Partida Rol por web

Quien o que eres!  Dije tratando de no hacerme en los pantalones del susto.  No sabía quién era el que venía pero tenía un mal presentimiento, sobre todo porque me encontraba desarmado y los aullidos de Goliat me ponían aun más tenso... ¿Que habrías hecho tu en este momento padre?.

Cuando Fred dice esas palabras y mientras nadie parece estar de acuerdo en si seguir o volver a la sala de tarot, las luces vuelven a apagarse. Al volver la iluminación, el pasillo se encuentra ricamente pintado en colores pasteles. El suelo está formado por baldosas blancas y negras en forma de rombos y las puertas parecen nuevas. Ya no está Goliat al lado de los jóvenes sino encadenado nuevamente a una correa que sostiene un hombre de buen vestir. 

Está hablando con Elizabeth, la Elizabeth de rubios cabellos y mirada gentil, no el horrendo cuerpo que hallaron en el baño.

-No puedes hacerme ésto.

Le dice él y la sostiene fuertemente de su brazo derecho.

-Tú y ese malnacido, jamás permitiré que se queden juntos. ¿No entiendes que me perteneces? Nada te faltará conmigo. Siempre tendrás sirvientes a tu mando, vivirás llena de lujos y nunca conocerás la miseria.

La chica no le contesta, sólo niega con la cabeza.

-Tus padres ya me han dado tu mano, no hay nada más que hablar.

La chica se zafa y sale corriendo ante la mirada tranquila de su futuro esposo. Escapa por la puerta del fondo de la habitación.

-No te preocupes Goliat -le dice el amo a su perro -no hay dónde escapar. Es sólo que áun no se ha dado cuenta de ello.

Vaya, un impresentable. ¿En qué época pasaría eso? pensé mientras la escena me desagradaba. No era justo que la obligaran a casarse con aquel fantoche

- Parece que Elizabeth si encontró la manera de escapar de él- dije sin poder evitar sentirme un poco triste por aquella mujer

- Deberíamos darnos prisa y registrar esto cuanto antes, cuando vuelva Goliat quien sabe si volvera como amigo o enemigo.

Me dirigi hacia la puerta que tenía intenciones de abrir antes de que los ruidos me parasen

Me quedo callado esperando a que la visión acabe para no perderme ni el más mínimo detalle de los recuerdos de la casa. Hasta el momento han sido de lo más útiles y la nueva incorporación al grupo los hace más importantes si cabe. Para mí está claro que ese hombre es de los hijos de puta más grande que han pasado por aquí y seguramente el responsable de todo este lío. Lástima que esté muerto ya, porque no me importaría matarlo a golpes para descargar mi frustración hasta que empiece a golpear el suelo... Miro en dirección a Marta con cariño paternal, necesito relajarme si quiero que esa chica vuelva a casa sana y salva.

Marta insistió en seguir registrando el cuarto. Al principio el espectro o lo que sea que fuese del hombre se mantenía allí. Hablaba aún con Goliat. Pero en segundos nomás, todas las luces se volvieron a apagar y al volver el pasillo era nuevamente el viejo pasillo que los chicos habían encontrado la primera vez. No había rastros de las bellas paredes o pisos, y tampoco estaba el lobo.

Este pasillo tenía todas las paredes descascaradas y tenía tres puertas más, aparte de aquella por la cual habían entrado.

Marta abrió la puerta del fondo, por donde la joven Elizabeth había escapado y otro corredor, igual de viejo y derruído se presentó al grupo.

- Tened cuidado, no creo que pase nada, pero este lugar parece en ruina, da la sensación de que en cualquier momento se caerá el techo

Mire las paredes y el pasillo en general, buscando con la mirada algo de interés, después me dirigi hacia la puerta más cercana

Asintiendo al comentario de Marta, me puse a buscar por todos sitios. Algo de interés tendría esa zona de la casa, y debíamos encontrarlo

Sigo de cerca a Marta atento a una nueva a aparición de Goliat, cualquiera se fía de ese bicho. Lamento no tener ningún cuchillo más, pero si hace falta me lanzo sólo con el mantel y los puños para comprobar si es más fácil de extrangular que Elizabeth. Me pongo delante de Marta para investigar el pasillo del fondo en busca de cualquier pista en paredes y suelo, alguna huella de la huída de Elizabeht, lo que sea.

- Joder, encima se llama Elizabeth la muy puta...

Miguel no lo pensó mucho más y tras ver que ya no había mucho peligro y que Goliat había desaparecido estaba claro que aquello estaría en ruinas hasta que una nueva escena se volviese a aparecer. Así que ayudó a sus compañeros a buscar por el pasillo,

Seguí a marta tras la puerta que había abierto, sintiendo un poco de desconfianza por el estado del piso en general.
Siguiendo mi instinto seguí por el pasillo hacia la derecha, pare en la intersección de lo que parecía ser la entrada a una pequeña habitación a la izquierda y una puerta a la derecha.
Intente abrir la puerta de la “habitación”.

Todos buscaron en el pasillo alguna pista más, antes de lanzarse por alguna puerta. Lo único que encontraron fue algún que otro azulejo suelto, dejado sobre el piso. Pero eso parecía ser producto de la edad del lugar, al menos de este cuarto, más que de alguna cosa esotérica o fantasmal.

Finalmente Fred abrió una de las puertas, la cual cedió de inmediato. Todo el panorama cambiaba detrás de ella. Se podía ver una habitación pintada de rosa, con una cama y un pequeño mueble que hacía de escritorio. No solo eso sino que el cuarto tenía ventanas por las cuales entraba una fuerte luz de sol. Dentro se respiraba un aroma a perfume, era un cuarto limpio cálido y confortable. También había un gran espejo, de forma oval.

Chicos creo que he encontrado la habitación de Elizabeth.  Dije en voz alta esperando que me escucharan. Al parecer ya era de día, no me había dado cuenta del paso del tiempo en la mansión, en verdad había amanecido?
Sentí temor de echar un vistazo, aguante la urgencia de revisar las ventanas por si podíamos salir por allí, decidí esperar a que los demás vinieran también.

La cosa resulta aún más sorprendente, no solo es de día ya, sino que por las ventanas entra luz. Es imposible que entre luz, pues por mis cálculos mentales y visuales la habitación está rodeada por pasillos... no tiene ninguna lógica. 

Bien, entremos pero preparaos para encontrar a nuestros Romeo y Julieta muertos en la cama haciendo Romeitos y Julietitas...

Entonces Miguel entró en la habitación corrió una cortina y echó un vistazo por las extrañas ventanas.

Mientras mi amiga no quiera que me una a ellos, a mí como si hacen el pino solté entrando en la habitación y poniéndome a rebuscar en ella

Entro en la habitación, miro a David tras su comentario sobre el nombre

- ¿No te gusta el nombre de Elizabeth?

Empece a abrir los cajones de la habitación

- Si este es el cuarto de Elizabeth, debe haber algo, si recibió alguna contestación de Jonathan o si escribia algun diario debe estra por aqui, quizás encontremos alguna pista

Empece a registrar el cuarto, en los cajones, debajo del colchon, cualquier sitio era bueno para esconder algo

- Elizabeth era el nombre de mi mujer y no me gusta acordarme de ella. Es una coincidencia estúpida, lo sé, pero cada vez me es más difícil no pensar en ella.

Pasé del detalle de la luz del sol, era una rareza inofensiva que agradecer, pero no para perder el tiempo con ello. Levanté el acolchado y las sábanas de la cama buscando cualquier cosa, miré debajo de las almohadas y les saqué los forros para comprobar que no hubiese nada dentro. Me agaché para ver más debajo de la cama y dejé lo demás para el resto. Puede que secretamente esperase encontrarme a Romeo y Julieta como había dicho Miguel para poder descargarme con alguien.

Ya con todos allí me anime a entrar en la habitación, lo primero que hice fue mirar por la ventana para ver si se veía algo afuera, aunque fuera una ilusión podría ser un ápice de esperanza en todo esto.

Me llamó la atención el espejo ovalado, al pararme frente a él recordé aquella leyenda urbana que hablaba de bloody mary, la chica que aparecía en el espejo si la llamabas por su nombre 3 veces. No valía la pena intentarlo, ya había demasiados fantasmas en esta casa.

Decidí revisar tras el espejo por si encontraba algo.

Todos entraron en la habitación. Miguel pensaba que iban a presenciar, quizás, el acto de amor entre dos seres fantasmales. Marta, por su parte, se sentía decidida a encontrar algo y abrió primeramente el cajón del escritorio; Fred estaba intrigado por la luz natural así que se acercó a la ventana; David pensó en su esposa quien también se llamaba Elizabeth y en que coincidencia más dolorosa era aquella y, por último, Nacho no tenía problema en seguirles mientras esos espectros no quisieran unirlos a sus filas pronto.

Revisaron todo, al menos todo lo que pudieron.

Marta abrió el cajón y revisó su contenido. Lo que halló fue un pañuelo blanco bordado con encaje, un espejo pequeño, unos papeles (entre ellos varias cartas), un frasco de vidrio pequeño que debería haber contenido perfume hace mucho tiempo y una bolsita roja. Al abrirla ve un montoncito de hierbas oscuras, parecen resecas pero así y todo son parecidas a un montón de hojas de té, amargadas por el tiempo.