Partida Rol por web

Tras el rápido ataque de Raff al Hobgoblin que estaba ileso, Hodrum aprovechó para sacar un virote y recitar un breve conjuro.

El virote se tornó de un color rojizo y salió disparado en dirección del otro Hobgoblin que permanecía de pie, clavandose en su pecho con un fuerte crujido.

- ¿Todos enteros? - Dijo Hodrum hechando un vistazo al resto del equipo y viendo que habían tenido dias mejores. - Lo lamento pero no los vimos venir. -

El estacazo de Raff acaba con el Hobgoblin, el saqueador acierta en el punto más débil de la criatura y ésta cae al suelo desangrada.

Después Hodrum lanza un certero hechizo emulando un proyectil de ballesta que atraviesa la cabeza del último hobgoblin superviviente.

Estuvo cerca, pero viviréis otro día para contarlo.

Talasek mira a su alredero y suspira aliviado al veros a todos en pie. Después torna la mirada hacia Élise que parecía malherida y se aproximó.

¿Necesitas mi ayuda? 

Pregunto solemnemente poniendo sus manos sobre las heridas de su compañera.

Élise se mantuvo en pie con dificultad, apoyada en la espada —que clavó en el suelo para sostenerse— y dejando caer el escudo al suelo. La espada de pura fuerza que había conjurado, simplemente se deshizo en el aire a un gesto suyo. Habían interrumpido su sueño y a punto habían estado de matarla, pero no habían conseguido acabar con ella. No, resistía un día más.

—Estoy bien —respondió a Hodrum, aunque el tono de su voz no dejaba lugar a dudas de que estaba malherida—. No os preocupéis, no es vuestra culpa. Estas criaturas son peligrosas y la noche les favorece.

En cuando Talasek se la acercó, sonrió. El paladín era un baluarte, siempre firme. Daba igual a que se enfrentaran, podían confiarle sus vidas, y él no les defraudaría.

—Gracias. Me vendría bien...

Élise decía que estaba bien, pero a vista de todos estaba que era la que peor parte se había llevado durante la batalla.

- Curad a los que peor están, yo tan solo me he llevado un corte. - Estaba preocupado por sus compañeros, debido a ese ataque la vida de Élise había corrido peligro.

Hodrum miró los cuerpos de los asaltantes, quería descartar que ese ataque fuese organizado por alguien. - Voy a revisar los cuerpos de los Hobgoblins por si llevan algo que nos pueda ser útil. - Fue uno por uno mientras sus compañeros se encargaban de las curas.

—Vivo, si. Entero, no— respondió Raff con una mueca adolorida, ahora que la adrenalina bajaba y le recordaba la seriedad de las heridas— Se que me quejé de aquel gallo insoportable que me despertaba de madrugada en el Pez Silbador, pero en retrospectiva, no era tan terrible—masculló entre dientes.

El pícaro se sentó junto al fuego para quitarse la camisa agujereada y comprobar que tan fea era la herida. Efectivamente, tenía un par de tajos importantes: uno  en el abdomen, que fue el que lo despertó, y uno en el hombro izquierdo, pero que originalmente había ido apuntado a su cabeza pero que había "esquivado" por reflejo tras despertarse con el primer impacto—Todo en orden— dijo guiñando un ojo picarón a nadie en particular. Si no estuviera sangrando y si no tuviera la boca torcida en una mueca desagradable, hasta habría habido algo de levemente sensual en el gesto del nirondés.

—Si, si. Tu revisa, yo creo que me voy a quedar junto al fuego un rato. Fíjate si de casualidad encuentras virotes. O algo de beber... Y no te olvides de mirar dentro de las botas también —le indicó al mago— ¿Alguien sabe cuanto falta para el amanecer?— preguntó para luego mirar a Élise y al paladín— Si tenemos que movernos de inmediato, creo que sería un buen momento para estrenar esos pergaminos— obviamente, al haber crecido en las calles, Raff no iba a dar señales de debilidad, pero también por haber crecido en las calles, no le daba demasiada vergüenza pedir ayuda si la necesitaba. Y una rápida mirada a los cortes indicaba que efectivamente iba a necesitarla.

Mientras Talasek invoca el poder de San Cuthbert para proporcionar unos primeros auxilios a Élise, Hodrum se afana en rebuscar entre los cadáveres de los Hobgoblins. El mago va apilando los cuerpos en una pira algo alejada de vuestro campamento, mirando indignado de reojo a Raff que se ha negado a ayudarle.

Talasek echa un ojo a Raff y después mira al cielo -. No tardará en amanecer - dice con la voz entrecortada -. Espero estar más atento y poder dar la voz de alerta ante otra posible amenaza... 

El paladín estaba contrariado, para él había sido un fracaso verse sorprendido por los hobgoblins y se cargaba de culpa pensando que había puesto en grave peligro a sus compañeros.

Descansa Raff. Confía en mí - dijo ahora reconfortándose a sí mismo.

Por suerte para todos, el resto de la noche pasa sin incidentes. Habéis tenido algo de tiempo para curar vuestras heridas y el paladín echa un vistazo a todo el grupo, atisbando posibles necesidades de curación ahora que San Cuthbert ha atendido a sus oraciones.

Por suerte, no hubo nuevos incidentes y pudieron descansar sin problemas. Se sentía un poco mejor tras dormir, aunque hubiera sido un sueño ligero por culpa de las heridas y el miedo a otro ataque por sorpresa.

Aún así, no estaba completamente curada, así que en cuanto se despertó y rezó —más tarde de lo habitual, pero al menos bañada por la radiante luz del sol—, lo primero que hizo fue sanarse. Ojalá que no, pero era muy probable que volvieran a encontrar algún enemigo por el camino, y debía estar en plena forma para sobrevivir a cualquier enfrentamiento.

Tuvieron el campamento levantado poco después, con las tiendas plegadas, los sacos recogidos y un poco más de carga en las mochilas, gracias a lo que se llevaban de los asaltantes nocturnos; los hobgoblins no tenían mucho, pero lo poco que llevaban serviría a un fin superior una vez volvieran a la ciudad.

—Es hora de ponernos en marcha —dijo mirando alrededor, en busca del camino a seguir.

El tiempo que habían perdido a costa de la emboscada significaba que tendrían que forzar la marcha un poco más. Sería una jornada agotadora, pero lo único que no podían hacer era sufrir retrasos; muchas vidas dependían del éxito de aquella misión.

Bakaranar se desperezó y recogio sus cosas. Sentia de nuevo el impetu de la magia en su interior. Las heridas del dia anterior parecian sanadas

- No malgasteis magia en curarme, de momento aguanto dijo mientras vendaba el corte en la cabeza para que no se le ensuciase.

Acto seguido se intento orientar, pero el golpe parecia que le habia afectado, claramente estaba todavia desorientado

Raff abrió los ojos para encontrar un cielo ya celeste. Tardó en incorporarse, queriendo disfrutar del leve estupor de quien recién despierta, antes de levantarse para acordarse de qué y cómo le dolía. Por suerte, los moratones y raspones no iban a ser problemas, y en la vida del aventurero el dolor muscular es prácticamente un compañero más del grupo, pero no estaba tan acostumbrado a dormir tras llevarse unas buenas puñaladas, y al principio se movía un poco torpe en su intento por no reabrirse las heridas.

Mientras todos se dedicaban a recuperar sus conjuros, fuera rezándole a una deidad, enterrando la cabeza en un libro o enterrándola en el lodo del suelo, Raff comenzó a levantar el campamento y ponerlo en su mochila, al tiempo que iba masticando la carne seca que le hacía de raciones.

Otro día más de marcha ¿Cuantos iban? ¿Cuantos faltaban? Apenas había sido su primera noche a la intemperie ¿No? Pero no importaba, el Halcón-Serpiente-lo que fuere y sus cultistas estaba esperando, y Raff iba a tener la amabilidad de mandarlos a hacer compañía a los hobgoblins, que por su manía de emboscarlos siendo mayoría apabullante seguro eran amigos de aquel grupo que había intentado matarlos hacía ya semanas, en sus primeros días en Greyhawk.

—Eh... yo no soy quién para guiar a nadie, pero yo creo que hemos llegado por ahí donde señalas— le comentó al druida desorientado— ¿Seguro que Findar no sabe leer mapas?

No es que no confiara en el druida, el hombre sabía moverse mucho mejor que ella en los bosques, pero...

—Mmm. Yo estoy más convencida de que es por ahí. —Pensativa, miró ambas direcciones y suspiro—. Oye, ¿y si te conviertes en un pájaro? Tal vez desde el cielo sea más fácil encontrar el camino.

Si no recordaba mal, tenían que dirigirse a un paso entre las montañas. No sería muy complicado guiarse desde el cielo.

Hodrum había sacado un botín bastante aceptable de los Hobgoblins, ya que no esperaba sacar gran cosa de ellos. Después de apilar los cuerpos a medida que había ido registrandolos volvió a reunirse con el resto del grupo que habían terminado con las curas.

Hodrum se quedó haciendo guardia junto a Talasek y por suerte no hubo ningún otro incidente hasta que amaneció. La herida se le había cerrado y tan solo quedaba una costra cubriendo el pequeño corte.

Se acercó a Raff para entregarle el botín, aprovechando para coger una de las raciones de viaje que acababa de sacar. Después lo ayudó a recoger el campamento.

Cuando todos habían recogido sus cosas Hodrum se dirigió bosque a traves. - No perdamos más tiempo y pongamonos en marcha. - Dijo al resto de sus compañeros haciendose espacio mientras apartaba unos matorrales.

El paladín de San Cuthbert invoca una vez más el poder divino de El del Garrote para volver a curar las heridas de Élise que ya tienen mejor aspecto.

Sí, es hora ponerse en marcha - afirmó el paladín tras oír las palabras de Hodrum.

Como siempre, el paladín cerraba la comitiva echando la vista atrás de cuando en cuando para descartar que nadie estaba siguiendo vuestros pasos.

A pesar de que Barakanar parece no haberse despertado tan lúcido como de costumbre. Era un hombre fiable* y Talasek decide seguir el sendero que el druida ha marcado como el correcto a juzgar por el mapa.

Después de cinco horas de viaje, encontráis un desfiladero de unas 50 yardas de largo y 40 pies de profundidad. Parece que un río se abrió paso aquí hace muchos años, pero ahora está seco.

Los lados del desfiladero son muy empinados y es imposible descender sin las herramientas correctas. Las rocas parecen estar sueltas en muchos lugares, lo que hace que la escalada parezca muy peligrosa.

El fondo del desfiladero está embarrado y lleno de rocas y piedras redondeadas. Se pueden ver charcos poco profundos de agua desde la parte superior de la garganta. Parece que se ha recolectado una gran cantidad de agua durante las fuertes lluvias, lo que representa la gran cantidad de lodo. En el fondo de las paredes del desfiladero, el suelo está lleno de rocas irregulares que parecen haberse desprendido.

Un puente de piedra atraviesa la garganta. Parece ser viejo, pero también parece ser de construcción robusta enana. Es lo suficientemente ancho como para que tres criaturas de tamaño humano caminen juntas.

Por suerte, encontraron el camino sin perderse, sin malgastar tiempo que no tenían dando vueltas por el peligroso bosque. Pese a la duda inicial, resultó que Barak, incluso pareciendo indeciso, se movía bien por allí. Era su hogar y conocía las señales; lo que para otros habría resultado imposible de ver, para él era claro como el agua cristalina. Más de una vez, Élise se recordó confiar un poco más, a tenor del gran trabajo que estaba haciendo no solo el druida, sino todos sus compañeros en general.

Así, llegaron a una garganta de mediana profundidad pero difícil; si caían allí abajo les costaría mucho salir, tanto que seguramente tendrían que acabar por recorrer el desfiladero en busca de un punto más adecuado para escalar. Era el motivo por el que debían de haber construido aquél puente allí, pero también significaba que era seguramente el lugar más peligroso de la zona: tirar a alguien al fondo no significaría la muerte, pero si un buen daño pese al fango del lecho del río; nadie se lanzaría por propia voluntad, y quien lo hiciera sería un buen blanco para cualquiera situado a los lados y a mayor altura. Así que, una emboscada allí, tendría como resultado encerrar a quienes cruzaran el puente u obligarles a caer hacia su propia muerte.

—No me gusta —declaró, analizando el lugar—. Deberíamos pasar en parejas.

Si una pareja lograba pasar, sería capaz de proteger el avance del resto. Si atacaban antes, los que se quedaran atrás podrían cubrir la retaguardia si había que retroceder. Hizo saber al resto su deducción, lo que a priori a ella le parecía un buen plan, y esperó a que aceptaran o expusieran otro, aunque al menos esperaba que no fueran a una.

Hodrum estaba feliz, era su cumpleaños aunque ahora no era momento de celebración, pero sabía que en su comunidad todos se acordaban de él.

Tras unas cuantas horas caminando llegaron a un desfiladero bastante largo y profundo. Por ahora habían descartado la posibilidad de cruzarlo realizando descenso y posteriormente escalada. Siguieron andando por el lateral del desfiladero y a lo lejos vieron un puente viejo pero robusto.

Recortaron la distancia hasta el puente. Pudieron ver que para pasar no entraría todos juntos y ante una emboscada serían un objetivo fácil.

Élise se adelantó dando su opinión y Hodrum estaba de acuerdo a medias. - A mí tampoco me gusta, pero no conseguiremos nada pasando de 2 en 2. Si la primera pareja es emboscada se encontraran en cueros y sin apoyo. - Miró a Barakanar, el cual les podría ser de ayuda. - Nuestro amigo se puede transformar en un ave y nos ayudará como avanzadilla. Puede mirar si hay movimiento en el otro lado del puente, incluso adentrarse un poco en los arboles cercanos por si esperan a que algún incauto cruce. - Le resultaba curioso que el puente estubiese desprotegido y sin rastro de ningún peligro. - Si al final tomamos esta opción, aconsejaría mirar por la parte de abajo del puente no vaya a ser que hayan enemigos esperando escondidos bajo este. -

Para evitar encuentros repentinos decidió sacar su ballesta y recargarla. Dejar sus armas preparadas y pensar en que conjuros podrían ser útiles en un enfrentamiento con tan poco espacio para manejarse.

Incrédula, miró a Hodrum con una ceja enarcada. ¿Era realmente consciente de sus palabras?

—¿Por qué un ave que empiece a explorar por la zona, si resulta que hay enemigos, no resulta llamativa, verdad? Si va Barakanar solo y le descubren, un ave es un blanco fácil para un arquero avezado, y él solo, en esa forma, tendrá menos posibilidades de defenderse que dos de nosotros preparados para un ataque repentino. —Negó—. Si es por miedo a una emboscada, me ofrezco ir en la primera pareja. Si algo ocurre, seré capaz de resistir hasta que los demás hayáis cruzado.

- Veo aves en los cielos*, dijo Barakanar. No veo inconveniente en echar tranquilamente un vistazo. No creo que haya tanto degenerado que dispare a todo pajaro que vuela, porque entonces los humanos hace tiempo hubiesen agotado las flechas de este mundo.

- Tardare un rato, porque al principio volaré alto, si no objetais nada, señores