Partida Rol por web

y por que nos invitaste entonces?

Que es todo esto, yo ya no entiendo nada y tras ver que Roby junto a Theresa pueden tener controlado a ese maniquí, no dudo en ir hacia donde está el deportista para quedarme cerquita de él. Los demás le hablan, pero acaso... ¿Esa cosa puede comprender y entrar en razones? No lo veo, así que me quedo callada mientras escucho como Igni y Jade resuelven el asunto, ellos son la clave. 

Escuché la voz de ultratumba proferir amenazas y a los demás hablando con ella. ¿Pero qué demonios pretendían? ¿Charlar tranquilamente sabiendo que no atendería a razones? ¡No podíamos perder el tiempo si no queríamos acabar hechos picadillo o formando parte del decorado de la casa!

—Pues esta carne se venderá cara —respondí con vehemencia, accediendo al interior de la habitación, atenta a todas las botellas por si alguna salía despedida hacia mí, mientras inspeccionaba con la mirada los botelleros, esperando encontrar el que parecía ocultar una habitación secreta, tal y como pudimos apreciar en la réplica de la mansión. "Vamos, joder. Tiene que estar por aquí..."

-¡No le escuchéis! Nos tiene miedo. Protegeros con algo de los botellazos. No pude hacer nada más que lanzar cosas. 

Sea lo que sea, estaba acorralado. Eso pensaba Rob, al menos. Se aferraba a esa idea, mientras contenía al maniquí. No podía hacer mucho más. 

-¡Lisa! No te acerques, quédate detrás de mí, cuidado con esas botellas, sal de su línea de tiro.

Miré hacia la bodega un momento - Thess...con cuidado...No te arriesgues demasiado -era una obviedad pero las palabras le salieron solas.- Vamos, Jade, Igni, adelante.

Pensé en Carlo, esperaba que estuviese bien...

—Me quedo detrás de ti, si Roby. 

Y allí estoy pegada cual sombra a la hermosa espalda de este deportista, sólo lamentando que la situación y el lugar me tenga tan acojonada que no pueda aprovechar de estos acercamientos como sería en otro momento más típico. Ahora tenemos algo que nos habla—y que no pienso ver— más nuestros compañeros que intentan hacer algo. 

Lo bueno es que al ser más bajita que mi compañero, estoy más que protegida aunque me muero si le sucede algo a quien me está cuidando. 

Cruzo los brazos delante de la cara para protegerme mientras me acerco donde debe estar la supuesta puerta secreta - no soy bienvenida aquí. Ni aquí ni en este pueblo de mierda.. Ahora si que me has tocado las narices de verdad -

-Usad los atizadores.. Volcad las estanterías!! -. Ahora si que empieza la fiesta. 

Jade encuentra la estantería tras la que hay una puerta oculta y la mueve con facilidad. Alguna de las botellas vibra con fuerza y cae a los pies de la muchacha.

El maniquí recobra fuerzas y de un fuerte empujón logra poner a Rob contra la pared, tratando de ahogarlo con su propio atizador.

Un lamento reverbera en los vidrios llenos de vino estropeado por el tiempo.

Ubicación: D2. La sala oculta.

El lugar apesta a carne en descomposición, sangre fresca y sudor rancio.

Junto a la entrada hay un torso humano, cuyo rostro está desfigurado. Lleva tiempo muerto y sin duda fue devorado. Lo que queda de su ropa es un disfraz de arlequín y los restos de un saco para pedir golosinas. Sobre su piel alguien ha escrito un mensaje, con un objeto punzante: Truco o trato.

En el centro de la sala hay un dibujo que fue pintado para hacer algún tipo de ritual. La sangre usada, a pesar del tiempo ya transcurrido, sigue fresca.

En el centro del símbolo hay una mecedora que comienza a moverse lentamente. En dicho mueble se pueden ver los restos momificados de una mujer, cuyas manos - deformadas como garras - sostienen un libro negro tan antiguo como el mismo mundo.

Las paredes palpitan volviéndose rojizas. Unas manos tratan de atravesarlas, como si en lugar de ser muros sólidos, que separan a los vivos de los muertos, fuesen simples sábanas.

Un grito de dolor llena la sala y la mujer fija sus cuencas vacías en la puerta de entrada.

El joven deportista sintió miedo de verdad por primera vez. Enfrentó las cuencas negras del maniquí que intentaba estrangularlo. Su fuerza, la de un humano, contra la de un ser que no sentía dolor, ni emociones, ni sentimientos. Dotado de una existencia antinatural y maldita.

Pero sí con la capacidad de matar. 

Ocupado en salvar su propia vida, apenas reparó en que sus amigos abrieron la otra puerta de la bodega.

-A...ale...aléjate...Lisa...escapa...

El hierro del atizador oprime la nuez de Rob, para aplastarla. El maniquí parece estar ganando fuerza por instantes.

Las paredes, que ahora parecen simple tela, empiezan a rasgarse en algunos puntos y las manos de los condenados alargan sus dedos con ansia.

Los seres que desean derribar la frágil barrera tiene hambre de carne humana.

Todo se precipita en una pesadilla, pero no hay más opción que seguir adelante y rezar para tener suerte. Soltando aire hago la mayor de todas las locuras y entro en la sala con un unico objetivo, cojer el libro y destruirlo.

-Igni, coje la lámpara de aceite.. Vamos a ver como arde el papel.. Thess.. Lisa, ayudad a Rob - 

Entró con decision ignorando todo lo demás, con la vista fija en el libro.. -te has metido con la nueva equivocada - 

La visión de lo que había dentro de aquella sala era cuanto menos grotesca. El hedor inundaba toda la estancia, dificultando sobremanera cruzar. Contemplé estupefacta el cadáver devorado, la especie de momia, el símbolo dibujado con sangre y las etéreas manos que amenazaban con atravesar las paredes teñidas de rojo. Acojonada era poco; nunca en mi vida me había sentido tan insegura e incapaz de reaccionar como en estos momentos. "Muévete, Thess. Muévete si quieres sobrevivir joder" —me dije, intentando transmitir a mis piernas capacidad para moverse, pues estaba paralizada. La chica dura se había quedado de piedra.

Sin embargo, de pronto la chica nueva le echó mucho valor —por ser fina y no herir sensibilidades empleando otra palabra—, aventurándose a entrar en la sala caminando directa hacia el libro. Su acción me devolvió de inmediato a la realidad. Me giré un instante mirando a Ignatius, tras escuchar a Jade.

—Venga, ayúdala —le azucé un poco del brazo, casi empujándolo al interior de la habitación—. Quemad esa antigualla o averiguad cómo parar esto de una vez. ¡Confío en vosotros! —tenía que hacerlo, no me quedaba otra. Ahora mismo eran los únicos que podían hacer algo.

Regresando sobre mis pasos de manera apresurada, me encontré con una situación bien diferente a la que dejé instantes atrás. Se habían intercambiado las tornas y era el maniquí quien estrechaba el cerco sobre el deportista, presionando con el atizador para dejarle sin respiración.

—¡Eh tú, hijo de puta! No está solo... ¡Él no es el único de quien tienes que preocuparte! —exclamé, lanzándome a la carrera, con la intención de subirme a su espalda y hacer una especie de llave, cruzando las piernas sobre su torso de madera y tironeando de su cabeza hacia atrás, para que así aflojase la presión sobre el cuello de Rob—. Lisa, tú también. ¡Demuéstrale que llevas el disfraz de Wonder Woman!

¡Aish! Que asunto todo esto y como Rob está haciendo lo posible, siento que debo ayudar como sea. No quiero ser la típica rubia tonta de las películas que es muy inútil, aunque me parezco en demasía a ellas. Por lo que al escuchar como el deportista me pedía aquello, algo en mi interior dijo que no y haciendo caso a lo mencionado por Jade, busco en los alrededores para usar y encuentro una caja de madera. ¡Algo es algo!

Y voy corriendo que ya con el incentivo de Theresa voy a la carrera con el objeto e intento partírselo en la cabeza, aprovechando la distracción de estar atacando a Roby. Además la morena le estaba dando unos buenos golpes, así que esto tiene que funcionar lo suficiente como para dejar media tonta a esa cosa. 

—¡Arghhh! ¡No me ataques a Robyyyy!—grito para tener más fuerza—. ¡Basta criatura! ¡Basta!

Ni las manos esas en la pared, ni el hedor, ni nada. Puedo con esto. 

Rob siente la muerte cada vez más cerca. A pesar de su forma física es incapaz de sobrepasar el empuje sobrenatural del maniquí.

Theresa salta como un puma sobre la criatura y le rodea el cuello con sus piernas. La criatura cruje y tiene que retroceder un paso para guardar el equilibrio. El quarterback aprovecha la situación y saca fuerza de flaqueza, para hacer frente al ser demoniaco. Un golpe más, propinado por Lisa, hace que lucha se decante por los jóvenes estudiantes. Como un escarabajo panza arriba, el monstruo cae con sus atacantes sobre él.