Miro a Erdan mientras lanzo una bocanada de humo.
Erdan, no podemos secuestrarla. Nos pagan por liberarla, ves la diferencia. Piensa que si la compramos estaremos perdiendo parte de la recompensa. Tampoco propongo matar a nadie, si entramos por la noche nadie debería vernos.
Vuelvo a aspirar de la pipa.
Horacio se puso algo nervioso ante la insistencia de aquel elfo, era algo sospechoso.
- Le repito que no puede volver a verlo, la criatura esta cansada y hasta mañana no daré nuevos pases - informó el maestre. Miró de soslayo las armas que llevabais y vaciló unos instantes. Luego miró por encima del hombro de Quarion en dirección a sus dos compañeros, que cuchicheaban unos metros mas alejados.
Muy bién graciasha sido muy amable.Hasta mañana pues.Me vuelvo hacia mis compañeros y digo:no ha habido suerte,será mejor que volvamos por la noche.
Lanzo otra bocanada de humo.
Lo dije.
Os volvéis a juntar algo alejados de las carpas, para hablar del tema. Al parecer no ha habido suerte e incluso Horacio Quigley pareció sospechar algo ante la insistencia de Quarion. En ese momento os parece oír algo que viene de unos arbustos a unos metro detrás vuestro.
- Psssst, psssst! - oís que alguien os chista desde detrás de unos arbustos.
Al acercaros a ver que pasa veis a los dos kóbolds: Raspit y Shupo.
El kóbold mas grandullón parecía algo herido, aunque seguía manteniendo su semblante en guardia. Gruñó al ver que os acercabais y tenía unas de sus garras cerca de la empuñadura de su katana.
Raspit, el kóbold que os contrató y que parecía extraordinariamente inteligente (para su raza), parecía que era el que os estaba llamando. Con un ademán os señaló para que os acercarais. Al parecer los dos se había disfrazado de nuevo con unas capas y algunas mascaras de la festividad que acontecía en el pueblo, y perfectamente podían hacerse pasar por medianos disfrazados, si mantenían sus pocas calladas y no se relacionaban con nadie.
- Os hemos estado buscando, ¿habéis encontrado algo? - dijo mirando hacía detrás vuestro, en dirección a las carpas.
Si.Lumbie está ahí.Contesto al Kobold,pero el encargado del Circo no nos deja entrar hasta mañana.Yo propongo entrar esta noche y,colaborando con ustedes,ya que sois de la misma familia,podremos conseguir liberarle.¿QUé decís?,pregunto a todos en general.
Erdan coincide con Quarion.
Entrar por la noche es probablemente la forma más segura de sacar de aquí a vuestro... compañero. Además, si os conoce será más fácil convencerle para que venga con nosotros sin hacer ruido.
Eso sí: en cuanto le hayamos rescatado, deberíamos marcharnos del pueblo tan rápido como sea posible: probablemente estaremos en la lista de sospechosos.
Shupo enfundó su katana al entender que ahora no iba a haber acción.
- ¿Noche? Porque no entrar ahora y matar a todos - dijo gruñendo.
No digo que la idea sea mala pero entrar por la noche es mas sensato.
Respondo a la proposición de Shupo mientras limpio la pipa y me la vuelvo a guardar.
Lo que tenemos que planear es el ataque. ¿Ideas?
La única idea que se me ocurre es que,los pequeños,digo señalando a los kobolds,traten debuscar una posible entrada.Una vez dentro que exploren la zona,y nos informen,a partir de ahí podremos planear.
Pero nosotros ya hemos estado allí, ya conocemos el terreno... y estamos mejor preparados para enfrentarnos a posibles problemas, seguramente.
Escurrámonos de noche entre las carpas del circo, recordemos donde estaba el chavalín escamoso y saquémosle de aquí.
Bueno,en cualquier caso hay que esperar a que el sol se esconda.Lo malo es que a esas horas nos podemos encontrar con bandidos.Menciono.
En fin,¿qué hacemos?¿dónde habéis pasado la noche?,pregunto a los Kobolds.
Si, ¿que habéis estado haciendo?, parece que habéis encontrado problemas.
Señalo las heridas de Raspit.
Los bandidos que nos atacaron a nosotros no fueron ya que desaparecisteis.
Digo lo ultimo como un reproche.
Raspit soltó un resoplido y miró a Shupo.
- Este cabezahueca se puso a perseguir un gato para comérselo - dice acusándolo - y cuando me gire para avisaros ya os habíamos perdido la pista.
Raspit de cruzó de brazos y negó con la cabeza, ante la ineptitud de su compañero. Luego siguió relatando:
- Y como os perdimos, decidimos buscar el museo este nosotros mismos..
Pues aquí estamos, todos juntos de nuevo. Esperaremos hasta el anochecer y nos meteremos dentro del circo, mientras vosotros dos - añade señalando a los kóbolds - nos esperais aquí por si acaso aparece... alguien.
Entrar, coger, salir; no puede ser tan difícil, ¿Verdad?
Volvisteis al pueblo a por un bocado a esperar que anocheciera. Poco a poco la luna fue ganando terreno y al cabo de unas horas ya había oscurecido del todo. Habíais trazado un plan a medias, entre vosotros y los dos kóbolds quien cada vez se les hacía mas difícil pasar desapercibidos pues no se podían estar quietos. De nuevo os encaminasteis hacia los lindes de la aldea para dirigiros hacía las carpas del museo de los horrores.
Al parecer ya habían cerrado los pases y no había nadie por ahí cerca. La carpa estaba cerrada y había un carromato cercano con luz dentro, seguramente serían los aposentos de Horacio Quigley.
Bien amigos, ha llegado el momento.
Me bajo la careta, me echo la capucha de la capa y empiezo a acercarme lo mas sigilosamente posible. Al ver la luz hago una señal a mis amigos para que estén alerta.
Bueno,no se que se os ocurre,pero he pensado que,gracias a mis trucos de mago puedo hacer que salga Horacio de su carromato.Una vez salga podría tratar de dormirle.EN caso de que mi magia fallara,podríais apresar a Horacio y amordazarlo.
Para evitar que nos descubran,podríamos noquear a Horacio(no matarlo).