Partida Rol por web

Higetora arrugó la nariz, sin ser capaz del todo de esconder la sonrisa en sus ojos.- Bah. Soy un sirviente de los kami, y tú eres mi paciente. No hay nada que agredecer. - Se rascó la nuca cuando la Escorpión mencionó las pruebas.- Sí, me pondré en camino. Salga como salga la prueba, me ayudará a recentrar mi ki. - Se paró un segundo en la puerta.- No tardes demasiado, o tendré que preocuparme de si se ha abierto la herida de nuevo.

Setsuko se despidió de Kuni y en cuanto estuvo sola se tomó un momento para elegir su atuendo para el día, como mujer, como escorpión y como geisha, siempre se tomaba en serio esa parte del día pero este en particular le apremiaba en su apariencia, por un lado su kimono rojo con vetas doradas se encontraba cercenado con crueldad, no es que no le dolieran sus heridas físicas, pero ver los tajos hechos en la tela le provocaban dolor más que ver su costado. Por otro lado,  ya que en el pergamino ponían lo acontecido en el día no iría con prendas suntuosas y escandalosas cuando su sentido común le decía que debía guardar respeto y acomodar el ánimo y la vista acorde con el luto por las víctimas (aunque no fueran sus muertos se sentía responsable por llevar un duelo mesurado).

Viendo el kimono se le ocurrió una idea... una que demoraría en concretarse pero que esperaba alcanzar, sonrío y llamo a uno de los sirvientes, le pidió que por favor lavara la prenda con sumo cuidado que en cuanto estuviera seca se la trajera y con ella a una costurera, la más hábil que conociera.*

Despachado el sirviente partió para el templo.

Arigato Kuni-san, le aseguró que cuidare bien las heridas y no permitiré que su trabajo se eche a perder.  respondió la joven y dejo que el shugenja continuara su camino y ella pudiera atender los asuntos que le estaban carcomiendo la cabeza. 

El sirviente no tiene ningun problema en atender tu pedido. Desde luego conoce varios buenos costureros en la aldea, a pesar que los Suzume mismos son muy humildes en sus prendas de uso cotidiano (el color marron que predomina es el color heimin despues de todo) estas deben ser de buena factura, resistentes y elegantes segun el rango del portador. No tendra ningun problema en hacerla llevar a la aldea cuando termine de lavarse, para esa reconversion.

Tras la despedida de Mukashino, el grupo es llamado por los dos sensei para aproximarse, en tanto el resto van abandonando la sala.

-Un aceptable desempeño...+comenta Togo-sama, mirando en especial a sus dos discípulos+ Busquen sacarle fruto esta noche, durante la cena de despedida. Incluso el pequeño reconocimiento de un clan menor, es una honra que puede volverse carta favorable, en toda clase de relaciones a futuro.

Cierra el abanico con fuerza, mientras libera el aire de su pecho y deja caer los hombros levemente. Pareciera que libera tensión.

-Solo resulta lamentable que ninguno acabara en la primera posición. Las armaduras de trofeo son algo muy digno de llevar. O al menos para mostrar a la visita. Esperemos que Yasuki-san no decida venderla.

El comentario es a despecho de la presencia de Kuni, quien no obstante hace caso omiso, sumergido en sus pensamientos. Después de toda la familia de la carpa ha hecho bien su fama de comerciantes. Sin duda serían capaces de defenderse por sí mismo de aquella pulla.

Chomei interviene mirando a Daidoji severamente.

-Ojala pudiera decir lo mismo que Togo-san… Más tarde tendremos que hablar largamente sobre mejorar tu instrucción, Junichiro-kun. Un samurái es mucho más que un guerrero. De momento no obstante, tienes otra cosa que hacer.

Entrecierra los ojos con frio desprecio reflejado tras ellos...

-Ve con Kakita-chan. Un cuarto puesto es inaceptable, por lo que aquello que habíamos hablado se cancela, conforme a lo que habiamos estipulado sobre su desempeño final. Infórmaselo. 

Así que aquel petimetre afeminado ahora iba a faltar a su palabra. Podía soportar que le amonestara por sus resultados en el torneo, pero no que la tomara con Tomoe alegando que un cuarto puesto es "inaceptable"

- Con todos mis respetos, Chomei-sensei, pero no me parece justo. La competición en estas últimas pruebas ha sido dura y ha habido mucho nivel, pero eso no quita que Tomoe-san siga siendo una más que dotada y talentosa artista. Eso sin contar que el cambio en las pruebas ha perjudicado sus resultados, que podrían haber sido mejores si no se hubiese cometido ese error. No darle la oportunidad de mostrar su talento y dejar que este se apague antes siquiera de llegar a brillar sería una grave pérdida para el clan de la Grulla, y para el Imperio en su totalidad.

Emitió un largo suspiro, conocedor de que quizás había sobrepasado ciertos límites. Agachó la cabeza humildemete antes de finalizar su alegato.

- Y ahora, si quereis castigarme por mi osadía y mi falta de talento en materias artísticas, hacedlo; aceptaré sin dilación vuestra voluntad. Pero no la castigueis a ella.

Chomei y Togo habían expresado palabras, el silencio de Hiroto pericia decirlo todo, aun sostenía el premio en sus manos incluso quería leer un poco de este para poder comprender y memorizar nuevas historias; los poemas eran eso, historias escritas en versos que llenaban el alma.

Sonrió ante las palabras de Daidoji y trato de ocultar aquella expresión como pudo – Así lo hare Sensei – respondiendo a las palabras anteriores con una reverencia, camino por detrás de Daidoji en camino hacia la habitación para leer un poco antes de ir a la cena y contemplar que tenía preparado el final de la competencia.

El rostro de Doji Chomei adopta una helada expresión. Sus puños emblanquecen con la fuerza que aferra el abanico, mirando a Daidoji.

-¿Quién te crees que eres para juzgar mejor que yo, cual artista vale la pena y cual no, Junichiro-kun? +responde con tono tan frio y cortante como una hoja+ ¿Te atreves a cuestionarme? ¿TU? ¿Acaso el mono le dice a los pájaros como hacer un nido?

Abre los ojos, que brillan intensamente. Pero están en una corte y el no es ningún novato que se dejaría llevar por la furia en público. Hace lo peor que puede. Sonreír.

-Haz lo que te ordeno. +añade en tono pausado+ Cuando volvamos a casa, hablare con tus sensei del castigo por esta desobediencia. Creo que cuando salimos de allí, viste los dojos Daidoji por última vez. Ruega que no sea lo mismo con todas las tierras Grulla.

De pronto el aire se tensó, su amo respondía a un superior y asumía el castigo, todo para proteger a aquel mujer de comportamiento distante y volátil, Suzue, se preocupó, primero por su mano, aunque aun no encontraba alguien frío, no podía obviar  el hecho que la trataba con mucho mas respeto de lo que podría esperar ella. Suzue, se quedó detrás de su mano, con la cabeza gacha, además, si algo  le pasaba algo, ella quedaría desamparada ¿o no?.

Tragó saliva,   pensó en jalar de las ropas a Daidoji, y sin pensarlo, sus manos tomaron el borde de su kimono y lo jalaron, era mejor retirarse, meditar y obedecer. Ese mundo era solo de apariencias, y la obediencia pública era una de ellas, por lo menos, ante los ojos de otros.

A Junichiro le costó un gran esfuerzo no darle un puñetazo a aquel engreído. Chomei representaba todo lo malo del clan Grulla; era el tipo de miembro del clan que los demás clanes despreciaban, el estereotipo del que se burlaban otros samurai. Había dado muerte a una criatura traicionera no hacía mucho, y había impedido que Saemon matase al joven Suzume y a los dos Escorpión, y aquella parodia de hombre seguía despreciándolo y tratándolo como si fuera un insecto. Cada vez entendía mejor por que los Cangrejo con los que sirvió en la muralla despreciaban tanto a la gente como Chomei. No eran nada, solo medio hombres que escondían su cobardía detrás de palabras zalameras y sonrisas falsas, y que llorarían como niñas si vieran solo la mitad de lo que él había visto. El clan de la Grulla era mejor que eso.

No obstante, contuvo su furia. Se inclinó, agachando la cabeza, y pidió disculpas

- Hai, Chomei-sensei; se hará como digais. No quería cuestionar vuestro criterio, que sin duda será mucho más elevado que el mio; os ruego disculpeis mi insensato atrevimiento.

Se dio media vuelta y se dirigió a los aposentos de Tomoe. Iba pensando en lo que había dicho Chomei. ¿Expulsado de tierras Grulla por tratar de hacer entrar en razón a semejante petimetre? "Antes aceptaría la vergüenza de convertirme en ronin, que seguir siendo discípulo y guardaespaldas de ese grano de pus" -pensó para si mismo. Además, la vida daba muchas vueltas; quien sabe si en el futuro no sería Chomei el que tuviese que depender de Junichiro. Y en ese momento, el que sonreiría sería él.

Ambos abandonan al resto, saliendo al patio y de allí al costado donde se encuentran las habitaciones de los huéspedes. La habitación de Kakita está justo donde ese corredor intersecta con el cuerpo principal del Kiuden, al lado de la pieza donde dormían el infortunado Ide con Suzue y Suzume-sama. Además del mon de la Grulla, el del Zorro se encuentra en la segunda hoja de la puerta.

¿Cómo será la forma correcta de encarar a Tomoe-san y transmitirle esta noticia?

El ambiente, vuelto tenso unos instantes, recobra su paz con la marcha de Daidoji y su sirvienta, seguidos  de Kuni quien se retira para atender un asunto personal.

Chomei aprovecha, ya que nada tiene que decir a los jóvenes Escorpión, y también abandona el recinto, dejándolos a los dos con Bayushi Togo.

Este cruza los brazos levemente, mirándoles.

-Bien… ¿Han pensado que harán luego que terminemos aquí?

Habiendo visto antes a Tomoe, Junichiro sabía que la mujer se tomaría la noticia con una actitud fría y distante, pero aún así no sabía como darle la noticia. Ella sabía que existían condiciones en el trato, y él se las había comunicado, pero probablemente seguiría siendo un golpe muy duro.

- Tomoe-san, soy Junichiro. ¿Puedo entrar?
 

- una ceremonía del te no ayudará de nuevo, no creo que caiga en el mismo truco dos veces -  señaló la pequeña antes de que la puerta se abra, aún nerviosa por al escena que su señor protagonizó, aunque agradeció que no se saliera de sus casillas y costara muy caro.

- ¿ya sabe qué le dirá?... creo que apelar a su emoción... pueda ayudar -  sigue detrás de él.

- Seré honesto y directo; probablemente ella ya intuya para que estoy aquí, y si fuese con rodeos se sentiría ofendida -respondió el grulla

Tras la pregunta de Togo, Hiroto se mantuvo pensativo. - Me gustaria ir a tierras Grulla, por que? quiero conocer un poco mas de Rokugan; los escritos no son lo mismo que vivir tus propias experiencias - Comento mientras se cruzaba de brazos - o quizas ir a un lugar sin tanta - no dijo aquella palabra pero bien se sabia a que hacia referencia.

Permaneció en silencio hasta que fue ineludible el responder a su superior, la situación con los grulla fue realmente desagradable y no pensaba si quiera tenerla en cuenta.

Togo-sama la voluntad del clan es mi voluntad, por lo que mi prioridad son las instrucciones que tuvieran para mi, sin embargo- titubeo un poco al decir lo siguiente- ya que me preguntan, me gustaría quedarme en estas tierras.

Observó la reacción de su maestro y continuo: Pues considero que aún hay mucho que se puede hacer aquí, si bien nuestra participación pudo ser mejor, creo que hay una buena oportunidad de estrechar vínculos con el Kyuden pese a las circunstancias que todos conocemos. 

-Un momento por favor.

Tomoe-san responde, y unos instantes después abre la puerta levemente, para escurrirse por ella. Sonríe con una leve reverencia, mientras cierra tras de sí, impidiendo que vean la habitación.

-Disculpen… +suspira levemente, y se alisa el kimono. Está usando el prestado por los Suzume para el andar cotidiano.+ No esperaba veros tan pronto de nuevo, Daidoji-san. ¿Sucede algo?