Partida Rol por web

Jinrozo entró en la taberna enfocando su atención en la manera de llegar hasta la habitación lo más rápido posible. A su paso, les asaltaba el olor, el ruido y el gentío reinante. No obstante, el kenku esquivó rápidamente a los parroquianos, siguiendo a sus compañeros e incluso ignorando las advertencias del posadero. Desgraciadamente, la puerta de la habitación estaba cerrada, y eso frenó su heroica entrada.

Jinrozo esperó a ver cómo reaccionaba el encargado al tintineo de las monedas de Rayo Blanco, y mientras tanto, estiraba sus garras por si tenía que hacer uso del hechizo para abrir cerraduras que tenía memorizado.

No encontraron lo que esperaban en un primer momento. Sus pasos les llevaron hasta la habitación cerrada -Sabia que saldría mal- El posaderos les dio la solución más sencilla, el oro. Cuando Aghelas acercó la mano a su bolsa de dinero Rayo Blanco se le adelantó -Tenemos que darnos prisa, estamos siendo poco cuidadosos- El enano esperaba que de intentar escapar Clasius estuviese preparado para atraparlo.
Aghelas comenzaba a impacientarse, apretaba con mayor fuerza el cuero de la empuñadura de su maza, en un lugar de la "categoría" de esta taberna, lo más normal es que primera se golpee y después se pregunte.

"¡Esa habitación está alquilada!" protesta el posadero.

Se escucha un sonido sordo y la punta de un virote de ballesta asoma por la puerta. 

"Será una pieza de oro" corrige rápidamente. 

En cuanto el kóbold se la da, sale disparado con una rapidez inaudita para alguien con una pata de palo.

Con la llave en vuestro poder, abrís la puerta y encontráis algo... que no esperabais ni en vuestras más alocadas fantasías.

Una mujer encapuchada, ataviada con una armadura de cuero, está aplastada contra las cortinas de la ventana, con una ballesta ligera en la mano. Tiene el susto en cuerpo, y tantea frenéticamente el estuche que pende de su cinturón en busca de un segundo virote.

La criatura más extraña que habíais visto nunca estaba saliendo de una caja. Parecía un cruce entre una medusa amarilla y un caracol. Tenía la forma de un disco amarillento del que salían unos tentáculos por la parte de abajo y dos apéndices con ojos por la de arriba. La boca se situaba en la cara de arriba del disco.

Parece completamente desorientada y confusa, más incluso de lo que podéis estarlo vosotros. No hay rastro del Estornino por ninguna parte.

Jinrozo entró en la habitación dispuesto a lanzar un hechizo de 'Dormir' sobre Estornino, pero para su sorpresa, el rufián no se encontraba allí. 

Una joven acorralada estaba a punto de volver a disparar la ballesta, asustada por la presencia de una extraña criatura. El kenku pensó lanzarle el hechizo, sin embargo, algo le frenó. Esta no parecía hostil, sino tan asustada como la chica.

-¡Espere, no dispare!-dijo Jinrozo a la joven. Entonces, se situó entre ella y el monstruo, y lo miró fijamente, pero con actitud pacífica-. Tranquilo, no queremos hacerte daño.

El kenku esperaba calmar a la criatura y que no le atacara, porque si no, estas podrían ser unas últimas palabras bastante ridículas... Por si acaso, tenía preparado su hechizo de 'Dormir' como último recurso.

¡Doncella!

Era una doncella sin falda, embutida en cuero, pero Rayo Blanco no iba a entrar en los gustos rarunos de la joven. Guardó la bolsa de dinero con la cola, y una vez que la tuvo libre para hacer de contrapeso y mantener el equilibrio, echó a correr hacia el interior de la estancia.

¡Donceeeeellaaaaa!-exclamó, llevándose las manos a la espalda para coger la espada de Roman.

Rayo Blanco quedó entre la doncella y el bicho raro. Movía la cabeza para agitar las plumas de su penacho, una técnica típica de los reptiles que intentan parecer más altos e intimidatorios. Claro que esa misma exhibición podría considerarse también como una danza de apareamiento por según qué razas.

La joven apunta ora a la medusa amarilla, ora al kobold blanco, pasando por el hombre pájaro, como si no se decidiera a cuál de los tres monstruos disparar. 

-¡Joder, mierda, aaaargh! -resume con elocuencia. 

Gira sobre sus talones, descorre las cortinas y abre la ventana de un tirón. Se sube de un salto al alféizar de la ventana, prefiriendo lanzarse a las frías aguas antes de arriesgarse a volverse loca tratando de buscarle una explicación lógica a lo que está sucediendo. Lo que no sabe es que vuestro compañero Clausius está esperándole, cubriendo la ventana...

"Agazapao" en el bote, el Clausius común aguarda a su presa con la "pasiencia" de un "depredadó consumao". O eso piensas para matar el rato, a falta de Estorninos. El caso es que en un abrir y cerrar de ojos, una mano descorre la cortina y abre la venta de un tirón. Una figura femenina se sube de un salto al alféizar, dispuesta a arrojarse a las aguas, pero se detiene al verte ahí plantado, con el arco tensado.

"¡Ondiá, pero no es Estornino!" piensas. Y entonces, la mujer tiene una arcada y empieza vomitar por la ventana, echándote el desayuno encima.

Presa del pánico, la criatura lanza un chorro de fluido nauseabundo... directamente sobre Jinrozo. El kenku contiene el aliento un momento, pensando que se trataría de algún tipo de ácido corrosivo. Pero lo cierto es que no, no le hace ningún daño. Entonces le llega EL OLOR.

Es el hedor más nauseabundo que había olido jamás, una horrible mezcla entre huevos podridos, vómito, calcetines muy usados, esencia de mofeta y mierda de ogro. Y le había chorreado encima. Jamás se podría quitar el olor de encima. 

Aquel espantoso tufo se extiende por toda la habitación. La joven vomita sonoramente por la ventana, tal vez sobre vuestro compañero. 

-Yo sentir, ¡sentir! -se disculpa la criatura-. ¡Defenderme de mujer con ballesta! Ulmoapop estar mareado y tener hambre y sed. Muchos días en caja.

Con el escudo embrazado, Aghelas lo levanto al ver aquella cosa salir de la caja. Con la mano derecha apartó al posadero y lo mantuvo protegido tras su propio cuerpo -Pelor, nos protegerá, mantente retirado y no estorbes- Palabras duras, como lo a momentos que estaban viviendo -Es vuestro turno!!!!- Aghelas grito sin dirigirse a nadie en concreto. Esperaba que sus compañeros pudiesen detener la amenaza que se les presentaba mientras el protegía al posadero, si es que no salía corriendo huyendo asustado, algo que el enano podría aprovechar para no estar pendiente de él.

Al ver a la mujer, se sobresaltó. El estornino no era una mujer por lo que no entendía bien que hacía aquella mujer y quedó perplejo, ¿se habrían equivocado de ventana?¿Era ella la fuente del grito? ¿Donde estaban sus compañeros? No pudo hacerse muchas más preguntas ya que de lo perplejo que estaba no le dió tiempo a apartarse y la mujer tras una arcada le vomitó en toda la cara.

- ¡Cascazo! Zorrá que mas vomitáo. Masticá antes de tragar, glotona. dijo a la señorita que le había echado todo lo que tenía en el estomago quitándose un trozo de bacon de la oreja. Metió la cabeza en el agua para quitarse el vomito de la cabeza y la cara. Volvió a mirar hacia arriba a la señorita. - Aparta caguentó que subo y una vez que estaba un poco más limpio se colgo el arco al hombro y comenzó a trepar a la ventana jurando. - ¿Te pue creer que la puta delstornino me ha vomitao? susurró pasi mismo.

- ¡Cascazo! Zorrá que mas vomitáo. Masticá antes de tragar, glotona. se oyó desde la ventana y poco después un pequeño zambullido en el agua.

- Aparta caguentó que subo Se volvió a oír desde el exterior de la ventana y tras eso escucharon unos murmullos en forma de juramentos cada vez más cercanos a la ventana. Una mano apareció en la ventana y se escuchó otro bramido de palabras descontroladas. ¡Que la puta delstornino me ha vomitaó, la mu zorruna!

¡Puta no! Doncella. ¡Donceeellaaa!-corrigió Rayo Blanco a Clausius-Ssssnif, sssssnif... Puaaaaaj... ¡Jinrozo! Casssstigado: aléjate al rincón de lossss pedetesss, que nosss apessstasss.

Rayo Blanco fue a la esquina de la habitación más alejada al cuervo. Sus ojos se entornaron. Por un lado, debido al hedor, como tratando de esconderse. Por otro, poniendo mirada suspicaz, como entreviendo las mentiras, como juzgándoles a todos. Pero lo que más hacía ese gesto es abrir puertas corporales y dejar circular chackras y todas esas mierdas que aprendió de los paladines hippies para leer el aura de las personas.

Por ejemplo, el aura de Jinrozo era un aura de pedetes. Y el aura de Clausius estaba bloqueado por toda esa palabrería malsonante. Aghelas tenía un aura más del estilo "pa ser enano, psé", bastante tiene con lo suyo por haber nacido así. ¿Pero y la doncella y el Ulmoapopedete, o como se diga? ¿De qué color tenían el aura hippie esos dos?

Menos mal que Jinrozo tenía cerrado el pico cuando el chorro le impactó. Por un momento pensó en ese pestilente fluido entrando en su estómago y empezó a tener arcadas. Claro, que el apestoso olor que se había impregnado en él tampoco ayudaba. Su cabeza comenzó a dar vueltas, y sus piernas flojeaban.

-Ul... Ulmoapop... n... no vuelvas... a hacer... eso... por lo que... más quieras...

El kenku intentaba mantenerse firme, pero deducía que iba a tardar un rato en recuperar la compostura.

-Quédate aquí... por favor... Me (cof, cof) me gustaría hablar contigo... Pero necesito... un momento...

Jinrozo salió todo lo rápido que pudo al exterior, buscando el abrevadero para caballos más cercano, y tirarse en él en un intento desesperado de quitarse la fétida baba de encima. También quería quitarse la ropa y tirarla. Para él, ya estaba inservible. 

En cuanto Clausius empieza a trepar por los pilones, la mujer en cueros (vestida de cuero) ve su oportunidad de escapar de toda esta locura y se zambulle desde la ventana de la posada al mar. Se aleja a nado.

Mientras tanto, Clausius comprueba por qué había vomitado la zagala. La habitación está impregnada del olor más repugnante que había olido jamás. Se trata de una horrible mezcla entre huevos podridos, vómito, calcetines muy usados, esencia de mofeta y mierda de ogro. Parece provenir de un fluido viscoso, asqueroso y muchos otros adjetivos desagradables que terminan en oso, que está adherido a la ropa de Jinrozo. 

También hay una extraña criatura asomando de una caja. Parece un cruce entre una medusa amarilla y un caracol. Tiene la forma de un disco amarillento del que salen unos tentáculos por la parte de abajo y dos apéndices con ojos por la de arriba. La boca se situa en la cara de arriba del disco.

Por si aquello no era lo suficientemente raro, Jinrozo se marchó de la habitación y regresó empapado y completamente desnudo. Raro, raro, raro. 

- Puta delstornino, Rayo... le corrigió a su compañero de sangre fría pero no termino de mencionar su nombre cuando la mujer saltó por encima de él y se zambulló en el agua. - ¡Satirao la guarra que mavomitao! dijo ya terminando de subirse al alfeizar de la ventana y notar el hedor en el lugar que le impregnó la nariz. -Sustia puta ¿quién sacagao? y de la misma giró la cabeza al lago vomitando sobre le mujer que le había vomitado encima sin darse cuenta.

- Jozú, Jironzo tascagao de mala forma. Cascazo, no te me acerques. le dijo al tiempo que este balbuceaba marchaba corriendo. - Cacoño a pasao. dijo a la vez que noto una presencia más extraña de narices. - ¿ ¡jostiaputa! ¿Dadonde labeis sacao? dijo señalando al bicho que tenía delante, al ver que sus compañeros no lo atacaban entendió que no era ofensivo aunque hubiera echado la mierda sobre Jironzo. Justo al comprender el detalle apareció Jironzo en pluma picada en la habitación. - Nostonirno y Jironzo saviene en pelotas. Que la puta delstornino ya marchó espantá. Y seguro los pajaros no le gustan aunqueste con stornino.

-Lo sé, lo sé... estoy desnudo. No he tenido más remedio. Esa ropa estaba echada a perder. Le he encargado al posadero que me consiga algunas prendas. Mientras tanto, ¿Por qué no charlamos con nuestro nuevo amigo?

También quedaba en el aire al asunto de la muchacha, pero seguramente esta ya estaría demasiado lejos. Y en cualquier caso, al menos al kenku lo que más le interesaba era la naturaleza de esa extraña criatura, y cómo había llegado hasta allí.

-Señor Ulmoapop, yo me llamo Jinrozo- el mago hizo una torpe reverencia, pues todavía andaba un poco mareado.-Si tiene hambre y sed, díganos que suele comer y beber, y veremos qué podemos conseguir. Tengo muchas preguntas que hacerle, si no le importa contestarlas. Buscamos a un tal Estornino, y juraría que es el responsable de que le hayan encerrado en esa caja.

Rayo Blanco se encogió de hombros.

Tranqui, Jinrozo. Ulmoapop y yo tampoco llevamosss trapossss. Yo tengo missss esssscamassss y tú tússsss plumassss, y aquí nadie ha visto nada.

Se asomó a la ventana, más para respirar aire de no pedete que para ver a la muchacha alejarse. Pero al verla, no pudo más que negar con la cabeza por no haber podido ayudarla.

El cuero sssse empapará y aumentará el pessssso, y al final la doncella sssse hundirá hacia el fond... ah, no... que puede ssssubir al muelle por otro lado. Entoncesssss todo bien.

La doncella se había marchado antes de que el kóbold le viese los chakras, pero quizás era demasiado para una primera cita. Al que sí había podido ver el aura era a Ulmoapop: no tenía un aura malévola, solo rarita. Y eso para un kóbold paladín entraba dentro de los parámetros de normalidad. De momento, era suficiente para guardar la espada de Roman en la vaina de Roman.

Yo tengo carne de caballo de Roman, ¿quieressss, Ulmoapop?

Sacó de debajo del escudo de su espalda un paquetito que desató para enseñar unos filetes de carne. Los alzó, ofreciéndoselos a la extraña criatura. De entre todas las extrañas criaturas de la habitación, por concretar un poco más, a Ulmoapop.

- ¿Que labeis puesto nombre? soltó Clausius alucinando. - No mela puedo creer. ¿Cacia nla caja? ¿Da conversa? Seguía ingenuo observando lo que estaba ocurriendo en la habitación en entendía nada. Se mantuvo en el alfeizar de la ventana para poder seguir respirando aire fresco y no aquel hedor impregnado en el ambiente.