Partida Rol por web

El Troll Liebre tiró el Abanico Mágico. La única cosa que podía apagar el fuego.. pero, para compensar, ha venido él mismo dispuesto a apagarlo con su poder, y ha puesto una condición para hacerlo.

Recuperado del viaje. Me apoyo el peso sobre mi bastón, y mi otra mano la pongo sobre mi espalda. Miro atentamente la Montaña en llamas y el castillo en lo alto.

- Vaya, vaya... éste es el Monte Apyr... ¡Que incendio!

Me giro hacia el Rey.

- Oye... ¡...Muy! ¿Sabes que tienes muy mala fama? He oído decir que matas a la gente para defender tus tesoros.

Cuando Troll Liebre me llama, me giro hacia él sobresaltado.

- ¡Si, señor!

En cuanto me dice las leyendas que corren sobre mi, no puedo otra cosa que reír nervioso. Pero la mirada de Troll Liebre me hace callar y arrodillarme.

- ¡..Si, sí! Estoy avergonzado. ¡He sido demasiado codicioso! ¡Pero ya no! ¡Si apaga el fuego, tiraré mis tesoros!

-Por favor, Troll Liebre, apague el fuego...

- Tampoco hay que tirarlos, sería una lástima.

Sin girarme hacia Uriel, le contesto. Permaneciendo mi mirada fija en la montaña.

- Sería bochornoso que yo no pudiera apagar un fuego como este.

Tras un segundo, giro mi cabeza hacia él, y le llamo la ateción.

- ¡Psst! ¡Psst! ¿Y la condición? ¡Ejem! ¡Ejem! - Toso mientras hablo con él para disimular.

Me asombro de ver a un hombre tan grande y con un alto cargo como Rey, arrodillarse ante un viejo y pedir perdón. Y no solo lo pienso, sino que las palabras salen de mi garganta sin pensarlo.

- ¡Increíble! Muy está pidiendo perdón...

-Sobre eso...-le susurro al viejo, -creo que vamos a tener que buscar otra forma de solucionarlo porque...-me repugna que ese viejo piense en ver a Mlu, sobre todo ahora que está muerta, pero a pesar de mi aplomo y decisión, apenas puedo articular palabra-Mlu...Mlu...Nosotros fuimos...y ella...-no soy capaz de decirlo, pero al ver la expectación del viejo una especie de ira sube por mi cuerpo y al final se lo acabo diciendo-ella está muerta. Según veníamos un desconocido nos atacó y...ahora su cuerpo yace en el camino -al decir eso me doy cuenta de que hemos dejado a Mlu atrás, sin enterrar, a merced de los carroñeros y saqueadores, por lo que olvidando al viejo Troll Liebre, me giro hacia el Rey Muy. -Gran Rey Muy -digo con la cabeza gacha-necesito pedirle algo...Según veníamos aquí fuimos atacados y Mlu...la mujer que venía con nosotros...fue asesinada. Para salvar nuestras vidas tuvimos que dejar su cadáver atrás, pero me gustaría recuperarlo y darle una sepultura como se merece..¿tiene algún caballo o algún medio de transporte que me ayude a ir más rápido?

Me levanto de la forma más rápida y elegante que mi gran cuerpo me permite. La noticia de la muerte de una compañero del grupo me entristece. aunque sólo la haya visto una vez. Seguro que era una gran persona. Cabizbajo, asiento con la cabeza.

- Si, tengo un par de caballos que os puedo dejar para que vayáis en su búsqueda.

Me rodeo sobre mi mismo y pego un chiflido con mi mano derecha en mi boca, para prolongar el sonido. Rápidamente aparecen dos caballos al galope, que se paran delante de mí.

- Estos son los caballos de mi hija y míos. No me importaría dejar que os lo llevéis par buscar a vuestra amiga, - comento mientras acaricio la cabeza de mi caballo, - pero no tardéis mucho. Les tengo mucho cariño.

Mi gesto se vuelve serio. La noticia no ha podido venir en peor momento. Le hago un gesto a Uriel para que se tranquilice.

- Esta bien... esta bien, estas cosas suelen suceder. Me gustaría daros mi pésame.

Extiendo la mano para acompañarlo en el sentimiento. Tendré que pensar en otra hermosa mujer. En cuanto a apagar el fuego... bueno, ya que estoy aquí, lo tendré que apagar. Cuando Uriel me suelta la mano, pongo las dos sobre mi espalda y miro de nuevo el fuego. 

- ¡Vale! ¡Apagaré el fuego del monte!

Sigo ilusionada con este Troll Liebre. Lo miro con los ojos muy abiertos, esperando que en algún momento apague el fuego y pueda volver al castillo de mi padre. A mi hogar. Cuando se separa de Uriel y comenta que va a apagar el fuego, miro a mi padre.

- Parece que han llegado a un acuerdo. 

Miro a Cirem.

- ¿De que han hablado...? 

No me gustaba que andasen hablando con susurros. Había pasado demasiado como para volverme un paranoico. 

Me encojo de hombros. Ni lo se, ni me importa. El recuerdo de Mlu me dolía como un puñal clavado en mi pecho. Aguanté las lágrimas, al menos por ahora. 

-Bien, pues en lo que Troll Liebre apaga el fuego nosotros dos iremos a recoger el cuerpo de Mlu...Y si no es demasiada molestia, ¿podríais curar a Nolo? Fue herido por Rongar y hemos intentado curarle, pero nuestros medios son escasos -pido girándome hacia Nolo.

Las palabras de Troll Liebre me llenaron de alegría y esperanza. Me encogí sobre mi cuerpo disimuladamente y apreté mis puños.

- ¡Ay... que bien! ¡Muchísimas gracias!

Me giro hacia Uriel.

- No tenemos medios para curarlo. Pero si Troll Liebre consigue apagar el fuego, se podría quedar en el castillo hasta que se cure. No hay ningún problema. Allí si es posible que tengamos medios. Es más, en cuanto las noticias de que el Castillo ha vuelto a ser habitado por su Rey, acudirán a mi como moscas gente de toda índole, incluidos curanderos. Por lo que su vida aquí, debería de ser más fácil.

Me acerco a Troll Liebre para que acelere el proceso, mientras le suplico.

- ¡Por favor!

Miro a Hcih.

- ... Si, si...

Comienzo a quitarme el abrigo, para posteriormente, poner mi camisa de seda sobre el suelo, bien doblada encima de mi abrigo. 

- ...¡Bueno, allá voy...!

Agito mis brazos desnudos, y muevo mi cuerpo para entrar en calor. Desgraciadamente, con los años, se ha vuelto débil, delgado y sin apenas músculos. A pesar de ello, miro a Cirem.

- ¿... verdad que me mantengo bien?

Me acerco un poco más a la falda de la montaña, aunque lejana, la tenemos suficientemente cerca como para impedir que nos podamos acercar mucho más. Su calor es insoportable.

- ¡Allá voy! ¡Uuuuf! ¡Ahy... ay que calor tengo!

Miro hacia mis espectadores.

- ...Y ahora... ¡... Vamos allá!

Respiro hondo, muy profundamente, mientras hago ruido con mi garganta.

Vuelvo a preguntarme si de verdad aquél anciano podrá apagar el fuego. Me cruzo de brazos mientras veo su escena, y cuando me pregunta si se mantiene bien, no puedo contestar otra cosa que...

- Si, si

Aquella escena me parecía totalmente fuera de lugar y absurda.

La idea de quedarme en el castillo hasta curarme, me parecía buena idea. Ese Rey desconocía mi pasado, y bueno, el grupo con el que había venido, le estaba ayudando a volver a su castillo. No era mala la situación por una vez en mucho tiempo.

- Me parece una buena idea.

Admití. Luego miré a Troll Liebre y su espectáculo. Me recordaba a mi cuando me transformaba en alguien y quería dar bombo a la interpretación del personaje. Por lo que me asaltó la duda. ¿Será un falsante como yo? Miré la montaña de fuego.

- No creo que pueda.

Admití.

Miro a Cirem y me encojo de hombros, no tenemos tiempo que perder, quiero recuperar el cuerpo de Mlu y darle una sepultura digna. A pesar de ser un ladrón nunca he sido un asesino y los muertos para mí son sagrados, aunque esos muertos sean una muchacha alocada que me ha dado más problemas que otra cosa.

-Vamos Cire, démonos prisa, no quiero que nadie saquee el cuerpo de Mlu -mientras hablo, monto en el caballo dispuesto a ir en busca del caballo de Mlu.

- Es lo mejor.

Me subo al otro caballo, y salgo por delante de Uriel, a toda prisa.

- Vamos, Uriel.