Partida Rol por web

No tardáis en llegar al de nuevo a aquel lugar. El letrero indica su ubicación desde relativamente lejos, y ya conocíais el camino. Aparcáis y entráis dentro, lo más rápido posible, pues el frío resulta devastador. 

El sitio tiene un aspecto similar a la noche anterior aunque está completamente vacío, y el chico que tocaba el piano es el que se encuentra ahora detrás de la barra, os mira sobresaltado, no parecía esperar a nadie, y ahora se encuentra un poco desorientado esperando a ver si os vais a sentar o pedirle algo. 

Faltan unos 5 minutos para la hora de la cita, vuestros compañeros deben estar al caer. 

-¿Que tal amigo?.-Le digo al chico que hay detrás de la barra.- Ya veo que esto está muy solo todavía, estamos esperando a unos amigos. ¿Te importa que esperemos aquí?. Fuera hace un frio de muerte.-Le digo antes de quitarme el abrigo y el sombrero.

Traga saliva, y asiente con la cabeza. Parece reaccionar, y muestra su sonrisa para el público. 

- Claro, esperad donde queráis, tenéis muchas mesas. ¿Queréis tomar algo?

Al entrar era agradable sentir como el frío era mantenido a raya por el calor del lugar, muy pronto solo seria un mal recuerdo. Por lo menos hasta que tengan que volver a salir. Saludo con un simple movimiento de su sombrero, dejando que Jeff hablara. Cuando menciono si querían algo de beber.
-Un café, bien cargado, sin azúcar- necesitaba algo de cafeína en su cuerpo, quien sabe si podrían dormir esa noche, había mucho que investigar y recorrer. Señaló la misma mesa donde estuvieron la noche anterior-. Nos sentaremos allí, muchas gracias.

-Ponme otro a mi.- Le digo al chico que está en la barra, mientras saco un cigarrillo y lo enciendo.- ¿Eres de aquí?, por tu acento yo diría que no.- Le digo al chico mintiendole en lo referente a su acento.

El chico se sorprende por la pregunta, aunque contesta con tranquilidad, ya más tranquilo después del sobresalto de vuestra llegada. 

-Pues... No sabía que tenía acento. - Dice sonriendo con vergüenza, mientras va preparando lo que habéis pedido - Nací aquí sí, aunque estoy deseoso de trasladarme a una ciudad grande como Boston. Si queréis, podéis ir sentándoos, yo os llevo las bebidas en un par de minutos. 

-Perdona, pero creía que no eras de aqui, he tenido un despiste.-Le digo sin darle importancia al comentario. Le doy una calada al cigarrillo y hago un aro de humo que se desplaza elegantemente a lo largo de la barra.-¿Por casualidad no conoceras a Peter Croswell verdad?, hace tiempo que no lo veo y al pasar por el pueblo me he acordado de él. No se si sigue viviendo aquí.- Me quito la gabardina y la coloco en mi antebrazo. Cojo el sombrero y lo sacudo ligeramente con la otra mano.

Roman se sentó relajando su cuerpo, dejó que Jeff hiciera las averiguaciones, queria ver como se desempeñaba. Apoyo ambos pies en la mesa, dejando que la silla se mantenga con solo dos de sus patas. Esa posicion si que era comoda, en su oficina estaba la mayor parte del tiempo asi, eso si no tenia ningun caso, en esos momentos se lo podia ver febril trabajando como un condenado.

El hombre para un segundo de servir las bebidas, y se rasca la cabeza, como intentando recordar... 

- Mmm... La verdad es que no me suena... ¿Dónde vivía? Peter Crosswell.... Peter Crosswell... No caigo.

Se encoge de hombros y continúa con su trabajo, terminando de preparar lo que habéis pedido. 

En ese momento la señorita Mitchel y Gordon Summers entran por la puerta, que al abrirse trae una ligera ráfaga de viento que inunda el lugar. 

El local está más o menos como lo visteis la noche anterior, pero completamente vacío. Roman y Jeff parecen ser los únicos clientes, Roman va encaminándose hacia la mesa, mientras Jeff parece hablar con el camarero, que hoy parece ser el joven que ayer tocaba el piano con Gordon. 

-Está bien, hace tiempo que dejé de verle, quizás se haya largado de aquí.- Le digo encogiendome de hombros. Voy hacia la mesa donde está Roman esperándome.-Me parece que el chaval sabe más de lo que dice, no me creo que no le suene el nombre de Croswell. En un pueblo todo el mundo conoce al millonetis, al loco y al borracho, y éste tiene al menos los dos primeros títulos.- Le digo a Roman en voz baja.

Las palabras de Jeff era totalmente ciertas, a menos que ese tipo haya llegado hace muy poco a la ciudad, tendria que saber algo. Una historia asi era casi una leyenda, por lo menos para un pueblo tan pequeño.

-Se... curiosamente en este lugar nadie sabe nada de nada- dijo torciendo el gesto.

A travez de los pies cruzados sobre la mesa, vió como la puerta se abria, un poco de nieve entro antes que las dos personas pudieran meterse. Roman sonrio, al fin estaban todos juntos otra vez. Levanto su taza de cafe a modo de saludo, hasta que recordo su posicion tan poco formal, asi que bajo los pies con rapidez.

-Buenos dias- dijo mas serio, estaba ansioso por saber que habian averiguado. Asi que se levanto para esperar a que llegaran a la mesa.

Gordon resultaba una agradable compañía, así que cuando los dos entramos en el local a la hora convenida, lo hicimos charlando y riéndonos animadamente. Nada más cerrarse la puerta y mientras sacudiamos la ropa para quitarnos la nieve que empezaba de nuevo a caer, vimos al Sr. Praice hacernos señas.

- Mira allí están. -Le dije a Gordon mientras los dos nos acercamos a la mesa ocupada por nuestros compañeros.- Buenos días. -Saludé sonrieno a la vez que me quitaba el abrigo y los guantes.- Si no les molesta me gustaría tomar algo antes de ponernos al día con nuestros descubrimientos.

-Buenos días. ¿Que tal habeis pasado la noche?. - Le digo a Sarah y a Gordon que acaban de entrar, mientras cuelgo el abrigo y el sombrero en una percha. Me siento echo la ceniza del cigarrillo en el cenicero y le doy un sorbo a mi taza de café.

-Lo que prefiera la dama- dijo Roman con una sonrisa. Al parecer ella y Gordon estaban de buen humor, quizas hayan encontrado algo sumamente interesante.

Roman espero a que pidieran algo, mientras termino su cafe rapidamente, estaba lo suficientemente cargado como para quitar cualquier rastro de frio o sueño de su organismo. Estaba seguro que no podria volver a probar algo asi hasta que no salieran de la casa.

Después de dar varios sorbos a mi bebida saqué mi pitillera del bolso, ofrecí a mis compañeros y cogí uno para mí.

- Ya me siento reanimada, después del frío de la calle... -había llegado el momento de poner el tema que nos ocupaba sobre la mesa.- Bueno, habrá que ir al grano. Espero que vosotros hayáis tenido más suerte en la comisaria que nosotros en la biblioteca. -Lancé un leve suspiro de resignación al decir esas palabras.

Me acomodo en la silla y le doy otra calada al cigarrillo.- No es que hayamos conseguido gran cosa, pero algo si que hemos descubierto. En la comisaría de policía descubrimos un informe curioso, una denuncia de hace unos años concretamente cuando Peter era un niño. En ella se detallaba que la policía fué a su casa por un aviso que le dieron, y lo que se encontraron fué espeluznante, deberíais agarraros a la silla antes de oir esto, encontraron a su madre destrozada en el suelo, al perro de la familia muerto al lado y a su padre totalmente destrozado psicológicamente, al parecer Peter no se enteró de nada pués estaba durmiendo en su habitación cuando pasó todo. ¿Os acordais que Ulrich decía que los problemas psicológicos de su cliente eran por poca cosa, por que se quedó solo?. Aquí hay algo que no cuadra, le he preguntado a varias personas acerca de los Crosswell, y nadie parece conocerlos. Una família con tanto dinero, y en un pueblo tan pequeño...ummm.- Digo negando con la cabeza como diciendo que no me cuadra nada, mientras dejo caer la ceniza en el cenicero y doy un sorbo a mi café.