Partida Rol por web

Me refería, NO a talarlos, sino a buscar algún árbol caído, pero que no importa. Ya te dije dónde me coloco. 

Orsik habla tras escuchar a sus compañeros.

—Exacto, como bien habéis dicho lo ideal sería que pudiésemos detener el carro entre las dos rocas y asaltarlo allí desde una posición elevada, pero no tenemos mucho tiempo..— sigue hablando el guerrero mientras piensa qué hacer —..los que ataquen a distancia deberían colocarse en una posición estratégica. Yo por mi parte voy a a subir a esa roca..— señala la parte que mide 10 pies de altura —..los esperaré agachado y saltaré encima del carro cuando pasen por debajo. Si algún lanzador de conjuros tiene algún hechizo que pueda hacer detener, o frenar la marcha del carro y su escolta, sería mucho mejor.— 

A continuación se coloca su escudo, coge su hacha —¡Preparaos! como bien ha dicho Gulgram, no pueden escapar.— y acto seguido se encamina hacia lo alto de la roca.

Groac'h no tenía claro dónde ponerse. Había que parar el transporte como fuera. Si pudieran tirar esa piedra a tiempo...

—Hay que parar al dichoso liche. Cómo lo vamos a hacer. Alguien se tiene que quedar aquí abajo. Yo estoy dispuesto a ello. Liquidar a la montura o al jinete o a los dos. Lo que sea con tal de pararlo.

-Oye, ¿y por qué no utilizamos a los jamelgos como barricada improvisada?-propone el enano abjurador a sus compadres--No sabemos a siensia sierta de cuánto tiempo disponemos y puede que el sarnacho llegue antes de que talemos y coloquemos como toca los madericos. Pero igual sí nos da para atar los caballicos de tal modo que le sea complicado evitar la emboscada.

Rurik se queda sonriendo al grupo mientras se lleva un dedo a la sien para recordarles quién es el cerebro de la comitiva.

—Me parece bien lo de los caballos. Total, el objetivo es detenerlo. Ellos son soldados como el que más —sentencia Groac'h.

—Me colocaré cerca para atacar las ruedas, en cualquier caso. De ese modo inutilizaremos el vehículo.

El repiqueteo de cascos presagia la llegada de un carruaje negro tirado por dos caballos esqueléticos. Los caballos ralentizan su avance a medida que se acercan a la roca hendida. Dos guardias, de carne gris y marchita, agarran las riendas mientras dos más se aferran a los peldaños de la parte trasera del carruaje.

Mientras el carruaje avanza lentamente, los guardias no muertos parecen estar atentos, tal vez sintiendo que algo anda mal. Las cortinas negras que cubren las ventanillas del carruaje permanecen corridas.

Soren aguantó la respiración mientras tensaba el arco.

Groac'h sostiene la ballesta con fuerza a la espera de la llegada del carromato y se aposta lo más pegado posible a la zona sombría que parapeta la piedra.