Partida Rol por web

Llegaba la hora de la verdad. Si no conseguíamos acabar con lo que estaba pasando en la mansión, mucho me temía que no saldríamos nunca de aquí. Rob fue el primero en bajar y tras él me situé yo, con el corazón en un puño, tensionada, pero preparada para saltar en cualquier momento sobre el maniquí que habíamos encerrado previamente. Este no tardó en surgir de las sombras para atacar al deportista. Viendo que conseguía mantenerlo a raya el tiempo justo para que pudiésemos bajar los demás, me giré para apremiarles. "No vamos a disponer de muchas oportunidades..." 

—¡Venga, aprovechad ahora y abrid esa jodida puerta! —exclamé, histérica total, mientras ayudaba a Rob con el maniquí. Esta vez probaría otra cosa en lugar de seguir golpeando su cabeza, que no era sino arrancar sus extremidades para que no pudiese utilizar sus brazos para estrangularnos.

Theresa se lanza sobre el maniquí. Le sujeta por el brazo con la intención de arrancárselo. La articulación cruje, pero el ser resiste la agresión e intenta superar con su fuerza a Rob.

Bajo las escaleras intentando focalizar el botellero que busco sin distraerme, porque cada segundo cuenta. No tengo ni idea de que hacer una vez abierta la puerta?, ni siquiera si estas llaves que llevo apretadas en la mano servirán.

Una vez frente al botellero empujo para apartarlo y dejar la puerta a la vista.

-Venga..Ayudadme a moverlo!!-

Al bajar las escaleras del sótano hay un pequeño rellano que da a una puerta cerrada. El botellero está en una bodega. Dicha bodega se encuentra tras la puerta cerrada con llave.

Podéis usar la llave, que ya tenéis, o podéis forzar la cerradura.

—¡Usa la llave! ¿Quien la tiene?

Es lo que pregunto al ir corriendo para estar junto con Jade, aún con el sabor de aquellos dulces labios de Roby tras el beso compartido. Ya habrá tiempo a más, pero ahora mismo necesitamos abrir esa puerta y recuerdo que alguien habló de la llave. ¿Quien era?

Me odio un poco a mi misma por ser tan tonta, pero estoy segura de que alguien la tiene. 

Vaya lío. Vaya suerte la de Rob. La mejor de las animadoras que está para chuparse los dedos, un ligue a futuro, y encerrados en esta maldita casa, cuando podría estar dándose el lote con Lisa en una fiesta de verdad. No te distraigas Rob, no mires a esos maravillosos ojos, a esos pechos que seguro rezuman miel, ni a ese culo tan bien puesto. 

Ahí estaba, apartando de su mirada y deseos a Lisa, enfrentándose junto con Theresa al muñeco diabólico. Rob volvió a arremeter con su arma improvisada y después ayudó a Thess a desmembrar al maniquí.- ¡Vamos! ¡Entre los dos podemos! ¡Muere, maldita cosa!

No pensó en el sentido de lo que decía, muy absorbido por las ganas de destrozar al bicho.

La herida del maniquí sube un grado

Entre la fuerza combinada de Rob y Theresa el maniquí se ve superado.
El deportista consigue darle un golpe con el atizador y le obliga a retroceder a un rincón.

Introduzco la llave que me parece más adecuada y la giro esperando que funcione.

-Igni.. No te quedes atrás-

No se que nos espera detrás de esta puerta, pero si no es la solución entonces estamos jodidos de verdad. Y si es la solución, quizá no nos damos cuenta, y seguimos estando jodidos de verdad. Cuando sepamos que pasa, será más fácil buscar una salida. Pero hay una pregunta que me inquieta sobremanera. ¿Quien envío las invitaciones?, ¿fue una broma, o sabía que hay en esta casa? 

Mientras algunos de los jóvenes luchan contra el maniquí, Jade gira la llave y la puerta que da a la bodega se abre con facilidad.

Las botellas vibran y una sale volando desde uno de los botelleros. Se estrella contra la madera de la puerta un segundo antes de que Jade entre en la bodega.

Un murmullo que parece provenir de una boca amordazada, crece en intensidad hasta convertirse en un grito inhumano.

-JADE, NO ERES BIENVENIDA AQUI

- NINGUNO SOIS BIENVENIDOS.

Rob miró de refilón hacia la puerta cuando jade la abrió. El chasquido del cristal de la botella, le puso más nervioso.

-¡¿Estás bien, Jade?! 

Su atención volvió al maniquí acorralado. Esas amenazas le crisparon más si cabe los nervios, sus ojos iban y venían de la bodega hacia la marioneta animada. Continuaba bloqueándola con su cuerpo y con el atizador. -Ayúdales, Thess, creo que a este lo tengo controlado.

No estaba seguro, pero debían acabar con esta maldita locura pronto y del todo.

Aquel grito desgarrador, surgido del mismísimo abismo, me heló la sangre e hizo que se me erizara la piel. Joder, pues claro que no éramos bienvenidos a estar aquí. Y, sin embargo, estábamos empecinados en terminar con esto para salir de una pieza. Por eso, cuando Rob me dijo que ayudara a los demás, asentí, sin dudarlo, dejando que él se encargara de contener al maniquí mientras yo trataba de ayudar con lo que estuviese pasando allí dentro. 

—¡Voy! ¡Ten cuidado! 

Tragué saliva, asiendo con fuerza la navaja. Ni siquiera sabía si me serviría de algo o si sería un objeto inútil ante fuerzas desconocidas y sobrenaturales a las que no se las podía golpear ni ver. 

EL SE-SE-SEÑOR ES MI PA-PASTOR Y AUNQUE CA-CAMINE P-OR EL VALLE DE LA MU-MUERTE NADA TEMERÉ Mi mentalidad científica se ve por un instante superada por el mojigaterismo y las supersticiones inoculadas a fuego por mi católica madre. La sarta de párrafos bibliocos que la mujer me repetía adiario afloran en mi mente con total claridad.

Eras t-tu el que no eras b-bienvemido en este m-mundo, siervo del sa-satan. Tu error fue in.invitarnos y ahora Y vas a vo-volver al hedi-diiond-do infierno del que proc-cedes mientras el demonio intenta hablar igual se desconcentra .

Intento avanzar protegiendo mi rostro con un brazo de algun posible botellaz mientras el otro, estirado frente a mi sujeta el pequeño crucifijo que llevaba colgado del cuello

Una voz de ultratumba imita y completa, en tono burlón, las palabras de Ignatius.

-El Señor es mi pastor; nada me falta.
En verdes praderas me hace descansar,
a las aguas tranquilas me conduce, me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombre.
Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu bastón me inspiran confianza.

¡¡¡NO SOIS BIENVENIDOS AQUI!!!

Otra botella sale volando y se estrella a los pies de Jade.

Contengo la respiración, mientras la voz de ultratumba me hiela la sangre.

-Antes querías que bajara, ahora quieres que me vaya.. Tu no eres quien me llamaba antes.. ¿Quien eres tú?.. Quieres que nos vayamos pero no nos dejas salir.. Tienes miedo.. Te da miedo que estemos aquí-

-Sólo sois carne para alimentar a los gusanos.