Cuando Bedwyr se despierta y entra en el salón de la casa, no me doy cuenta, estoy meditando en medio del salón, con un cojín sobre mis rodillas, con los ojos cerrados, susurrando.
- Uno, dos, uno, dos. - Respiro. - Venga, uno, dos... ...uno, dos... - Respiro. - ...Eso es, uno, dos...
Cuando entro al salón y veo al anciano realizando sus ejercicios noto que no se ha dado cuenta de mi presencia y continúa a lo suyo. Se me hace un poco incómodo el quedarme mirando hasta que termine o irme sin más, por lo que opto por saludar.
-hum Hummr -carraspeo- Buenos días señor. Veo que ha recuperado la energía. ¿Quiere que avise a Dna para que prepare el desayuno?
Abro los ojos y miro a Bedwyr en silencio. Un par de minutos mirándolo.
- Vaya... ¿Eres tú? - respiro tranquilo. - Me has asustado. - Vuelvo a respirar. - Espera un momento. - Digo levantando la mano, para posteriormente volver a cerrar los ojos y seguir susurrando. - ¡Venga! Uno, dos, uno, dos.
Al ver que el viejo Troll liebre continua con sus ejercicios y al parecer no va a hacernos nada hasta que los termine, me dirijo a ver si Dna se ha levantado ya e interesarme por como ha pasado la noche.
Perdona por la tardanza, pero los fines de semana son para la familia y no leo hasta el lunes.
Respiro fuerte cuando abro los ojos y golpe mis rodillas.
- Bueno. Hasta la semana que viene. Ja, ja. - Me río contento. - Ha estado bien.
Me incorporo y estiro mi espalda, apoyando mis manos sobre ella y curvando mi cuerpo hacia atrás.
- Bueno... vamos a ver.
Y me dirijo ha la cocina.
Si, no te preocupes. Los fines de semana no respondo yo a las partidas tampoco. Jejeje. Te he enviado el mensaje porque los lunes hago un pequeño recordatorio a unos pocos jugadores.
Veo que Bedwyr entra en la cocina. Acabo de llegar y quizás me haya oído. Sonrío cuando entra. Me parece curioso el oído que tiene, sabe siempre donde estoy. Lo miro.
- Estoy preparando el desayuno. Leche, panceta y zanahorias.
- Perfecto para empezar el día con energias. Además el viejo Troll Liebre se está ejercitando, así que el mas bien va a recuperar la vitalidad con eso que preparas. ¿Has descansado? -me intereso por el estado de Dnu. Si anteriormente ha estado practicamente viviendo en la calle, una cama debe de ser muy confortable.
Entro en la cocina justo cuando Dnuaba abre la despensa. Mis expresión de felicidad se cambia dramáticamente al ver el estado de la despensa.
- Pe... pero si está vacía. Os lo habéis comido todo. Incluso la manteca. ¡La comida de todo un mes. ¿Que habéis venido a hacer aquí en realidad?
Mi pregunta era fruto de mi indignación. Había dejado mi despensa lleva y cuando he vuelto de viaje, me encuentro con que se lo han comido todo.
Ante la entrada de Troll Liebre no puedo hacer otra cosa que mirar a Dnu con cara de asombro y desconocimiento, ya que no sé de que está hablando y espero que ella tenga alguna respuesta para darle, ya que la mia no sería nada mas allá de un "no se".
Dejo de preparar el desayuno y miro a Bedwyr, que también me mira a mi con cara de espanto. Entrecierro las cejas asustado y preocupada.
- ...Me ha traído Bedwyr aquí porque usted necesitaba alguien que cuidara del hogar... para algo así como un entrenamiento.
Me sorprendo antes las palabras de la joven. Mis hombros caen hacia adelante y mi mirada se dirige al hombre.
- ¿Que entrenamiento? - De repente empiezo a recordar. - Ah, si, si... - Me froto la barba pensativo. - ¡Vaya! Que bien...
Y me siento en la mesa para que la joven me ponga el desayuno.
Me siento cerca de Troll Liebre a esperar también el desayuno y le comento.
- Bien señor, ¿cuándo está previsto que empecemos con el entrenamiento? Ya estoy ansioso.
Y por la casa no se preocupe, Dnu tiene mi confianza y seguro que mantiene su casa de tal forma que dará gusto descansar en el.
Cuando Dnubaga nos sirve el desayuno, comienzo a comer, mientras comento con mi nuevo alumno.
- Mi entrenamiento es muy estricto.
Me giro hacia Bedwyr y me río alegre.
- Entiendo que quieres ser más fuerte que yo. - Luego me pongo serio. - Pero... antes tendré que atender mis necesidades físicas en la playa.
Cuando termino de poner el desayuno a los dos hombres, me siento a la mesa con ellos para desayunar.
- ¡Vaya! Este un lugar precioso. -Intento ser simpática y quitar un poco de tensión a la conversación que a mi parecer, se está yendo por unos caminos que no entendía.
- ¿Cuando debo estar listo para comenzar entonces? No quiero ser grosero, pero, ¿hay algo que pueda ir haciendo mientras?
Miro avergonzado a Bedwyr.
- Terminaré en seguida. Espérame en la puerta de la casa. Y no seas tonto, me haces quedar en ridículo.
Y miro de reojo a Dnubaga. Termino mi desayuno y salgo a la playa a vaciar mis intestinos.
Tras sus palabras me marcho a la puerta y me siento a esperar su vuelta.
Cuando termino de mis necesidades, acudo a donde está Bedwyr. Me sitúo a su lado y le pregunto intrigado.
- Supongo que esta chica será buena. A ver... no quiero problemas en mi casa.
- Dnu cuenta con mi total confianza y yo personalmente respondo por ella. Sé que lo hará bien.
Asiento con la cabeza, mirando al mar. Tranquilo.
- Lo has hecho muy bien. Bien. Bien. Te cogeré como discípulo.
En ese momento aparece Dunaba por la puerta, barriendo la entrada. La miro mientras me pongo las manos sobre mi espalda.
- ¿Que te parece? ¿Quieres aprender tú también a combatir?