Partida Rol por web

La Cuarta Edad - El confín de Arda

A la sombra del Moratani (Escena 2)

Cargando editor
18/03/2015, 19:51
Veremir Tuk

Los hobbits no estaban preparados para aquella situación, podían organizar una emboscada o una avanzada pero combatir en campo abierto era otra cosa, sus armas no tenían suficiente alcance para llegar al enemigo y no tenían protecciones para cubrirse de los proyectiles, sin contar con los khoi, no dudaba de sus habilidades pero no estaba seguro de que ellos, o más bien ellas, tuviesen buenas habilidades de combate...

 

-¡Retirada!- Ordenó Veremir -¡Reagrupaos a cubierto en la selva, rápido!- y comenzó a movilizar a toda prosa a los suyos

Cargando editor
20/03/2015, 04:26
Director

El mago estaba pensando en algo más llamativo. Una estructura, una atalaya o similar. Pero era mucho más simple. Cuevas. El sendero ascendía un buen trecho, y el desnivel se fue haciendo más acusado, pesado, difícil de soportar en conjunción con las chimeneas sulfurosas. Pero al final las dejaron atrás.

Llegaron a una pequeña meseta dentro de la montaña, más bien una cornisa. La entrada de una profunda cueva se definía, alta como para que pasaran dos hombres uno encima del otro, y casi lo mismo de ancha. El interior despedía un olor desagradable, aunque no se podía decir que fuera fétido. Había unos huesos de animales diseminados por el lugar. De reses, al parecer, y unas pocas ovejas. Comenzaron a tener sus sospechas de que aquello era la antigua guarida de un dragón. ¿Antigua? Eso esperaban. Un dragón entre las filas enemigas podía ser devastador, decisivo. Una gran ventaja para los elfos oscuros.

Cargando editor
20/03/2015, 04:30
Director

La descarga de flechería se cobró su precio, a pesar de la retirada y las precauciones. Era demasiado tarde. A algunos les pilló en plena carrera, fueron pasados a flechazos. La peor parte se la llevaron los elfos, con 18 muertos. 2 hobbits cayeron, lo cual era una tragedia, por que no eran muy numerosos, seis inmortales y el resto fueron montaraces. Demasiado pocos para la lluvia de flechas que les cayó encima.

Pero las flechas no fueron lo único que voló hasta ellos. Una paloma mensaje traía nuevas y órdenes de la princesa. La leyeron ocultos tras una hondonada del terreno donde se habían quitado de la vista del enemigo. Las órdenes eran rodear el bosque por la izquierda y ocupar los altos, para poder disparar mejor sobre el enemigo. Eso suponía abandonar temporalmente el campo de batalla. Dada la superioridad del enemigo no les pareció mala opción.

El semielfo les guió. Tenían que dar un rodeo, evitando los arqueros de las copas de los árboles, siguiendo una depresión del terreno. Luego remontar sin bajar el ritmo las estribaciones de la meseta, ocupando una posición favorable. Llegaron arriba echando el bofe, pero lo consiguieron sin una baja. Desde allí arriba el campo de batalla era impresionante. Vieron como los suyos se iban desplegando.

- Tiradas (2)
Cargando editor
20/03/2015, 04:37
Director

La visión del ejército de la princesa hizo detenerse a los elfos en su avance. Vieron llegar a la caballería de Rohan, trotando desde la linde de la selva, preparando las formaciones de combate en la campiña. La infantería marchó a través del hueco de la mentada vaguada, ocupando luego posiciones en la depresión central del macizo, a la derecha de los arqueros. Miles de piqueros, mosqueteros y hombres de la guardia. Los caballos empujaron los cañones con rapidez, y los hombres les ayudaron a subir la cuesta.

Hubo un momento de reflexión en ambos bandos. Los elfos volvieron a organizarse, situando a los lanceros en primera fila y a los arqueros detrás. Los jinetes de wyvern volaban en círculos sobre sus cabezas. La princesa llegó entonces al campo de batalla, acompañada del coronel Quintin. Los enanos y los hombres de Tanaka no estaban a la vista. ¿Donde estaban? La princesa lo sabía: dando un rodeo para atacar al enemigo por la espalda cuando se diera la señal.

Se tocaron tambores, desafiando al enemigo, y la princesa mandó tremolar el pendón que era señal del ataque de la caballería. Los hombres de Rohan se encomendaron a Eru, picaron espuelas y comenzaron su ataque. Mil hombres, caballos, armaduras, jinetes y lanzas. Hacían temblar el suelo con los cascos de sus caballos. Los montaraces y sus acompañantes tomaron un respiro, observando todos aquellos despliegues. Entonces, tras el inicio de la carga de caballería, vieron como la fuerza de wyverns pretendía atacar su flanco. Las criaturas cayeron en picado desde una gran altura, mientras sus jinetes buscaban acertarles con sus disparos.

Cargando editor
20/03/2015, 04:46
Ulvir Vyrae

La princesa de los moriqueni había jurado a su padre, el gran rey Malekith, que expulsaría a aquellos extranjeros de sus tierras. A aquellos invasores. Les habían despreciado en un primer momento, pensando que el gran kraken hundiría sus naves. Pero no fue así. Ahora habían desembarcado, y ellos se habían apresurado a reunir un ejército para combatirles y echarles de nuevo al mar.

Alzó su arco y se giró hacia sus hombres. La wyverna que montaba chilló. No habría piedad, no frente a aquellas razas inferiores. Teñirían el campo de batalla con su sangre.

Cargando editor
20/03/2015, 15:08
Yuukimo

Miré a Pallando, preocupada, si las sospechas eran ciertas... 

Observé a mi alrededor, a la pared, a la repisa, a la entrada de la cueva, a todos los detalles que pudiesen llamarme la atención*. 

No sabía si el Maestro querría entrar en la cueva a indagar o no, pero suponía que sí. Así que me preparé y coloqué todo lo que llevaba encima de modo que hiciera el menor ruido posible de ahora en adelante**. Además desenvainé la uchigatana y la sujeté con una mano mientras empuñaba fuertemente el bastón con la otra. Miré decidida a Pallando, asentí con la cabeza, esperando su muda orden. 

- Tiradas (3)

Notas de juego

*O sea, tiro detección por si me doy cuenta de algo o hubiera algo fuera de lugar o percibo algo. 7+7 = 14. 14 + 7 = 21.

**O sea, tiro sigilo. 7+7 = 14. 14 + (la característica base de sigilo que no sé cuál es) ¿agilidad? si fuera ésa serían 6, luego 14 + 6 = 20. 

Hago estas tiradas porque probablemente hasta el lunes no pueda volver a postear (no he puesto la dificultad para que la decidas tú, máster). Así que por si acaso queréis avanzar. Si Pallando entra, entro, como he dicho en la narración ;) Pasad buen finde!

Cargando editor
20/03/2015, 20:36
Veremir Tuk

La visión de los dos hobbits muertos fue como para Veremir como dos puñaladas en el alma, era consciente del riesgo de muerte pero en ese momento sentía que podría haberlo evitado, debería de haber dado la orden de retirada antes, no eran guerreros, eran exploradores y no deberían estar luchando en la línea de batalla...

 

Llegaron sofocados a la zona alta donde debían desplegarse según las ordenes y pudieron ver el espectáculo que suponía el movimiento de los miles de soldados que formaba la fuerza expedicionaria y la reorganización de la horda enemiga, eran como dos bestias enormes preparándose para lanzarse la una sobre la otra.

Cuando las monturas voladoras del enemigo se lanzaron contra la caballería de Rohan que cabalgaba a la carga decidió ponerse en movimiento, pero estaba vez como debía.

 

-Las armas de los míos no son efectivas a esta distancia así que voy a desplegarlos en un sitio más útil- Les dijo a los otros capitanes -Voy a dar a los mios la orden de dispersarse y ocultarse a nuestro flanco para prevenir cualquier ataque por sorpresa o intento de flanqueo. Borun, Cal- llamó a dos de los hobbits que llegaron al trote -Ellos se quedarán con vosotros, si hay novedades en las ordenes enviadlos con el mensaje. Suerte, y que Eru os acompañe-

 

Veremir dirigió a los suyos atraves del terreno hasta una distancia prudencial y dando la orden de desplegarse ocultos en formación de abanico para cubrir el mayor terreno posible. Dejó claro que no entraran en combate si no era necesario, que se mantuvieran alerta e informaran de cualquier movimiento. La intención del hobbit era mantener a los suyos ocultos hasta el punto de poder ser ellos quien emboscaran al enemigo si fuese necesario y poder enviar un mensajero al resto de la fuerza de avanzada. Él se desplegó en un lugar donde pudiera ver el desarrollo de la batalla y poder tomar cualquier decisión al respecto de los acontecimientos.

Cargando editor
21/03/2015, 14:07
Pallando el Azul

Me bajé nuevamente del caballo y observé la entrada calculando las posibilidades Maldita sea, exactamente lo que imaginaba. Dije preocupado.
Miré a Yuukimo. No puede ser muy grande. Añadí abriendo los brazos para intentar abarcar las medidas de aquella entrada. Y si lo es, por aquí no podrá seguirnos. Conclui intentando convencerme.

Respiré profundo. Yuukimo, esto puede ser muy peligroso, pero es nuestro deber. Debemos avanzar para averiguar a que se atienen nuestros compañeros. Y avancé hacia dentro. Justo cuando ella me siguió, la agarré del brazo. Las ordenes son claras. A la mínima presencia de la criatura, tú, que sabes cabalgar, marcharás en busca de Arphazel para avisarle de los peligros del volcán. Jamás intentarás ayudarme. Si nadie es capaz de dar esta información, de nada habrá servido habernos separado de nuestros compañeros, mermando sus fuerzas. Mi mirada es dura y severa.

Notas de juego

Doy por hecho que seguíamso por el caballo, pero que descabalgamos de él para entrar en la cueva.

 

Cargando editor
22/03/2015, 02:33
Director

Se deslizaron por la galería en silencio y precavidos. Al cabo de un buen rato se dieron cuenta de que aquella no era si no una de las entradas a aquel complejo subterráneo que a veces se abría en grandes galerías casi a cielo abierto. Se toparon con una de esas galerías en una bifurcación y se asomaron para contemplar como las cuevas y la selva se entrelazaban.

Aquellas grandes oquedades parecían los lugares de hábitat de los wyverns, que dormían colgados del techo agrupados muy juntos los unos con los otros, como murciélagos. Otros parecían estar custodiando sus huevos en una digna posición sentada con las alas recogidas, y unos pocos volaban e incluso se peleaban entre si por cuestiones de territorialidad.

Pero eso no era lo único que había dentro de la montaña. Unas oscuras escaleras, hecha por la mano de seres inteligentes y bípedos, posiblemente los elfos oscuros, bajaban internándose más allá. Hacia donde el aire estaba todavía más enrarecido por aquel olor sucio y acre.

Cargando editor
22/03/2015, 16:29
Yuukimo

Asentí ante las palabras de Pallando. Por supuesto que era nuestro deber, me adentré a su lado en la caverna. Cuando me advirtió de que me fuera al primer aviso de la presencia de un dragón, negué con la cabeza.

-No -dije sucintamente. 

No necesitaba más palabras y tenía miedo de hablar más mientras nos adentrábamos en la cueva. Sabía que él entendería lo que me refería: me había hecho prometer que, si todo estaba perdido, intentaría marcharme a avisar a Arphazel aunque él quedara atrás y eso lo tenía muy claro; sin embargo, huir al más mínimo signo de presencia de algo no era lo que había prometido y sabía que él era consciente de ello y de que yo sería capaz de seguirlo hasta el mismo fuego de Mordor si era necesario. No me olvidaba de nuestra misión, por supuesto, y eso era más importante que cualquier persona individual, pero de momento nuestra misión no estaba en riesgo porque yo siguiera con él, más bien al contrario. Así que seguimos caminando, poco a poco adentrándonos en las profundidades de lo que resultó ser un laberíntico conjunto de cavernas interconectadas, llenas de estalactitas y estalagmitas y plagadas de...

Wyverns... era la primera vez que los tenía tan cerca. Había interactuado con muchas criaturas en los viajes con mi maestro, pero no con ésas. Al menos no eran dragones como las grandes serpientes del Norte... aunque la verdad era que no tenía muy claro qué era peor. Los dragones más grandes vivían solos y eran muy territoriales pero aquello... aquello era una verdadero ejército de vivernas. Me agaché lentamente, haciendo un gesto a Pallando para que hiciera lo mismo, esperando que el sigilo que estaba tratando de mantener fuera suficiente y que nuestras ropas que, aunque lilas y azules, eran oscuras y de tonos apagados, no llamaran dmasiado la atención. Señalé las escaleras, dándole a entender sin palabras que debíamos tener cuidado pues podríamos encontrarnos con seres "pensantes" además de las criaturas que estábamos viendo.

Me pregunté también si Pallando querría dar la vuelta y avisar al ejército y a Arphazel o tenía intención de explorar un poco más esas cavernas y llegar al fondo de aquel asunto. Fuera cual fuera su decisión, yo estaría conforme. Tenía muy claras mis órdenes, sabía que si a él le sucedía algo irremediable, mi misión era correr. Pero también tenía un código moral que no pensaba romper y obedecer sus órdenes no implicaba que tuviera que largarme y abandonarlo allí a la primera de cambio. De momento, si él bajaba, yo también lo haría. Al fin y al cabo, no se me daba mal pasar desapercibida cuando era necesario.

Por un momento una fugaz idea me cruzó por la cabeza. Me pregunté hasta qué punto aquellas criaturas serían hostiles o si podríamos tratar de hablar con ellas. Al fin y al cabo, nuestra intención en un principio había sido encontrar fauna local para poder comunicarnos con ella, ¿no? Pues bien: la habíamos encontrado. Pero claro, no el tipo de fauna que nos esperábamos así que tampoco sabía si hablar con uno de los que teníamos más cerca sería productivo, o nuestra perdición, por lo que me quedé callada, esperando a ver hacia dónde se encaminaba Pallando. 

Cargando editor
23/03/2015, 22:03
Gorman

Seis inmortales habían sido liberados, ahora podían descansar. Su cuerpo alimentaría la tierra del Moratani y por siempre formarían parte de esta tierra, ahora menos vil. Pero la cara del hobbit no era de regocijo. Me situé junto a eĺ una vez estuvimos viendo el despliegue desde la alta meseta.

-Ánimo amigo.- intenté alentar al mediano. -Ahora los cuerpos de tus guerreros están purificando esta tierra y sus espíritus navegan el gran mar de plata. Tarde o temprano nos reuniremos con ellos, esperemos que sea mś tarde.- Y Veremeir Tuk, Capitán de los exploradores de la Comarca lanzó sus órdenes.

Dejó a dos de sus hobbits con nosotros y partió a la retaguardia.

-Borun.- llamé a uno de los hobbits que se quedaron a nuestro cuidado. -Quédate junto a mi pantera, se llama Cringuer. Si surge algún problema tienes permiso de montarla y buscar ayuda. Cabéis los dos hobbits si es necesario.-

Y entonces sólo un fiero chillido en el ejercito contrario. Una elfo oscura montada en un wyverna alentó a sus tropas. Se ha delatado...

-Kiribanti. Ahí está un objetivo a batir! Propongo que carguemos nuestras flechas contra ella.-

-Inmortales, preparad los arcos y apuntad. Hay que batir a esos wyvernos, y sobretodo a su comandante...- Saqué mi arco y cargué una flecha. Mis hombres hicieron lo mismo. -CARGAD! APUNTAD!!-

Y cuando la elfo oscura estuvo en la mira.... -FUEGO!!!!-

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro con arco + apuntar (no conozco la dificultad y distancia) + drama

20+7 = 27

Cargando editor
24/03/2015, 02:14
Pallando el Azul

El pelo se me eriza al ver a esas criaturas. Permanezco en silencio observandolas con cierto gesto de repugnancia en mi rostro.
Y a continuación aprecié las extrañas escaleras, dandome un cierto vuelco el corazón. ¿A dónde se dirigirían?

Observé con atención a un Wyvern en concreto, que revoloteaba cerca de nuestras cabezas con bastante agresividad.
Le apunté con mi vara. Veremos que tienen que contarnos. Susurré a Yuukimo, quien ya sabía que iba a hacer. Y con decisión un aura salió de la vara hacia aquel ave que hice llamar junto a mí. Una vez lo tuve a mis órdenes, me alejé lo más posible del resto de Wyverns para evitar problemas y me acerqué con él a las escaleras.

Mi boca empezó a realizar unos sonidos extraños acompañados de sílabas. Dime criatura, ¿qué habita esta cueva? y ¿a dónde dirigen estas escaleras? Necesito toda la información posible o te aseguro que tu me acompañarás para averiguarlo. Concluí con fiereza y postura amenazante, con la mano al alcance de su cara para golpearle ante cualquier signo de amenaza mientras mi vara seguía apuntandole.

Notas de juego

Quiero aplicar los hechizos "Esclavizar a la bestia" y "Hablar con las bestias"
No se si debo hacer tiradas.
 

Cargando editor
24/03/2015, 14:31
Yuukimo

Asentí, sin hablar. Prefería que fuera él quien hiciera ese tipo de cosas si podíamos elegir porque, además de que mi mínima experiencia no era ni de lejos comparable a la suya, él tenía mucha más energía y mucho más poder del que me quedaba a mí, máxime tras el que había gastado en el encontronazo con el kraken que aún no había sido capaz de recuperar. 

Agachada, continuando con mi sigilo y tratando de vigilar en todas direcciones a la vez, fui tras Pallando mientras él se movía y le hablaba al Wyvern. 

Cargando editor
24/03/2015, 21:09
Director

Aquellas criaturas todavía no habían sido corrompidas por un poder oscuro. Como descendientes de los dragones, maiar con pensamiento propio, podían quizá tener predilección por el bando de Morgoth, pero no siempre compartían las aspiraciones u obedecían las órdenes de los señores oscuros menores.

La criatura le miró ladeando la cabeza y emitió unos ultrasonidos acompañados de un breve gruñido final. El mensaje era claro.

-Nuestra madre está allí abajo. Vokkvir, la última de los dragones. La madre de todos.

Cargando editor
24/03/2015, 21:18
Director

Los arcos cantaron cuando los jinetes de wyvern hicieron su caída en picado y la batalla comenzó en el flanco izquierdo del ejército, que el enemigo creía más débil. Pero no lo era, ni mucho menos. Los montaraces hicieron buena mortandad entre la fuerza de jinetes voladores, desgranando sus números junto a los inmortales, que no estaban muy acostumbrados a aquel tipo de combate.

Casi cuarenta wyvers cayeron pasados a flechazos, retorciéndose de dolor y lanzando a sus jinetes al suelo desde grandes alturas. Debían tener cuidado o sus cuerpos les aplastarían al caer. Habían derrotado casi a la mitad de aquella modesta fuerza de cien jinetes. Su capitán, la princesa, esquivó la flecha de Gorman in extremis y le devolvió otra, buscando herirle o matarle.

Mientras, la caballería de Rohan había impactado contra las líneas del enemigo, provocando las primeras bajas y cierta desorganización. Los caballeros de pesada armadura penetraron en sus formaciones haciendo mucho daño, quebrando sus lanzas en cuerpos, pisoteando a los desprevenidos, jugando sus espadas a diestra y siniestra, mutilando y matando.

Mientras, los wyvern y sus jinetes realizaban pasadas sobre los arqueros e inmortales, matando a algunos desprevenidos. Pero la tropa era veterana y bien entrenada. Abría y cerraba sus filas evitando las fauces de los animales, y los arqueros solo abatieron a tres de los soldados.

- Tiradas (14)

Notas de juego

Gorman, tírame una esquiva o te chupas un flechazo :P. Dificultad 18.

Cargando editor
24/03/2015, 21:33
Elrohir

Ahora era el momento. Los elfos salieron del embozo de sus capas, revelándose al enemigo a distancia muy próxima. Era la artimaña que su rey había urdido. La trampa se había cerrado.

-¡Hado i philinn! -dijo en sindarin.

Al fin se medían con sus hermanos de la oscuridad. Y sobre ellos provocaron gran mortandad. Tanta que optaron por retirarse, los pocos que se habían salvado de aquella descarga de flechas. Su primer ataque había sido rechazado con pocas bajas propias.

- Tiradas (3)
Cargando editor
25/03/2015, 02:10
Arphazel

Observé los primeros frutos del ataque con una semisonrisa, no quería cantar victoria antes de tiempo pero aquel comienzo era prometedor. Con el catalejo que me prestara el coronel Quintin pude distinguir varios focos de lucha, el de la izquierda con los wyvers y el que la caballería acababa de romper. Dado que el ataque estaba siendo efectivo mejor no tentar a la suerte. Llamé al coronel Quintin y le di las órdenes.
-Que la caballería se retire y avancemos con la infantería, démosles a los demás el tiempo para afinar su ataque y unírsenos, reservemos a Rohan para la retaguardia por si acaso. Las órdenes son las mismas: tirar a matar y derribar a los wyvers. A los que se rindan tomarlos de prisioneros, aunque dudo que hagan tal cosa. ¡Ah! Y no dejen que se reagrupen, mientras más confusión haya en sus filas, mejor para nosotros: si distinguen a algún alto rango se convierte en objetivo prioritario -sacó su espada, el azote del Este, y la empuñó mientras miraba a sus soldados -¡A la carga!

- Tiradas (2)

Notas de juego

Nota: uso dos puntos de drama, uno para agregarme un dado y otro para sacarle un dado al enemigo.

Cargando editor
25/03/2015, 20:49
Gorman

Asestamos algunas flechas certeras en los wyvernos.

Las tropas de Elhodir comenzaron a plantar a los oscuros, y Arphazel comenzó a gritar ordenes a diestro y siniestro. La imagen de ese despliegue desde la colina era impresionante.

Pero los enemigos no se rendían, ni cuando la princesa había mostrado gran parte de nuestras fuerzas. Todavía faltaban Tanaka y Pallando entre otros. Me pregunto qué estará siendo de ellos cuando... nos cayó una lluvia de flechas desde el aire.

Murieron seis de mis hombres, empezaban a ser demasiados para nuestra primera batalla. Pero no podía sino sentir regocijo por mis caídos. Ahora eran libres y por sus valerosos actos, estarán en un buen lugar. Y salté para esquivar una flecha especialmente dirigida a mi.

La esquivé y se quedó clavada en la dura piedra. Seguí el silbido de viento que todavía se podía ver cortando el aire... y vio a la jefa de los elfos oscuros desde wyverno. -Vaya! empieza a ser algo personal.- ​

Y siguiendo la estrategia impartida, volvimos a esconder el sol con una nueva lluvia de flechas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

(no estoy entendiendo las tiradas.....)

Cargando editor
25/03/2015, 21:13
Veremir Tuk

El hobbit seguía con atención el curso de la batalla, mientras la caballería hacía estragos en las líneas de infantería enemiga la avanzada de la que se acaba de separar combatía a las criaturas voladoras y sus jinetes. Estuvo tentado de hacer retroceder a los suyos para intervenir en el combate contra los Wyvers pero se contuvo. Su objetivo era que la Guardia de la Comarca marcara una diferencia y se hiciera notar en aquella empresa y para ello tenía que saber donde podía y debía combatir y ser útil y donde no.

 

-Ulli- Llamó a un de los hobbit al ver que la infantería de Arpazel comenzaba a movilizarse -Vamos a dejar aquí a los khoi y a ocho de los nuestros, el resto avanzaremos un poco más, solo cien metros más por ahora, pero que todos estén atentos para moverse. Si la infantería hace los mismos estragos que la caballería el enemigo intentará huir y puede que algunos se dispersen por esta zona con la esperanza de ponerse a salvo. Las ordenes son permanecer ocultos y solo atacar si los superamos en número o están huyendo en desvandada, la princesita querrá información de estos elfos así que si hay contacto intentad tirar a herir más que a matar-

Cargando editor
26/03/2015, 13:40
Pallando el Azul

Sus palabras produjeron nuevamente un escalofrío en mi cuerpo. La madre de todos. La última de los dragones.
Observé a la criatura que tenía ante mí con admiración y respeto. Eran seres sinceramente increíbles, ajenos a todos nuestros problemas y capaces de desequilibrar la balanza contra cualquier bando.

¿De verdad debía comprobar con mis propios ojos la existencia de ese monstrúo? Era más que evidente que se encontraba allí abajo.
¿Debía intentar averiguar su lealtad? Para ello tendría como mínimo que hablar con él.
¿Podía hablar con un dragón? Eran seres inteligentes y astutos, algo que no me asustaba, pero sí su temperamento y fuerza.
Si es hostil, ¿podría acabar con él? ¿Serían suficientes la fuerza de un Istari y su aprendiz para acabar con la madre de todos los dragones? Recordaba mi enfrentamiento a un gusano dragón hace mucho mucho tiempo y aquello fue la batalla que más exigió mis habilidades, y dudo mucho que aquel monstruo pudiese compararse con lo que este volcán nos ocultaba.

Si me marchaba sin más, podríamos avisar al grupo que allí se encuentra un dragón y estar atentos a la cueva, pero si éste se encontraba bajo la influencia de Alatar, simplemente atrasaríamos nuestro encuentro, ya que antes o después acabaría haciendo presencia.
Si me quedaba allí a combatir, probablemente acabara conmigo y las fuerzas de La Expedición se quedarían muy mermadas y a merced de mi amigo Alatar.
La mejor opción sería averiguar que Vokkvir no era leal a Alatar y conseguir que se mantuviese neutral en nuestra guerra... pero eso... hasta el más estúpido orco sabía que sería muy improbable
¿Sería capaz de convencerlo? Esa era la pregunta final que se formulaba en mi cabeza

Todos esos pensamientos se produjeron rápidos en mi cabeza. Observé a la criatura nuevamente y le formulé una nueva pregunta con respeto pero frialdad. Dime pues, ¿a quien debeis lealtad vosotros y vuestra madre Vokkvir, la última de los dragones? ¿Acaso a un mago negro que habita en estas tierras? Terminé. El tono daba a entender que probablemente sería la última pregunta que le haría y le dejaría en paz. Una breve esperanza recorría mis labios al formular la pregunta, tan breve que mi mente se reía de mí ante mi estúpida confianza.