Partida Rol por web

Apretó las manos cariñosamente.

-Mi reina como os dije no me gusta dejar las cosas al azar. Puede que en los libros siempre triunfe el amor, pero en el mundo real, estas situaciones terminan por decicirse con una afrenta al honor y un combate y tan solo uno de los dos queda con vida. Y yo no podría batirme contra su esposo.

Hablo con tono melancólico, ojala todo saliese bien, pero la cruda realidad solía imponerse. Gurne soltó con suavidad las manos de Marian y se levanto, como si sus propias frases le hubiesen traído al mundo real.

-No digo que vaya a renunciar a lo que siento, pues seria renunciar a mi mismo, pero por desgracia y a nadie le duele mas que a mi, ahora estoy con los brazos atados en ese tema.

Me quede en silencio, claramente algo perturbaba mi pensamientos, algo que daba vueltas en mi mente pero no sabia si era bueno decir... Pase unos seguros quieta mirando el suelo y mordiendo me el labio, dejando claro mi nerviosismo...

Puedo... ¿Puedo confesaron algo? ¿Prometéis no odiarme por ello...? le pregunte con miedo en mi voz mientras cogía aire y esperando su respuesta...

Ya de pie Gurne observaba a la reina, estaba claro que algo la inquietaba. Cuando por fin se decidió a hablar... ¿Como decirle que no?

-Yo os he hablado libremente y vos me habéis escuchado, es de justicia que yo haga lo mismo. Y no os preocupéis, nada de lo que digáis puede hacer que os odie.

Me mordía el labio compulsiva ente sin saber muy bien como decir mis palabras, mediando las un poco en mi mente y mirando lo de reojo sonrojando me... Yo... Envidio a esa mujer... La envidio muchísimo... Ojalá yo tuviera a un hombre tan maravilloso queriendo me a su lado... dije finalmente notando una ola de calor recorrerme. Mi mirada estaba clavada en el suelo, no quería levantar la vista, pues sentía una vergüenza increíble ante loa un estaba diciendo, notaba mis mejillasa arder mas sonrojadas que nunca.

Se que no... Que no esta bien que yo diga eso, que eres el primogénito de mi marido, que encima es el rey, pero... apreté mis manos en la falda de mi vestido, deseando que me tragara la tierra ahora mismo Lo... Lo siento... No, no debí decir eso...se que no es propio de una dama... Yo... Lo... Lo siento... dije levantando me apra salir de allí antes de meter mas la pata...

Gurne alzo una ceja, por la conmoción, por suerte era un hombre de acción y estaba acostumbrado a pesar rápido. Soltó un bufido, señal de protesta contra si mismo por lo que estaba apunto de hacer.

Antes de que Marian tuviera tiempo de alejarse, el príncipe la agarro por una de la muñecas deteníendola y con una zancada se puso tras ella, la abrazo envolviéndola entre sus poderosos brazos y susurro a su oído.

-Y es por eso mi reina que esto no puede ser más que un cuento... no puedo reclamar a la esposa de mi padre, no puedo tomarla, no puedo verla furtivamente. El rey espera de mi mucho... seria una traición a mi rey y una deshonra a mi padre.

Me quede completamente quieta escuchando sus palabras abriendo cada vez mas y mas los ojos, mis brazos estaban completamente caídos a los lados de mi cuerpo, notaba cada palabra entrando en mi y mi sonrisa se iba ampliando...

Cuando conseguí volver a respirar eleve mis brazos y lo rodee con ellos, pegando mi cuerpo al suyo, notando por primera vez la calidez de su cuerpo contra el mío Yo...quieres... Decir que... lo mire unos segundos como si una parte de mi deseara que dijera que si y la otra que no, pues mi corazón iba a toda velocidad y el podía notarlo golpear contra el.

Escuchasteis una voz por el pasillo, alegre e infantil.

- ¡Padre! ¡Padre! ¿Donde estais? Madre me manda daros un recado, es importante...¡Padre!

Respiro hondo, se sentía realmente aliviado como si se hubiese quitado un peso de encima, tomo aire para contestar, pero una voncecilla le devolvió una vez mas a la realidad, y esta vez no había sido su conciencia.

-Mi reina, ahora sabéis lo que siento, aunque puede que hubiese sido mejor callar, pues temo que os he condenado al mismo infierno por que yo viajo. -Dijo rápidamente.

Luego se separo un par de pasos, sin apartar la vista de Marian, y volvió a alzar la voz.

-Aquí Lucc, pasa hijo mio.

El niño entro corriendo pero al ver a la reina hizo una reverencia y se puso serio. Saludo a su padre como un militar y hablo.

- Con su permiso magestad. Madre os busca padre, quiere saber si os llevareis el uniforme de gala para plancharlo antes del viaje.- dijo el niño esperando estar comportandose como se supone que deberia delante de la reina.

Me quede como una estatua, quieta, sin ahabla, completamente colorada, mirando al muchacho sin decir nada, solo sonriendo, claramente esta un poco en shock, sabia que Gurne me miraba de forma especial, pero de ahí sesgar enamorado había mucho camino... Cuando mi mente reacciono me moví acercándome a Lucc y acariciando su cabello mientras me agachaba y pena mi mejilla hacia el.

¿Le brindáis un beso a vuestra reina noble caballero? le pedí mirando de reojo a Gurne aun colorada por lo sucedido...

El niño se relajo un poco, puede que demasiado.- Claro señora abuela.-dijo dandotelo con cariño. Despues miro a su padre y farfullo.-Quiero decir... si.. mi reina.

Al caballero volvió a dibujársele la sonrisa en su rostro debido a la aparición de su hijo. Sobretodo cuando llamo abuela a la reina, le costo no reír.

-Bien hecho Lucc, ahora iremos a buscar a tu madre. Aunque lo cierto es que no estoy acostumbrado a acudir a los templos, ¿Que decís mi reina, debo llevar el uniforme de gala?

A pesar de todo, su mirada siempre volvía a Mirian, como si dudase de si lo que acababa de ocurrir era solo un sueño.

Me eche a reír por aquello de que me llamara abuela, siempre me hacia gracia pues tenía casi edad de ser su hermana, pero aquel niño tenía algo que me emocionaba, quizás porque había perdido la esperanza de tener mis propios hijos, al menos pronto... Y... Veía en el lo que tanto quería...

dile a tu madre que si lo prepare, un buen guerrero debe mostrar sus galas siempre y después ve a buscar a Elen y le dices que te de unas cuantas de mis galletas de chocolate¿Si? le dije sabiendo que mi ayudante personal le daría cualquier cosa pues sabia que lo adoraba.

El niño miro a su padre y despues a la reina.- Señora Abuela, no puedo comer galletas entre horas, estoy entrenando para ser un guerrero como padre y madre dice que no tengo que comer entre horas.- dijo con una sonrisa y añadio..-... Pero si es una orden... la cumplire como buen soldado.

Por supuesto que es una orden soldado... Y mas os vale no desobedecer a tu reina le dije guiñando le un ojo y revolviendo le el pelo antes de volver a incorporarme y mirarlo sin perder la sonrisa! Esperando por si su padre quería añadir algo.

Gurne suspiro.

-Si es una orden directa de la reina... La reina y el rey están por encima de tu padre en la escala de mando, ya lo sabes.

Se agacho a la altura del pequeño para mirarlo directamente a los ojos, y que comprendiera que ahora hablaba enserio.

-Puedes comer alguna galleta, pero lo que si que tienes que hacer es avisar a tu madre de lo del traje, esta preparando el equipaje y no debes retrasarla. Así que, ¡raudo!.

El niño saludo y desaparecio con un sentido.- A sus ordenes señor.

A mitad de camino se giro y volvio para hacer la reverencia a la reina. Despues se alejo definitivamente dejandoos solos de nuevo.

Cuando el niño abandono la sala cerrando la puerta me quede callada unos segundos que parecieron eternos...

Mataría por tener un hijo como Lucc... dije sin mas, sabiendo que unas palabras así de duras dichas por mi podrían ser mas que sorprendentes, pues siempre era dulce y delicada... Pero realmente... Lo deseaba.. Lo deseaba con todas mis fuerzas....

Mi mirada después fue al príncipe sonrojando me muchísimo....

Ciertamente se sorprendió por la expresión, pero su mirada se clavo en la de su reina, una mirada cómplice, habían formado un vinculo. Pero Lucc le había devuelto los pies al suelo.

-Marian, ambos sabemos que no es correcto, pero esta por encima de un hombre dominar lo que siente su alma. Esto es como una batalla, y se necesita el corazón encendido y la mente fría para sobrevivir. Nada de esto debe salir de estas paredes, no debes contárselo a nadie, ni a tu ayudante mas querida.

Tal y como estaban las cosas, había que decidir si el reino o el hombre. Gurne siempre había puesto por delante al reino, y a pesar de que cada fibra de su ser le gritaba por que fuera egoísta esta vez, debía ser firme.

Me acerque a el cogí sus manos sacando fuerzas de algún lugar desconocido ¿Que no debo decir Gurne? ¿Que habéis dicho estar enamorado de mi? ¿Que cuando lo habéis dicho mi corazón parecia salirse de mi pecho? le dije mientras me volvía a morder el labio y bajaba la mirada a mis pies Hablare con el rey... Diré que enferme esta noche.... No... No puedo hacer este viaje con vos....

Me dolían en el alma esas palabras, me dolían mas de lo que podía imaginar No estáis lo suficientemente loco para hacer este viaje conmigo, y yo no soy lo suficientemente fuerte como para hacerlo sin ser una loca...