Partida Rol por web

El protector de la Golondrina se agacha y empieza a observar la ropa, el suelo, y el cuerpo, se mueve con mucha delicadeza, dejando su vista arrastrar como si barriera, para no perder detalle, y aunque lo hace con una serenidad y una meticulosidad palpable, tarda sorprendentemente poco en levantarse.

Para cuando Ganikusi se pone en pie, ha llegado junto a ellos Deno.

- Compañeros protectores. Deno Saru para serviros.- Saludo feliz de poder charlar un poco con camaradas de sable, en vez de tener que dedicarme a mi concienzuda y silenciosa ronda continua cotidiana. Amo mi trabajo pero hay días en que poco más que cruzo sólo tres frases con el borracho de rigor o el niño travieso que ha llevado demasiado lejos su última intentona para comprobar la longitud de correa con la que cuenta, escudándose en su desconocimiento. Aparte no todos los días puedes comentar pareceres con un miembro del clan de las golondrinas, admirados héroes de nuestro pasado. Me pregunto si la reputación de buenos oradores de la que gozan se extiende a todos sus miembros. - Por todos los rumores que he oído esta mañana, esperaba encontrarme una estampa del infierno en nuestras calles, no una trifulca de cantina. Es una látima la pérdida de cualquier suspiro.- Comento observando la escena. - ¿Algo fuera de lo corriente en vuestras observaciones?

Cuando me veo interrumpido en mi conversación para escuchar el mensaje del hombre le hago una seña al comerciante de que nuestra conversación ha terminado y se aleje.
Una vez escucho el mensaje disimulo un gruñido de disconformidad, pues mi intención era ir a ver qué había pasado en la plaza del júbilo, sin embargo no descarto la posibilidad de que esté relacionado.
Asiento.
-¿Dónde puedo encontrar a dicho delegado?.-Digo con tono neutro.

Respondo a todos los saludos con una cortes reverencia. Gracias por la ayuda Sodoi, tan perspicaz como siempre Procedo a observar a los habitantes que tenemos alrededor, en busca de alguien cuyo comportamiento me resulte sospechoso. Extraño me resultaría que nadie del paisanaje haya visto nada. Algún testigo debe de haber.

Tras revisar todo a conciencia, me incorporo. El hecho de que estuviese abusando de mis ojos no me convertía en sordo, y mientras recorría con la vista cada uno de los detalles, escuchaba atento las palabras de los otros protectores.

-Me llamo Ganikusi Nakida, protector de la Golondrina, es un placer conoceros. Este hombre-digo señalando al cadáver- no murió en una simple reyerta. Si os fijáis bien aquí-digo señalando el cuello- tiene una fina perforación, y las ropas, parecen estar desordenadas y alborotadas, pero solo en ciertas partes, por ejemplo, aquí y aquí están perfectamente compuestas. Podríamos pensar en un robo, pero tiene la bolsa bien repleta. A este hombre le han asesinado, y me atrevería a añadir que le han sustraído algo. Un documento, quizás.

Tomo buena nota de todas las pistas recopiladas por Ganikusi mientras me agacho para continuar con la investigación.

Ya que Gaaru conoce el terreno y está tratando de dar con posibles testigos, procedo a revisar los ropajes del difunto, en busca de cualquier prueba que pueda servirnos para identificarlo o saber qué quehaceres pueden haberlo traido a este lugar.

-¿Alguno de los presentes conoce al caido?- Elevo la voz para ser escuchado por los curiosos y transeúntes de la plaza.

Comprendo - Escuchó impasible a la pareja que venía a denunciar el asalto. Un hombre asesinado en un local es una mala prensa del local. Ninguna persona de bien querría relacionarse con un local donde asesinaban a los clientes, o donde otros clientes podían ser presuntos asesinos. La mujer, temerosa había dicho que el hombre había asaltado en el local porque, legalmente, aquello era lo que había pasado. El hombre había específicado que fue en las escaleras porque le preocupaba el impacto en la clientela. Pero lo cierto es que no importaba demasiado el dónde, aunque era evidente que había sido en el local: las escaleras de acceso no dejaban de ser parte del local incluso aunque estuvieran en la vía pública. Lo cierto era que, al menos de momento, aquel parecía un dato irrelevante. Así pues, ha dicho que se saludaron antes de la agresión, ¿como si se hubiesen visto antes? - Al fin y al cabo había muchos tipos de saludo. - En su opinión, ¿el asaltante conocía a la víctima, es decir, al señor Figore? Notó que, en especial la mujer, estaba afectada y quiso reafirmar su decisión y tranquilizarla. Han hecho bien en acudir a la justicia. Nos haremos cargo a partir de ahora ¿Han denunciado ante algún protector que les haya acompañaso o han venido directamente aquí por ustedes mismos?. Haber acudido a un protector habría sido lo más lógico, dada la violencia de la agresión, además, el protector habría hecho las preguntas rutinarias. En caso contrario, él mismo debería hacerlas.

-En Palacio señor, espera poder reunirse con usted antes del mediodía. -el mensajero aclara la voz y añade -¿Desea enviar respuesta? o ¿se dirige hacía allí ahora mismo? -es evidente que hay cierta prisa al respecto y si te vas a demorar quieren saberlo, pero nadie puede exigir, salvo que un alto magistrado envíe la orden sellada, nada a un protector, solo solicitar.

-No ilustre magistrado, en cuanto lo vimos vinimos corriendo, no había ninguno en la plaza, y nos pareció correcto denunciarlo cuanto antes. -dice la mujer al magistrado con cara de preocupación, como si se hubiese dado cuenta de un gran error.

Hay un protector en la sala esperando con discreción para hablar con el magistrado.

En ese momento entra al palacio de justicia otro magistrado acompañado de un hombre que al parecer exige que se le atiendan sus derechos ...tando en una zona por la que yo estoy pagando una tasa abusiva... 

Asiento con gesto solemne, en verdad deberían haber confiado en algún protector, que habría resuelto las preguntas más inmediatas. Aquello era un impedimento, pero no insalvable. Sencillamente, el trabajo se apelotonaba.

En ese caso les requeriré algunos minutos más.

Se giró hacia aquel protector que esperaba audiencia, pues podía ser la respuesta a sus problemas.

Protector, dispense, ¿podría aproximarse? Me consta que trae un asunto a audiencia y también que estas personas requieren cierta atención. Me preguntaba si puede exponer su tema y asumir las cuestiones prioritarias que deben realizarse a los señores, o si prefiere esperar a que terminemos.

Ninguno de los observadores dice nada, murmullan entre ellos, pero ninguno dice nada

-El dueño de ese local lo vio creo -dice una voz al fondo.

-Llegó a la ciudad hace dos días, ha estado viniendo aquí a beber cerveza y a gastar dinero, seguro que era una deuda. dice otra voz.

-He oído que se propasó con una artista y que cuando esta le rechazó se le pusieron los ojos amarillos y brillantes y que tuvieron que echarle. Poco a poco el anonimato fue cubriendo voces que entonaban versiones descabelladas entre las que una dice que lo que le atacó era un sombrío.

Entre tanta gente se aproxima un hombre con las ropas perfectamente colocadas y de una calidad asombrosa

-Yo le conozco, era un amigo mío su nombre era Figore ¿Me permite acercarme? -lanza la pregunta al aire al no saber a quien dirigirla de los tres.

La casualidad ha querido que estén tratando con el magistrado el mismo caso sobre el que él ha venido a informarse. Justo cuando va a acercarse para intervenir, el magistrado repara en su presencia.

—Magistrado—le saludo con una reverencia y me presento—. Protector Karu Onekal. He escuchado rumores bastante absurdos sobre un asesinato cerca del distrito del júbilo, y pretendía que me esclareciera esa información. Si estas personas están relacionadas, puedo ocuparme del caso a partir de ahora.

La irrupción de un hombre alterado que habla con otro magistrado pone una mueca de tensión en el rostro de Karu, que se esfuerza en borrarla. Sus quejas parecen tratar de algo relativo a la zona alta, por lo que decide prestar atención para averiguar si está relacionado con el mismo caso.

Asiento satisfecho con la respuesta y con la conjura de la providencia. Aquel protector asumiría la tarea delegada, al menos su parte más rutinaria.

Protector Karu Onekal, la ciudad de Felu Keresui delega en sus hombros la búsqueda de respuestas en el caso del óbito del ciudadano Figore. Informará ante los magistrados locales y, específicamente ante el magistrado Dagio Nara, presente, de los avances del caso y de cualquier irregularidad a los edictos de la ley detectada durante su investigación. - Formulo con parsimonia y los habituales formalismos de la magistratura.

Por favor, tome diligencias.

Vuelvo a centrar mi atención en la pareja.

El protector tomará sus declaraciones. No escatimen en detalles tanto de los hechos, como del lugar y de los actores.

Me giro hacia el hombre ruidoso que parecía estar interponiendo una queja ante uno de mis compañeros de profesión atento por si debía participar de aquel aparente conflicto.

-Verá señor, regentamos una casa de flores, el señor Figore ha sido un cliente modélico desde que llegó por primera vez hace dos noches -dice el hombre -un muy buen cliente, esta mañana al abandonar el establecimiento se le ha acercado un hombre.

-Parecían conocerse por que se le ha acercado hablando, no he podido oír lo que decía, pero de repente le ha golpeado con un frasco de whisky en la cabeza -interrumpe la mujer nerviosa -y ha caído seco, el otro hombre se le acerco al suelo como sorprendido, pero en cuanto noto que le habíamos visto se fue a toda prisa. Yo pensaba que solo se había desmayado pero cuando me acerque vi que no respiraba. Ha sido horrible, ¿cómo puede alguien morir así?

-Deja de balbucear, señor Karu le ruego que esclarezca esto, la gente anda diciendo tonterías de demonios y cosas así, no habíamos visto antes al otro hombre, pero...

Parecen nerviosos, es algo evidente, pero de la forma que se espera en estos casos.

—Así se hará —responde al magistrado, y procede a escuchar la confusa declaración hasta que el hombre se interrumpe—. Pero... ¿qué? Es importante que no dejen de darme ningún detalle, aunque les parezca insignificante o confuso: Yo juzgaré lo que es relevante. En cuanto a los que han dicho hasta ahora... ¿He entendido mal, o el mismo sujeto que atacó al señor Figore se sorprendió de verlo en el suelo?

Detectáis ambos que no han sido del todo sinceros. Hay algo que ocultan, y tiene que ver con el donde y el como.

El otro magistrado sigue la discusión con el súbdito, que insiste en la importancia de imputar a su sospechoso de talar en las tierras que el está pagando. Al parecer no tiene testigos no vinculados y hay cierto historial de enemistad, muchas complicaciones.

La pareja ha estado inquieta, como si fueran conscientes de que algo no encaja y de que va a ser descubierto.