Partida Rol por web

-Lo haremos yo y Igrith, ya que parece que, junto a ti, somos los que más energía conservamos. Estamos acostumbrados a dormir poco y a hacer mucho ejercicio, y nos acostumbramos fácilmente a la oscuridad, así que podréis descansar tranquilos. -Dice el chico, orgulloso de su capacidad física. 

Encuentra al lado del lago unos arbolitos cuyas ramas pueden servir para colocar su capa a modo de cortina para que no puedan ver nada así que desabrocha la capa y la coloca en las ramas para que tape la visión que se pueda tener desde el lado del campamento... coge la mochila y la coloca ahí también, saca algunas cosas de su interior, no tiene mucho sentido el cambiarse de ropa si van a tener que dormir en el suelo y mañana van a tener que caminar más, así que decide que se pondrá el mismo vestido que lleva y ya lo lavará cuando lleguen a su destino y tengan que esperar a Dragomir.

Se acerca al lago antes de nada e introduce en el agua las manos en forma de cuenco para beber un poco y ver si está perfecta para darse un baño refrescante y relajante. Una vez hecho se levanta y se despoja de la ropa para dejarla a un lado bien doblada para poder ponérsela luego. Echa en falta el no haber traído una toalla, pero no están en un viaje de placer así que eso es un lujo innecesario que habría ocupado el sitio de otras cosas más importantes y habría hecho la carga aun más pesada.

Entra en el lago poco a poco y se sumerge en el agua completamente hasta que debe coger aire, luego se queda disfrutando del agua.

La noche pasa con tranquilidad, aunque algo fría. El sol del amanecer, los grillos y el rocío de la madrugada despiertan al grupo con tranquilidad.

Sin embargo, el primero en levantarse descubre a Zoriak tiritando, con un tono azulado. El druida, acostumbrado a la calidez del bosque y de su refugio ha confiado en su buen estado físico, pero la noche en taparrabos en la planicie lo ha afectado seriamente. A su lado, el tigre ha dejado dos conejos, uno de ellos a medio comer, y se acurruca a su lado para darle calor. 

Kalahad se despierta con la cabeza despejada, como acostumbra a hacer cada amenecer gracias a su disciplina rígida de estudio. Sin embargo, esta vez, los músculos le duelen más que de costumbre. Mientras se desespereza descubre con curiosidad a Zoriak

Sin alarma pero con volumen en su voz avisa al resto: 
- Chicos, despertaos, o un Troll-Mago de los Hielos nos ha atacado durante la noche o el señor de la jungla no ha calculado bien el consumo energético que necesitaba su cuerpo.

Después de despertarles, echa mano a su cetro y algo de hojarasca a la que añade la cola del conejo muerto. 

Necesito un conjuro de calor. No está muy oscuro ni tengo a mano grandes ingredientes pero para irradiar calor sobre su cuerpo debería bastar. Esto no es como conjurar un muro de fuego

Lothar despierta por el hediondo olor de la lengua de sukubo, quién tras escuchar las palabras de Kalahad despertó a su amo como cualquier can lo haría, lástima que el olor de la lengua de éste era tan repugnante que hasta un hombre sin olfato vomitaría por el asco. Por suerte el nigromante estaba acostumbrado a los olores de su compañero, sino hubiese sucumbido ante el horrible hedor con vómitos y maldiciones.

Había tenido un sueño placentero, al no haber sonidos perturbadores pudo dormir profundamente, soñar y salir de la desalmada realidad que estaba viviendo.

Se desperezó y observó a Kalahad junto al druida, que al parecer tiritaba de frío. Se levantó y caminó lentamente hasta llega a uno o dos metros del muchacho, observó al mago hacer y decir cosas extrañas, le causó tanta intriga que dejó de preocuparse por el hombre tirado para centrarse en las palabras de quien trataba de sacar la hipotermia.

"hmmm, interesante..." dijo mientras tomaba su pera con su mano y observaba al mago hacer su trabajo.

Kalahad se coloca al lado de Zoriak con su cetro y comienza a hablar en un idioma que nadie comprende, haciendo extraños símbolos con su mano libre. 

Donde juntó hierbas y la cola del conejo comienzan a surgir unas pequeñas chispas, que generan diminutas lenguas de fuego, casi imperceptibles, que queman las puntas de las hierbas, pero a los pocos segundos se apagan.

El recio muchacho ha conseguido dormir pese a que su conciencia le dictase estar alerta toda la noche. Mientras dormia, habia dejado su espada junto él lista para ser empuñada en caso de necesidad. Al incorporarse de su manta, se da cuenta de que Zoriak no ha encajado también como él la guardia. Menos mal que Kalahad siempre parece dispuesto a echar una mano, o dos.

Se pone en pie y se despereza, observa a Farah que aún sigue dormida. Se acerca a ella y le dice unas palabras para que despierte mientras la zarandea levemente tocando su brazo. -Despierta, despierta, es hora de desayunar. 

Fulgor relincha cuando ve acercarse al guerrero, éste le acaricia la frente. -Buenos dias Fulgor, ¿qué tal has pasado la noche? El caballo contesta con un resoplo frente a la cara de Crixor.  De las alforjas del equino extrae algunas provisiones ligeras y las reparte entre el grupo.

-Desayunemos algo para despertar el estómago y sigamos el camino. 

Se despierta por el alboroto ese que están montando. Normalmente se despierta con el alba, pero ayer fue un día demasiado cansado y aun nota que podría dormir más, hasta el mediodía o más, si Kalahad no les hubiese despertado diciendo que Zodiak, o señor de la jungla, se está congelando. Se levanta perezosamente y se frota los ojos con las manos para ver la escena... la verdad es que si que parece grave.

-¿A quién se le ocurre dormir así a la intemperie?

Y Kalahad parece fallar en su hechizo por calentarle. Se acerca a las brasas del fuego y observa si aun están lo suficientemente calientes... es posible que eso eche a perder su capa, pero si no lo hace quizá el fortachón no pase del amanecer.

-Vamos... apartad... que parece que solo podéis cortar con la magia -dice aun con sueño.  Se acerca y mira al tigre - Igrith, deberás ayudar a tu compañero a recuperar el calor pues tu pelaje hará que conserve el poco calor que le queda...

Se quita la capa, lo suficientemente grande para poder tapar a Zoriak a lo ancho, aunque queda un poco corta en cuanto a lo alto.

-Va, moveos... calentad piedras para que podamos ponerlas bajo la capa y que quede el calor en el interior. Igrith, aunque le moleste, ponte encima y no te muevas. No soy una experta en esto, solo espero que funcione.

Busca piedras mas o menos planas por los alrededores para poder calentarlas en las brasas y poder hacer una especie de sauna bajo la capa.

Farah se acerca al tigre y éste advierte que quiere ayudar al druida. Se toma un momento para frotar su frente contra sus piernas y ronronea, confirmando su anterior afinidad con la chica.

Zoriak parece ganar un poco de calor ya que parece dominar los temblores y recuperar el control de sus miembros.