Roberto espera a lo que diga Uloxio. Pero si contesta a su posible participación en la escena del asesinato.
Si señor, yo estuve en la planta baja cuando el incidente sucedió y hasta pudiera haber sido quien pudiera haber acometido al pobre judio ... pero, ¿acaso el zorro no huye del gallinero después de facer su fechoría?, ¿que mayor osadía que deshonrar la casa de un señor, asesinando a su huesped y quedándose en la casa de su benefactor? , Y en cuanto a Crispín , ¿que don da esta sagrada casa que hace que los hombres sencillos y de pocos poderes estén en dos sitios a la vez?, pues cuando yo subí, procedente de la cocina, el muchacho seguía en la fiesta, si no me engaña mi humilde entendimiento..
Quedeme sorprendido ante la acusación sobre Crispín. Estaba claro que buscaban a quien cargarle el muerto et lavarse las manos. Quería llamarles asesinos allí mesmo, mas sin pruebas era fazer el tonto. Et todavía non sabíamos si el conde era complice o non. Viendo a Txomin parescía que el era el culpable, mas teníamos que demostrarlo. Tocaba esperar er ver que nos deparaba el nuevo día. Ojalá la treta de Roberto echase luz sobre este asunto.
El buen Crispin sería incapaz de fazer semejante cosa, et menos aún Roberto. Pregunten si tienen duda do estaban et limpiaremos los suyos nombres de toda sospecha. Agora si nos permiten, tenemos un asesinato que resolver.
Tras escuchar las pertinentes explicaciones del bueno de Alfonso et mi querido Roberto, que ambos no tenían sino buena palabra para Crispín y para las nuestras excusas. Notaba la tensión en la mirada del conde de Tolosa, et que yo se la devolvía. No había venido aquí para discutir con nadie, empero que tampoco dejaría que nadie apeárase del mio respeto, de la mia honradez, validez, et la de todos nos.
Cuando ellos acabaron, asentí antes la propuesta de seguir buscando de Alfonso.
SÍ sabéis de nos -le repliqué-. Vos dije horas ha sobre nuestro leal viaje a ermita sagrada, lo cual no es sino más de honra que una acusación por desconocimiento... -la suya, por supuesto-. No fue Vuaced quien nos invitó, sino don Jaime, et ésta es la suya casa.
Dime la vuelta.
Y ojalá atreviérase.
Ojalá atreviérase a replicarme, con espada o lanza, e ínfulas de desacato. Uloxio Arrugas, leal siervo y mejor amigo de Ximén de Curves, otrora no aguantara como agora. Como agora hacíalo por dentro. Si antes comandaba almenas cuajadas de hombres y ejércitos al mesmo tiempo, podría con ambos sin duda alguna, et sus soldados, et el suyo, tan bien diestro que parecía en las armas... Et en dándome la vuelta, dejé que mis compañeros pasaran, en gesto de educación. Había trabajo que acabar.
- Sigan pues con sus pesquisas. Abajo en la cocina y en la despensa pueden tomar cuantas provisiones deseen. Les pido que me tengan al corriente si algo descubren.
- Don Jaime, su paciencia es la de un santo. Dios dijo hermanos, pero no primos.
- Yo sé lo que me hago. Muchos éramos, alguien tuvo que ver u oír algo, el asesino pudo cometer algún error. Tenemos tiempo, hasta mañana no marcharemos, eso si el nevazo amaina. Lo que tengo claro es que alguien pagará por esto, y haré lo posible para no ser yo mismo.
Tras el "tiempo muerto" y el nuevo plazo del conde , siempre fuera de la vista de Marqués y los suyos y tratando de ganar tiempo ,animo a Uloxio y a Alfonso a tratar de enseñar al conde el arma descubierta y decirle que nuestra pretensión es hacer de alguna manera que el vellaco que la hubiere empuñado vuelva a hacerlo y con ello sea descubierto en el intento... pero ¿cómo?,
Manecho va a tener que darlo todo en la segunda parte del plan y sus compañeros tener prestas las armas y contar con un poco de suerte y colaboración implícita de los hombres del Conde, que si bien pudiera el mismo el causante del suceso, lo que pretendo hacer no implicará a nadie más que al que suscribe ( cuando llegue el momento y si todos los pasos nos conducen al objetivo.)
No tengo inconveniente en explicar todo lo que me gustaría hacer, pero como de momento, como "la mano" de la medicina es imprescindible y no sé si podré lograr el propósito, no me atrevo a dar el resto de los detalles.
Roberto, Alfonso... dado que aquesta trampa está en marcha -miré a Roberto-, ¿porqué no vigilamos de cerca al conde de Tolosa et al suyo hijo? No sería uno precavido si no pensara que quieren echarnos el muerto a las espaldas...
Asiento ante la propuesta de Uloxio De acuerdo, de momento son nuestros únicos sospechosos, et parescian muy dispuestos a cargarnos las culpas.
Respecto a la trampa, adelante pues, non comprendo el plan pero paresces muy convencido en el.Digo a Roberto.
Insisto en fablar con los caballeros que vimos en el banquete, non se porqué creo que pueden ayudar a esclarecer el asunto.
-Yo voy a la cocina, que tengo que elaborar una receta especial para la cena de esta noche,vosotros haced lo que estiméis conveniente.
Roberto se va escaleras abajo, hacia la cocina.
Te diriges escaleras abajo hacia la cocina. Te encuentras con Crispín y Shira en el pasillo.
- Buenos días mi Señor. ¿Como ha pasado la noche? Yo tengo los riñones molidos, que duro está el suelo. Al amanecer comenzó a aparecer gente por aquí abajo. Una chica fregó el suelo del cuarto de la letrina, toda esa sangre. Durante la mañana han ido entrando y saliendo gente a hacer sus necesidades. Ah, se me olvidaba, recuerda que el Conde dijo que no saliera nadie de la casa, pues marcharon los cuatro caballeros que iban con armaduras de hierro, el mismo Conde les abrió la puerta y se despidió de ellos. Así que ya podemos irnos, ¿no?
Yo ahora estoy ocupado. Ve "cagando leches" a buscar a Alfonso o Uloxio a contarles eso mismo que me has contado a mí--
Nada más terminada la frase, posponiendo la entrada a la cocina, doy un giro hacia dónde está la letrina.
Una vez allí si no hay nadie, trato de encaramarme a la viga, para ver, aunque sea de refilón, si el arma sigue allí.
Entiendo que los hombres que ha dejado salir el Conde no son los que acompañaban al Marqués...
Yo iré a echar un vistazo fuera... -et entones, bajé a la entrada del caserón del conde. Salí por la puerta, expresando a los guardias mi intención de observar el exterior, ya que no podía dormir con semejante caso, et que tenía que servir al conde para encontrar al culpable-.
Si el director lo aprueba, continúo posteando para mí mismo.
Yo iré a fablar con los caballeros del extraño escudo. et fuime a golpear la puerta de estos caballeros con el fin de averiguar el motivo de su presencia en la fiesta.
- Buenos días mis señores. Me manda el señor Manecho para que les diga que una chica fregó el suelo del cuarto de la letrina, toda esa sangre. Durante la mañana han ido entrando y saliendo gente a hacer sus necesidades. Ah, se me olvidaba, recuerdan que el Conde dijo que no saliera nadie de la casa, pues marcharon los cuatro caballeros que iban con armaduras de hierro, el mismo Conde les abrió la puerta y se despidió de ellos.
Te acercas a la habitación en la que durmieron los caballeros. Llamas a la puerta, esta cede y se abre. Dentro no hay nadie. Parece que se han marchado.
Te diriges a la puerta del caserón. Los centinelas te recuerdan que tienen orden del Conde de no dejar salir a nadie, les dices que tienes intención de observar el exterior, que el conde te pidió encontrar al culpable...
Por favor, haz una tirada de elocuencia (35%) para ver si les convences.
Crispín marcha ligero escaleras arriba en busca de Uloxio y Alfonso. Te diriges al cuarto de la letrina. No hay nadie cerca, das un salto para mirar sobre la biga de madera, y ves que el arma sigue en su sitio.