sangre sería suficiente… Por esa estúpida pelea es todo esto que está pasando, el Rey Thengel no quiere que haya más muertes y por eso piensa cabalgar hasta Alburg para intentar convencer a Cenric de que ya se ha derramado suficiente sangre, que acepte el wergeld y termine de una vez con este asunto. Además, ha elegido a los jinetes de su éored de los que está seguro de su lealtad o de los que sabe que no aprobaban las acciones de su padre, como es mi caso, para que le acompañen. De haber sabido que vendrías, hubiera hablado con Heáfod** para intentar convencerle de que también te incluyera pero lamentablemente la elección ya está hecha y los que hemos sido escogidos partiremos mañana a primera hora.

- Vaya... - la expresión de desánimo es evidente en el rostro de Heruwyn - Tenía entendido que el llamamiento se había extendido por toda La Marca. Supongo, entonces, que no son necesarios tantos jinetes. Dime una cosa, padre, ¿alguien ha pensado en la posibilidad de que Cenric no acate la orden del rey? Al fin y al cabo, el rey se está inmiscuyendo en una cuestión entre dos familias. Podría ser contraproducente para su nuevo reinado que dé la apariencia de inclinarse hacia uno de los clanes en detrimento del otro...

Luego de despediros de Heruwyn y siguiendo a Aldor por las ajetreadas calles de Edoras, finalmente arribáis a la Casa de Cépa, un edificio de madera construido como cualquier otra casa comunal de Rohan pero con pilares y paredes reforzadas, seguramente para resistir cualquier pelea de borrachos que pudiera haber. Bajando de vuestros caballos y dejándoselos a los dos mozos de cuadra que trabajan en el lugar, ingresáis en el establecimiento y ocupáis la primera mesa libre que encontráis, tarea que no resulta sencilla ya que el lugar está atiborrado de comerciantes, lugareños y jinetes que comparten unas jarras antes de regresar a su labor.

Ya acomodados en torno a la mesa y con una escudilla de estofado de cerdo frente a vosotros, el cual os ayuda a quitaros el frío que habéis tomado durante el viaje, comenzáis a comer aunque tras un par de cucharadas finalmente llega el tabernero trayendo las jarras con las bebidas que habéis pedido. Luego de que Galadan le preguntara a que se debe todo el movimiento en la ciudad, el tabernero os pide un tiempo y tras cumplir con los últimos pedidos que le quedaban pendientes, regresa a vuestra mesa con una jarra de cerveza en la mano y se sienta alegremente con vosotros.

-Pues todo este movimiento es por lo mismo de siempre: los Mariscales -os dice simpáticamente el tabernero mientras le da unos sorbos a su jarra- Como decía mi padre, que en paz descanse, “la mano que blande una espada necesita trabajo o sino se meterá en problemas” y es por eso que el Rey desea que sus dos “manos” estén lo más ocupadas posible y así no empezarán a pelearse entre ellas -al ver que algunos de vosotros sois extranjeros y no entendéis de lo que habla, comienza a explicaros- Desde los tiempos de Fengel, los dos Mariscales de la Marca, Éogar del Folde Oeste y Cenric del Folde Este, han sido rivales y han peleado por cualquier motivo que se os ocurra aunque principalmente por conseguir el favor del Rey Fengel, el cual alentaba este comportamiento porque así llenaba sus arcas con el oro y las joyas que estos le regalaban. Con la muerte de Fengel y la llegada de Thengel, la situación parecía que iba a cambiar ya que nuestro nuevo Rey parece ser un hombre correcto y honorable pero por desgracia la enemistad de los mariscales echó raíces y ahora también la mantienen los seguidores de estos, los cuales no dudan en pelear entre ellos por cualquier disputa que tuvieran, ya sea real o falsa. Sinceramente, ya perdí la cuenta de cuantos muertos hay por culpa de esta maldita enemistad…

De repente la alegre sonrisa del tabernero cambia a una mueca de preocupación y tristeza, la cual os lleva a vaciar su jarra de un trago antes de continuar hablando.

-Sin ir más lejos, el pasado año un sobrino de Cenric mató a un primo de Éogar en una pelea por la mano de una mujer. La familia de Éogar dijo que fue asesinato mientras que la de Cenric argumentó que fue en defensa propia ya que su pariente fue atacado por el otro y por lo tanto se negaron a pagar el wergeld*. Además, para evitar cualquier represalia, el sobrino de Cenric se escondió y nadie lo volvió a ver -os cuenta el tabernero- Sin embargo, hace menos de una semana unos jinetes del Folde Oeste lo encontraron en el camino y lo mataron, además la mujer que fue la causa de toda esta disputa se terminó casando con un miembro de la familia de Éogar. Como era de esperarse, el señor del Folde Oeste le ofreció una compensación a Cenric por la muerte de su sobrino pero este la rechazó y dijo que solo la sangre sería suficiente. Como veréis, esta es la causa de todo este jaleo, el Rey Thengel no quiere que haya mas muertes y por eso ha convocado a los jinetes de confianza de su éored, para cabalgar hasta Alburg e intentar convencer a Cenric de que ya se ha derramado suficiente sangre, que acepte el pago y se termine de una vez con este asunto.

Tras una breve pausa, el tabernero recuerda algo y por eso vuelve a hablar.

-Ahora que lo recuerdo, no me he presentado, me llamo Ingiwe y si necesitáis saber algo pues soy vuestro hombre -os dice con una amplia sonrisa.

-Pues ya sabes como es esto, el Rey llama a sus hombres, las noticias vuelan y en menos de medio día ya hay un centenar de jinetes adicionales que quieren probar su valía o ganarse el favor de nuestro monarca … Aun así, eso es bueno ya que el magistrado tendrá gente para el trabajo que el Rey le encargó -te responde tu padre- Y si, viendo como lo planteas podría verse así pero Thengel es un hombre justo y en cuanto termine con Cenric, irá a por Éogar ya que sus hombres no encontraron al sobrino de Cenric en el Folde Oeste sino cerca de una aldea que se encuentra a un par de días de aquí, en medio del territorio que le pertenece al Rey. Además, estos hombres no le informaron como dicta la ley y es por eso que de seguro serán castigados -Horngrim hace una pausa para beber un poco de la jarra que le entrega tu madre y luego continúa- Y si se diera el caso de que Cenric no acatara la orden, pues eso sería mejor para el Rey ya que le daría el motivo que viene buscando para quitarle su puesto como Mariscal y poner en su lugar a un hombre de mayor valía y con mejores principios, tal vez a Esmund* ya que a él debería haber sido Mariscal si Cenric no hubiera sobornado a Fengel.

Asiento gravemente, y sonrío apenas unos segundos al tabernero, mientras le tiendo la mano.

- Galadan de Gondor, para servirle.- Mi educada sonrisa desaparece pronto para dejar paso a mi habitual ceño.- Entonces... Es un asunto peliagudo. Ignoraba que Rohan estaba envuelto en esas... riñas.- "Luchas intestinas, más bien". Apuro la escudilla. "Ningún senescal de Gondor hubiera permitido esta clase de revueltas. Si Thengel Rey ha aprendido de la diplomacia de Minas Tirith, cortará esta riña por lo sano", pienso con la seguridad del que no ha gobernado nunca.

- Ya veo - Heruwyn entorna los ojos y sonríe socarronamente a su padre - O quizás el rey tenga la correcta inspiración de nombrar a una mujer como Mariscal, ¿se te ocurre alguien?

Cabalgo como puedo entre la multitud, sorteando chavales que se cruzan en el camino, serpenteando entre carros cargados de heno, o pequeños grupúsculos de personas que se paran en el camino a mantener una efímera conversación.

Al llegar a la posada le entrego mi caballo a uno de los mozos junto a una propina. Una vez dentro nos sentamos en la primera mesa disponible y pedimos comida y bebida. Inwine el posadero se sienta en nuestra meas a conversar un poco una vez que ha acabado con las comandas.

No puedo decir que Inwine sea mi amigo, pero no es la primera vez que vengo a esta posada, y ya he hablado con él en alguna otra ocasión, otra cosa es que él se acuerde... Le gusta hablar con la gente, chismorrear y entretenerse con la gente que viene a beber, así de paso, puede beber el también.

Mantengo el ceño serio mientras nos cuenta a que se debe el llamado del Rey, y una vez ha acabado, me mantengo callado, ya que no soy de esas personas que dice lo que piensa en público, y menos rodeado de extraños. Generalmente es más fácil sobrevivir cuando uno mantiene la boca cerrada, la lengua  a veces puede ser más afilada que una espada y meterte en más líos…

En cualquier caso lo que oigo no me gusta un pelo, el tema parece serio, y esto podría incluso suponer una guerra interna… ya que si el Rey convoca a los jinetes para convencer a uno de sus Mariscales… en fin no soy ni un gran político ni un mandamás, pero da la sensación que el Rey necesita mostrar un poco de fuerza en este asunto, y no vale con llamar a los Mariscales y discutirlo a puerta cerrada.

El mayor problema que le veo a todo esto es que al Rey le va a costar mucho mostrarse completamente imparcial y no termino de ver cómo va a conseguir contentar a ambas partes. Me temo que en esto, como en casi todo en la vida, habrá un ganador y un perdedor…

Finalmente, tras mucho pensarlo, decido abrir la boca y le pregunto a Inwine. –Inwine, amigo, se sabe por qué el Rey ha decido ir a ver a Cenric y no a Eogar? 

-Desde hace tiempo que Rohan tiene estos problemas, Galadan, de hecho el no haber podido convencer a su padre que deje de alentar estos comportamientos fue una de las razones por la que nuestro Rey Thengel se marcho de la Marca y se asentó en tu tierra -le dice el tabernero al hombre de Gondor.

Acto seguido, el tabernero se gira hacia Aldor y le responde.

-El Rey va a ir a ver a Cenric porque ahora es él la parte agraviada y quien tiene en su poder la decisión de terminar con este asunto o continuar con el derramamiento de sangre -explica el hombre de cabellos rojizos- Aún así, Éogar no se va a ir de rositas, los hombres que mataron al sobrino de Cenric no solo eran suyos sino que lo hicieron en una aldea a un par de días, en medio del territorio que le pertenece al Rey, y sin informar como dicta la ley. De seguro serán castigados por ello y es posible que esa sea una de las razones con las que el Rey intentará convencer a Cenric de que acabe con todo esto.

-No, no se me ocurre nadie... -te responde tu padre siguiéndote el juego- Ahh, ya sé… Éofolda, la Señora de Stotfold -agrega Horngrim antes de lanzar una sonora carcajada.

Tras terminar con las risas, tu padre adopta una postura pensativa y luego vuelve a hablar.

-Puede que no formes parte del grupo escogido por el Rey pero eso no significa que no puedas servirle… -comienza a decir tu padre.

-Horngrim, no -interviene rápidamente tu madre con un más que evidente semblante de preocupación- Es demasiado peligroso, no solo no se sabe quién ha sido sino que ya has escuchado lo que le ha pasado a esas familias…

-Tranquila, Heruwyn podrá hacerlo, no solo la sangre de su abuelo corre por sus venas sino que confío en su inteligencia y en que será capaz de no correr riesgos innecesarios y de saber en que momento tiene que retirarse -responde tu padre para luego girarse hacia ti- Si las noticias de que el Rey estaba llamando a sus hombres te han llegado, de seguro también habrás escuchado sobre los ataques a varias familias del Folde Oeste ¿verdad? Aunque el Rey está ocupado con los Mariscales, no quiere dejar de proteger a su gente y es por eso que le ha encargado a su representante en la ciudad que se ocupe de ese asunto -te explica Horngrim- El Magistrado de Edoras ha hecho un llamamiento y está buscando voluntarios para investigar los ataques y detener a quien esté detrás de ellos, espera a todos los interesados hoy al mediodía en su casa aunque ha aclarado que no contratará jinetes solitarios sino grupos de no menos de cinco guerreros para así evitar que cualquier joven alocado intente hacerse el héroe y se termine matando. Aunque hasta el momento no veo que tengas detrás de ti a cuatro compañeros, de seguro no te costará encontrar voluntarios en la ciudad, siempre se te ha dado bien conseguir cosas -finaliza tu padre con una sonrisa.

Cuando por fín me bajo del caballo de Harot siento un gran alivio, la sangre vuelve a correr por mis piernas y estas van recuperando la sensibilidad perdida después de tantas horas en la montura. Una vez dentro de la taberna y con el estomago lleno y la garganta humedecida por las jarras de cerveza, la vida parece mucho mejor. El tabernero es un hombre afable y muy hablador, en un momento nos pone al día de las últimas noticias de la Marca y por lo que parece no son buenas. Me quedo mirando a Inwine y con una sonrisa.

-La comida y la bebida de este lugar son muy buenas, ya me siento hombre de nuevo. Y continuo con una expresión más seria en mi cara. -¿Cómo es posible qué gente del mismo pueblo se mate una a otra? ¿Tan importante resulta en estas tierras el poder como para ponerlo por encima de las personas?

El momento en que llegué a Edoras, miré a todos lados, se había dado un clima de excitación en todos los rincones vaya a saber uno por que. Pero no solo eso sentí, sino que me invadió un sentimiento de ansiedad por volver a mi hogar después de un tiempo fuera, más ahora que tenía algunos pelos en la barba, me había ido como un muchachito lampiño y ahora había vuelto como casi un adulto, recalcando en el casi. Heruwyn decidió separarse del grupo por un momento, algo importante debía hacer según dijo. Mientras se alejaba, comencé a recordar una chica en mi infancia, una chica que por ser hábil con las armas, muchos chicos le buscaban riña pero en todas ellas, ella salía siempre triunfante, si de alguien podía ser testigo de sus grandes gestas, siempre creí que de ella podía serlo. Puede que esa niña sea Heruwyn.

---------------------

Luego de escuchar lo que dijo el viejo Inwine, doy un sorbo a la bebida dejando bastante en el tarro, sin dudas a comparación de mis compañeros, aún me faltan años para aguantar tanto alcohol. Me despido de mis compañeros y del posadero.

-Compañeros, me toca ahora a mi dejarlos por un momento. Iré a ver a mi familia y decirles que sigo vivo, je. Estaré en las caballerizas, si me precisan pregunten por Déorgar, el criador de caballos, él es mi padre. Si quieren que sus caballos tengan el mejor cuidado en toda la ciudad, él puede ayudarles, pero por las dudas, no digan que vienen conmigo, je.

Saludo a todos con una reverencia y salgo del lugar. Ya sobre Vilfar me dirijo a ver a mi padre y mi familia, esperando que el recibimiento no sea un regaño.

- ¡Puedes apostar por ello! - dice Heruwyn volviendo la alegría a su rostro - De camino desde el Isen me enocntré con un grupo de jinetes que respondían también a los rumores. Ahora que lo pienso, alguno me resultó familiar... 

-Si hubieras tenido durante cincuenta años a un rey cruel, injusto y avaricioso que alentara ese comportamiento, no te sorprendería tanto que sus seguidores sean iguales -le responde el tabernero a Barald- Aun así, la mayoría de la gente solo quiere vivir en paz y por cada advenedizo hay mas de un centenar de personas honradas, aunque lamentablemente al día de hoy esos advenedizos son los que ocupan puestos importantes…

Luego de quedarse un breve tiempo en silencio, el tabernero agita sutilmente la cabeza como si quisiera deshacerse de esos pensamientos y vuelve a hablar.

-Ya está bien de hablar de política -dice el hombre pelirrojo recuperando su carácter alegre- ¿Qué os trae a Edoras? ¿Venís por el trabajo que ofrece el magistrado? Debe de ser por eso, se nota de lejos que sois más que capaces de detener los ataques.