Yo espero respuesta de la máster^^
Yo estoy limpiando la mesita de noche... no sabéis la de polvo que acumula
yo bien, gracias. En otro orden, estoy esperando que la reine me postee para poder poner las acciones de mi personaje en concordancia ^^
Lo siento, retomo el ritmo ya.
La mujer se sintio enrojecer estuvo a punto de besarte pero su educacion la asalto. Escuchasteis un ruido fuera y para la mujer fue como si volviera a la realidad de pronto.
-Debo irme señor... lo siento... yo... nos veremos en la fiesta.- Aseguro feliz.- Disculpadme pero si me quedara mas... mi virtud peligraria.- confeso antes de huir de tu cuarto, dejandote en los labios la promesa de un matrimonio agradable, al menos en su comienzo.
Mac no estaba en la mazmorra. Habia dejado a tu hombre metido y amordazado en una de las celdas en desuso, con un golpe en la cabeza, inconsciente. Seguramente para poder hablar con el despues.
- Señor... no se nada... yo solo sirvo en los establos.- Aseguro el hombre tembloroso. Sabia algo, mucho posiblemente pero tenia mas miedo a hablar que a que le mataras.
En la puerta de los aposentos del rey se encontraron Gurne y Marian, ambos con animo de hablar con el monarca mas dos guardias en la puerta.- No esta permitido el paso, el rey desea dormir sin ser molestado.- dijo uno de ellos.
No eran sus guardias habituales, eran fuertes, enormes, casi dos metros de alto y con la mirada mas dura que el acero.
Gurne no se sorprendió de ver a Marian en la puerta de los aposentos del rey, sin lugar a dudas estaba tan preocupada como el, pero los guardias parecían un poco respondones.
-No venimos a perturbar su sueño, venimos a velar por su descanso. ¿Como osas prohibir el paso a la habitación del rey, a su esposa y a su hijo? ¿No tenemos derecho a preocuparnos por el?
Miro a los ojos a ambos, intercalando su mirada de uno a otro, no le encajaba que estuviesen aqui, no los habia visto jamas. A Gurne a duro no le ganaba nadie.
-¿Quien os ha ordenado hacer aquí guardia y con que autoridad?
- Vuestro propio padre, señor. Las ordenes son del rey.- dijo dejando claro que no se moveria ni un apice de la puerta.
-¿Que el rey ha..?
Comenzó a preguntar extrañado, pues le parecía raro que su padre rechazase la compañia, podía llegar a entender incluso la suya, ¿pero la de la reina? Finalmente se decanto por otra pregunta.
-¿Y donde se encuentra su guardia habitual?
Gurne trataba de entrever en los ojos de esos guardias algún tipo de duda o de comportamiento sospechoso por su parte, desde luego no era lo habitual que se encontraran allí.
- No lo sabemos señor, nos llamaron esta mañana. El rey en persona nos dio la orden de que apartir de ahora custodiaramos su puerta y que durante la noche no dejaramos entrar a nadie.- dijo el hombre con firmeza.-Posiblemente porque la guardia habitual les habria dejado pasar, señor.
Aquello me gustaba entre poco y nada y cuando el guardia dejo de hablar fui yo la que lo encaro Esto es sencillo, si no me dejáis entrar a dormir con mi esposo, mañana será la reina la que ordene vuestra ejecución ¿A quedado claro? me acerque apartando el brazo de ese armario de la puerta, pues como osaran tocarme la soga no esperaría a mañana.
- Una reina manda menos que un rey, señora.-dijo tajante, no se moverian de su puesto... al menos no hablando.
Habria que probar algo ingenioso o entrar trepando por las enredaderas del balcon.
Gurne, llamar a la guardia, que saquen a estos hombres de la puerta, aunque tenga que ser un ejercito entero dije con claridad, después de lo que me había dicho Mac de los aldeanos, comenzaba a no fiarme ni de mi sombra y el rey en este momento era lo mas importante.
Gurne suspiró mirando a la reina a los ojos, como si esperase ver una respuesta en ellos. Pero si era cierto que eran ordenes de su padre... Poco tenían que hacer.
-Lo haría gustoso, pero estos hombre no van a retirarse por las buenas y un enfrentamiento aquí... Si que podría alterar al rey, y mas si están cumpliendo sus ordenes. Yo también deseo ver al rey, pero... ¿creeis que es buena idea armar revuelo? -Hablo de forma que los guardias quedasen al margen de escuchar la conversación.
Gurne se encontraba dolido por la aparente decisión de su padre, pero a fin de cuentas era militar y comprendía que las ordenes eran ordenes, y mas si venían de su padre.
-Necio, habla o será peor, puedo despellejarte como a un conejo y tu seguir vivo para verlo. En verdad quieres eso? Tanto vale tu señor para ti? Ok, por mi no hay problema...-
Le digo pasando la afilada espada por su brazo, y como si fuera una pata de cerdo le saco una "loncha" de piel y carne. -Sigo? Tengo todo el dia....-
La miré con ternura al tiempo que asentía ante su marcha. Sin duda me quedaba la satisfacción de saber que tendríamos mucho más tiempo para conversar y tener la certeza de que a ella le agradaba la idea de contraer matrimonio con mi persona, era todo lo que necesitaba saber de milady D'Avignon.
Tras ayudarla a salir furtivamente de mi habitación, me despedí de ella con una sonrisa en mi rostro al tiempo que me apretaba el pecho al sentirme reconfortado. Una vez se marchó, volví a cerrar la puerta para cumplir con mi vista con Albert y no demorarme más. Me aseé con presteza y me cambié de ropa por algo más formal y sobre todo limpio. Una vez hube terminado, salí de mi habitación en dirección a los aposentos de mi hermano Albert, quizá había sido descortés con él mas sabía que no le habría importunado en demasía por lo que había llegado la hora de conversar con él.
Pues salgo a buscar a mi hermanillo Albert ^^
- Oh vaya, ¿qué es esto? - dijo, fingiendo estar sorprendido y clavando su mirada en su hombre para que se mantuviera callado - Pensaba que estas mazmorras estaban fuera de uso... ¿quién ha encarcelado a este hombre, y por qué, muchachos?
¿Es uno de mis soldados personales, o uno de los mercenarios psicópatas que tengo a sueldo? ¿Es uno de los que envié a por Dasmus?
Mercenario sicopata, pero lleva tu enseña el muy capullo....