Partida Rol por web

 Comienzan acercarse a los dormitorios y se quedan mirando la puerta. Perdon que no les haya dicho pero solo dormiran en un dormitorio, deben saber que en la agencia trabajaran juntos y deben aprender a convivir o de lo contrario la mayoria de las misiones nos les iran bien.

  Abre la puerta para encontrarse con un cuarto grande, no ven camas sino sobre de dormir y por lo que parece entran hasta 6 personas por lo que queda grande para ver.

 Dejen sus cosas y hablen dentro de dos horas vamos a la sala a entrenar y luego a cenar.. Los mira con malicia. Espero que sepan que estamos alejados de la sociedad para que no puedan escuchar sus gritos al entrenar jajaja Cierra la puerta.

-Claro, al entrenar...- Digo mirando a Dimitri y revoleo los ojos. -Ni le hagas caso Alessandra. - Le digo para tranquilizarla. 

-A estos tipos rudos les gusta asustar a los novatos. Mientras no rompamos las reglas, no nos molestara y si lo hace, bueno, somos tres contra uno. ¿Verdad? - Dejo mi mochila en un rincón. Y saco unos parlantes portátiles. Luego de buscar la canción que quería le doy play con volumen moderado. 

-Pues bien - digo sentándome en el suelo - ¿Quién quiere escuchar la historia de mi vida? ...Nadie -Digo finjiendo estar decepcionada -Mejor, es bastante deprimente. 

-Al parecer no hay reglas. - Esta vez miro directamente a Dimitri - Espero que nos cuides bien Dimka. Al fin y al cabo somos dos damas. ¿Verdad? - Digo mirando a Alessandra. 

-Pero vamos, sientense. Imaginemos que estamos en una hoguera en la playa. - Digo con mi mejor sonrisa mientras la música suena y me dejo mover al ritmo un poco.

Debe estar bromeando... Nos tiene que cuidar mientras nos entrena ¿no? ¿No? 

Miro preocupada mientras Damian cerraba la puerta. ¿Se suponía que además debía dormir con la parejita? Desde que los conocía que se estaban coqueteando... No quería pasar todas las noches de un año encerrada con ellos. Estaba segura que terminaría durmiendo en el pasillo porque la echarían de la habitación.

Supongo... - le contestó a Oriel antes que ella dejara su mochila en un rincón, creyendo que aunque fueran 3, no podrían con alguien experto en combate a menos que ellos supieran algo que ella no.

Dejó su mochila al lado de un saco de dormir que no estuviese demasiado cerca del de Oriel, para no molestar a Dimitri o sus actividades nocturnas. 

A mi me gustaría escucharla... - susurra para si misma a la primera pregunta que hace la chica, aún sin volver con el resto. Cuando la invita, va a sentarse a su lado.

Escucha la letra de la canción y sonríe para sí misma. Muy apropiado, si...

 Las miro extrañada y luego coloco mis cosas en una pared alejada de las dos. Creo que es momento de conocernos mejor, por cierto Oriel lo unico que se de ti es lo que hablamos hoy en el tren. La miro a Alessandra y luego me siento al lado de ellas. Comienza con tu historia Ori, por cierto no les comente que la mia es muy corta. Me reía un poco acerca de eso.

 Cuidar de ustedes si a... Ori. Inclino la cabeza aunque mis ojos destellan.

-Supongo.....-Digo con pesadumbre contestando las peticiones. Me levanto pesadamente y apago la música. - No se preocupen, ya la pongo de nuevo.- Voy hasta mi mochila y saco un sobre de plástico. Me siento nuevamente donde estaba antes. 

-Supongo que cuanto más temprano me conozcan mejor. - Bajo la mirada un segundo  e inspiro lentamente. - Nací en Portland, Oregon. Vivía allí con mi padre, madre y mi hermao menor - Del sobre saco un monton de fotos medio chamuscadas. Y les muestro la única que está intacta. 

-Hace 10 años, me desperté con una extraña sensación, claro que tenía 15 y pues no le di mucha importancia. Fui a la secundaria, luego a mi entrenamiento. Cuando volvía del dojo, me choqué contra un hombre. Por un momento pensé que sus ojos no tenían fondo, eran completamente negros. Absolutamente todo el ojo, no había distinción entre iris, pupila, nada. Vacíos, huecos. La otra cosa que jamás podré olvidar era que desprendía un leve olor a azufre. Claro, no me di cuenta hasta mucho tiempo después. - Hice una pausa.

-Al llegar a mi cuadra, note que una fina columna de humo negro se desprendía de donde debía estar mi casa. Corrí hacía allí, pero para cuando llegue, la casa entera estaba ardiendo en llamas. Apenas si pude abrir la puerta de una patada, ya que el calor había calentado el picaporte. Me arrodille y empecé a caminar. - Cerré los ojos mientras recordaba esa parte en particular. Algo que no hacía hace mucho. - Y allí estaban los tres, tirados en el piso, ensangrentados. - una lágrima rodó por mi mejilla.

- Había un olor azufre insoportable. Lo último que recuerdo de ese día fue que algo me levantaba y me sacaba fuera de la casa. Desperté al día siguiente en el hospital. Al parecer los vecinos habían llamado a los bomberos y uno de ellos me sacó antes de que muriera por inhalación de humo. Desde entonces he estado escondida. Aquí y allá, tratando de averiguar quién mató a mi familia. - Me seco la lágrima con brusquedad. - Hace unos días, noté que las presencias demoníacas eran más fuertes. Decidí irme de la ciudad y por eso estaba en el tren. - Terminé mi historia y volví a encender la música. Y me senté con la cabeza gacha unos momentos más.

Le toma la mano a Oriel con suavidad, acariciándola, y le sonríe cálidamente mirándola a los ojos, buscando reconfortarla. Luego vuelve la mirada hacia dónde estaba antes sin dejarla ir, de manera de poder ver a ambos, y se fija en Dimitri esperando que no fuera celoso. Estaba segura de que podría reconocer la diferencia entre consolar a alguien y coquetear... o eso esperaba.

Cambio de tema... ¡pero ya!

Yo soy de Indian Lake, en Texas. Seguro no han escuchado sobre mi pueblo, porque tiene diez calles como mucho. Es muy muy pequeñito. Solo de algunas casas y ya, parecido al que aparece en la película Big Fish, casi. - sonríe divertida -  Es bastante aburrido, porque nunca pasa nada, excepto el ocasional escándalo... ¡Imagínense lo que es vivir 18 años allí! Ni siquiera había muchos chicos de mi edad, unos 2 o 3... La escuela no iba por cursos, sino que era una gran aula y el profesor nos enseñaba la materia que correspondía a cada uno con la ayuda de libros y mucha paciencia. No hay cine al que ir, o fiestas a las cuales asistir... La idea de una escuela como la de las películas parecía incluso atemorizante. Es que no me puedo imaginar ahí... Con todo ese asunto entre porristas y nerds... Estoy segura que terminaría pasándola muy muy mal. - rió suavemente por la idea de ella intentando encajar en un grupo así - Además, dicen que la única salvación de la furia de las porristas es ser una de ellas y... ¿Pueden siquiera imaginarme en vestido y pompones? - suelta una carcajada, casi tanto por nervios que por la versión ridícula de si misma que se le venía a la mente. Es que se ponía nerviosa de solo pensar en la vergüenza que le daría usar algo así. 

En fin... mi familia siempre ha sido lo único que he tenido. Con mi hermano éramos bastante unidos de pequeños, pero se fue a la guerra cuando yo tenía 8... ¡Siempre nos mandamos cartas, eso si! De hecho, siempre las traigo conmigo. A veces puede ser un poco temperamental, o poco afectuoso, pero en realidad es una ternura. Ya lo conocerán, supongo... Es por él que estoy aquí, en la agencia. Hace unas semanas mis padres fueron asesinados por un hombre lobo que intentó matarme a mi también unos días después. Joseph llegó justo a tiempo para rescatarme. ¡Ya tenía al tipo encima mio y apunto de devorarme! Cuento corto, me sacó de allí y aquí estoy. Pensar que solo me había devuelto a mi pueblo por un par de días por el funeral... ¡Si ya me había arrancado de ese lugar, por fin! Estaba en enfermería en la Universidad de Texas, en Austin. ¿Han ido ahí? Hay muchos vaqueros guapos y la ciudad es ENORME.

Había pasado lo más casualmente posible por la muerte de sus padres. No quería que esto le provocara tristeza a la castaña a su lado, así que lo dejaría como un evento secundario en su vida. Por supuesto, la herida seguía abierta y le dolía, pues no había tenido tiempo de hacer duelo, pero ya lo habría en otro momento. 

 Observo atentamente a las chicas y luego me acerco a las dos, pongo mi manos sobre ellas y le sonrío ambas. Cada una tuvo una historia dificil y complicada, lo siento por lo que han visto pero ahora debemos estar mas atentos porque necesitamos proteger aquellos que no saben.

 Me alejo un poco y las vuelvo a mirar a los chicas. Yo no puedo recordar de donde soy porque desperte cerca del tren sin saber quien era y con la unica idea de abordar el 211. Miro al techo. Lo unico que recuerdo es despertarme y ver a las personas.

 Voy a buscar ayudar a los demas para encontrar a la persona que sirvo, mientras tanto puedo ayudarlas con algo?. Me acerco cada vez mas a ellas. Me gustaría servirles en lo que pueda.

Deje que Alessandra me tomara la mano. Era muy tierna y sonreí. Esuché su historía y al final. Me le acerco y le beso la frente. 

-Yo creo que te las hubieras apañado en una gran secundaria. Uno no sabe cuán fuerte es hasta que se enfrenta a sus límites. - Y me siento nuevamente. Ahora era el turno de Dimka. Una historia que me tenía intrigada, pero que me dejo con más preguntas que respuestas. 

Sentirlos a ambos cerca de mi me entibió el alma. 

-Me agrada que tengamos que compartir cuartos, siempre me sentí muy sola. - Dije con emotividad. - Pero bueno, si hay algo que la vida me enseño es a vivir como si fuera tu último día. Sin arrepentimientos, decir y hacer lo que sentimos. - Les digo sonriendo. Y cambio la música.

-Dimka, es muy notable tu sentido del honor y el deber. - Le digo mirándolo a los ojos - Un poco fuera de época. Pero no quiero que nos sirvas en nada. Con ser nuestro compañero basta.- Y le beso la mejilla. 

-Ahora vamos, a movernos un poco y calentar esos músculos - Les digo mientras tomo a Alessandra de las manos y tiro de ella para que se levante.

Alza una ceja e inclina la cabeza hacia un lado. ¿De verdad estaba intentando seducirlas? No digamos que era el momento más apropiado... Y eso sin contar que había hecho caso omiso de todos sus intentos por no hablar de lo trágica que podía ser la vida para poder sacarle una sonrisa a Oriel.

"Me gustaría servirles en lo que pueda"

Tiene que estar bromeando, ¿no?... Seguro que sí. Quizás yo soy la malpensada y solo intenta ser amigable... 

Esperó a ver la reacción de la otra muchacha antes de actuar. Lo que ella hiciera le aclararía las dudas sobre si lo estaba interpretando bien o no, y por lo que veía, ella no había entendido lo mismo. Se avergonzó un poco de su error pero no le daban mucho tiempo para pensar al respecto, pues al segundo después ya estaba en pie, mirando confundida a la castaña.

 Perdon si soy un poco diferente de lo que piensan, pero toda mi vida servi a las personas. Mi querido amo debe estar en alguna parte esperando por mi. Comienzo a pasear por la habitación, observo a las chicas. Perdonen pero estamos aquí para aprender los principios de la lucha, ya han luchado alguna vez?. Pienso en la historia que contaron.

 Ademas de lo que esta en la historia?. Vuelvo a sonreír.

-Yo me refería a bailar.....- Digo encogiéndome de hombros - Ya vamos a tener tiempo de luchar en el entrenamiento. Y prometo no ponértelo fácil. - Le guiño un ojo.

-¿Tu has tenido algún entrenamiento físico antes?- Le pregunto a la chica. 

Nada... Pero seguro aprendo rápido. Joseph no se puede haber llevado todo el talento para el combate, ¿no? - dice riendo.

 Disculpen lo que pasa que nunca he bailado en mi vida. Mira el piso y juega con sus manos. De hecho no he podido hacer nada de lo que hacen las personas normales. Y sonrío

Una sonrisa pícara se extiende sobre mi rostro y miro a Alessandra. 

-¿Me ayudas? - Le digo en tono de complicidad. - Creo que podemos mostrarle como sacudirse un poco. ¿No? 

Me acerco a Dimitri y quedo frente a él.

-¿Me permites?- Y antes de que pueda decir nada le desprendo el saco del traje y lo dejo caer al suelo. Sigo con su chaleco y le saco la camisa de dentro de los pantalones. -Ahora si, no te puedes mover en ese traje de pingüino, te queda mono -Le digo mientras le acaricio el cuello y termino aflojando su corbata. 

Me alejo y pongo otra canción.

Y comienzo a saltar y sacudir la cabeza. Es que no hay nada más liberador que dejarse llevar por el rock.

Era justo en momentos como ese que se arrepentía de haber vendido su amado bajo para poder viajar. Debería haberse vendido ella antes que a su instrumento, y así podría estar dándoles un concierto. Mientras se Oriel pone la siguiente canción, ella le susurra a Dimitri.

Solo síguenos. - murmura mientras le guiña el ojo.

En cuanto la banda de Ville Valo comienza a sonar, ella suelta su cabello y mueve su cuerpo y cabeza al ritmo de la música, saltando alrededor.

 Las miro y luego quedo con una mirada extraña, esto era bailar en este tiempo. Sinceramente algo había cambiado y mas cuando me guiña un ojo Alessandra. Miro a mi ama sacandome la ropa aunque todabía no era algo oficial, necesitaba pruebas de poder servir a una chica. Entonces solo las sigo.

  Me gusta como es esto. Comienzo a mover la cabeza y saltar como las chicas intentando buscar alguna relación con la musica pero bueno, aunque luego me tropiezo conmigo mismo ya que no estaba familiarizado con esto. Creo que todavía no le agarre la mano.

Nos movemos al ritmo de la múscia y me dejo reir. Esto si era divertido. Ya me sentía mucho mejor, pero veo que aún Dimka no lo siente. Me acerco a él y le digo. 

-¿Qué pasa? no sientes nada aquí- Le digo poniendo mi mano sobre su pecho y luego bajo lentamente hacia su vientre -¿O aquí? - Le sonrío con lascivia y me alejo bailando. 

La lista de reproducción sigue su curso y la canción cambia. Eso me da una idea. 

Me acerco a Alessandra y me pongo a bailar cerca de ella mientas los primeros acordes suenan. Me acerco a su oído y le digo.

-¿Te diviertes? - Mientras sigo bailando ahora un poco más sugestiva. La música a veces me distiende de más. Luego me vuelvo a acercar para susurrar algo que sólo ella escuche.   

Eres preciosa. Espero que podamos ser buenas amigas. 

Asiente a la primera pregunta, aún bailando divertida, aunque un poco distraída por los movimientos felinos de la chica. Distraída, sin embargo, es decir poco cuando escucha el susurro en su oído. Inmediatamente se sonroja por el cumplido y la mira sonriendo coqueta.

Si fuese por mi, podemos ser lo que quieras... 

Tras unos segundos que parecen una hermosa eternidad, vuelve su atención al chico. 

¡Vamos, suéltate un poco! ¡Siente la música! ¡Solo salta, cabecea, grita, baila!

 Comienzo a moverme de nuevo copiando a las chicas y luego paro para mirarlas. Creo que para mi lo he logrado bastante bien. Luego las veo bailar y algo en mi vuelve en si, un deseo oculto algo que estaba en mi mente y que mi señora me obligaba hacer. 

 Me inclino un poco al piso y luego me levanto para sonreír. Perdonen... Ahora si que siga la fiesta. Tomo mi corbata la cual poseo un poco mas floja y con ella atraigo a Oriel. Creo que te debo una.

 Rapidamente te tomo de la cintura y te inclino hacia atras mientras una mano sube por la pierna , luego te miro a los ojos y te hago volver a la pose inicial y sigo moviendome.