Partida Rol por web

El ruido del lugar llegaba a todos lados del salon. La gente se reunia a hablar sobre sus penas y glorias aquella noche habia tenido que aguantar ya a dos borrachos que se acercaron a contarme su vida. Del segundo me desice rapidamente con un fulgurante mirada.

Me acerque al piano y pase mis dedos entre las teclas. Aquel era como un antiguo amigo, un compañero que conseguia aplacar la apatia y la rabia que me llenaba por dentro.

Alli al piano sentia que estaba en otro lugar, en otra epoca cuando era otro hombre un niño mas bien, alguien con ilusiones , promesas,a cuando estaba en paz. De pronto la bebida y el alcohol desaparecia de mis venas, notaba de nuevo aquella concentracion que llenaba mi espiritu, como si fuera otro.

Las viejas imagenes del pasado vinieron a la mente , la melancolia y la perdida llegaban a mis dedos mientras comenzaba a tocar. La melodia comenzo a escucharse, diferente de lo que se tocaba normalmente en el bar. Me deje llevar como otras veces, pues de vez en cuando necesitaba aquello pues durante esos segundos la musica me traia paz.

Casi era de noche. La aventura parecía acompañarme, primero me cruce con un mendigo que a punto estuvo de matar a William. Mi escolta estaba cansado de acompañarme por los barrios mas degradados de Londres. Pero en los bajos fondos era donde se encontraba el verdadero talento, el mas genuino. Quería encontrar algún artista virtuoso. No me iría de allí sin conseguirlo.

Me hallaba deprimida por lo infructuosa de la búsqueda hasta que una dulce melodía llamó mi atención. ¿Lo escucháis William?. Es triste y bello a la vez, viene de aquella taberna. Vayamos a ver.

-Pero señorita está anocheciendo. Prometio a Sir Lucas estar de regreso para la cena.

-Lo se, William pero esa melodia triste se me ha agarrado al corazón. Mi alma pide acercarse a ella y conocer a la persona cuyo talento fluye a través de sus notas.

El criado bufo consternado. Ella mandaba.

-Le prometo que solo será un momento y volvemos a casa.

Amandine entro en la taberna. Una joven como ella desentonaba en aquel ambiente de borrachos, prostitutas y malhechores.

El hombre que tocaba el piano estaba a unos pocos metros mas allá de la puerta, de espaldas. Amandine curiosa se acercó hasta el, y en silencio quedo escuchando hasta que el hombre terminara de tocar la pieza.

-Algo terrible le tuvo que haber sucedido para que su piano lloré así. Lo miró con un gesto de tristeza en el rostro.

Termino con cuidado la cancion tocando cada nota y cada tecla con el cuidado que se tocaria a un amante con suavidad y calma.Al terminar escucho unas palabras que me hacen cerrar el teclado y girarme hacia la persona que hablo, entonces veo a la joven dama y para mi pienso. ¿Que hace aqui?mientras respondo

-La vida es demasiado terrible señorita, y si lo mas grande que te puede suceder es..
.-respondo en un tono melancolico, mientras tatareo una cancion* y de repente me paro.

Este no es lugar para alguien como vos.¿Que haceis por aqui,acaso os perdisteis?miro alrededor.Hay muchos problemas en estos lugares.

-Pero amar y ser correspondido es algo maravilloso, señor. Es lo único que merece la pena en la vida.

La joven lo miró confusa. El hombre tenia un semblante amargado, resentido, los ojos cargados de dolor y llanto. Ella averiguaría el porque si él le dejaba.

-Estaba en la calle con mi escolta William y le escuché a usted tocar el piano. Su cara cambio de inmediato, una sonrisa cálida se dibujó en su rostro. Tuve que venir porque la melodia me cautivó. Yo amo la música desde que tengo uso de razón y usted señor es muy talentoso. Su talento no deberia estar desperdiciado en un antro de mala muerte. Se que no debería estar aquí y créame ya me iba. No puedo permanecer mas tiempo en un barrio tan problemático podrían asaltarme o algo peor. Hizo una pequeña reverencia a modo de despedida. Ha sido un placer...

¿Que es el amor, si no una mentira, una ilusion creada para atar a las personas? ¿Habeis sentido alguna vez ese amor verdadero del que hablan los cuentos?Apenas es un mito que usan unos para justificar los matrimonios, vender novelas o conseguir las fortunas de otros.-esto ultimo lo dijo con tono diferente como algo mas dolorido. Como si se diera cuenta de algo repuso.

Perdone mis desvarios no son mas que eso, el amor para al musica es lo unico que es verdaero al menos para mi y no me tenga en tal alta estima apenas soy un simple pianista de bar  seria mi deseo ser todo aquello que decis pero lamentablemente soy lo que se ve.
De repente al oir que ella se iba levanto la vista y solto un chascarrillo, dandose cuenta de que aun quedaba algo de caballero en el y que no podia dejarla irse sin asegurarse que nada le pasaba.

Mi nombre es Lance Dumah parece que mis modales se han ido yendo con el tiempo-contesta como dandose cuenta de ello. Pero espere, antes de iros os acompañare afuera hasta su escolta, no podria perdonarme que le pasara algo a una persona que ama la musica.

Amandine se sintió terriblemente mal al escuchar las palabras de aquel caballero. Unas palabras llenas de amargura, rencor y rabia que atestiguaban la miseria en la que vivía sumergido. Tal vez provocadas por la maldad de una mujer astuta que destrozó sin piedad el corazón del pianista.

Sin quererlo se transportó a sus años de infante. Recordó a su querida madre y hermana fallecidas en el incidente de Fontainebleau. Su padre la amaba con locura, la opinión envenenada del pianista era un insulto grave en nombre del amor, poco menos que una ofensa al recuerdo del amor sincero y puro que existió entre sus padres.

-Por favor no siga. Su cara reflejaba un gesto de dolor. De repente sintió que le faltaba el aire. Quizás era por el corsé ajustado que llevaba. -El amor existe. Prosiguió. Lo he visto con mis propios ojos. No es un invento para atar a nadie. Cuando es verdadero nos convierte en mejores personas. No me siento bien, por favor. La dama realizó la acción como de querer sentarse, se sentía mareada y muy angustiada.

Seguidamente el caballero se disculpó con ella por la crudeza de su discurso, aprovechando para presentarse formalmente.

-Señor Lance. Esbozó una tímida sonrisa, algo forzada por la angustia que sentía en ese momento. Acepto sus disculpas, soy Amandine LaFontaine, si se ha fijado en mi acento habrá descubierto que no soy inglesa. Le agradecería enormemente que me acompañe hasta la salida pues no me siento con las suficientes fuerzas como para llegar hasta allí yo sola.

 El pianista miro durante unos segundos a la dama mientras esta parecia desvanecerse.¿De verdad ella creia en aquello en el amor verdadero?Aunque la pregunta importante mas bien era, cuando habia sido que el habia dejado de creer en ello.Entonces recordo tiempo atras y deseo no haber recordado. Ante las palabras  de la joven respondio :

Nada de señor,Lance, solo Lance. No me hagais de alta alcurnia o tan viejo al menos no de apariencia-termino sonriendo-¿No sereis acaso de Paris?he oido mucho sobre artistas de alli dicen que estan entre los mas dotados  y dedicados al arte debe de ser un lugar interesante-digo mientras la acompaño ofreciendo el brazo para apoyarse .

Sin apenas pensarlo ni buscar llamar su atencion como si fuera un gesto automatico poso mi capa sobre sus hombros para que no pasase frio como un gesto caballeroso. Aunque el pianista en si lo habia hecho mas bien como una vieja costumbre que no se le quitaba mientras otros hubieran buscado quizas su atencion . 
Esta capa al contrario que la mayoria de ropa de Lance llevaba un escudo familiar y era de una calidad digna de alguien de la alta sociedad, cualquiera que la viese podria llegar a dos conclusiones o bien habia sido robada o quizas no siempre fue un pobre pianista

-Debo advertirle que esta ciudad no es como Francia aqui la gente suele ser mucho mas reservada y ¿estirada diria?Mm podria ser.  Mejor dejemos esta visita al lugar entre ambos dos  y su cochero supongo. -Algo me decia  que su amor por la musica podria traerla de vuelta a algun lugar como este.Bueno y que debia de importarme aquello despues de todo era una desconocida,aun asi en estos lugares se juntaban toda clase de gente y podria...

-Si de verdad le interesa el arte o la musica Lord Richard Kelvin un caballero de esta ciudad , esta empeñado en que toque en reuniones sociales e incluso el es posible que celebre alguna en poco no se que ve el buen hombre en un pobre estudiante de piano como yo, pero es una posibilidad de que pueda volver a escuchar alguna pieza y ya de paso de mantenerla apartada de lugares tan peligrosos como estos.-termino.

A su comentario sonreí aunque todavía mareada divertida. -Lo tendré en cuenta señor. Volví a sonreír. -Cof. Me dio un poco la tos. Discúlpeme pero es que mi educación no me permite utilizar un tono tan informal. De todas formas no me parece usted un viejo. Bromeó. De repente Amandine se lo estaba pasando bien con aquel desconocido. -Al menos no le he colocado un Lord o un Sir delante de su nombre eso si hubiera sido un pecado mortal. Rió lo suficientemente despreocupada como para que alguien del bar la criticara por su falta de decoro.

Aquella dama era demasiado natural, jovial y fresca para ser una inglesa estirada.

El hombre le ofreció su brazo para que se apoyara y le puso una capa de alta calidad sobre los hombros. Ella se acurrucó ligeramente. Sin duda era un gesto caballeroso por su parte.

-¿De dónde ha sacado esta capa tan  buena?. ¿No la habrá encontrado en el bar quizás extraviada?. O robada... Pensó. Pero no lo dijo. ¿A qué familia pertenece este escudo?.

En pocos segundos muchas preguntas se formaron en su mente aunque no era solo ella la que guardaba curiosidad por él. Cuando Lance le preguntó por su Paris natal su cara se iluminó de inmediato. -Si. Soy francesa y tengo la gran suerte de vivir en Paris. Una ciudad en la que usted sin duda se sentiria como en casa. Los artistas inundan las calles. Pintores, músicos, escritores es refrescante e inspirador para los que amamos cualquier forma de arte. Entre usted y yo Londres huele a neftalina. La hipocresía y doble moral de los ricos londinenses se desata en estos barrios. He llegado a Londres hace apenas unas semanas, señor. Digo Lance. Sonríe poniendo los ojos en blanco.

Ya casi estaban llegando a la puerta donde Amandine se reuniría con su escolta William. Apenas habían pasado diez minutos desde que entró por la puerta hipnotizada por la melodia de aquel piano triste.

Las últimas palabras de Lance le causaron un profundo shock. Lo miró sorprendida. Ella tenia conocimiento de la amistad de su tío con Lord Kelvin. El mundo era un pañuelo. -Sabe... Tengo la intención de realizar una fiesta para darme a conocer en la sociedad londinense y es muy posible que necesite a un pianista que amenice con su buen talento la velada. Le pagaria bien por su trabajo, he podido comprobar lo resuelto que es con el piano y además sé quien es su particular mecenas.

Amandine asintió con una sonrisa a las últimas palabras de Lance y aunque la historia del joven dueño de la capa era bastante misteriosa y por algún motivo ella no terminaba de creérsela decidió no darle mas importancia. William esperaba afuera, se estaba haciendo tarde y había que volver a casa. -Tenga. Se quitó la capa para devolvérsela al pianista. Ha sido un placer conocerle. Hizo una leve reverencia. Estoy segura de que nos veremos muy pronto y no se preocupe. Ya le adelanto que Chopin es mi compositor preferido. Tal vez pueda sorprenderle a usted y a mis invitados preparando un dúo con su piano y mi violín. Sonrió por última vez antes de abandonar la taberna.

Salí de la mansión con mis pesadas maletas; la noche bañaba el jardín de la casa, haciéndose inapreciable el juego de colores que brindaban las flores cuando el sol las acariciaba. Me esperaba un largo camino con la luna como único testigo, por ello me acerqué a las caballerizas y me llevé conmigo al caballo que tenía para cabalgar con el conde: mi querido Eros, el galante caballo negro con largas crines onduladas.

Subí a sus fuertes lomos, portando en mi regazo mis pertenencias. La noche acompañaba nuestro mudo viaje, la luna nos daba luz y revitalizaba la libertad de mi alma.

Finalmente llegamos a la ciudad, las luces de las distintas tabernas brillaban, no es hora de volver a casa Roxanne, no hasta la mañana...pensé que debía ahogar mis penas, por ello entré en el más ruidoso local.

Dejé a Eros en la puerta y entré; el olor a alcohol podría emborrachar a cualquier cliente desde la puerta, pero me daba igual adentrarme en sus oscuros senos, me acerqué a la barra y me senté, necesitaba ginebra y se lo hice saber al camarero con un sutil gesto.

Miré a mi alrededor, sólo veía decadencia en aquellas almas, de repente mi mirada se topó con la cosa más pura de la sala: un piano. Estaba claro que yo no era la educada chica rica que sabía amenizar toda una velada con sus dotes, sin embargo, la estancia en la mansión me dieron facultades para defenderme en ése amplio terreno. Me gustaría volver a tocar...volví a mirar a la barra, necesitaba mi copa. Me apoyé en la chirriante madera con gesto amargado y me centré en mis pensamientos.

Quién me ha visto y quién me ve...rodeada ahora de inmundicia humana. Pero ahora esta mi casa, habrá que acostumbrarse, me dije tomando el primer trago.

El joven camino  entre las mesas saludando  a los parroquianos que visitaban de seguido el bar. Cientos de historias de penas y alegrias que se concentraban durante unas horas en el local.Alli a veces alguno  se acercaba al pianista para contarle su historia y sus dudas, como un confesor este oia a cada uno.Decenas de historias y de almas dañadas o rotas que necesitaban que alguien les escuchase . 

Entre tanto dolor y pena el pianista se refugiaba noche tras noche.Alli daba igual de donde venia o quien era.Podia ser uno mas sin que nadie le cuestionara o le mirara por encima del hombro, alli podia olvidar quien habia sido en medio de toda aquella gente el era simplemente el pianista.

Durante unos momentos miro a su eterno compañero aquel viejo piano un fiel compañero.Se sento en su sitio y comenzo a tocar. Sus dedos navegaban entre un mar de notas y de teclas que se deslizaban por la sala inundandolo todo.

Al terminar miro hacia la barra para pedir una copa al tabernero cuando se fijo en la joven que alli habia.
No la habia visto nunca por alli, una chispa de curiosidad paso por la cabeza de este y se acerco  a la barra.

No parecia una mujer de las que se dedicasen a bueno, tampoco la recordaba del barrio solo habian dos cosas que podian hacer que una mujer buscarse ahogar sus penas en  alcohol, la familia y el amor.
Cualquiera hubiera soltado una tipica frase para comenzar una conversacion, pero el no era cualquiera.
 

-A veces el alcohol es un buen compañero, nos hace olvidar lo que nos hace daño . No me suena haberla visto antes por aqui y conozco a todos los parroquianos, mi nombre es Lance.

Pedi un vaso de Ginebra para acompañar a la dama mientras la escuchaba.                                                               Mirandola por unos momentos me parecio otra alma dañada mas por la mano del destino,  el cual era siempre tan cruel. Recorde durante unos segundos la letra de la cancion que habia tocado y despacio silbe el estribillo un poco hasta que conteste, siempre acababa atrapado por la musica y aquella magia que desprendia.

A veces para seguir adelante en la vida hay que mirar  atras.-dije mientras estrechaba su mano -Un placer Roxanne. En cualquier otra circunstancia que una dama me dijera que la veria mas me sonaria muy halagador-digo en broma .

Mucha gente viene aqui buscando una copa o dos, algunos piensan que lo que buscan lo encontarran en el fondo de una botella pero lo unico que encuentran es una buena borrachera .-sonrio, sin saber porque la conversacion  lograba sacar una parte de mi que pensaba habia dejado atras.

Pero bueno dejo mis tonterias.¿ Y tienes planes para tu vuelta al barrio?A veces lo mas duro de estas cosas de volver es adaptarse de nuevo a la antigua vida,pero a veces hay que hacer sacrificios.-por unos momentos mire la copa que tenia en mi mano, y  en mi brotaron recuerdo de un pasado ya distante donde mi vida era mucho mas facil, pero que ya habia asimilado que ya nunca volveria. 

Bien sea una ronda mas !-dije mientras pedia otra bebida al camarero. ¿ No sera que pretende emborrachar a un pobre pianista de bar?-comente de broma mientras terminaba mi copa.Se suponia que estaba  de servicio pero bueno que mas daba  

¿Le interesa por norma general conocer el paradero de las inocentes chicas que acaban en ésta barra señor Lance?

-De las inocentes no, solo de las divertidas ,ya sabe asignatura obligatoria de la carrera de pianista-respondi divertido. Hacia tiempo que no tenia un respiro ya casi no recordaba cuando fue la ultima vez que se divertia en una conversacion de bar.

Mis ojos se posaron en los de su interlocutora al escuchar sobre su comentario del piano. Por unos segundos me quedo parado, acaso estaba ante una amante de la musica tambien.

-Vaya estais llena de sorpresas no esperaba esta noche descubrir tantas cosas buenas y menos en este lugar, desde luego debe de ser mi dia de suerte. Bien veamos ¿Cual es vuestro don , el piano, cantais? contarme.-Decenas de canciones comenzaron a pasar por mi mente esperando encontrar una adecuada 
Sin darme ni cuenta comenze a tocar una melodia.Las manos se desplazaban arriba y abajo sin siquiera mirar aprendiendo un camino,una trayectoria que llevaba de una nota a otra.  Mientras en medio pregunte.

¿Alguna cancion en especial?Sorprendame.

Me deje llevar hasta el lugar. De pronto era como si estuviera jugando de niño de nuevo, jugando a un juego peligroso pero apasionante. 

 Espere a que comenzara a tocar, sus dotes no eran las mejores pero lograban transmitir pasión y fuerza, amor por la música. Sus suaves cabellos ondulaban en el viento y el dulce olor de su perfume llenaba todo mi ser. En sus notas, en sus ojos cerrados y concentrados, en su música en si se veía magia. Sus notas  plagadas de emociones y sentimientos  eran la mas dulce melodía.

Pronto cogió mis manos. Yo sentía que era eso, un juego. No me importaba que podían decir o que podían mirar el resto de la gente del bar, nunca me había importado lo que pensaba cualquiera que no fuera una persona importante para mi.
Sentí sus dedos entre los míos, y como a cada nota era como si recorriéramos un camino hacia un lugar distante, donde nada pudiera dañarte, donde no hubiera dolor, ni reglas, un lugar de libertad, un lugar mágico llamado música. 

La canción terminaba, sentía que aunque desconocidos por unos momentos habíamos compartido un secreto, un momento de intimidad entre dos almas solitarias.

Al terminar no pude evitar sonreír al ver que ella hacia lo mismo.
-Me alegra ver que sonreís con un nuevo halo, la noche a valido la pena.-dije mientras recordaba como la había descubierto en aquella barra decaída y triste.
-Si por supuesto os acompaño, yo también necesito salir necesito un respiro del trabajo.-comente cuando dijo de salir.

Al salir afuera note como había dejado atrás un mundo diferente.Tome aire con fuerza al cambiar de aquel bar a la calle, de aquellos ambientes tan diferentes. Aún sentía el olor de aquel perfume y aquella canción que sin duda siempre recordaría.

Escuche sus preguntas y su amargas palabras.Durante unos segundos  imagenes de un pasado remoto vinieron a mi, un tiempo en el que la fantasia y la realidad se unian bajo la bandera del amor.Donde no habia nada imposible ni meta inalcanzable si amabas.

El amor-Pose mi mano derecha sobre mi corazon y como siempre lo note, roto,hacia mucho que lo sabia, que no volveria a latir nunca mas, que no volveria a amar-muchos creen que esta aqui. -dije mientras aparte mi mano del corazon.
Pero se equivocan. Esta en la mirada de un niño, en la sonrisa de una dama, en el abrazo de una madre cariñosa. Todos buscan el amor pero no saben que este esta en todo aquello que nos rodea, en cada sitio,cada lugar donde vayamos.  

¿Que si creo en el amor?Si, existe y en multiples formas. Hubo una vez...-comento y en seguida me doy cuenta-pero ya solo queda mi amor para la musica  en mi.-despues cambio el tema a lo que queria expresar.

Mire a su alrededor, ahora dolera, pero llegara el dia que sin esperarlo, sin saberlo alli estara a su alrededor ,en el lugar o la persona que menos se espere. No sabemos lo que nos puede deparar el futuro o que podemos esperar, solo podemos hacer una cosa, vivir y seguir adelante. 

Y ahora alegre esa cara tan triste o me obligara a romper la compostura y abrazarla.

Ante mi se encontraba una Roxanne diferente, tal y como escuchaba sus palabras entendia mas su espiritu. Mis ojos se posaron en los suyos en ellos se veía la mirada de un depredador. El amor habia jugado con ella y la habia dañado,comprendía su dolor.

El fuego del amor la había quemado por dentro. Desee poder detener aquel dolor, lo conocia bien era aquel que había condenado mi alma años atrás. Sin apenas darme cuenta rodee su cintura con mis brazos, al notar que el frio de la calle azotaba su cuerpo.

Mis ojos bajaron a sus labios, dos manjares prohibidos, como la ambrosia de los dioses entonces atrayendola hacia mi pose mis labios en los suyos. Me pedía que liberara a un lobo ,a una bestia llena de fuego y sin poder remediarlo lo desee con todas mis fuerzas . Desee poder mitigar su dolor, compartir su carga y liberarla de aquella amargura.

Me quemaría en los fuegos del infierno si fuera necesario, en el fuego de su dolor, por ver brillar aquellos ojos de nuevo, por besar aquellos labios prohibidos.

Sin saberlo eran dos lobos los que liberaba aquella noche el suyo y el mio.

Note como sus labios seguían a los míos como un lobo a su presa , sus manos subiendo hacia mi cuello me atraparon entre el ardor y el deseo que no se volvía,cuando de repente aquellas figuras del bar salieron.
La bofetada y aquellas palabras conseguirían espantar al mas pintado,pero yo no era cualquiera.
Ande raudo tras ella antes de que esta saliera y con decisión desde su espalda tome su mano delicadamente haciéndola girar hacia mi.

-Yo si se porque os habéis parado y también porque me habéis besado.-dije mientras me acerque al oido de esta siempre alerta por si volvía a golpearme.

-Lo habéis hecho por lo que se reflejaba en vuestros ojos, en vuestros labios, porque me deseabais tanto como yo os deseaba a vos.-susurre.

Tras ello la solté delicadamente y le sonreí encantador .
Gracias por la velada- me despedí con una reverencia.

No había oído que llamaran a la puerta, por lo mismo cuando salió de la cocina ahogó un grito al encontrarse con un hombre atravesando el umbral. Dejó sobre el arrimo la bandeja con la jarra de leche y galletas que llevaba a los niños y fue a su encuentro.

-Buenos días -saludó-. No lo oí llegar, pero pase, pase -le dijo amable-. ¿Puedo ayudarlo? ¿Necesita algo o busca a alguien?