Partida Rol por web

Rurik vuelve a conjurar cuatro proyectiles de fuerza que dirige hábilmente hacia la bestia de Gnaragg.

Rurik no necesitó ni apuntar con su magia. El mago sabía que a poco que se concentrase, acertaría a su objetivo.

La bestia parecía bastante herida, pero dispuesta a seguir dando guerra.

Groac'h avanza hasta ponerse detrás de  Gulgram, con la espectativa de dañar a la criatura con su conjuro. No quitaba la vista, sin embargo, de su compañero Soren, que después tendría que curar sin falta, pero el clérigo esperaba que esta acción fuera suficiente para terminar con ese ser monstruoso. Al acercarse, no puede evitar lanzarle el hacha de mano, con más rabia que puntería.

Soren volvió a cargar una flecha en su arco, respiró hondo centrando el pulso y disparó.

A pesar de que Groac'h no logra acertar con su hacha al tener que evitar impactar a alguno de sus compañeros, Soren afina la puntería desde la retaguardia, aprovechando éste que la criatura había dejado de titilar.

La bestia parecía muy malherida pero incansable. Tratando de reponerse para contraatacar

Groac'h se posicionó tras Gulgram sin recordar que su conjuro podría afectar a Soren.

A pesar de que Groac'h no logra acertar con su hacha al tener que evitar impactar a alguno de sus compañeros, Soren afina la puntería desde la retaguardia, aprovechando éste que la criatura había dejado de titilar. 

Echando pestes del conjuro de su compañero, que estaba mermando sus fuerzas, Soren se congratulaba de su gran disparo.

La bestia parecía muy malherida pero incansable. Tratando de reponerse para contraatacar, recibió el impacto de los espíritus guardianes de Groac'h y ese fue su final.

Todo había terminado... 

¿O no? Pensó.

Cansado, una de sus rodillas tocó el suelo y con los ojos cerrados intentó que su respiración y sus potentes latidos menguaran. 

- Está hecho - Dijo más para sí que para sus compañeros, con el mismo tono calmado de voz, continuó hablando - Deberíamos salir de esta madriguera del mal. Nos hemos ganado un buen descanso.

Lentamente se levantó y miró a sus compañeros a la espera de una respuesta. Si querían seguir derramando sangre, su propia y belicosa sangre de enano haría que no se opusiera a ello.

-¡Bravo, nenicos!--exclamó Rurik cuando aquella bestia parda mordió por fin el polvo--¿Veis como sí? Anda que no.

Luego el abjurador enano recogió sus cosas y se puso a limpiarse el polvo de la túnica al tiempo que sugería lo siguiente:

-Habrá que cercernar la cabecica del perro, que no la del gato, para demostrar que hemos cumplido la misión. ¿Algún voluntario, Orsik?

Soren respiraba pesadamente, a causa de las heridas y el cansancio, pero pronto asomó una mueca de satisfacción en su rostro.

-Eso es. Descabecemos al sucio chucho y larguémonos de aquí. Mientras tanto, voy a registrar su cuerpo. Nunca hay que despreciar un posible botín de guerra.

El ladrón se acercó al cuerpo del gnoll para comprobar sus pertenencias y armas. Si había cualquier cosa que le llamase especialmente la atención, arramblaría con ello.

Mientras estáis cercenando la cabeza de Gnaragg os dais cuenta de que su escudo debía ser mágico.

Después de lidiar con Gnaragg, el Rey Sabueso, regresáis triunfadores al campamento del Príncipe Thrommel  para informar de vuestra exitosa misión.