Partida Rol por web

-¿No?.- pregunto Christyn girando la cabeza para verlo desde un lado y otro.- ¿Que es entonces?.- quiso saber sin ocurrirsele ninguna otra cosa con la curiosidad de un niño pequeño.

Mientras Troy conducía hacia la tienda de la señora Anne, comenzó a sentir una extraña sensación en su pierna doliente. Era un dolor extraño, una especie de frió eléctrico que le producía pequeñas punciones...-Maldita pierna, hoy te has propuesto joderme a base de bien...

Continuó conduciendo sin prestar mucha atención a la carretera, casi por instinto, motivo por el cual no se percato demasiado de la neblina que estaba invadiendo el ambiente, al fin y al cabo, Mist Valley era un pueblo entre dos montañas, asi que no era inusual los cambios de temperaturas y los fenómenos atmosféricos fuera de lo común.

Llegó a su destino, aparcó la furgoneta y entró de forma impulsiva por la puerta del ultramarino, con una sonrisa excepcional en su rostro.

-Buenos días Ruth, hoy estas preciosa-saludó, a la vez que hacia el gesto de quitarse el sombrero. Troy podía permitirse de tratar a Ruth con cierta osadía, ya que su relación databa de antaño y aunque nunca llegaron a intimar, la consideraba una amiga. -¿Cómo va la mañana, han entrado muchos forasteros? Vengo de la cafetería de Chad, está abarrotada, parece que han puesto de acuerdo para invadir el pueblo.-Troy charlaba a la vez que iba dando vueltas por los pasillos, mirando el material. Sin coger nada, se acercó al mostrador -Hoy voy a hacer una compra diferente. Quiero una botella de esa y ... aquella del fondo-señaló dos botellas de alcohol, exactamente una de whisky y otra de anís. -A ver si con esto, puedo contentar a esta condenada pierna, que parece empeñada a joderme el día...

Se quedó esperando la contestación de Ruth, mientras miraba el cielo a través de la cristalera del local. -Si que está hoy el día extraño...

¿Azúcar, sacarina o nada?

Nada. -Acompañó la palabra con un movimiento negativo de cabeza.

Se estaba metiendo en la boca el último trozo de tortita cuando oyó otra voz, que no era la de la camarera, hablándole.

No quiero meterme donde no me llaman, pero me ha parecido escuchar que tienen problemas con su moto. Si ven que la cosa no mejora puedo echarle un vistazo. Tengo un taller de reparaciones a un par de manzanas, aquí mismo.

Tras limpiarse los labios con una servilleta de papel, que posteriormente arrugaría en una bola, se giró, mirándo al desconocido.

"No seas borde. Puede ayudarte con la moto." Le dijo su conciencia.

Tardó unos segundos en responder.

Sí. Hace tiempo que la bujía me da problemas. Debe de haberse mojado de nuevo.

¿Puedo echarle un poco de cacao a mi leche?

La pregunta de Ally la sacó por unos segundos de la conversación.

No soy tu sargento. Mientras no tomes nada que te ponga hiperactiva otra vez no me importa. -Esta vez consiguió sonreirle a la rubia.

Me acerco a la cocina y saco una bandeja de patatas fritas para el mostrador.

Por el camino oigo lo de la moto

-Si, chicas. Josh es todo un manitas con eso de los coches y motos. Hasta el siguiente pueblo tendréis un buen trecho... Yo no me la jugaría.

Después preparo una bolsa con una taza de viaje de café posts el tío grande y se la acerco.

- Para el viaje, amigo. ¿Viene o vuelve a casa?.

No me importaba dar café gratis a quien apreciaba mi comida. Además, seguro que al final del día sobraria y tendría que tirar lo que no usase. Además, el tío me caía bien y era amable con Dakota. La amabilidad es una de esas cosas que se están perdiendo día a día, y lamentablemente , cada uno iba a su bola. Algo triste, sin duda.

Prepare el desayuno a la repartidora y tras dejárselo delante suya, me senté frente a ella.

-Que le aproveche! Que hace una mujer como usted es un sitio tan alejado como este?... Bueno, ni nombre es Chad, encantado. Siempre es bueno ver caras nuevas por aqui... Y más una tan alegre como la suya- digo con cara de tonto

Con Chad en la parte de detrás del mostrador moverse era hacer casi una coreografía para que ninguno de los dos se interpusiese en los movimientos y quehaceres del otro.

-En seguida te traigo la cuenta-aseguró la camarera al gran hombre mientras iba atendía otras peticiones, incluyendo un sobre de cacao y una nueva taza de café para Josh que se encontraba al rescate del vehículo de las dos chicas de la barra. Esquivó a Chad con la taza para llevar de café mientras sacaba la cuenta del desayuno y pasaba tras su jefe (que atendía en ese momento a la repartidora). ¿Qué será el paquete?... Bueno, ya preguntaré luego.-Dicho y hecho- anunció frente a John y pasó por el mostrador el papel con el coste del desayuno hasta que la cuenta llegó a la misma altura que el plato-Ten cuidado en la carretera.

Ignoro las últimas palabras del viejo, no es que no me importara sino que ya sabía de antemano que tipo de respuesta podría llegar a obtener. Al menos esta vez no volveré con el ojo morado a mi casa. Si, suele pasar mas de lo que desearía pero es que a veces simplemente no logro contenerme.

Regreso hacia mi mesa y recojo el plato vacío para luego dirigirme hacia la barra mientras bebo el último sorbo de café. No, no lo hago por amabilidad, es que simplemente me resulta incómodo que me sirvan demasiado. No estoy acostumbrado.

-La cuenta por favor...- Me resulta indiferente quien me escuche de los dos.-...pero tranquilos, no hay apuro- Añado algunas frases a mi cuaderno de anotaciones. A veces pienso que debería escribir un libro en lugar de perder el tiempo con estas canciones, aunque luego comprendo que no es una pérdida de tiempo si con aquello logro despejar mi mente.

-A propósito, Chad, lamento la interrupción pero...- Realmente no sabía su nombre hasta recién que lo escucho mientras se presenta con la repartidora -¿Le molestaría que pegue un volante en la vidriera? Pienso tocar esta noche en la plaza y puedo notar que mucha gente pasa por esta cafetería.-

9.59

Ruth Anne se incorpora del mostrador en el que estaba apoyada al verte llegar.

- Buenos días, Troy. - Sonríe ante tu halago. - La verdad es que no, ha sido una mañana muy tranquila. Quizás demasiado. - Te da la espalda un segundo, para recoger las botellas que le pides. - ¿Otra vez la pierna? ¿No has probado las friegas que te recomendé? No deberías vivir en un lugar con tanta humedad. - Se agacha a buscar una bolsa en la que meter las botellas.

9.59

Joey se queda pensando un momento ante la pregunta de Christyn.

- Pues... no lo sé. Es algo con lo que soñé.

Escuché la explicación de lo que le ocurría a su moto asintiendo levemente con la cabeza seguido de un aham hasta que Chad hizo un comentario de los suyos al pasar cerca. Uno que me hizo alzar una ceja y preguntarme si había ironía en sus palabras o realmente estaba tratando de hacerme un favor.

- No tengo problema en echarle un vistazo. Ya saben, cuando quieran...Arrugué el entrecejo, miré la hora en mi reloj y me di cuenta que el tiempo volaba y que debía volver al trabajo.

Me volví de nuevo hacia la barra y esperé para que Dakota me cobrara el desayuno, entretenido mientras vigilando como jugaba Joey con Christyn.

- Es muy bonito.- aseguro Christyn con su mejor sonrisa.- Yo he soñado con nubes de colores, habia verdes, naranjas, amarillas... cuando llegue a casa las pintare para que las veas.- dijo mientras formaba otro barquito, algo mucho mas seguro que un avión.- Un dia podrias venir a jugar, tengo pinturas, juguetes y una videoconsola con juegos.- sugirio esperando poder contar con un amigo, uno al que su madre no apartaba de ella como si fuera una apestada.

John asintio.- Gracias, me vendra bien. Vuelvo a casa, llevo muchos dias fuera y no quiero hacer esperar mas a la parienta.- comento al chef y añadio.- Cocinas genial, voy a marcarme este pueblo y cuando vuelva de ruta por aqui pasare a hacerte otra visitra.- aseguro.

La camarera le dio la cuenta, esperaba que fuera mas caro dada la calidad. En otros lugares aquel desayuno habria costado el doble asi que pudo permitirse dejar algo de propina para la camarera, aunque le hubiera gustado ser mas generoso con ella tenia que controlar sus gastos con una familia a la que mantener.

- Tenga, quedese con el cambio y gracias por todo.- le dijo a la mujer.

Al menos se permitio ser un poco amable con el crio. Se acerco a la mesa donde estaban, manteniendo las distancias.- La proxima vez que venga haremos una batalla de aviones ¿De acuerdo?.- pregunto a ambos pero se permitio una ultima frase al pequeño.- Se bueno con la camarera, es una gran madre.- le sususrro.

Si, chicas. Josh es todo un manitas con eso de los coches y motos. Hasta el siguiente pueblo tendréis un buen trecho... Yo no me la jugaría.

No tengo problema en echarle un vistazo. Ya saben, cuando quieran...

Luego me pasaré. -Se limitó a decir.

Le dió un par de tragos al café.

Vamos, Ally. Tenemos que irnos.

La mujer se levantó del asiento para estirar las piernas, apoyándose después en la barra.

Cuando la camarera estuvo lo suficientemente cerca para que la oyera habló.- Siento..molestarte de nuevo. ¿Me puedes poner lo mismo que he tomado yo pero para llevar? Y, la cuenta, por favor. -Musitó con apatía, recogiendo el casco de moto que había mantenido en todo momento a su lado.

10.00

Poco a poco, y sin saber muy bien porque, un silencio se adueña del ambiente. Cada una de las personas que están a vuestro alrededor, van callando. Una sensación extraña, algo que os dice que va a cambiar algo, os hace estar alerta aunque no entendéis el motivo. No se escuchan pájaros, ni perros ladrando. Los típicos sonidos que se dan por sentados incluso con silencio, también parecen callar.

Y es sólo con ese agobiante silencio con el que podéis llegar a apreciar el zumbido. Como si de una instalación eléctrica cercana se tratara, parece que el sonido de una corriente llega hasta vosotros. Cada vez más alto, más claro. Aquellos que en ese momento tienen algo de metal entre las manos (cubiertos, monedas, contacto directo con alguna parte metálica de un reloj, joyas, etc) pueden notar como se calientan. No llegan a quemar, pero es lo suficientemente palpable para que resulte extraño.

Los objetos más grandes primero, y a medida que pasan los segundos, los más pequeños, además de calentarse, vibran. Tras los objetos de metal, el resto. Las mesas de madera, las sillas, las vitrinas, el propio suelo, las paredes. Todo tiembla.

¿Terremoto?

Gritos, objetos que caen al suelo. Cristales rotos. En algunos lugares el suelo se resquebraja. La niebla que aún queda no os deja ver bien lo que ocurre en la calle, pero os llega el sonido inequívoco de un árbol al caer, una pared derrumbada. Más cristales.

Se escucha algo parecido a una gran explosión y su onda expansiva. La presión os tapona los oídos, y a los más sensibles les hace sentir mareo. El pánico comienza a adueñarse del ambiente. Parece que todo se va a venir abajo...

Y de repente, cesa. Todo queda quieto, aunque la sensación de presión no desaparece, y el silencio continúa. Comenzáis a daros cuenta de que todas las luces se han apagado, y los aparatos se han detenido.

10.01

En la cafetería de Chad las mesas y sillas se han movido de sitio. Una de las ventanas ha estallado. Las banquetas desocupadas se han volcado. La puerta está descolgada, pues se ha salido de uno de sus goznes. La televisión se apagó de repente y se ha dejado de escuchar el ruido constante del motor del congelador. Las luces se han apagado.

Cuando todo pasa, el generador de emergencia que funciona con gas oil se activa, y el motor del congelador y del frigorífico vuelven a arrancar.

10.01

En la tienda de Ruth Anne, casi todas las latas y las botellas se han caído de las estanterías. Todo lo que es de cristal se ha roto. Ruth Anne  se ha escondido bajo el mostrador, y sale de él ilesa cuando todo termina. Se ha ido la luz. La radio ya no se escucha.

Una de las paredes se ha resquebrajado y presenta una grieta que parece anunciar que no tardará en desmoronarse.

Ruth Anne alcanza el teléfono fijo e intenta marcar. No hay línea. Mira su teléfono móvil. No hay cobertura.

John estaba a punto de marcharse cuando comenzo a notar aquella sensacion estraña. Penso que tal vez fuera cierto eso de que el café tenia mierda de elefante o alguna otra cosa igual de asquerosa y estaba flipando por beberselo pero ese pensamiento no duro demasiado. Todos se quedaron callados, hasta los perros y los pajaros. Las monedas que tenia en el bolsillo se calentaron sin que pudiera dar una razon para ello.

Despues el metal vibro, luego todo lo demas. ¿Era un jodido terremoto?. John no tenia respuesta pero reacciono rompiendo el maldito silencio cuando los cristales comenzaron a romperse. Salir no parecia una gran idea dado el sonido de aquella esplosion ¿Una bomba?¿En un pueblo en el culo del mundo?

Estaba junto al niño cuando eso paso. No lo penso, cogio al pequeño y lo metio debajo de una de las mesas con el.- ¡A cubierto!.- grito a los presentes haciendo un gesto a la chica morena para que se resguardara con ellos. John agarro las patas de la mesa para que aunque se moviera siguiera sobre sus cabezas, protegiendoles de lo que pudiera caerles dencima.