Partida Rol por web

No mates a nadie más hoy, enano, ya ha corrido demasiada sangre. Dice Finn, obviamente enfadado.

¿Se puede saber qué ha ocurrido aquí?

Dice Soker mientras se acerca a ver a la criatura.

La criatura os mira extrañada, casi sin poder moverse. No os entiende.

-¡Está sufriendo, hijo de un mendrugo con orejas puntiagudas! No es crueldad. Si no lo hacemos nosotros, lo hará el veneno kobold mucho más dolorosamente. ¿O acaso quieres sanar a este bicho? Así sin daño alguno puede parecer inofensivo, pero estoy seguro de que esas puas no están hechas para tocar el laúd.- increpa Geon al elfo.

Rumuk se acerca a la criatura y, mirándola en busca de algún tipo de reacción que le permita saber cuáles son sus intenciones, implora a Iomedae que sane parte de sus heridas.

¿Quién eres? ¿Entiendes nuestra lengua?

Viendo que Rumuk utiliza su poder sanador en el ser y sin saber muy bien cómo de efectivo será el efecto, a raíz de su incapacidad mágica, Geon enarbola con dos manos el hacha de Druinga, como si fuera a descargarla de un momento a otro, si el ser hace algo semi-sospechoso:

-¿Pero estás loco, orco?- increpa el enano sin pensar.

Mientras esto sucede, Soker se pone a registrar el almacen.

En un momento de descuido el ser se escurre por una grieta que hay junto a algunas cajas sin que podais hacer nada.

-¡Maldita sea! Más vale que ese ser no nos sorba la yugular a la vuelta de la matanza que pienso organizar... - dice Geon sin comprender para nada las esquizoides reacciones de sus acompañantes.

Rumuk, contrariado, no tiene tiempo de reaccionar. El semiorco pensaba que si el ser era enemigo de los kóbolds, podría ser un aliado en estas cavernas tan extrañas.

Tras un rato se hace el silencio. No volvéis a tener noticias del ser, al menos de momento.

Cita :

Eso es ser muuuuuuuuuy quisquilloso