Partida Rol por web

La Compañia de La Barba Insondable

5. Un Corazón de Arena

Cargando editor
20/09/2020, 23:08
Amessis

Cuando la voz retumbó por todas partes, Amessis cayó de rodillas sobre la arena, sobrecogida por una angustia imposible de controlar. Se le empañaron los ojos y las lágrimas salpicaron sobre la arena oscura del desierto. La poderosa nigromante sollozó como no lo había hecho desde que la arrancasen de su hogar para llevarla junto a Safhotep, con el dolor y la pena desgarrándole el pecho. Aquella voz no le dijo su nombre, pero ella sabía quién era, y se preguntó si el terror y la desesperanza era lo que las almas de los muertos sentían cuando nadie los guíaba hacia los brazos de Osiris. Probablemente sí.

Intentó acallar el sonido de las sílabas, insondables, metálicas, pronunciadas a través de un casco de dientes afilados. Era como arañar piedra mientras abría cortes en la piel, heridas en apariencia superficiales pero que llegaban a atravesar la carne, y el rojo se mezclaba con el negro. Apretó los dientes contra los labios para no gemir. Estaba increíblemente asustada y lo peor es que sabía que estaba completamente sola e indefensa. Se clavó los dedos en los brazos y acabó por hacerse una herida en la boca por la fuerza con la que se mordía.

Pero cuando Set terminó de hablar, Amessis levantó la cabeza.

-Jamás.

No quería nada de lo que él había dicho. Lo rechazó por completo. No tenía deseos de dominación, de muerte o de poder. Su deseo era mucho más sencillo. Quería vivir y quería que la dejasen en paz.

 

Cargando editor
20/09/2020, 23:23
Set

No importa —dijo Set—. Encontraré a otro mortal que sea digno de los dones que tengo que ofrecer.

El tiempo se detuvo cuando el aguijón de un escorpión gigante te atravesó el esternón. Escuchaste un crujido y pensaste que una de tus costillas acababa de partirse. El tormento del veneno que se extendía rápidamente por tus venas te dejó rígidos todos y cada uno de los músculos de su cuerpo, y solamente podías pensar en huir a gatas de la fuente de ese suplicio. Pero no podías moverte. El alacrán gigante alzó la cola y te levantó en el aire, boqueando, pataleando espásticamente, cubierta de sudor, jadeando y con lágrimas fluyendo en sus mejillas. Sentías como si el dolor le estuviera haciendo pedazos todos los músculos de su cuerpo. Estabas indefensa.

Y tú... quedas desterrada de este paraíso, el que hubiera sido tu santuario. Que mis siervos te den la muerte dolorosa y lenta que mereces.

El aguijón del escorpión se deslizó en tu cuerpo, y sentiste como si cayeras, de nuevo al plano material, de vuelta a la dolorosa conciencia...

La maldición de Set te hace perder 6 puntos de Constitución. Haz los cambios pertinentes en tu ficha. Ya puedes postear para el resto de tus compañeros y contarles lo que has visto (si quieres).

Cargando editor
20/09/2020, 23:43
Amessis

Amessis despertó de golpe, el aire en sus pulmones entrando de golpe. Se le contrajo el abdomen cuando intentó soltar el aire, pero fue incapaz, sus ojos miraron en todas direcciones, presa del horror. Lo primero que vio fue a Nepthis, la agarró por el brazo con tanta fuerza que le hundió los dedos, mientras la miraba buscando un auxilio que la sacerdotisa no podía darle. Tenía que respirar por ella misma.

Pero el dolor era horrible, insoportable, cruel y devastador. Finalmente exhaló una enorme bocanada, tosió y volvió a inhalar, y comprobó que estaba viva. Se echó a llorar, se hizo un ovillo y allí se quedó durante un buen rato, sollozando en silencio.

-Se-ett mmmme h-ha hablado-do -gimió entre hipos-. Me... me ha ofre... ci-do s-ser su encarnación... y lo he... lo he... rechazado... Me ha... ha hecho... mucho daño.

Cargando editor
21/09/2020, 00:14
Jotnar

Jotnar agarró a Amessis por los hombros y se puso a darle palmaditas para confortarla.

¡Eres como una chiquilla!—refunfuñó a despecho del tono de alivio—. No vuelvas a tocar nada de este maldito sitio a la ligera, por los dioses. ¿Estás bien? ¿Qué demonios te hizo?

Mentalmente, añadió a Set a la lista de posibles candidatos a la patada en las pelotas.

Cargando editor
21/09/2020, 00:33
Lurzca

- ¿Set te ha hablado? - Preguntó incrédula y asustada, pues por alguna razón creía que lo que Amessis decía era cierta, pero no lo quería creer. - ¿Y qué te dijo, Amessis? ¿Qué quería de ti?

Cargando editor
21/09/2020, 00:39
Nepthis

Nunca habíais visto a Nepthis con un semblante tan adusto.

¿Que Set te ha ofrecido ser su encarnación? —repitió la sacerdotisa de Hathor en tono de auténtica consternación—. Creo que nos debes una explicación, mocosa. ¿Quién eres realmente?

Cargando editor
21/09/2020, 00:46
Amessis

Las palmaditas de Jotnar la reconfortaron mucho, más de lo que el enano podía llegar a imaginar. De modo que se tranquilizó en cuanto se supo a salvo, a pesar del miedo que todavía le provocaba temblores por todo el cuerpo. Pero luego vino Nepthis, con la delicadeza de un cactus, a remover brasas y heridas. ¿Por qué la trataba tan mal, con ese desdén, cuando ella no había hecho a daño a nadie? Le habían hecho daño a ella, pero la sacerdotisa nunca quería cuidar de Amessis.

La nigromante se calmó lo bastante para sentarse en el suelo, pero sin levantar la cabeza ni la mirada hacia sus compañeros.

-E-estoy bien, Jotnar -respondió al enano, aún con voz estrangulada. Gracias por preguntar-. M-me propuso ser su encarnación, le dije que no y... entonces un escorpión me atravesó el pecho -gimió, limpiándose la nariz con la muñeca, para acto seguido frotarse el esternón con angustia. En su voz había mucho dolor-. Set dijo... dijo que yo... que yo... No os lo he dicho, pero estoy marcada por Set desde mi nacimiento. Mi madre... mi madre estaba muerta cuando me dio a luz y, por lo visto... por lo visto eso me hace especial para Set. Cuando tuve edad suficiente, un sacerdote me trajo con él a Mishtan para enseñarme los saberes de la nigromancia. Saphotep, se llamaba. Fue él quién mantuvo a mi madre en un estado entre la vida y la muerte para que me alumbrase... y ahora Set me ha dicho que todo formaba parte de un plan... Envenenó a mi madre con una serpiente... 

Volvió a sorberse la nariz, no había levantando la cabeza en ningún momento, lo veía todo borroso.

-Siempre he renegado de Set. Osiris es quién debe prevalecer, pero parece que por mucho que sirva a sus propósitos, nunca seré una candidata para él... y eso me pone muy triste.

Cargando editor
21/09/2020, 08:56
Lurzca

- Set, Osiris... - La mestiza negó con la cabeza. - No me gusta que los asuntos de los dioses se junten con los de los mortales. Eso siempre trae problemas. - Comentó muy seriamente. - Pero te hemos elegido como compañera y eso es lo más importante. Ahora tus problemas son los míos. - Dijo más sonriente. 

Lo cierto era que Amessis parecía enferma. Más que de costumbre. Eso era realmente malo. Encontrarse en el interior de una pirámide maldita junto con una compañera moribunda, no era la mejor de las formas de afrontar el desafío que representaba encontrar a Horept. ¿Debían de abortar la misión? 

¿Cómo te encuentras Amessis? - Le preguntó finalmente. - ¿Crees que puedes seguir? - Se dirigió entonces a Nepthis. - ¿Puedes hacer algo por ella?

Cargando editor
21/09/2020, 09:41
Nepthis

—La imprudencia y la insensatez no tienen cura —respondió Nepthis, mientras agarraba a Amessis por los carrillos y la miraba fijamente—, pero si te refieres a lo que le ha hecho Set, tendrá que esperar a mañana para que pida a Hathor el sortilegio adecuado. ¡Enhorabuena, Amessis! Has conseguido adquirir la maldición milenaria que tanto ansiabas. Espero que estés contenta.

Cargando editor
21/09/2020, 14:09
Jotnar

—Dioses locos y locos jugando a ser dioses—refunfuñó Jotnar ayudando a Amessis a levantarse—. Lo único que entiendo y me importa de todo ese rollo es que hayas mandado a Set a la mierda.

Se sacudió las manos una vez la nigromante estuvo de pie. Lo cierto es que Nepthis había terminado por tener razón, pero ya era suficiente con que ella pinchase a Amessis con su palito imaginario de "te lo dije" como para que lo hiciera él también, por más que la situación se prestase. Y por más que la hubieran avisado los dos. El palito imaginario de "te lo dije" de Nepthis era mucho más poderoso que cualquier otro. Todo el mundo lo sabía.

—¿Y qué más da que Osiris no te ande pidiendo que seas su encarnación? No vas a ser menos por eso—añadió cuando Amessis confesó lo último—. Además, si te odiase por algo de lo que no tienes culpa te fulminaría de un rayo o alguna de esas cosas que suelen hacer los dioses cuando se cabrean. Es el otro quien está siendo desagradable, no él.

La nigromante tenía ahora el color ceniciento de un muerto y aquello resultaba lo suficientemente desagradable como para queno le gustase. Pero estaba seguro que muy pronto no iba a ser la estética lo único que no le gustase. Nunca era tan fácil con las maldiciones.

—Bien, sigamos. Cuando antes terminemos con este dichoso encargo, antes podremos largarnos y antes podremos esperar en un lugar seguro a que Nepthis pueda arreglar esto—carraspeó y levantó un dedo hacia Amessis como si fuese un escriba resaltando una parte importante de la lección—. Y saquemos la cautela del bolsillo. A partir de ahora na-da-de-to-car-co-sas-al-a-zar. ¿De acuerdo?

Cargando editor
21/09/2020, 18:17
Amessis

Los ánimos de Lurzca hicieron sonreír a Amessis, pero no fue hasta que Nepthis le alzó la cabeza cuando enfrentó las miradas de sus amigos. Desde luego, como carta de presentación, estar marcada por un dios que desea destruir el panteón mulhoradiano no era especialmente buena y no es algo para ir contando alegremente por ahí. Haber sido forzada a aprender sus técnicas malditas de Set no había sido elección suya, pero rechazarle y aceptar llevar la palabra de Osiris sí que había sido su decisión. De modo que rechazar una bendición para quedar maldita no debía ser para tanto. Solo tenía que ignorar el hecho de que le costaba respirar y apenas podía mantenerse consciente.

Quiso replicar a Nepthis, pero no tenía fuerzas para soportar su desdén y tampoco quería darle más motivos para meterse con ella. Era la que más debería entender la dualidad a la que Amessis se había visto sometida, sin embargo su única preocupación era llamarla estúpida. Ojalá tuviera una voluntad y una fe tan fuertes como las de la sacerdotisa. Claro que también estaría bien tener a un dios de tu parte como ella tenía a Hathor. Ella solo tenía enemigos. Por todas partes.

Jotnar la ayudó a ponerse en pie y se mantuvo erguida solo porque él la estaba cogiendo de la mano. Escuchó todo lo que el enano tuvo que decirle, las lecciones que un padre debería haberle dado, pero que jamás recibió y al final, con las lágrimas corriendo por las mejillas, cayó de rodillas frente al enano para darle un fuerte abrazo. En realidad no podía tenerse derecha de las pocas fuerzas que tenía, pero igualmente necesitaba estar a su altura para rodear la enorme envergadura de Jotnar.

-Gracias -sollozó en el hombro del enano, hundiendo la cara con fuerza en su hombro-. No volveré a tocar nada, lo prometo... lo siento... Creía que no me querríais... ya es bastante raro ir levantando cadáveres por ahí... Gracias... por ser mis amigos. 

Se puso en pie otra vez y recogió sus cosas. Solo cuando los demás dejaron de prestarle atención, Amessis se llevó la mano a la boca para cubrir unas toses que no sonaron demasiado bien. Cuando apartó la mano, estaba llena de sangre. Se limpió el labio.

-Estoy perfectamente -aseguró, con una sonrisa perezosa.

Estaba perfectamente jodida.

Cargando editor
21/09/2020, 21:27
Jotnar

Jotnar le dio unas palmaditas en la espalda a Amessis cuando esta se deshizo en lágrimas. La verdad es que no entendía cómo rayos se le podría haber pasado por la cabeza "que no la querrían" por algo sobre lo que no tenía control.

¡Ja! ¿raro?—dijo—. Querida, soy un enano abstemio al que le gusta la jardinería y tiene un coco dotado de consciencia como compañero. ¡A Dumathoin le vas a hablar de gemas!

Esperó a que se levantara para poder seguir.

Además, no veo más raro que te ataque uno de esos pollos esqueléticos a que te achicharre una bola de fuego creada de la nada. Y esas están a la orden del día con los magos.

Trivia: Dumathoin es el dios enano de la riqueza enterrada, menas, piedras preciosas, minería... Básicamente la frase es la versión enana de "¡A Noé le vas a hablar de lluvias!" xD

Cargando editor
21/09/2020, 21:59
Narrador

Con Amessis más o menos recuperada de su encuentro con Set en el delirio inducido por las aguas encantadas, tomasteis la única salida de la sala. Volvisteis a ascender por un nuevo tramo de escaleras hasta que el pasadizo terminó de forma abrupta en una pared. Allí, evidente, había una argolla de bronce. Al tirar de ella, la pared se deslizó hacia el techo: estabais emergiendo una puerta secreta, indistinguible del resto del muro desde el otro lado. 

En el medio de aquella habitación había un obelisco de piedra negra que flotaba y giraba perezosamente sobre su eje, a un par de palmos por encima de una suerte de pozo de piedra poco profundo. En él que ardía una llama verdosa que no emitía calor alguno, sino frío. Había una zona más alta en el borde de piedra del pebetero donde estaba engastado un ankh de cobre, su extremo circular apuntando hacia abajo. Parecía poder girarse, si tuvierais algún motivo o ánimo de hacerlo.

Había dos puertas que salían de esta habitación. 

Cargando editor
21/09/2020, 23:49
Jotnar

Jotnar entornó los ojos suspicazmente ante la presencia del obelisco.

¿Es estrictamente necesario llenar las pirámides de cosas extrañas?—comentó mirando a sus compañeras—. Ya podrían poner algo más normal como decoración, no sé, un jarrón, unas flores, unos jeroglíficos en las paredes... pero no. ¡Obeliscos flotantes y ominosos con fuegos de colores raros!

Gruñó.

Vale, no nos acerquemos a esa cosa. Diría de tomar el camino que parece ir al centro de la pirámide, ¿os parece?—preguntó—. No soy arquitecto pero tengo entendido que es ahí donde suelen estar las tumbas.

Cargando editor
22/09/2020, 00:04
Lurzca

No creo que sea buena idea tocar el obelisco... - Dijo la mestiza y aunque podía sonar a burla por lo anteriormente sucedido, lo decía muy en serio y a modo de advertencia. - No hemos venido aquí por esto. 

Y es que Lurzca tenía muy claras cual eran sus prioridades, que no eran otras que encontrar a Horept y salir de allí cuanto antes. Esa era la única razón por la que aquella mujer seguía en aquella tumba, acabar el trabajo. La recompensa y el deber era lo que movía en ese momentos a Lurzca. 

Aquella sala les brindaba dos posibilidades, dos caminos. Uno seguía en paralelo al río y el otro se adentraba presumiblemente, hacía el centro de la tumba. Parecía evidente, o al menos lo era para la mestiza, que de hallarse su objetivo en la pirámide, se encontraría junto al resto de miembros de su expedición, en la zona central de la tumba.

No es que Lurzca hubiera estado en muchas pirámides, pero lo poco que sabía de ese tipo de enterramientos era que el dueño de la tumba solía preferir ser enterrado en la zona central de las mismas. El corazón de la pirámide y el lugar más resguardado de la misma. Era allí donde sin duda se hallarían los sacerdotes realizando... Lo que fuera que estuvieran haciendo.

Creo que es mejor que sigamos recto. - Señaló la mestiza. - No nos quieren aquí y si llegamos de forma frontal junto a ellos, la cosa puede ir muy mal. Creo que es mejor hacerse una idea general del complejo y localizar exactamente dónde se hallan los miembros de la expedición, antes de intentar nada... - Miró a Jotnar. - Aunque puedo equivocarme. - Luego miró a las dos mujeres. - ¿Qué opináis?

Notas de juego

Nos hemos pisado! Pero creo que ha quedado bien.

Cargando editor
22/09/2020, 00:10
Amessis

Amessis se portó como una buena chica y no tocó nada en la siguiente sala. Usaba la guadaña para apoyarse en el suelo a modo de bastón, fingiendo ser la perezosa chica de siempre. De tanto en tanto notaba un ataque de tos y trataba de que los demás no la oyesen. Notaba el sabor metálico de la sangre en la lengua. Set la había dejado hecha unos zorros, pero podría haber sido mucho peor. Como cuando la torturaron y la arrojaron sobre una pila de cadáveres dejándola por muerta. Claro que en aquel entonces estaba tan entumecida por el dolor que casi no lo podía notar.

Se sostuvo sobre la pared mientras los demás discutían el rumbo a seguir. No tenía ganas de discutir, pero tampoco quería estar dando vueltas sin ton ni son por una pirámide maldita por Set.

-Al centro de la pirámide. Cuanto antes acabemos con esto, antes podremos volver a casa.

Cargando editor
22/09/2020, 09:44
Nepthis

Nepthis examinó el obelisco y el anhk pellizcándose la barbilla mientras el resto de la compañía decidía qué rumbo seguir a continuación.

—Su función o significado se me escapa —confesó la sacerdotisa de Hathor alargando la mano en dirección al monolito negro—, aparte de lo obvio: el anhk está bocabajo.

Después de la mala experiencia que había tenido Amessis dejasteis el obelisco en paz, de momento. Os dirigisteis hacia la salida que, pensabais, os podía dirigir al centro de la tumba donde, aventurabais, podía estar Horpet. Por el pasillo, Nepthis miraba de reojo a Amessis, viéndola apoyarse en su tétrica guadaña como si fuera el bastón de un anciano. No sentía el más mínimo remordimiento por la dureza de las palabras que le había dirigido, pues Nepthis era áspera como la piedra pómez, y realmente opinaba lo que había dicho en voz alta. La nigromante, en su opinión, se había comportado como una cría que jugara con poderes muy por encima de su comprensión y, al hacerlo, los había puesto en peligro a todos. Pero eso no significaba que no lamentara el hecho de no poder hacer algo inmediatamente por aliviar su sufrimiento.

Sintiéndose impotente, decidió ayudar a quien sí podía. 

—Un momento, Lurzca.

La sacerdotisa de Hathor canalizó el poder de la varita de nogal y Lurzca sintió como sus heridas se iban cerrando poco a poco. Estaba segura de que Amessis se ofendería al pensar que ayudaba a la semiorca y a ella no, pero le daba igual lo que pensara. Ella sabía lo que estaba en su mano cambiar y lo que no.

Tras cruzar un pasillo cubierto de frescos de pintura estropeada desembocaron en lo que parecía la entrada de la tumba. Había una gran estatua, erosionada por el paso del tiempo, que parecía representar al Rey-Dios Akhenseti. Se alzaba sobre un pedestal en la que había una inscripción en jeroglíficos, y sus ojos parecían tallados con relucientes piedras preciosas, que irisaban bajo el brillo de las luces que portabais.

Había cuatro salidas de aquella estancia.

Nepthis ha gastado una carga de su varita de Vigor menor.

 

(x) Lurzca: 41/55 (Círculo mágico contra el mal 10' radio 95 minutos, Convicción 95 minutos, Curación rápida 1, 10 asaltos)

(x) Amessis: 14/14 (Convicción 95 minutos, Maldición de Set)

(x) Nepthis: 34/34 (Convicción 95 minutos)

(x) Jotnar: 56/56 (Convicción 95 minutos)

 

- Tiradas (1)
Cargando editor
22/09/2020, 10:28
Lurzca

No me gusta como me mira la estatua. - Dijo la mestiza. - No es buena cosa. - Negó con la cabeza y el corazón latiendo asustado. - Nada buena...

Que no le hubieran hecho caso con la elección de la ruta no le molestaba. Tampoco se le recriminaría de tener problemas más adelante por no haber investigado un poco más. Al fin y al cabo, las decisiones se tomaban en grupo. Esa era su fuerza y así debía ser. Además, cuanto antes salieran de aquella tumba, mejor. Lurzca no estaba a gusto en aquel lugar maldito. 

Fue entonces cuando sintió, como al mirar directamente a los ojos de la estatua,su cuerpo y sobre todo su mente sufrió la tendencia de quedarse embobada mirándola. No obstante, en el último momentos pudo resistirse a su influjo.

¡Cuidado con la estatua! - Les dijo a sus compañeros. - ¡No le miréis a los ojos u os desparramará los sesos!

Dicho aquello, siguió a lo suyo. A ambos lados de la estatua había dos puertas. La estatua parecía estar protegiéndolas. Posiblemente en el interior de la sala siguiente se encontrarse la sala del sarcófago. Su destino final y el lugar donde debían encontrar a Horept. No podían simplemente entrar y ver que pasaba. Tenían antes que, de alguna forma comprobar que había del otro lado y prepararse para lo peor. 

Lurzca se acercó a las puertas y trató de escuchar del otro lado, pero parecían demasiado gruesas y o bien nadie había en la habitación contigua o podía ser que estuvieran en completo silencio. Algo que creía imposible. 

- No oigo nada... - Informó al resto.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Tengo una poción de agrandar persona y puedo convocar a una avispa gigante. 

Cuando creéis que debo usarlo?

Cargando editor
22/09/2020, 14:29
Amessis

Nepthis estaba siendo especialmente hiriente con Amessis. Y así era la vida, la sacerdotisa podía ser árida como el desierto, que Hathor la bendecía todas las mañanas. La nigromante podía ser un gato perezoso, que las maldiciones se desplomaban sobre ella, tanto si hacía las cosas a propósito como si no. Decidió no reaccionar a su gesto, a pesar de que el dolor físico se mezclaba con el anímico. No era tan complicado ser un poco más amable, ¿no? No por ello iba a pensar mal de su compañera ni la querría menos. Pero no estaba de más un gesto bonito por su parte; los gestos bonitos no se gastaban como las cargas de una varita.

Decidió no darle más vueltas, porque no cambiaría nada, seguiría tratando a la nigromante del mismo modo, creyendo tener la verdad absoluta de sus afirmaciones y siendo absolutamente antipática.

Cuando entraron en la sala de la estatua y Lurzca avisó que no mirasen a los ojos aquella cosa, Amessis se alejó todo lo que pudo, pegándose al muro contrario para poner distancia entre la estatua y ella.

-Esto parece una antecámara -comentó desde su posición-. Quizá tengamos que continuar por esas puertas que hay a ambos lados de la estuata.

Cargando editor
22/09/2020, 20:15
Jotnar

Jotnar no había mirado la estatua de todas maneras por una sencilla razón: siempre eran más altas de lo normal para él.

Soltó algo a medio camino entre un suspiro y un resoplido. La maldita pirámide era enorme y con un miembro del grupo maldito no es que pudieran permitirse están dando paseos sin saber dónde estaban los eruditos... pero es que no sabían dónde estaban los eruditos así que no les quedaba otra.

O volver en dirección a la puerta buscando si han dejado algún rastro. Porque sabemos que cerrar, la cerraron—dijo—. En fin, no es que me haga gracia aumentar las posibilidades de de toparnos con la momia pero si esto es una antecámara y vamos por donde dices al menos comprobaríamos si tu teoría sobre si andan haciendo cosas cuanto menos... cuestionables aquí dentro es cierta.

Hizo una pausa.

Qué demonios, su interes en este sitio ya es cuestionable de por sí. Pero me habéis entendido.

De las dos puertas a ambos lados de la estatua... ¿la de la abajo-derecha por ejemplo? A priori parece que ambas fueran a la misma sala pero nunca se sabe hasta que se entra.