Partida Rol por web

La mujer evito el contacto con el nosferatu, manteniendo siempre la distancia intercambio una rápida mirada con Anatole, el cual asintió lentamente y ella suspiro.

-Si, tiene sentido que queráis que alguien de vosotros este presente durante la realización de la copia. Yo también lo haría si fuera el caso.

Entre todos los que os ofrecéis a colaborar de alguna manera a levantar los escombros, conseguir encontrar la puerta de la biblioteca cerca de la medianoche, en parte gracias a las indicaciones de Sherazina que os indica por donde puede estar.

Una vez abierta la puerta conduce a una pequeña estancia con varios estantes llenos de pergaminos y tablas de arcilla. La sala es lo bastante grande para que todos los cainitas puedan pasar allí el día, mejor protegidos y menos apretados que en el carro.

Según entráis Anatole parece excitarse por momentos y comienza a examinar superficialmente cada pergamino en busca de los indicados por Dios.

Austère entro en un estado de emoción que mas bien parecía un orgasmo. Habían tantos tomos, pergaminos y suciedad que no sabía por donde empezar. Aquel aroma a moho, hojas cuarteadas y tinta le hacía recordar las largas noches en la biblioteca de su mentor, estudiando e intercambiando teorías sobre ocultismo.

Ante tal inmensidad de documentos al fin el engendro se centró en una estantería y empezó a ojear el lomo de algunos libros y su título. Mientras lo hacía por debajo de su ilusorio faldón caían una gotas que parecía tratarse de... ¿orina? Como los perrillos era víctima de la incontinencia con tantas emociones de golpe.

Más pronto que tarde conseguimos abrirnos pasos por los escombros hasta la biblioteca. Tendriamos tiempo de sobra para investigar a fondo lo que quisiéramos. Una sensación de inquietud envolvió la mente del demente. Estaban a punto de volver a disfrutar de los conocimietos de manuscritos que llevaban años enterrados allí. No le extrañaba nada las actitudes de Anatole y Austerio, pero debía ser cauto y empezar a investigar.

Desde la reunion con el principe Radu el tzimisce se habia mostrado distante y callado, algo muy en contra de su peculiar modo de ser, no dijo a nadie de aquel encuentro, ni siquiera a sus ghouls, por curioso que fuera no viajaba en el carruaje. Disfruto el camino de noche junto con Alexandra y dormia con el resto durante el dia para a la noche siguiente abandonarlos.

La llegada a la torre cambio un poco su estado, observo a los que aguardaban alli, "enviados por el todopoderoso" el todopoderoso se mea en todos ellos... penso. simplemente se presento y  espero a que el resto abriera paso a la zona enterrada. Incluso cuando vio que no avanzaban suficientemente rapido mando a Ian a ayudar.

Cuando por fin Anatole se dispuso a entrar, excitado, Stepan se interpuso por en medio- sea lo que sea lo que encuentres ahi dentro, ten por descontado que el peaje por dejarte hacer una copia es que realices otra para nosotros- ya que nadie acepto aquel ofrecimiento, el lo reclamo, aunque extrañamente para todo el grupo- da igual si estan en buen estado o no, sera interesante disponer de una copia-

Y por fin, dejo pasar al grupo para entrar el ultimo, seguido por Ian y Alexandra.

"Será interesante disponer de una copia..." Se repetía mentalmente el engendró para sí mismo, nunca olvidaba las cosas, ni buenas ni malas. Esta no era precisamente de las mas interesantes, pero se preguntaba si el noble caballero sabía leer o era ignorante como el mas pobre de los criados.

-El Clan NO hace al erudito... -Murmuró el cainita para si, otro mas de los refranes de su sabio maestro.

Silvan se había quedado ausente y reservado tras la sorprendente aparición de Lucita, no quitaba ojo de todo cuanto podía ver a su alrededor desde ese momento por si le volvía a suceder.
Tras las nuevas declaraciones de los presentes, se le notaba curioso por ver la biblioteca y los documentos que contenía, así como los que buscaban. Entrando al lugar con todo el grupo, se quedaba atrás deteniéndose a ver cada cosa que le llamaba la atención. Soplaba para quitar el polvo que se había aposentado en los objetos y así poder curiosear mejor.

Después de relajarse más tras fisgar ahí donde veía oportuno y encontrarse abstraído, cae en la cuenta de algo que habían dicho -Si bien quieren hacer una copia de esos documentos, podríamos saber al menos para que los quieren y así llegar a un acuerdo.- Dirigiéndose a los interesados -Me parece más oportuno que disponer de otra copia, que a saber si cae en buenas manos.- Añade mirando a Stepan. Mientras pensaba para si que no le importaba tener otra copia ya que desde siempre recuerda todo lo que ha vivido y leído.

El noble Español se acercó a los nuevos conocidos del camino. - Buenas noches señor y señora. mi nombre es Alberto Jiménez, encantado de conocerles a ambos  - Como siempre, el protocolo Español de levantarse el sombrero y hacer una leve reverencia. Pues parecían ambos pobres. 

Durante el viaje, Alberto parecía ocupado entre sus pensamientos. Quizás algo le haya hecho reflexionar de algún modo.

A pesar de ello, no quiso quitarle ojo a los nuevos, y por supuesto, tampoco ayudó a abrir la puerta de escombros, no sería propio de un noble Español como él.

Una vez se pudo entrar en la biblioteca el vástago se adentró esperando encontrar algo valioso. 

El entrar en aquella biblioteca llena de libros y pergaminos, tus sentidos se aturden por un momento, mientras tu cabeza se llena con las sensaciones de los libros que son como gritos agónicos, tras años sin que nadie los mantenga, muchos gritan por ser los primeros en mostrar sus conocimientos de nuevo sintiendo que no su saber se pierde.

Pero esos no es lo peor, otros tantos te transmiten su agonía mientras el polvo y algunos insectos los estan deborando lentamente, destrozándolos en una lenta pero constante tortura.

Entre tanto libro y pergamino hay algo que llama la atención por encima de todo lo demás, bajo una de las mesas descansa una placa. Esta sucia y cubierta de polvo, pero no cabe la menor duda de que es de oro y contiene dos columnas llenas de simbolos, cada una de un idioma diferente pero ambas imcomprensibles para vosotros.

Comenzáis a buscar por la biblioteca, cosas que llamen vuestra atención aunque claro al no saber lo que buscáis la tarea se complica bastante. Algunos de los pergaminos son tan delicados que se desmenuzan con solo desenrollarlos.

Tras unos minutos de búsqueda, Anatole vuelve a dar saltos de alegría.

-¡Aquí están! ¡Si, si, si!

Señala una mesa en la que entre un montón de papeles se pueden ver unas tablillas grabadas en piedra, el profeta aparta los papeles de un manotazo rebelando en la mesa hasta 13 tablillas similares. Todas tienen grabados unos extraños símbolos cuneiformes que no reconocéis de ningún idioma que conozcáis.

Blyhte, si bien ayuda, se mantiene un tanto al margen de todo. Quizás más que atenta por cosas que pudiesen suceder alrededor -después de alguna que otra emboscada, la joven apenas se fiaba-, y mantenía la guardia más que alerta, por si acaso.

Por supuesto, ella también se sentía interesada por ellos... Mas... ¿Acaso no era sospechoso que esos dos se ofreciesen tan predispuestos a 'colaborar' y 'hacer copias' y 'blah, blah, blah'? 

Había gato encerrado, de seguro. 

Con una mirada a Fantasma, el animal se colocó a su lado, alerta también. 

No estaba seguro de que era aquello que estaba viendo, y probablemente aunque lo examinara no llegaria a descubrir demasiado. Anatole y Lucita podrian saber que era, pero un descubrimento asi no lo iba a compartir tan abiertamente. Miró a los compañeros atareados, sin darse cuenta de lo que el habia descubierto, y discretamente, abrio sus costillas y metio por debajo de la ropa el libro y el pergamino, para alojarlo dentro de su cuerpo. Al girarse descubrio a Silvan mirando lo mismo que habia encontrado, y aunque habia bloqueado la trallectoria de su mirada poniendose de espaldas, probablemente el sabria que habia cogido el libro y el pergamino. Una vez termino su jugada.

Stepan se acerco hacia la placa de oro, y la recogió escondiéndola entre los ropajes antes de que Silvan hiciese nada.

Se acerco a Anatole despacio, observando lo que habia encontrado, 13 tablillas incomprensibles. Nuevamente perdio el interes rapidamente en ello, no lo entendia, no sabia que eran y desde luego iba a disponer de una copia- sabes que tienes permiso para hacer las copias, pero las originales, ademas de nuestra copia, se quedan- intercambio la mirada entre Anatole y Lucita volvio a mirar las tablas que habia encontrado el malkavian.

Con las dos veces que miro las tablas de Anatole, intento buscar alguna similitud con la tabla que encontro de oro, si eran parecidos, y alguno conseguia interpretarlos, ya tendria traductor para esta ultima.
 

La apariencia de Melvin cambió de un momento a otro. Si hacía un momento todo era optimismo, en esos momentos se encontraba alicaído, como distante, incluso se podría decir que paranoico. Caminaba con cuidado, midiendo los pasos, como si fuera a tropezarse con alguien en cualquier momento y estuviera dispuesto rápidamente a disculparse. De un modo u otro, llegó hasta Anatole. Observó las tablillas. Estuvo bastante tiempo, aunque no conseguía comprender los símbolos. Continuó un poco, hasta que se dió por vencido.

- ¿Sabes lo que dicen? Preguntó con curiosidad a Anatole. Deben ser muy importantes para que haya hecho que nos reunámonos todos aquí.