Río con voz ronca y profunda.
- Si, hace unos días que llegaron por aquí un grupo de dos muchachos y una joven. Mlu, creo recordar que se llamaba. Gracias a ella les perdoné la vida. - Me encorvo un poco para acercarme a Rongar. - Mlu conoce a Troll Liebre. Y les mandé en una misión importante. Deben de convencer a Troll Liebre para que venga y apague el fuego. Sólo él es capaz de hacerlo.
Ahora, me pongo más triste al hablar de mi hija.
- También les dije que si veían a mi hija, una gran guerrera, que la guiasen hasta aquí. Se fue sola para intentar buscar a Troll Liebre, y temo por su vida. Es una gran guerrera, - vuelvo a decir, - pero sólo ha practicado conmigo. Nunca ha tenía un combate de verdad.
Tras oír al Rey Muy, mis orejas y mis cejas se levantaron rápidamente. Algo me decía que no habíamos hecho nada bien en matar a aquella muchacha.
Sin saber lo que el conejito decía, pensó lo mismo, pero era algo ya hecho y pasado. Ya no le dio importancia a ello, y tenían que ayudar a la hija, que si sería importante para él viejo liebre.
- Vimos a la muchacha, pero salió corriendo tras un metamorfo que cambia de forma y nos acompañaba medio prisionero. Está herido. Ella está perfectamente y la hemos visto pelear. Es muy buena, pero ... demasiado arrojada. Demasiado valor y poco comedida.
- Tiene el valor de su padre. Yo soy el discípulo número dos del Troll Liebre. ¡Si que ha pasado tiempo, si...!
Doy una palmada fuerte con mi puño.
- Pero... no podemos entretenernos recordando viejos tiempos. Debo pedirte un favor. Es que me ha llegado el rumor de que los caminos que llevan a mi castillo, por los cuales habéis atravesado y se anda perdida mi hija, se han vuelto muy peligrosos. ¿No podríais volver a buscar a mi hija?
En mis ojos hay súplica. Estaba preocupado por mi hija. No quería que nada malo le pasase.
- Voy. Dijo sin dudar. Además, ya era lo que tenía intención de hacer. Se giró a Magim y le preguntó: - ¿Quieres venir? Sabía que tenía demasiado calor, y que esto le haría sufrir más que otra cosa, pero ... por eso, por no forzarle le preguntó. - No es necesario que sufras más de lo necesario por el calor.
Levanto mis cejas y mis orejas.
- Tengo ganas de desaparecer de este lugar. El calor me está matando. Además, si esa niña, - miro de manera cómplice a Rongar, para que el Rey Muy no nos entienda, - ha encontrado al polimorfo... - no sabía como decirlo y mis ojos bailaron en busca de la palabra. - Bueno, es posible que al no encontrarnos, haya seguido su camino hacia la casa de Troll Liebre. Así que me encantaría salir de aquí a un lugar más húmedo y fresco, como la costa donde vive el anciano.
- Perfecto.
Doy una palmada fuerte en el aire.
- Espero que pronto llegue ese grupo de aventureros que también decidieron ayudarme, y sobretodo que vengan con Troll Liebre. Si los veis por el camino y han encontrado a mi hija, acompañarlos amablemente hacia aquí. Seréis bien recompensados.
- No se hable más. Y partimos en post de la guerrera.
Mientras, por dentro, refunfuñaba, maldiciendo al puñetero Nolo por escapar de esa manera tan idiota, cobarde e inconsciente. - Tenía que haber dejado a los pueblerinos que lo ajusticiaran. Eso me pasar por intentar cuidar de él.
Yo no le cambiaría nada a la partida. A mi me está gustando.
Una vez alejados de la calor de la montaña. Aunque todavía me faltaba el aire, y el poco que respiraba, tenía ese sabor a azufre que me ardía por dentro. Pero podía moverme más, y se notaba en mis movimientos impulsivos. Rongar no podía saber las ganas que tenía de desaparecer de allí. Pero teníamos que buscar a la niña perdida.
- Rongar, - llamé su atención, - ¿donde la buscamos? Sabemos que se dirigía a ver a Troll Liebre, pero que nosotros la paramos y le dimos la orden de coger a Nolo. Quizás no esté buscando.
Ok, gracias. Seguimos entonces. Jejeje
Pues..., se mesó una barbilla imberbe, ¿....y si les olfateamos? Seguro que si no detectamos el rastro de uno, igual el del otro .... ?
Levanté la cabeza como un respingo.
- ¡Claro! Pero lo suyo sería empezar donde se nos perdió de vista. Justo donde murió Mlu.
- Perfecto. Tienes razón. Lo felicitó el muchacho. Realmente estaba pensando lo mismo, y no estaban lejos de allí. Y lo animó: - ¡Vamos!
Sonriendo por los ánimos de Rongar, y también por alejarme más aún de aquella montaña de fuego, me encamino hacia donde habíamos dejado a Mlu muerta.
Tardamos poco en llegar. Y allí seguía su cuerpo, tal y como lo dejamos. Sin mediar palabra, me dispongo a oler y rastrear todo lo que hay cerca, para encontrar el rastro de la hija del Rey.
Tras más de veinte minutos, levanto mi cabeza del suelo de forma rápida.
- ¡Lo tengo!
- Eres una fiera. Lo animó. - Vamos a seguirlo. Ahora dependía totalmente de él. De sus habilidades y sentidos.
Volví a agachar mi cabeza, y con movimientos rápidos, olfateé el suelo, reconociendo el olor de aquella chica, y sobre todo, el olor de Nolo. Los dos olores se mezclaban en el camino. Así que empecé a seguirlos con rapidez.
Tras varios minutos siguiendo el rastro, llego a un lugar, fuera del camino principal, donde pocos árboles adornan la desolada imagen. Allí levanto mi cabeza y miro a Rongar. Por un momento temí que no estuviera conmigo. Pero no, seguía pegado a mi. Me había abstraído tanto en mi seguimiento...
- Aquí hay varios olores que se mezclan. Están el de Nolo y Hcih. Pero reconozco dos más que no identifico. Es más, aquí, el olor a sangre de Nolo, desaparece.
- Igual se lo ha comido un dragón. Bromeó. Pero ya tarde, se dio cuenta que podía acojonar a su amiguito. - Que tonto soy. Enseguida cambió de tema y le preguntó: - Estoy temiendo a los dos amigos de Mlu ... y lo que me interesa el la otra chica. Aclaró: - La hija del rey este. Hizo un gesto hacia atrás, como señalando a su espalda y suspiró: - ¿Podemos seguir el rastro de ella?
Encojo el rostro al pensar en un dragón.
- ¡Claro que puedo seguir el rastro de Hcih!
Agacho la cabeza y lo sigo durante un par de metros. Y de repente, mi rostro refleja un terror indescriptible. La teoría del Dragón cogía fuerza. Delante de mis ojos había desaparecido el rastro, y no sólo eso, sino que la tierra estaba movida, como si algo hubiera caído del cielo y se hubiese levantado de nuevo.
Miro hacia Rongar, asustado.
- ¡Un Dragón!
- ¿Dónde? Enseguida se puso alerta, asiendo el palo-lanza y mirando hacia arriba muy preocupado. Miró en todas direcciones y dudó al no ver nada. - ¿ME HA DEVUELTO LA BROMA? QUE CABRÓN ... muy buena.
- ¡No! Sólo digo que la teoría del Dragón puede ser cierta. ¡Mira el suelo! Han desaparecido sus huellas y su olor de repente. Y todo está como movido de su sitio. Como si un aleteo de unas grandes alas haya hecho moverse toda la tierra.
- Joder. Su protesta silenciosa fue acompañada de una patada con el talón, de frustración, al suelo.
Luego tras un momento de mirar en todas direcciones pensó y se le ocurrí algo: - Las alas hubieran removido hojas y como mucho ramas, pero no la tierra. Esto parece más picado o cavado que ... "aleteado". Y propuso: - Busquemos fuera del perímetro de la tierra esta removida. Además, estarían las huellas de un ser tan pesado. Y si les hubiera cazado en pasadas, no habría casi nada removido. Impresionan y mueve aire un bicho tan grande, pero ... no es un huracán.
¿No te habré dado ideas, verdad?