Partida Rol por web

Cuando vas a retirar la mano de repente notas que se aferra con fuerza y se abalanza sobre ti para darte un beso -No quiero pasar frío esta noche -el susurro tiene una nota de erotismo que despeja toda duda.

Dagime te mira con un toque de acritud -Al menos esta sagrada casa tendrá a alguien que la cuidará -la insinuación de compromiso te recorre el espinazo como una garra helada.

La noche es dulce, corta y caliente, no tiene nada de fría. Por la mañana te despierta un masaje suave.

-Es la primera vez que abandonas la ciudad en años -te dice con dulzura, evidentemente ayer comentaste algo al respecto -Ten cuidado, vas acompañado de gente muy peligrosa, y me apenaría mucho perder a un amigo tan versátil. Suelta una risita nerviosa pero cristalina como si la broma le hubiera hecho más gracia de la que se esperaba.

Al salir de la habitación Dagime te da un paquete de cuero que contiene tres frascos y dos empaquetados en papel. -Los líquidos son regenerantes de alta reactividad, ten cuidado con esos, no los uses salvo que sea cuestión urgente, los efectos indeseables son terribles pero no letales. Uno de los paquetes tiene ocho dosis de un polvo soluble en agua que es un potente somnífero, no lo uses para asuntos sucios es medicina de alta calidad, no deja a nadie seco en instantes, induce un sueño profundo y reparador, y el otro paquete contiene "sangre del río" una mezcla seca de antisépticos que pueden acabar con cualquier infección, pero que nadie se los tome ni se los meta en heridas internas, solo para cortes y raspones feos, evitará cualquier infección. Mucha suerte en el viaje zorro astuto, espero con ansias tu regreso, para que me cuentes la historia.

Ya cuando te estás yendo añade -Pero no se te ocurra volver sin café.

Cuando estás a punto de llegar a palacio te cruzas con la magistrado Ammatam.

-No la verdad, salvo habladurías varías. Pero si es por amenizar el tiempo mientras llega tu pimpollo, que sepas que un tal Taramo es de los que prefieren la anguila al bibalbo. -el tiempo que llevas con ellos te hace entender la referencia a la sexualidad del delegado, no es algo que esté mal visto ni perseguido, pero siempre se desconfía de quienes no tienen hijos, pues no hay nada que los obligue salvo el honor, y con la edad muchos dejan de creer que el honor sirva de algo.

Seguís conversando sobre vanalidades, aunque insistes en el nombre, pues ya ha salido antes haces horas, y bajo acusaciones muy feroces. Así descubres que es conocido por aquellos que prefieren a otros hombres por su facilidad para encontrar a quienes les hagan compañía.

Cuando estás terminando la cerveza, (no es una cerveza aguada, es prácticamente un puñado de cereales triturados) y los huevos aparece en la sala común Senca, enseguida cruzáis la vista, y muy educadamente se retira para que puedas actuar con normalidad. Definitivamente no es un simple herrero. Ves como se le acerca el jefe de sala y le habla, ante lo que se retira.

Al llegar hasta donde está Ammatam la encuentras terminando el desayuno junto a dos hombres, por educación y como aprendiste de tu madre esperas actuando como si hubieras ido por otras razones que nada tienen que ver con ella, para no incordiar. El jefe de sala te ve y se abalanza sobre ti -Buenos días señor, por favor permita que le ofrezca un poco de agua. -sabes que es una forma educada de pedirte que te presentes, intuyes que es por las armas, están cumpliendo toda legalidad, pero no dejan de ser evidentes, y la gente es recelosa de quienes entran armados, sobretodo cuando van tapadas, pues indica que no se es agente del rey.

Al despertar, recordé las mismas palabras del anciano con el que había hablado la noche anterior. Al final todo era parte de un todo, y nadie estaba a salvo. Aunque los problemas de una clase y otra no eran los mismos.

Preparé mis ropas, guardé mis armas donde correspondía y puse camino a donde me habían designado antes de la reunión, preguntandome que clase de gente me encontraría allí.

Pasé por el lugar de la reyerta por tercera vez, las dos primeras habían traído impresiones más que curiosas respecto de la ciudad y lo que parecía iba a ser mi nueva vida, caminaba andando, despacio aunque a buen ritmo, no me gustaba llegar tarde.

Al llegar, miré con detenimiento el edificio antes de entrar por la puerta, donde mantuve una posición relajada y ajena a todas las miradas que pudiera, aunque alguien decidió que era el momento de presentarme, era normal, por qué no iba a hacerlo.

Buenos días, Mi nombre es Senca, y estoy aquí por orden de la ilustre Ammatam, pero no la moleste innecesariamente, puedo esperar a que acabe su desayuno, es la comida más importante dicen. Mentira, la comida más importante era la que te repusiera fuerzas, fuera la hora que fuera, eso eran dichos de ricos cuyo trabajo no permitía cansarse de ninguna manera. Gente que en la forja rezaría por recuperar su antigua vida.

No necesito agua, gracias. Dije en tono educado, mirando si en algún lugar había un banco para sentarme y esperar. No quisiera ser un estorbo o acaparar la atención. Concluí aún con educación, Sin embargo, cuando la magistrado acabe sus quehaceres, si no fuera molestia podría decirle que me hallo aquí.

A veces se olvidaba de su carácter hasta que estaban en privado. Le arrancaron una genuina sonrisa. Consiguieron que se olvidara de sus preocupaciones por un instante.

- Sabéis que os aprecio, no me gustaría no ser vuestra amiga. - Dijo haciendo una sutil referencia a su mordaz lengüa. - Taramo...  que nombre mas curioso ¿De dónde es? ¿Y cómo es que a llegado a vuestros oídos tan jugosa información? - Coqueteo con las palabras entretenida sumiendose con ellos en aquel juego de rumores. Sin duda le pondrían tras la pista adecuada.

Tras escuchar sus explicaciones les dijo. 

- Tengo que atenderle, a no ser que le  queráis conocer, siempre le puedo hacer pasar, 6 ojos ven mas que 2.... - Les dijo aún en broma. Aunque no tenía ningún inconveniente en ello.

Acabó el desayuno y tras mirarse en un espejo y comprobar que no tenía nada en los dientes y acabar de inspeccionar cómo tenía los labios y su atuendo iría a recibirle en persona. A fin de cuentas era un héroe anónimo y no un criado, lo más parecido a un huesped que podía tener en aquel sitio.

Ammatam al final fue a buscarle, entreteniendo se lo justo. Le hizo una reverencia formal al acercarse y sonrió abiertamente.

- Sois demasiado educado, no hubiera sido molestia que os hubierais acercado, mis amigos muerden, pero no muy fuerte ¿O eso igual es solo a mí por caerles bien? ¿Queréis que os los presente? ¿Habéis desayunado? - Le ofreció con desenfado para quitar algo de tensión y formalidad al asunto, pero pese al tono distendido Senca pudo apreciar que aquel ofrecimiento iba en serio. 

No me dio tiempo a encontrar un asiento cusndo Ammatam apareció. 

Miré al hombre que me había pedido tan sutílmente una presentación, supongo que ya no es necesario. Dije y sin hacer esperar más de lo imprescindible a la magistrado me acerqué a ella.

He tomado algo en la posada. Muchas gracias. 

No tengo especial interés en nadie que no sea usted ilustre. Dije devolviendo la reverencia, no soy dado a las reuniones y demás muestras de diplomacia. Aunque eso ya lo sabe. Dije haciendo un intento de chanza, haciendo ver que en parte, yo también tenía sentido del humor. O al menos algo que se le parecía. 

Busqué la mesa más cercana y posé ahí mis armas, supongo que pueden esperar a que partamos. Miré a todos los compañeros de la magistrada, no conocía a nadie, y suponía que era normal.

Si no es indiscreción, ¿sabe algo del asaltante?, anoche un anciano hizo una declaración de lo más curiosa, parece que está ciudad es más segura para los viandantes que para los políticos. Dejé unos segundos, no tiene que responder, apenas me conoce supongo. 

Hay algo que pueda hacer por usted. Pregunté también, de ella dependía gran parte de mi futuro y realmente, parecía que aún obligada a las reuniones y demás pamplinas diplomáticas, quería lo mismo que yo, un lugar mejor. 

- Sé de vos, que no sois una persona común y por tanto no daré nada por sabido. - Le dijo sonriente. - También creo que puede ser un entusiasta idealista, y si se prueba ser eso, me gustará contarme entre sus amigos. - Añadió, seguía sonriendo, pero aquello lo decía muy en serio.

Se quedó pensando.

- No he averiguado nada más desde que nos separamos ayer de noche. - Reconoció Ammatam. - El anciano quiso escuchar mi juicio sobre de lo que había ocurrido y se quedó tranquilo con él, por lo que imagino que estaba de acuerdo con mi parecer. - Miró a Senca. - Algo me dice que la reunión de ayer se retomará donde se dejó y no tardaré en verme alejada de aquí para el requirimiento de Kelda, ahora hablabamos de un tal Taramo, un hombre capaz de conseguir compañías a quienes andan faltos de ellas.- Le dijo, si Senca reconocía el nombre del tal Taramo sabría por que le interesaba. Y que aquello no eran meros chismorreos.

- Quizá podamos hablar con los protectores para ver ellos en qué situación quedan. Pues todo fue muy precipitado y había algunas personalidades delante que no nos dejaron hablar con claridad. - Dijo refiriendo se a la dama Morome - Sé que ahora no lo parece, pero va a ser un día muy largo. Luego se arrepentirá de no haber parado a comer ahora algo y puede que no tengamos tiempo.- Volvió a insistir.

Supongo que soy un idealista ilustre Ammatam, poseo algo que mucha gente desconoce, la visión de haber estado en dos rangos diferentes de la sociedad, y también he tenido la capacidad de viajar a muchos lugares, donde abundan todo tipo de personas.

Al final, quizá el maestro tuviera más razón en sus palabras de lo que cualquiera pudiera admitir, nunca supe como lo hacía, pero parecía que la extraña magistrado que los dioses habían puesto ante mí era exactamente lo que buscaba en este viaje. Además, parecía poseer la extraña capacidad de ver a traves de la gente, lo había hecho con los prisioneros y ahora conmigo. Me honra con sus palabras, Quizá el idealismo del que habla tenga matices, pero solo viajo para conocer la verdad. Y, con un poco de suerte, conseguir encontrar un lugar en la sociedad donde sentirme cómodo. Hablaba de la posibilidad de ver la verdad, lejos de extrañas corruptelas que hacían del pueblo llano un objeto. En esta ciudad había encontrado todo tipo de cosas, protectores que protegen, magistrados que velan por la gente, y otros tantos políticos que priorizan unas palabras mientras los malhechores andaban sueltos.

Supongo que las cosas de palacio, Dejé el dicho a medio hacer, ante su negativa a nueva información, Yo debo decir que extraoficialmente, Comenté con clara sorna, pues no tenía ningún tipo de obligación oficial más allá de degollar a un hipotético asaltante que quisiera hacer daño a Ammatam. Decidí pasar antes de la posada por el lugar del crimen, buscando algún tipo de resquicio del resto del grupo, si es que existiera. Sin embargo no obtuve información alguna. Supongo que no soy un investigador.

Tras ofrecer lo que sabía, que básicamente era nada, oí distintos nombres, la dama Morome era esa mujer de la sala, no me importaba en exceso, como no lo hacían el resto de integrantes de la comitiva del no hacer nada. Tampoco me interesaba en exceso qué era lo que se hablaba en esos espacios cerrados, Ammatam contaría lo que creyera necesario y eso estab bien.

Temo que no conozco ese nombre, Taramo. Aunque si es menester saber quien es puedo enterarme. Abundan los rumores en las gentes, y el incidente de ayer ha provocado todo tipo de reuniones de gente, supongo que no hay mal que por bien no venga. Dije haciendo alusión a la capacidad de juntarse rápidamente con la gente, todo el mundo hablaba, pero no demasiada gente sabía que era quien acompañaba al protector con la cabeza en la bolsa, con la suficiente maña, se podía descubrir tanto como se quisiera.

Los requerimientos de los magistrados son importantes, personalmente, pienso que es el mejor momento para que retomen su conversación, ahora que el peligro ha cesado. Siempre que no olviden que de haber más integrantes, ellos también habrán formado su comitiva para cumplir el objetivo que creen poder conseguir. Dije mientras me acercaba a la mesa donde quedó el resto de los desayunos, hablando con el sirviente que estuviera recogiendo. Si me permite, aceptaré una taza de café, no querría quedarme dormido en mi primer día. Volviendo con la taza unos pasos hasta la magistrado.

Con un asentimiento el sirviente le acerca una silla a Senca y se retira

-Siéntate joven, como bien te habrá dicho la hermosa mujer a la que ahora guardas, no mordemos. -dice uno de los hombres.

El otro se apresura a añadir -Aunque en tu caso nos va a costar no hacerlo, te lo has buscado guapo Ammat. Permítenos presentarnos, soy Kasgore de la Nutria, y este es mi hermoano Holma, un santo que me aguanta todas las tonterías y que sin su inestimable labor, mi trabajo sería una ruina.

Holma hace un asentimiento y un gesto reverente, luego hace un par de espavientos con las manos. No tardan en traer el café junto a un bollo de hojaldre de mantequilla. El tazón es oscuro y espeso, y tiene aromas fuertes, también tiene algo de cacao y canela, muy poco solo lo justo para suavizar el amargor en un aluvión de matices.

-Adoro este sitio, son muy eficientes. Bueno, como iba diciendo -continúa Kasgore antes de que su hermano le interrumpa. 

-Y caro como él solo.

-Eso no es problema, para eso estás tu, asegúrate de que no se nos cuele ningún gasto de más -hace un gesto para quitarle importancia al asunto -...Como iba diciendo, cuida mucho de la ilustre, aunque no son pocos los súbditos del rey que muestran tanta valía, si son tesoros a guardar. Y que narices, comparado con todo lo que hay si son pocos. Guarda a Ammat y siempre tendrás un hogar en la Nutria. En cuanto a usted señorita, espero que este movimiento sea de interés porque me ha arrebatado a mi jurista de confianza, ahora que será de mí, tendré que valerme de mis escasas habilidades de comerciante para que no me saqueen en esta ciudad.

Ah de acuerdo, pensaba que llegaba más apurado. Dama Morome, siento la imagen que pudo ver de mi ayer, no fue digno de un protector presentar esas formas. Dicho esto, debo advertirle que así soy y seguiré siendo, pues es mi manera de proceder, la que me enseñaron y la que tantos triunfos me ha brindado, espero que esto no haga que me tenga en una menor estima y mucho menos que se piense echarme de la misión. No quiero que se tome esto como un desafío, sino como una simple advertencia de que mi manera de ser no cambiará por estar al servicio de nadie.

-Pero honorable gato, ¿Cómo iba a osar yo meterme con tan valeroso héroe? el hombre que libró en un suspiro un mal que atenazaba el palacio. No, lejos de molestarme me impactó, lejos de echarte, cosa que no puedo hacer, usaría toda mi influencia en que fueseis. -dice Morome toda alabanzas.

-Es cierto -apoya Kelda -Ayer sorprendes a toda la corte apareciendo de la nada cuando pensábamos no había nadie del Gato, para reaparecer un hora después con un asesino ejecutado y su grupo capturado. Es un honor teneros aquí. ¿Verdad honorable Gaaru?

-No podria estar mas de acuerdo

Acabo de percibir una daga afilada en eso de "no pensé que se presentara nadie del Gato". Que mucho creo que Thegren ni siquiera intentara esquivar.

-Un hombre hecho a la acción antes que a las formalidades, sin duda un valioso aliado en la pacificación del territorio Oeste. Es un honor

No escondo mi alegria de que alguien haya dado cuenta de quien osa posar su mano sobre el honorable Deno Saru o el Magistrado nara.

Ammatam se recostó en el asiento y observó a Senca desenvolverse. Lo miraba con curiosidad.

- Son incorregibles. Pero solo es por estar en confianza, luego en publico son de lo más formales. -  Dijo en parte para disculpar les, en parte para que entendiera la confianza que el brindaban.

- Habláis como si fuera la joya de la corona. O como si vos carecieseis de colmillos o recursos. - Sonrió durante un segundo antes de añadir - Muchas gracias.

Luego meditó sobre lo que decían con aire distraído, no era algo que le hubiera pasado desapercibido.

- La verdad es que es una cuestión a tener en cuenta, cuando se reanude la reunión de ayer me interesaré por mis tareas desatendidas aquí. El requerimiento de Kelda me obliga, pero a vosotros os genera un perjuicio, seguro que se os proporciona asistencia legal y neutra o un trato de favor de algún tipo en compensación - Les dijo a Holma y Kasagore para dejarlos tranquilos. - ¿Llegasteis a acabar de comentarme lo de ese tal Taramo? - Pregunto reconduciendo el tema

-Bueno, si quieres saberlo, estamos intentando formalizar un acuerdo para la línea de acero xazí, pero poca cosa de momento. Pide que las caravanas dejen una vigésima parte del beneficio a cambio de no pasar por los mercados. No nos gusta mucho, creemos que se puede bajar a una vigésimo quinta parte, sobretodo si no se permite el comercio en el Loto. De todas formas nos interesa el comercio con novektuor. Ahora, si lo que preguntas es por nuestras impresiones, creo que es un tipo con recursos, y que busca el beneficio de la ciudad, sabe bien que no vamos a usar los mercados y por eso los usa de moneda, creo que es un pragmático, así que es difícil saber de que pie cojea.

Comentarios similares se suceden, de donde no sacas demasiado. Cuando Senca termina el café os levantáis de la mesa y os vais a palacio, de camino y cerca de llegar a palacio veis que Hokelsa se acerca también en esa dirección.

La plaza de la armonía, la última plaza antes de los anillos ajardinados y amurallados de palacio, es bañada por el sol, ya no es tan temprano y la luz calienta con intensidad creciente, el calor ha estimulado las flores y gramíneas que desprenden un aroma intenso y embriagador al evaporarse el rocío.

La gente camina en todas direcciones, hay una gran multitud de alegres viandantes encargándose de sus asuntos, ni rastro del crimen del día anterior en la memoria de las personas.

Cuando estáis a punto de alcanzar la bocacalle que va a la puerta oriental de palacio os cruzáis.

Cita:

Esto me ha confundido. Para ayudarlos debo pedir que se les relaje la comision por caravana, ok, pero no me queda claro a quien. ¿novektuor es un sitio o un nombre de persona? ¿Que tipo? ¿Taramo? ¿Negocian con el?

- Buenos días - Dijo a modo de saludo a Hokelsa - Estoy contenta de verle, tenemos que hablar antes de que deba partir por el requerimiento de Kelda - explicó del tirón - ¿Que tal habéis pasado la noche? - Concluyó con tono amable y cordial.

Agradezco sus halagos, mas solo hago lo que se espera de mi. Por otro lado, se acerca la hora esperada y no aparece nadie más.¿Deberíamos preocuparnos?Lo que respondan a mi pregunta da igual, seguiré pensando que algo va mal, no solo por el hecho más evidente de que les haya podido pasar algo, cosa que dudo, sino porque no es propio de los protectores llegar tan ajustados de tiempo a sus citas, me incomoda la  idea de llevar a cabo una misión con gente que no puede preocuparse siquiera de llegar a tiempo a sus quehaceres. Aprovecho también para echar un vistazo a la sala y a la gente que allí se encuentra de forma más detallada, cosa que no pude hacer anteriormente debido a la interrupción del protector el día de ayer.

¿Ammat? Parece que no estoy ante gente normal. Pensé con sorna en mi cabeza, no deben preocuparse. La ilustre estará bien protegida. Contesté amablemente y escuché el resto de premisas. Al parecer hablaban de negocios, no era realmente mi problema, aunque me intrigó aquello del acero. Me producía curiosidad. Sin embargo, me mantuve callado para no parecer que me meto donde no me llaman.

Tras ello, acompañé a "Ammat" y lo que vi no fue otro que el mismo hombre de ayer. Las palabras de la magistrado fueron aún más reveladoras. Eso explica por qué sabía la verdad. Sin embargo, el trabajo que nos había comentado era extraño para no sólo conocer a la magistrada, si no que esta le instara a hablar.

Como en el último rato, me mantuve en un perfil bajo y simplemente miré a las gentes que caminaban de un lugar a otro. No sería la primera magistrado atacada últimamente.